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otro tiempo, aparece hoy solo limitada a los pueblos de Eten y Moche, donde debe haberse mantenido en estrechas relaciones con el chinchaysuyo, ya sea participándole voces, ya formas o giros gramaticales, los que no se pueden explicar por solo la intervención del quechua o del aimar. Tal vez pueden ser formas de mcchica algunos nombres terminados en consonante simple, que, a primera vista, parecen desinencias de declinación. Después de este dialecto viene el aymara que, según nos parece, es el que más ha influído sobre su índole, no solo por el caudal de raíces con que le ha enriquecido, sino, lo que es más maravilloso, per haberle cedido sus pronombres posesivos y multitud de otras formas gramaticales. Estos pronombres que se presentan a cada instante en la conjugación, como también en la declinación, contribuyen en muchos casos, a impedir la in teligencia de estas formas, empleando los medios ordinarios; mas, por el contrario, son fáciles de explicar por medios extraños; circunstancia que confirma sin réplica, el hecho importante de antiquísimas relaciones entre ambos pueblos.

Según informes de personas fidedignas, se habla todavía una lengua muy extraña y diferente del chinchaysuyo, la cual está a punto de desaparecer; pues solo se usa ya entre algunos anciancs que habitan las aldeas más lejanas de los grandes centros de población: esta es el Tánkar. Nos ha sido imposible conseguir alguna muestra, sin embargo de las reiteradas diligencias que hemos hecho en este sentido.-Nuestras observaciones sobre el Cauqui, lengua viva en algunos pueblos de la provincia de Yauyos, arrojarían alguna luz sobre lo que pueda ser aquella; pues ambos dialectos ocuparían zonas muy circunscritas, estando como enclavadas entre pueblos de razas distintas; de manera que podríamos, sin aventurar, afirmar que son un mismo dialecto con distintos nombres, dependiendo sus diferencias de causas locales. Como el Cauqui ha tenido una existencia mayor que la que hoy posée, según lo ha conservado la tradición, podría suceder muy bien que comprendiera el Tánkar, situada entre los mismos límites geográficos.

El chinchaysuyo, tal como se habla hoy día, está muy adulterado, además de las lenguas de que hemos hecho mérito, por el castellano que ha contribuído a la desaparición de multitud de voces y a la introducción de otros de origen híbrido; hecho que es muy natural que desde el principio se haya realizado,

si se notan las causas que las han engendrado, como son la propagación religiosa, el comercio, la guerra, y, en general, la instrucción recibida en un idioma diverso del indígena.

Su examen nos demuestra, por otra parte, las íntimas relaciones que existen entre la lingüística y la arqueología; entre la lengua y el desarrollo del arte, pudiéndose decir que la diversidad de formas de un idioma trae consigo diversidad en las producciones del arte del pueblo que lo habla. Los caracteres antropológicos, las lenguas y las artes cerámicas. son otros puntos en que difieren de los demás pueblos del Perú; estableciendo en tesis general, que, cuanto más pronunciadas son estas diferencias, tanto más grandes son las que se reflejan en el arte. En efecto, cualquiera que haya visitado las colecciones de antigüedades procedentes de diversas localidades no dejará de ser sorprendido al contemplar la enorme diferencia que hay entre ellas y las de otros puntos. Los vasos de arcilla del Cuzco, Chimbote, Lurín, Ancón, Chancay i Trujillo, difieren esencialmente de los de Recuay, centro principal del Chinchaysuyo, en donde las diferencias alcanzan el máximum. Sus meandros, colores y formas constituyen un estilo especial que al ojo menos experimentado le hace percibir caracteres diferenciales que no se notan en otros, y que en cualquiera colección por más rica que fuera no se podría ocultar. Por otra parte, se deja ver la preferencia que tenían para elegir en sus obras la representación de ciertos tipos con preferencia a otros. Hasta ahora, a lo menos que lo sepamos, no se ven fortalezas construídas de una manera tan perfecta en la cerámica de las localidades mencionadas, como se observa en la de Recuay; siendo al propio tiempo el lugar donde se habla con más pureza este dialecto, y aunque los historiadores no han trasmitido la descripción de una pukara, tal como era en tiempo de los Incas, sin embargo, por lo que se ha conservado de los vasos de aquel punto, podemos formar concepto cabal de lo que era una fortaleza hasta en sus mínimos detalles, y no como se pensaría una simple representación somera; pues las exhiben de una manera tan fiel, que disipan toda duda acerca de los grandes conocimientos militares que, sobre la materia, poseían en aquellos tiempos.

