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neos la deformación frontal y occipital, probablemente introducida del Perú, donde se usaba en el período de Protonazca. Y hay esqueletos de estatura extraordinaria, hasta 175 centímetros de alto, con cráneos angostos, dolicocéfalos, y bien formados, que permiten llegar a la conclusión de haberse mezclado esos aborígenes con individuos de razas más adelantadas.

Un arco de un metro de largo y de corte transversal rectangular, como los usados hoy en el Huallaga, es el más antiguo de los encontrados hasta ahora en toda esta costa, y es anterior al período de Tiahuanacu, con el que empezó a generalizarse desde Mollendo al Sur. Da la prueba de que las influencias de las últimas emigraciones Aruacas se hacían sentir entre esta antigua gente. (1)

Todos estos detalles no alteran el resultado general de que este hombre antiguo es representante de un tipo com

(1) Según la teoría del Padre Guillermo Schmidt, de Viena, hay dos tipos de arcos sudamericanos de origen diferente: uno corto, de corte transversal redondo, propiedad de las primeras tribus que entraron al continente; y el otro largo, bien formado, introducido por los Aruacos, últimos emigrados. La presencia en los cementerios más antiguos de dos clases de arcos: uro largo y fuerte, de corte transversal rectangular y otro débil de corte transversal redondo, no habla en favor de esta teoría. El arma de los primeros cementerios de la costa del Pacífico es generalmente la estólica, así también en Arica. Por eso, todos los arcos se han importado en tiempo más reciente. Las condiciones en que se han encontrado en Arica los diferentes tipos juntos, parecen indicar su introducción simultánea y en el mismo período posterior a la inmigraciones Aruacas. En este caso es poco probable la existencia anterior, en las regiones trasandinas, de un arco primitivo que habría esperado la llegada del arco para entrar juntos con él a la costa del Pacífico. El Padre Guillermo Schmidt parece considerar el arco como una arma extraña a los habitantes de la Sierra, y que entró a Bolivia sólo como por una casualidad en tiempo reciente, deducier do de eso que un arco primitivo puede haber existido en el Este sin haber sido usado por las poblaciones andinas. Pero, sucede lo contrario. El arco era arma común de los Aimaráes en el período de la conquista (comp. Jiménez de la Espada, Relaciones Geográficas del Perú, tomo II) y parece haber reemplazdo a al estólica, que era el arma predecesora para el mismo uso, en el período de Tiahuanaco. El arco está representado en un tapiz de este origen (comp. A. Stubel und M. Uhle. Die Rui

pletamente primitivo, porque aun sus costumbres de apariencia más moderna están en las sepulturas ampliamente representadas por otras de origen antiguo.

No conocía la alfarería, ni los metales, ni la agricultura, ni ejercía el arte de tejer. Sus tejidos, que no son tales, muestran una estructura de red de malla estrecha, imitando productos textiles, pero que propiamente no lo son. Algunas pizarras en que se machacaban substancias. colorantes, reemplazaban los morteros. Una piedra de moler, pequeña y de superficie convexa, de una de las sepulturas, no se podría comparar ni en forma ni en significado con las que vinieron después. La ornamentación de os utensilios, que es rara, consiste, cuando tiene lugar, en líneas y cuadrados pequeños.

En el tipo del hombre estaban insuficientemente borrados los vestigios de su origen primitivo. Su estatura, exceptuando a unos pocos individuos de alguna mayor, y aparentemente de otro origen, variaba de 132 a más o menos 160 centímetros, formando 150 su término medio. Los cráneos, no deformados, eran generalmente redondos, pesados y gruesos, hasta de un centímetro y más de espesor, Varios tenían un carácter escafaloide por la unión de los huesos parietales en forma de cresta. Las mandíbulas son a veces anchas y gruesas, algo cóncavas hacia abajo, sus

nenstatte von Tiahuanaco, pl. 31). Lo tiene en la mano una figura humana que parece cazador y está acompañada de un perro. Una figura opuesta, de carácter mitológico, por ser antropomorfa, sólo en parte, tiene en la mano otro instrumento, evidentemente la estólica que es aquí el arma de los dieses, porque desaparce del uso ordinario. Asimismo las figuras mitológicas del relieve de la gran portada de Tiahuanaco están caracterizadas por el arma más antigua. Resulta de esto que el arco llegó a la altiplnicie boliviana después de terminar las inmigraciones Aruacas. Su uso no era tampoco desconocido entre los Atacameños, sino, al contrario, común según los ejemplares numerosos conservados en el Museo de Etnología y Antropología de Santiago. Estos Atacameños lo recibieron de Tiahuanaco en reemplazo de la estólica, su arma anterior, de que se ha encontrado un ejemplar en la provincia de Jujuy (véase R. Lehmann Nitsche, Catálogo de antigüedades de Jujuy, donde está re presentado sin uso determinado).

ramas casi cuadradas. Los arcos dentarios muy estrechos, forman a menudo un ángulo notable en la inserción de los caminos. Las raíces dentarias en las dos mandíbulas se ncuentran frecuentemente unidas (1). No se observó ni una sola caries en más de cien cráneos examinados; pero los dientes, que eran grandes, estaban frecuentemente muy gastados, con superficies en declive hacia al lado externo, consecuencia quizá del uso de una comida particular, que puede haber sido el cochayuyo (2), vestigios del cual se ha hallado en las tumbas.

Las tibias, muchas veces como todo el esqueleto, robustas y gruesas, presentaban en estos indivuduos un corte transversal triangular extremadamente pronunciado. Como casos patológicos se pueden registrar algunos ejemplos de sarcoma, luxaciones y quebraduras de una tibia, finalmente curada.

