Imágenes de página
PDF
ePub

Comprar de barato significó comprar por menos de su justo valor, pongamos por caso, el botín conquistado en una plaza tomada por asalto.

Nada decimos de lo que ocurrió en Andalucía en los tiempos posteriores a Colón, cuando las minas de México y el Perú comenzaron a vaciar sus riquezas en las cajas de la Casa de Contratación de Sevilla, único puerto español habilitado para comerciar con estas Indias, y, por otra parte, término de la navegación de los genoveses ya mentados.

Más aprovecharon a la postre, de aquellas ingentes riquezas, por manos de sus factores, banqueros, mercaderes y artífices de toda categoría las ciudades italianas, y en especial Génova, que España y sus vetustas ciudades, sobre las que parece continuar flotando una atmósfera de pobreza vergonzante que oprime el espíritu de quien las vé.

Los reyes de España-es cosa sabida estuvieron siempre. apurados de dinero, y España con todo el oro del rescate de Atahualpa y la plata de Potosí, no alcanzó a remozar a sus ciudades etranges et suranneés, a tiempo que Génova, Pisa, Florencia y Venecia, henchidas de bienanzada, máximamente ganada en Andalucía, se cubrían de palacios suntuosos, cuyas salas decoraron Cambiaso, Vasari, Tiépolo y el Veronese.

Cuando Colón partió a España puede que en las carabelas de los Cúneo de Saona, de quienes fué particular amigo y de los que Miguel lo acompañó en su segundo viaje al Nuevo Mundo, al mando de una nave propia, con la que reconoció el sur de la isla Fernandina o de Cuba, y descubrió la isla que lleva el nombre de su mencionada ciudad natal-existía en Sevilla una calle de Genoveses en el centro de un barrio habitado por súbditos del común de Génova, provisto de iglesia, lonja y consulado propios, favorecido por una serie de privilegios concedidos por los reyes españoles, comenzando por don Alfonso el Santo.

Aquella fué, a no dudarlo, la primera pascana del futuro descubridor.

Cuando veinte años después, al cabo de una sucesión de viajes a las Canarias, costa de Africa, Inglaterra, Portugal y las Azores, uno de cuyos incidentes fué el conocimiento de los papeles de su futuro suegro Bartolomé de Per estrello, confidente que había sido del piloto portugués llegado en derrota a aquellas islas con el convencimiento de haber divisado el perfil de nuevas tierras durante una tempestad que le arrebatara muchas millas hacia Occidente, se apoderó de su cerebro la idea que le deparó la inmortalidad, la amistad de sus compatriotas del barrio comercial no pudo serle de mayor provecho, pues, para dar vida, a aquella idea, era menester realizar una hazaña imposible de llevarse a efecto sin la venia y protección de la realeza.

De consiguiente,convínole acudir a más altos empeños, queremos decir al apoyo moral de la nobleza genovesa establecida desde siglos atrás en Andalucía y relacionada con los más altos linajes españoles, entre los cuales los reyes solían elegir a sus más allegados consejeros.

Aquella nobleza hispano-itálica fué mucho más numerosa e importante de lo que se podría creer.

Sus fundadores habían intervenido por España, en el año de 1147, en la conquista de Menorca, en el de 1147 en la de Almería, que fué donde sus capitanes hallaron el vaso de esmeralda o santo grial, que se venera en la catedral de Génova, vaso que, según una piadosa tradición, usó Jesús en la última cena, y en el que José de Arimatea recogió un tanto de su preciosa sangre, con todo lo que los historiadores genoveses lo den por conquistado por Guillermo Embriaco en la toma de Cesárea.

En la conquista de Sevilla, si hemos de extendernos sobre este tema heroico y pintoresco, se hallaron un Micer Humberto Manfredi, sobrino del Papa Inocencio IV, perteneciente a la poderosa casa de los Fieschi condes de Lavaña, y un Micer Ciro Gallardo, de igual manera genovés.

