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de espejos, y no faltan canteras de mármol de todas suertes, con maravillosa variedad de colores, con que parece quiso jugar y aun deleitar los ojos la naturaleza. No hay tierra mas abundante de bermellon; en particular en el Almaden se saca mucho y bueno, pueblo al cuai los antiguos llamaron Sisapone, y le pusieron en los pueblos que llamaron oretanos. El terreno tiene varias propiedades y naturaleza diferente. En parte se dan los árboles, en partes hay campos y montes pelados; por lo mas ordinario pocas fuentes y rios; el suelo es recio y que suele dar veinte y treinta por uno cuando los años acuden; algunas veces pasa de ochenta, pero esto es cosa muy rara. En grande parte de España se ven lugares y montes pelados, secos y sin frutos, peñascos escabrosos y riscos, lo que es alguna fealdad. Principalmente la parte que de ella cae hacia el septentrion tiene esta falta, que las tierras que miran al mediodía son dotadas de excelente fertilidad y hermosura. Los lugares marítimos tienen abundancia de pesca, de que padecen falta los que están la tierra mas adentro, caerlas el mar léjos, tener España pocos rios, y lagos no muchos. Sin embargo, ninguna parte hay en ella ociosa ni estéril del todo. Donde no se coge pan ni otros frutos, allí nace yerba para el ganado y copia de esparto á propósito para hacer sogas, gomenas y maromas para los navíos, pleita para esteras y para otros servicios y usos de la vida humana. La ligereza de los caballos es tal, que por esta causa las naciones extranjeras creyeron y los escritores antiguos dijeron que se engendraban del viento; que fué mentir con alguna probabilidad y apariencia de verdad. En conclusion, aun el mismo Plinio, al fin de su Historia natural, testifica que por todas las partes cercanas del mar España es la mejor y mas fértil de todas las naciones, sacada Italia; á la cual misma hace ventaja en la alegría del cielo y en el aire que goza, de ordinario templado y muy saludable. Y si de verano no padeciese algunas veces falta de agua y sequedad, haria sin duda ventaja á todas las provincias de Europa y de Africa en todas las cosas necesarias al sustento y arreo de la vida. Demás que en este tiempo, por el trato y navegacion de las Indias, donde han á levante y á poniente en nuestra edad y en la de nuestros abuelos penetrado las armas españolas con virtud invencible, es nuestra España en toda suerte de riquezas y mercaderías dichosa y abundante, y tiene sin falta el primer lugar y el principado entre todas las provincias. De allí, con las flotas que cada año van y vienen y con el favor del cielo, se ha traido tanto oro y plata y piedras preciosas y otras riquezas para particulares y para reyes, que si se dijese y sumase lo que ha sido, se tendria por mentira; lo cual todo, demás del interés, redunda en grande honra y gloria de nuestra nacion; y dél resulta no menos provecho á las extranjeras, á las cuales cabe buena parte de nuestras riquezas, de nuestra abundancia y bienes.

CAPITULO II.

Del asiento y circunferencia de España.

La postrera de las tierras hácia donde el sol se pone es nuestra España. Parte término con Francia por los montes Pirineos, y con Africa por el angosto estrecho de Gibraltar; tiene figura y semejanza de un cuero de