Vestían a la manera de los salvajes del Este y Sur, y es ésta la primera vez que se ha visto indumentaria tal en esta costa. No sabiendo originariamente aprovechar la lana de las auchenias, aprovechaban para vestirse otros materiales, como ser fibras vegetales y pieles de animales. Además, como todos los hombres primitivos, hacían gran uso de sustancias colorantes, como ocre rojo y amarillo, tizne, fierro natural-para rojo oscuro-; algunas de las cuales, o varias juntas, se hallan casi siempre con las momias en las sepulturas. Los sexos vestían indiferentemente, aun en el peinado, porque en todas las momias el cabello es corto, con excepción de una muchacha, cuya cabellera estaba compuesta de dos trenzas cortas y amarradas. Tapaban las partes naturales con delantales y taparrabos de fibras maceradas de totora, enganchados en hilos (3). Con una huincha de totora ceñían la frente, cubriendo a veces la coronilla con una red. También se ha

(1) Compar. W. Branca, Der Stand unserer Kenntniss von fossilen Menschen, 1910, pág. 29, fig. 12 b: dentadura de un australiano.

(2) Cochayuyo o viru: el cochayuyo del Perú es otra alga. (3) Parece que los dalantales de las mujeres eran más gruesos y de más de 55 cm. de ancho. Uno de los hombres tapaba su sexo con una bolsita de cuero.

encontrado, en un individuo, ligas hechas con la piel de alcatraces. No usaban sandalias. Los adornos eran casi desconocidos. Una sola vez se ha observado un pequeño collar de algunas cuentas de concha. Formaban parte de su vestimenta mantas grandes de numerosas pieles de alcatraces encolados con brea y que, junto con pieles de lobo y vicuña, empleadas para abrigos, se encuentran en todas sus sepulturas.

Completaban la indumentaria, aparatos muy primitivos, al modo de todos los salvajes del mundo, porque faltándoles las bolsas de lana, tan comunes entre sus descendientes, tenían que atenerse, para el mismo fin, a redes en todo caso pequeñas por lo poco que solían llevar (1), y les daban cierta fimeza formando la boca de entrada con un palito encorvado. Además, poseían canastitos tejidos de junco, a manera de los usados por los indios trasandinos. Algunas bolsas, de pedazos de esteras plegados y cosidos en dos lados contiguos, aparecen como una imitación tosca de las bolsas tejidas de lana que habrían conocido tribus más adelantadas.

Para la fabricación de sus pocos enseres les bastaban unos pocos instrumentos de tipo sencillo. Poseían agujas de madera (hasta de 50 cm. de largo) para tejer esteras, y de espinas de quisco para coser; punzones débiles armados con espinas y unas cuantas herramientas de piedra tallada (2). Instrumentos de hueso casi no se encuentran. Trabajaban las puntas de flecha con simples guijarros de forma oblonga iguales a los encontrados en los talleres antiguos de la pampa y en las capas inferiores de los conchales de Taltal (3). Cortaban fibras, cuero, y quizá también madera, con algu nas piedras de talla chata ligeramente en punta y, por lo tan

(1) Las redes para llevar objetos usados por los primeros habitantes de Pisagua, de tipo más desarrollado, eran más grandes.

(2) Una o dos de estas piedras de la pampa de Chinchorro parecían estar afiladas. Ningún instrumento está retocado. Encontré uno de ese tipo cerca de la boca del río Lluta, pero habiendo, a poca distancia de este lugar restos de sepulturas de momias en cuclillas, este último instrumento pertenecía con seguridad a un periodo menos antiguo.

(3) Si emplearon otro instrumento más para este trabajo, no hay hoy vestigios que lo indiquen.

to, diferentes de los raspadores. (1) Varias de ellas se han encontrados en la mano derecha de las momias, listas para el uso. Raspaban madera con raspadores altos, representados en las tumbas por varios ejemplares. Una hacha de mano, de perfil amigdaloide, muy usada, aun con la superficie del Todado natural en su base, se recogió en uno de los cementerios de Chinchorro. Además se han encontrado en las sepulturas varias clases de utensilios tallados y núcleos poliédricos, que servían en sus trabajos como materia prima.

Las hachas de mano, los raspadores altos, los núcleos poliédricos, faltando sólo los puñales, son los puntos principales que representan la industria chellense de Taltal. Por la primera vez, pues, se ha encontrado así en Arica, una industria de tipo tan antiguo en un gran cementerio sudamericano. Pero su representación al lado de productos de inAluencias de las primeras civilizaciones peruanas es, sin embargo, moderna, comparada con el diluvio europeo. Por estas y otras razones, convendrá también rebajar la antigüedad de las capas inferiores de los conchales de Taltal aun más de lo que, a pesar de su gran semejanza con los restos de Chelles de Francia, podría parecer de otra manera aceptable.

En algunas sepulturas de los cementerios de Arica se han encontrado guijarros pintados con líneas de color rojo, amarillo o negro uniforme, que presentan otra semejanza sorprendente con los restos del período paleolítico europeo. Se parecen a los guijarros conocidos de la caverna de Mas d' Azil en España. Habrán servido para identificar las tumbas antiguas de Arica o tal vez para símbolos profanos o religiosos.

Al carácter primitivo general corresponde, en estos cementerios, la forma de algunos utensilios que en tiempo más moderno cambiaron de tipo. El peine, por ejemplo, tiene la forma de escoba, que es la primitiva americana, y que ahora está sólo en uso entre los Patagones, Araucanos y en una parte de México, según sabemos. Con la misma forma apa

(1) Comp. H. F. Osborn, Men of the Old Stone Age, fig. 4, instrumento de cortar de tipo chellense.

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