Decíamos que tenían cierta predilección en los objetos representados, lo que también es muy exacto. Entre los animales representados en el metopen figura a cada paso la garza de

un modo más o menos perfecto, conocida en el lugar con el nombre de tucre; pero siempre con admirable constancia. Son incontestables las modificaciones que ejercen en el progreso del arte las influencias locales, como saltan a la vista buscando la razón eficiente de esta elección; en efecto esta curiosa zancuda es el ave que con más frecuencia visita los sitios inundados de Recuay, escogiéndolos para su mansión favorita, mientras duran las lluvias de la estación; así es que para sus moradores primitives debió ser la precursora de copiosas aguas que preceden a las buenas cosechas; era en consecuencia el ibis sagrado como el del antiguo Epigto que aparecía en las grandes inundaciones del Nilo. No hemos pedido dejar pasar desapercibido este hecho sin desconocer también la poderosa influencia de la topografía sobre el progreso de la cerámica; influencia que el filólogo no debe desatender cuando trata de dar a conocer el mecanismo de una lengua y sus aplicaciones múltiples.

Por fin, el vocalismo es, como lo hemos dicho al principio, uno de los rasgos más característicos de este dialecto, circunstancia que le imprime una fisonomía especial, pudiendo decir, en general, que, bajo muchos conceptos, es una forma contraída del quichua, o bien ésta es forma alargada de aquél. En parangón con esta propiedad tan notable, hay otra que no lo es menos, cual es la supresión de las consonantes, ya sea al principio, ya al medio de la dicción, hecho curioso que dificulta en extremo el reconocimiento de las raíces primitivas, cuando se trata de investigar el origen de dónde proceden; de manera que es necesario restaurar ante todo, la palabra, por medio de las propiedades que llevamos apuntadas, a fin de deducir la filiación, sin temor de aceptar por raíces verdaderas sus fragmentos, lo que nos conduciría a errores transcendentales. Por ejemplo, en las voces siguientes: kkoa, pua, ua, cu, etc., observamos que sus raíes serían kko, pu, u, c, etc., esto es, raíces monosilábicas compuestas de una consonante seguída de una vocal o simplemente de una vocal o diptongo, faltando la segunda consonante que modifica profundamente la raíz tanto en la forma como en la idea que representa; pues ambas pertenecen a la categoría de los compuestos de vocal entre dos consonantes simples, lo que no se puede conocer sin restaurar sus formas genuinas, que son: kkosa, pusa, usa, cua, etc. Solo

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por este artificio se puede venir en conocimiento de que ambas voces proceden de la misma fuente.

Si, pues, nos hemos ocupado en hacer esta especie de dosimacia lingüística, tomando por punto de partida el dialecto de Chinchaysuyo, ha sido con el objeto formal de descubrir, se gún lo han permitido nuestras débiles medios, algo nuevo que sea del dominio de la Gramática comparada y al propio tiempo probar, una vez por todas, que las leyes del lenguaje descubiertas por medio del examen prolijo de las lenguas de flexión, son igualmente aplicables a las de aglutinación y a otras que, como el quichua, están en vía de transición entre la aglutinación y la flexión; de modo que no existen, en rigor,dos grandes grupos distintos, denominados lenguas de aglutinación y lenguas de flexión, sino que ambos forman un todo indiviso, siendo el uno complemento del otro, y que las diferencias dependen solo del grado de desarrollo en que se hallan al tiempo en que se les aplica el análisis.

Mientras tanto, hacemos votos para que nuevas investigaciones emprendidas en este sentido puedan completar estos ligeros apuntes, que están muy lejos de tener todo el rigor científico apetecible.

Al concluír este primer suplemento a la Gramática quichua, hacemos algunas adiciones al Vocabulario de Chinchasuyo, que no dejará de agradar a los curiosos.

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ACHIKKAY.-adj. Brujo.
AKKESH.-S. Intestino.

Acso. s. Papa.

AKSE. adj. Malo.

AKKTSA. S. Cabello.

ALALAU.-intj. Qué frío!.

ALLAU.-adj. Pobre!.

AMPI.-S. Nube.

ANAS.-S. Zorrillo.

ANACC. adj. Duro.

APANE.-ptp. El que ha de llevar

APATSÍ. v, Hago llevar.

ARASH.-S. Lagartija.

ASWA.-S. Chicha (20).

ASHCASH. S. Cordero.
ASCCACC.-adj. Amargo.
ASHASHACC.-adj. Caliente.
ASHÍ. V. Busco.

ASIA. v. Heder.

-v.

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(20) En el original está escrito ashua. Como en el chinchaysuyo existe el sonido sh sustituímos la última sílaba por wa, para que los lectores no pronuncien a-shua sino as-hua.

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