buey tendido, que así la comparan los geógrafos, y está rodeada por todas partes y ceñida del mar, sino es por la que tiene por aledaño á los Pirineos, cuyas cordilleras corren del uno al otro mar, y se rematan en dos cabos ó promontorios: el uno sobre el Océano, que se llama Olarso, cerca de Fuenterabía; el otro cae hácia el Mediterráneo, y antiguamente se llamó promontorio de Vénus, de un templo que allí á esta diosa dedicaron; ahora, mudada la religion gentílica y dejada, se llama cabo de Cruces. Desde este cabo, donde se remata la Gallia que antiguamente se decia Narbonense, hasta lo postrero del estrecho de Gibraltar, se extiende y corre con riberas muy largas entre mediodía y poniente el uno de los cuatro lados de España, el cual va bañado con las aguas del mar Mediterráneo. Su longi. tud es de docientas y setenta leguas, lo cual se entiende discurriendo por la costa; porque si nos apartamos hácia la tierra ó hácia la mar, de las riberas y promontorios y ensenadas que hace, menor será la distancia; y advierto que cada legua española tiene como cuatro millas de las de Italia. En este lado de España está Colibre, ciudad antigua de la Gallia, al presente mas conocida por su antigüedad y comodidad del puerto que tiene que por la muchedumbre de vecinos, que son pocos, ni arreo de sus moradores, que todo es pobreza. Pasado el cabo de Vénus ó de Cruces, que está cerca de Colibre, síguense dos promontorios ó cabos, dichos antiguamente el uno Lunario, el otro Ferraria ó Tenebrio, que están distantes casi igualmente de la una y de la otra parte de la boca del rio Ebro; en el cual espacio y distancia se ve la boca del rio Lobregat, por donde descarga sus aguas, que siempre lleva rojas, en la mar; y así, los antiguos le llamaron Rubricato, que es lo mismo que rojo. Están tambien en aquel lado las ciudades de Barcelona, Tarragona, Tortosa, Monviedro, que fué antiguamente la famosa ciudad de Sagunto (los godos por sus ruinas la llamaron Murvetrum, muro viejo), bien conocida por su lealtad que guardó con los romanos y por su destruicion y ruina. Despues de Sagunto se siguen Valencia, la boca del rio Júcar y Denia, el cabo de Gatas, dicho así por las muchas piedras ágatas que allí se hallan. Los griegos antiguamente le llamaron Caridemo, que es tanto como gracioso, por tener entendido que las dichas piedras tenian virtud para ganar la gracia de los hombres y hacer amigos. Mas adelante en el mismo lado se ve Almería, la cual se fundó, segun algunos lo creen, de las ruinas de Abdera; otros sieuten ser la antigua Urci, situada en los Bastetanos, que es la comarca de Baza. Despues está Málaga, y finalmente, á la boca del Estrecho, Heraclea ó Calpe, dicha así antiguamente del monte Calpe, donde está asentada y puesta; la cual hoy se dice Gibraltar. Luego se sigue Tarteso ó, como vulgarmente la llamamos, Tarifa, de donde todo el Estrecho antiguamente se llamó Tartesiaco, si ya los nombres de Tartesio y Tartesiaco no se derivan y tomaron de Tarsis, que así se dijo antiguamente Cartago ó Túnez; y pudo ser que se mudasen los nombres á estos lugares por el mucho trato que aquella gente de Africa tuvo en aquellas partes. El mismo Estrecho se llamó Hercúleo, á causa de Hércules, el cual, venido en España, y hechos á manos con grandes materiales y muelles los montes dichos Caspe y Avila de la una y otra parte del Estrecho, que son las

