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EVACUACION DE LIMA

POR LAS TROPAS REALISTAS

He tenido por conveniente sacar las tropas de mi mando de esta capital, dejando solamente en ellas algunas compañías del Regimiento de la Concordia, para que a las órdenes del Señor Marqués de Montemira, encargado del mando político y militar, cuide de la tranquilidad y orden público; pero como se hallan inmediatas varias partidas del mando de V. E., es de creer que traten de introducirse en la ciudad en el momento que sepan la salida de las del mío, lo cual traería malas irremediables a los habitantes de la población y a los intereses de V.E.; por esto es que me adelanto a participarle mi movimiento para que con tiempo de las órdenes que crea oportunas para que no se altere el orden.

No obstante a hallarme autorizado por todas las leyes de la guerra para destruír cuantos edificios y pertrechos de guerra pudiesen servir a V.E., con todo, he tomado el partido de llevar a encerrar en el fuerte del Callao, lo que conceptúo necesario para mis ulteriores operaciones, dejando todo lo demás intacto, y en el pie en que se hallan.

Me persuado que V.E., no dejará de proceder con gual generosidad si en este o en otro punto le llega a suceder otro caso igual, con lo que acreditaremos mutuamente que no propendemos a aumentar los males de estos países, sino que, antes bien, evitamos cuanto nos es posible, sin comprometer nuestro honor y nuestra seguridad, sus horrores y desgracias.

En el hospital quedan unos cuantos enfermos que por la gravedad de sus males he juzgado sería contra la humanidad el moverlos, por lo cual imploro la filantropía de V.E. y de sus jefes en favor de estos desgraciados para que sean curados y asistidos del mejor modo posible. Estará demás excitar la generosidad de V.E en favor de los que han seguído con constancia la causa que defiendo, puesto que ni es conveniente al intento de V.E. ni a la justicia, el hacerles cargos por su conducta política anterior.

Verdaderamente todo lo expuesto en nada debe influír a que la negociación pendiente no tenga la feliz terminación que yo positivamente deseo, si V. E. por su parte se halla dispuesto.

Con este motivo, Señor general, tengo la satisfacción de asegurarle que los pasos de V.E. para con estos habitantes marcarán los míos en la recíproca.

1821.

Dios guarde a V.E. muchos años. Lima, 5 de Julio de

JOSE DE LA SERNA.

Excmo. Señor Dn. José de San Martín.

EL VIRREY A LOS HABITANTES DEL PERU

El 4 del coriente se anunció la disposición en que me hallaba de ponerme en movimiento, y hoy me hallo en proporción de comunicaros que ya me he puesto. He salido de Lima con las tropas que había destinado a esta campaña, habiendo dejado en la plaza del Callao las competentes provistas para su defensa; y he salido después de expedir, sin embarazo alguno, todas las providencias del gobierno, militar y político, que requería la empresa, por no haber enemigo que pudiese oponerme impedimento alguno. Entre ellas se incluye la de haber avisado mi movimiento oficialmente al General San Martín para prevenirle cuantos pretextos quisiese figurar contra el benemérito pueblo de Lima. Dos días estuve a la vista cubriéndolo de todo desorden con mis fuerzas; y si después de ellos hubiesen sobrevenido algunos desastres, habrá consistido en que el enemigo, causa y agente de todos los que hoy se padecen, no ha correspondido a la idea prudente o generosa con que le avisé que me movía. No estrañaré ésto porque, entre otros antecedentes, tengo el haber infringido los tratados o conciertos que publicamos suspendiendo nuestras hostilidades como lo acreditaré pronto documentalmente, ha

ciendo conocer que el General San Martín, el Almirante Cochrane y algunos otros de los que lo acompañan no atemperan sus operaciones a las medidas con que pueden evitarse ruínas y extragos.

Puesto yo en absoluta precisión de conservar el Perú a la Nación Española, como parte integrante de élla, era inexcusable la operación militar que he practicado. Tengo bastante confianza para comunicarlo así a los pueblos, porque no me ocupa otra mira que la de mantenerlos en seguridad y orden, para que puedan obrar efecto útil las disposiciones benéficas del Gobierno Soberano, que se halla hoy especialmente contraído a felicitar este territorio por ser susceptible y digno de ello. No lo dudéis, peruanos, ni dudéis tampoco que las ideas de independencia promulgadas por los enemigos son delirios de hombres sueltos y vagantes en diversas regiones, que buscan su suerte particular sacrificando a todos por conseguirla. Aspiran a dominar destruyendo y emprender reinar sobre un país que había sido dichoso hasta que ellos mismos vinieron a invadirlo La invasión es el principio de los males que se padecen y los modos de conducirla los contrarios son claros, evidentes y decisivos hacia el más horrible de cuantos se conocen en las sociedades, que es el de la anarquía. Yo me he puesto en campaña para evitarla en el Perú, y para conseguirlo no habrá medio alguno que deje sin ejercicio.

Pueblos ninguno de vosotros conoce al General San Martín sino por los destrozos que han causado sus fuerzas desde que aparecieron en nuestras costas. No os dejéis alucinar con las ventajas efímeras que él pregona. Su actual superioridad marítima le proporciona los embarcos y reembarcos en uno u otro puerto indefenso que ha devastado, pero pronto dejarán de ser superiores marítimamente y entonces desaparecerán del país unos invasores mandados por jefes subalternos, los más de ellos extranjeros. Creo que me conocéis bastante, Pueblo del Perú, y que sabéis mis sentimientos en todo el tiempo que mandando he tenido lugar de desplegar mi carácter. Nada deseo sino que no os dejéis alucinar de los que se llaman vuestros li

bertadores; y que creáis que yo, sin este título fantástico y sin aspiración a ningún otro título ni mando, sólo me intereso por vuestro bien positivo.

Lima, 8 de Julio de 1821.

JOSE DE LA SERNA.

NOTAS BIBLIOGRAFICAS

Venciendo los obstáculos que nuestro medio suele de ordinario oponer a todo aquello que significa novedad y esfuerzo, el Dr. Horacio H. URTEAGA, y el señor, Carlos A. ROMERO, han coronado una empresa que pocos se hubieran atrevido a enfrentar, y lo que es más de alabar, con un éxito cabal y por demás satisfactorio. Hablo de la Colección de Libros y Documentos referentes a la Historia del Perú, que en hora feliz iniciaron sus autores, y que con una perseverancia digna de todo encomio, por lo mismo que entre nosotros nada tiene de común, han logrado llevar a su término.

El programa que el Dr. URTEAGA se trazó, el mismo que sirve de introducción al tomo primero de la serie, ha sufrido algunas modificaciones en su ejecución, impuestas por las circunstancias, y que desde luego redundan en beneficio de la Colección; ello nos demuestra que el asunto se ha tratado con cariño, y que hay verdadero interés en sus autores por lo que hace a establecer la historia de nuestro pasado sobre bases seguras e inconmovibles.

Consta el primer tomo de las Relaciones de los dos Molina: las Fábulas y Ritos de los Incas, y la Conquista del Perú. Aquí, la ejecutoriada erudición del señor ROMERO ha hecho una labor digna de todo encomio, y que los bibliógrafos suguramente estimarán en cuanto vale, máxime los q' consagran sus energías a escudriñar nuestra éra colonial: hasta hoy corría confundida la personalidad de los dos Molina, de suerte que las hazañas y trabajos del uno se le atribuían al otro, y a la inversa; al Cura de Ntra. Seño

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