Imágenes de página
PDF
ePub

improvisa, por mérito de la portentosa hazaña de Colón, hacían falta naves, bastimentos, e infinitos elementos de mar y, antes que todo, tradiciones marítimas que no entraban en las características de los castellanos, leoneses y aragoneses de la época.

Marítimas fueron Valencia, Cataluña y Mallorca.

Marítimas por excelencia, fuera de España, fueron las Repúblicas italianas: Venecia, Pisa, Génova y Salerno.

Igual cosa dígase de Portugal. Sevilla fué durante los dos siglos a que nos referimos el "término" de la navegación de florentinos, genoveses y venecianos, y a tal título fué asiento de numerosas colectividades de mercaderes, banqueros, artífices y gente de mar de aquellas naciones.

Los Médicis de Florencia labraron su inmensa fortuna y su poderosa influencia, q' los llevó más tarde al gobierno de su país, en España.

Los genoveses disfrutaban desde mediados del siglo XIII del privilegio de habitar en Sevilla un barrio propio, dotado de lonja e iglesia propias, amén de una serie de franquicias concedidas por cédulas, que se hallan publicadas

en las diferentes colecciones de documentos de Indias.

Aquellos súbditos del común de Génova echaron raíces en el suelo español, y propagaron con su sangre y apellido las aptitudes incomparables de su raza.

Mañara (Magnara), Tenorio, Ciutti y otros apellidos de que más tarde se apoderó la leyenda, fueron italianos: genovés el primero, napolitano el segundo, florentino el

tercero.

¿Qué más?... La misma personalidad del burlador parece revelar, antes que una idiosincracia reconocidamente española, un temperamento y una psiquis francamente italianos por la intensidad, la tenacidad, el exceso, la despreocupación del más allá, y sobre todo, por la aspiración a la posesión de una belleza ideal, fuente de goces inefables, que el libertino persiguió a través de sus incontables deva

neos amorosos.

Dígase lo que se quiera, el burlador es un hijo espiritual del Renacimiento italiano, despreocupado, artísticamente

incrédulo, cuasi impío; es un gibelino de Florencia: no es godo, no es árabe, no es, en resumen, español.

Sus mismos vicios aristocráticos y dispendiosos, sus extravíos, sus orgías, su refinamiento, de que dió muestras en el regalo de su persona y en los monumentos suntuosos que levantó sobre los restos de sus víctimas, demandaron una riqueza señalada y campante, basada en los caudales acumulados en los cofres del rico banquero italiano, caudales que en manos del hijo derrochador se convierten en riqueza insolente e impía, que no en la riqueza parsimoniosa y pazguata del hidalgo lugareño, cuyas penurias inmortalizó Cervantes.

Los Pallaviccini, hoy marqueses Durazzo Pallaviccini, fueron castellanos del Jeneralife, a la caída de Granada en manos de los reyes católicos.

En documentos del Archivo de Indias de Sevilla el flcrentino Américo Vespucio o Vespucci, cuyo nombre se transmitió de indebida manera al continente descubierto por Colón, aparece establecido en dicha ciudad en calidad de "factor" o apoderado de Joanoto Berardi, rico mercader y banquero de Florencia.

Cristóbal Colón, en un cuarto viaje al Nuevo Mundo, trajo como hombre de confianza a un Fieschi, genovés, y además, a la siguiente gente de mar: Domingo, genovés; Estéfano, veneciano; Francisco, genovés, vecino de Córdoba: Juan, griego, vecino de Génova; Feneryn, contramaestre de la carabela "Cardera", genovés.

Es sabido que Cristóbal Colón casó con doña Felipa Muñiz Perestrello, hija de Bartolomé Perestrello, gante toscano, vecino de Lisboa.

nave

En 1540 figura pagando derechos de almojarifazgo en Arica, sobre una partida de ropa de Castilla destinada a Potosí, un don Alvaro de Perestrello, probable descendiente de la mujer del descubridor de América.

Juan de Fromento, natural de Saona en la señoría de Génova, fué vecino del Cuzco en 1747, y más tarde lo fué de la Serena.

Juan Andrea, natural de Nápoles, fué vecino de Osorno en 1558.

Juan Bautista Pastene, genovés, vino al Perú en los comienzos de la Conquista, y acabó por radicarse en la ciudad de Santiago de Chile.

Pensar que en las escuadras enviadas a practicar descubrimientos no habría de tener cabida, a despecho de las reales cédulas que acabamos de citar, la gente cosmopolita y un poco maleante de Sevilla, San Lúcar de Barrameda v Cádiz, no tendría fundamento racional.

Por otra parte, la gente de Levante-bizantinos de Constantinopla y de Asia Menor y griegos de las islas Jónicasfueron por aquella época los maestros de la fabricación y aplicación de la pólvora.

Hallábaseles en las diferentes escalas del Mediterráneo, hablaban correctamente el español, y sabían darse trazas de españoles siempre que les venía a cuenta.

Uno de los trece de la isla del Gallo, Pedro de Candia. fué uno de tales griegos, natural de la isla de su apellido.

Al despachar al nuevo Mundo expediciones provistas de artillería, era consiguiente enganchar en primer término al levantisco, que había de manejarla.

En buena cuenta, levantisco no significó, como algunos han pensado, soldado insubordinado y amante de bochinches, siendo así que la férrea disciplina de la época que ahorcaba a un hombre por un quítame allá esas pajas, no lo consintiera, sino buenamente artillero o artífice experto en la elaboración de la pólvora.