columnas de Hércules, se dice quiso cerrar y cegar aquellas estrechuras, cuya longitud es de quince millas, la anchura por donde mas se estrecha el mar apenas es de siete, conforme á lo que Solino escribe; dado que hoy mas de doce millas tiene de anchura por la parte mas estrecha, la longitud pasa de treinta. El mismo Estrecho se llamó Gaditano, de Cádiz, en latin Gadeis, que es una isla á la salida del Estrecho, que está y se ve á la mano derecha en el Océano. Tomó aquel nombre de una diccion cartaginés que significa vallado, como tambien en hebreo lo significa esta palabra gheder, por ser Cádiz como valladar de España contrapuesto y que hace rostro á las hinchadas olas del mar Océano. Estaba está isla antiguamente apartada setecientos pasos de las riberas de España, y bojaba docientas millas en circuito; al presente apenas tiene tres leguas de largo, que son doce millas, y della por una puente se pasa á la tierra firme: tan cerca le cae. Así se mudan y se truecan las cosas con el tiempo, que todo lo altera. Desde lo postrero del Estrecho hasta el promontorio Nerio, hoy llamado cabo de Finisterre, cuentan los que navegan docientas veinte y seis leguas, porque el cabo de San Vicente, que se decia promontorio Sagrado, el cual está contrapuesto y enfrente de los Pirineos, que es la mayor distancia y longitud que hay en España, y que corre y se mete muy adentro en el mar, ,hace las vueltas de las riberas algo mas largas que si por camino derecho se anduviese. En estas riberas del Océano están asentadas primero Sevilla junto á Guadalquivir, y despues por la parte que el rio Tajo se descarga y entra en el mar la ciudad de Lisboa, las cuales en grandeza, número de moradores y contratacion compiten con las primeras y mas principales de Europa. Está cerca de Lisboa el promontorio Artabro, desde donde el Océano, que á mano siniestra se llamaba Atlántico, comienza á la derecha á llamarse Gallico ó Gallego, como, segun yo creo, en el mar Mediterráneo los nombres de Baleárico y Ibérico que tiene se distinguen por el rio Ebro, aledaño del un mar y del otro. El lado tercero de España, que corre entre los vientos cierzo y cauro ó gallego, extiende por espacio de ciento y treinta y cuatro leguas sus riberas, no iguales y derechas, como lo sintió Pomponio Mela, antes hacen no menos senos y calas, ni son menos desiguales que los demás costados desta provincia. Los puertos mas principales que en aquella parte caen son el de la Coruña, que se decia Brigantino, el de Laredo y el de Santander. Por ventura se podria decir que la forma antigua de las marinas de España, así bien como en las demás provincias, se ha mudado, en parte por comer el mar las riberas, y en parte por diversas ocasiones y montes que se han levantado de nuevo donde no los habia, que desacreditan las antiguas descripciones de la tierra, y no dan poco en qué entender á los que de nuevo escriben; que tal es la inconstancia de la naturaleza y de las cosas que en la tierra hay. La longitud de los Pirineos, que es el cuarto lado de España, doblando algun tanto hácia ella, se extiende con sus cordilleras muy altas, y corre entre septentrion y levante desde el mar Océano hasta el Mediterráneo por espacio de ochenta leguas. Justino pone seiscientas millas, en que sin duda los números, por la injuria del tiempo en esta parte, están mudados. Desde el muy alto monte de Cantabria, Ha

mado San Adrian, los que allí pasan dicen que se ve el uno y el otro mar, si ya el engaño y apariencia no hace tomar lo que parece por verdadero, y afirmar por cierto lo que á los ojos se les antoja de los que por allí pasan.

CAPITULO III.

De los montes y rios principales de España.