En la de Tarifa, Micer Benedicto Zacarías sirvió al rey don Sancho el Bravo en calidad de almirante de Castilla y recibió en premio de sus servicios la villa de Santa María del Puerto, cuyo título tomaron sus sucesores los condes de Santa María. que más tarde poblaron en Jerez de la Frontera.

Micer Manuel Pisano fué almirante de los reyes de Portugal.

Agreguénse a tan hermosa compañía los siguientes:
Los Adorno, vecinos de Sevilla.

Los Salucio, vecinos de Jerez.

Los Lecca, descendientes de los emperadores de Constantinopla, vecinos de Sevilla.

Los Tenorio, oriundos corsos, vecinos de Sevilla, de los que salió el «burlador», inmortalizado por Zorrilla.

Los Seminario, de igual manera oriundos corsos, rama de los príncipes Colonna romanos.

Los Catano o Cattáneo, vecinos de Sevilla.

Los Doria, vecinos de Cartagena.

Los Centurión marqueses españoles de Estepa, vecinos de Sevilla.

Los Demarinis, vecinos de Córdoba.

Los Mario, vecinos de Sevilla.

Los Salvago, vecinos de Sevilla.

Los Negrón, vecinos de Granada.

Los Pinelo, vecinos de Sevilla.

Los Espíndola, o Spínola, vecinos de Sevilla.

Los Pallavicini, vecinos de Sevilla.
Los Rospigliosi, vecinos de Madrid.

Los Durazzo, vecinos de Ganeralife.

Con tan poderoso reclamo, puesto a cortos días de navegación de los puertos de Génova y Savona ¿cómo había de resignarse Colón a envejecerse en su tierra natal, de vida tasada y mediocre, y no ir, por el contrario, sobre un camino trillado por los de su nación, hacia una tierra de promisión, llamada a premiar sus merecimientos más allá de sus más caras ambiciones?...

A donde otros fueron y triunfaron, él fué con no menos ánimo, ni con no menos bríos.

...¡Dios diría!...

Esta fué, según nuestro entender, la razón determinante, o si se quiere, la filosofía de la ida de Colón a España, por los años de 1472, siendo de veintiseis años de edad.

Lima, MCMXIX.

R. CÚNEO-Vidal.

El Padre Pablo Joseph de Arriaga

Vizcaíno y de noble abolengo, el P. Pablo José de Arriaga, de la Compañía de Jesús, era natural de la ciudad de Vergara, donde vió la luz en 1564, según sus biógrafos antiguos, aunque los padres Backer afirman que ingresó al noviciado de la Compañía en su ciudad natal, Ocaña, en 1679 (fué en 1579 que el P. Arriaga entró al noviciado). Contaba sólo 15 años de edad cuando ingresó al noviciado. Siguió sus estudios en el colegio de Madrid, donde recibió las órdenes, y sirvió en los de Ocaña y Vergara. Con licencia otorgada por el Consejo de Indias en 6 de Septiembre de 1584, se embarcó para el Perú, y después de una navegación próspera llegó a Lima en Junio de 1585 junto con otros cinco padres y catorce hermanos enviados por el General Claudio Aquaviva. Venían estos veinte religiosos a cargo del P. Andrés López, que había sido enviado por procurador a Roma y que falleció a su regreso, en Panamá. Antes de morir, el P. López hizo encargo de los religiosos y de los documentos que traía de Roma al P. Samaniego, que era uno de los que venían al Perú. Tomamos estos datos del Libro de Ingresos de Religiosos de la Companía de Jesús, documento original valiosísimo que se conserva en la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, y donde consta que el P. Arriaga procedía de la Provincia Jesuítica de Toledo.

A la llegada de Arriaga a Lima, el Provincial Atienza le encomendó la enseñanza de Retórica en las escuelas de la Compañía. En 1588 se le nombró rector del Colegio de San

« AnteriorContinuar »