Lo que hoy diríamos pirotécnico.

Como tenía que ocurrir, la palabra levantisco acabó por aplicarse más tarde a españoles rancios, que no tuvieron pizca de sangre oriental en sus venas, por aquello de que se dedicaban a la industria prohibida de elaborar pólvora empleando, carbón y azufre nativos.

Se comprende que el aliciente del viaje a Indias de aquelos levantiscos, genoveses, romanos, toscanos, napolitanos y flamencos, fué la fortuna.

Potosí, cuyas riquezas propaladas en la lengua toscana por Pedro Mártir de Angleria, eran el tema del hablar de las gentes en los puertos del Mediterráneo, tué el que provocó

mayormente aquella inmigración compacta, deseosa de novedades, y aventurera.

Muchos de los tales levantiscos, portugueses neo-cristianos, toscanos, de la isla del Hierro, corsos, fueron insuperables mecánicos, e inventaron en los minerales de Porco y Potosí ingenios cuya maquinaria no ha sufrido notable alteración hasta nuestros días.

En la historia de la Fundación de Buenos Aires se lee lo siguiente:

"Estaba la guarnición, en 1600, harto enflaquecida y desmayada.

"Se reanimaron por haber arribado a aquel puerto una nao genovesa, que había partido del puerto de Varase (Varazze), lugar entre Génova y Saona.

"La cual nao vino con designio de embocar por el estrecho de Magallanes, y tomar el puerto de los Reyes de Lima, y allí cambiar más de 50,000 ducados de mercaderías que traía.

"No pudo enbocar el estrecho, y se encaminó al Río de la Plata, del que se tenía noticias que estaban poblando. "Venía por capitán de la nao un tal Palchando. "Venían algunos italianos nobles, como Peratón de Aquino, Tomás Rizzo, Bautista Trocho, y algunos otros extranjeros."

En el memorial de las personas sentenciadas por el Licenciado Cianca, oidor de la Audiencia del Perú, y juez delegado para represión de la rebelión y tiranía de Gonzálo Pizarro, figuran los siguientes extranjeros.

Antón Rodrigo, portugués; Juan Baptista, genovés, Antón Griego, natural de Grecia; Jácome Vela, natural de Flandes; Juan López, portugués; Pedro de Niza, natural de Niza; Juan de Calle, flamenco; Pedro Ariate, sastre, natural de Borgoña; Baptista Calvo, genovés; Duarte de Niza, natural de Niza; Marcos Rodríguez, portugués; Lorenzo Fernández, genovés; Francisco Bonifacio, saboyano; Manuel Martín, portugués; Jerónimo, genovés; Jacques, flamenco; Manuel Rixo, portugués; Juan Rodríguez, portugués; Lucas Pimentel, natural de las Azores; Diego Alenso, portugués; Benito Castillo, provenzal; Antonio de Lipay, napolitano;

Cristóbal Celin, alemán; Francisco Pérez, portugués; Antón Fernández, de Lisboa; Jorge Griego, natural de Candia; Antonio Román, napolitano; Gaspar Díaz, portugués, Maestre Juan, cirujano, holandés; Juan Mateo, natural de Hungría; Rodrigo de Azer, chirimía, flamenco; Pedro de O. lano, natural de Holanda; Francisco de Nieva, natural de Tenerife; Maestre Diego, flamenco; Lucas Ungaro, natural de Hungría; Cristóbal Nieto, natrual de las Canarias, Baltasar Pérez, portugués; Mateo Húngaro, natural de Hungría; Francisco Luis, portugués.

En 1554 un alemán de Worms, don Pedro Rodolfo Lisperberg, vino al Perú, se estableció en Chile, y fue encomendero de Tacana (Tacna) en 1660.

Don Vicente Dagnino en su Corregimiento de Arica apunta los siguientes nombres de extranjeros establecidos en aquel puerto a mediados y fines del siglo XVI:

Griegos:-García Griego y Constantino Candia.

Portugueses:-Antonio Botello, Esteban de Silva, Pedro Fonseca, Rafael Pérez Freitas “que trata en vinos", Antonio Rodríguez, pulpero, que solía ser contramaestre del navío de Esteban de Villafani.

ma.

Alemanes:-Francisco Martín.

Flamencos:-Tomás Blanco, que vive en el valle de Sa

Franceses:-Augusto Dardín.

Italianos:-Esteban Forrofino, Pedro Antonio Machiavello, Esteban Sanguinetti, mercader; Guillermo Virgilio, Camilo Bonafante, Pedro del Pino, Jorge Inverto, Simón Román, Pedro Alejandro Malerba, Bernardo del Pino, Jorge Inverto, Cristóbal Gallo, Vicente Adrián, Bernardino Arnaldo, Antonio genovés, Juan Angel "que tiene una fragata, con que anda en el trato del guano". Francisco Cataldo, pulpero y salchichero, Guillermo y Juan Bautista, pulperos, Vicente Moyeda (monelia).

De nuestra cosecha agregamos lo siguiente, siempre con relación a Arica:

Juan Andrea, genovés, que tenía pulpería en la casa de la viuda de don Diego Ruíz de Barba en 1648; fulano Palavecin, marido de María Palavecin, propietario de la casa

« AnteriorContinuar »