cu

Entre Vizcaya y Navarra, desde Roncesvalles, lugar bien conocido por la matanza y destrozo que allí se hizo de la nobleza de Francia cuando Carlomagno quiso por fuerza de armas entrar en España, cierto ramo de montes que nace y se desgaja de los Pirineos y se endereza al poniente, deja á la diestra los Cántabros y las Astúrias, y mas adelante corta y parte por medio la provincia de Galicia, donde lace el cabo de Finisterre en lo último de España, que corre y se mete mucho en la mar. Distinguense por este monte en España los ultramontanos de los citramontanos, ó como el vulgo habla, los montañeses de aquende y de allende. Destos montes hácia la parte de mediodía el monte Idubeda, llamado así de los antiguos, se desgaja. Tiene su principio cerca de las fuentes de Ebro, que están sobre los Pelendones, pueblos antiguos de España; por mejor decir, nace en las vertientes de Astúrias, donde está un pueblo, por nombre Fontibre, que es lo misino que Fuentes de Ebro. Al presente este monte Idubeda se llama montes de Oca,` del nombre de una ciudad antigua llamada Auca, yos rastros se muestran cerca de Villafranca, cinco leguas sobre Burgos. Y pasando el dicho monte por Bribiesca y por los arevacos, donde se empinan las cumbres del monte Orbion, no léjos de Moncayo, discurre entre Calatayud y Daroca hasta tanto que se remata en el mar Mediterráneo cerca de Tortosa; de la cual ciudad toman hoy apellido las postreras partes de este monte, que son y se llaman los montes de Tortosa. Este monte Idubeda hace que el rio Ebro no corra hácia poniente, como los otros rios mas nombrados y mas famosos de España; antes á la parte de mediodía por dos bocas entra y se descarga en el mar Mediterráneo. Del monte Idubeda toma principio el monte Orospeda, que al principio se alza tan poco á poco, que apenas se echa de ver, pero empinándose despues y discurriendo mas adelante, hace y deja formados, primero los montes de Molina, despues los de Cuenca, donde á mano izquierda nace y tiene sus fuentes Júcar, y á la derecha Tajo, rios bien conocidos. Desde allí forma los montes de Consuegra, cerca de la cual en los campos laminitanos, hoy campo de Montiel, brotan las fuentes y los ojos de Guadiana. Pasa desde allí á Alcaráz y Segura, donde hácia partes diferentes y hácia diversos mares nacen dél y corren los dos rios, el de Segura, que se dijo antiguamente Tader, y el de Guadalquivir en el bosque Tijense, no léjos del lugar de Cazorla, distante de las fuentes de Guadiana por mas de veinte y cinco leguas. Desde Cazorla este monte Orospeda se parte en dos brazos, de los cuales uno enfrente de Murcia se remata en el mar cabe Muxacra ó Murgis, á manderecha del cual caen los Bastetanos, dichos así de la ciudad Basta, que es hoy Baza, y á la siniestra los contestanos, pueblos y gentes antiguas de España, cuya cabecera hoy es Murcia. La otra parte se extiende hácia Málaga, y juntándose con los montes de Granada, pasa mas ade

lante de Gibraltar y de Tarifa con tanto denuedo, que parece, pasado el mar y cegado el Estrecho, pretende diversas veces y por diferentes partes abrazarse y juntarse con Africa. De Orospeda, cerca de Alcaráz, proceden los montes Marianos, vulgarmente dichos Sierramorena, cuyas raíces casi siempre hasta el mar Océano baña el rio Guadalquivir, el cual desde Andújar parte por medio la Andalucía, pasa por Córdoba, Itálica y Sevilla, y últimamente se envuelve en el mar Océano cerca del lugar que antiguamente llamaron Templo del Lucero, y hoy se dice Sanlúcar. Entra en el mar este rio al presente por una boca; antiguamente entraba por dos, pues Nebrija y Asta, que ponian los antiguos en el estero de Guadalquivir, ahora distan dél y de su boca por espacio de dos leguas. Volvamos atrás. No léjos del principio de Orospeda y cerca del Moncayo, en medio de las llanuras y la canipiña muy tendida, se levantan otros montes, los cuales no hay duda sino que son brazos de los Pirineos, como los demás montes de España, con los cuales toda ella está entretejida y enlazada; bien que al principio apenas se echaria de ver que se levanten, si no fuese por las vertientes diferentes y porque el rio Duero, que como nazca en los Pelendones y hasta Soria corra claramente hacia la parte de mediodía, le hacen desde allí dar vuelta y seguir la derrota del poniente derechamente. Destos montes acerca de los antiguos escritores ni hallo nombre ni mencion alguna ; al presente tienen muchos apellidos, y siempre diferentes y nuevos, que toman por la mayor parte de las ciudades que les caen cerca, como de Soria, Segovia y Avila; en particular Castilla, la mayor de las provincias de España, se divide por estos montes en Castilla la Nueva y la Vieja. Los mismos mas adelante pasan cerca de Coria y Plasencia, bañados á la siniestra del rio Tajo, y siguiendo aquella derrota, parten á Portugal en dos partes casi iguales. Ultimamente se rematan en el lugar llamado Sintra, que está puesto sobre el monte Tagro, siete leguas de Lisboa hácia septentrion, donde dejan formado en el mar Océano el promontorio ó cabo, que por lo menos Solino le llamó Artabro.

CAPITULO IV.

De dos divisiones de España, la antigua y la moderna. La antigua España se dividió en tiempo de los romanos en tres partes, conviene á saber: en la Lusitania, la Bética y lo que llamaban Hispania Tarraconense. Los lusitanos poseian lo postrero de España lácia el Océano occidental; tenian por linderos al rio Duero al septentrion, y á la parte de mediodía al rio Guadiana; y desde el rio Duero, que cae en frente de Simancas, una línea que se tira hasta la puente del Arzobispo, y desde allí pasa á los Oretanos, que eran donde está ahora Almagro, hasta la ribera de Guadiana, terminaba aquella provincia, y la dividia de la provincia Tarraconense. De tal suerte que comprehendia la Lusitania en su distrito á Avila, Salamanca, Coria, tierra de Plasencia y Trujillo, y otras ciudades y lugares que de presente pertenecen y son de Castilla. Seguíase la Bética ó Andalucía, la cual está rodeada por los tres lados del rio de Guadiana, y del uno y del otro mar hasta Murgis ó Muxacra, pueblo que estaba asentado cerca del promontorio Caridemo ó cabo de Gatas, desde donde ti

rada una línea hasta los términos de Castulon y hasta los Oretanos, donde está la rica villa de Almagro, resulta el otro lado de la Bética á la banda de levante donde sale el sol. Todas las demás tierras de España se llamaron y tomaron el apellido que tenian de España Tarraconense del nombre de Tarragona, nobilísima poblacion y colonia de los Scipiones, y que fué por largo tiempo la silla del imperio romano, donde los pueblos trataban sus pleitos, y de donde procedian las leyes con que los vasallos se gobernaban y los consejos de la paz y de la guerra. La cual san Isidoro, conforme á la division del gran Constantino, que se halla en Sexto Rufo, dividió en la Tarraconense, en la Cartaginense y Galicia, sin señalar los linderos que cada una destas tres provincias tenian; y no es maravilla, por haberse mudado muchas veces, ya estrechando estas provincias, ya alargándolas, por voluntad de los que mandaban, ó conforme las diferentes ocasiones sucedian. Toda la España Tarraconense comprehenden los mas debajo del nombre de España citerior, que es lo mismo que de aquende, así como la Lusitania y la Bética entienden debajo del nombre de España ulterior; ca los que ponen por términos destas dos Españas citerior y ulterior al rio Ebro, á los tales y á su opinion resisten Plinio y los mas eruditos; bien que sin duda en algun tiempo fué así, que se dividian las dos Españas sobredichas con aquel rio, de suerte que todo lo que está desta parte de Ebro hácia poniente se llamó algun tiempo España ulterior, y citerior lo que cae de la otra parte. La una y la otra España sin duda en este tiempo tienen nuevos y muchos nombres, los cuales reducir á cierto número es dificultoso; si bien se pueden todos comprehender debajo de cinco nombres de reinos que resultaron, y se levantaron como echaban de España los moros. El reino de Portugal y su gente tiene por fundadores á los franceses con su caudillo dou Enrique, que fué del linaje de los príncipes de Lorena, dado que nació en Besanzon, ciudad de Borgoña. Su suegro don Alonso el VI, rey de Castilla, le dió con su hija doña Teresa la ciudad de Portu, asentada á la boca del rio Duero, y otros pueblos comarcanos. De Portu y de Gallia, que es la Francia, se forjó el nombre de Portugal, la cual opinion siguen algunos autores. Lo mas cierto es lo que sienten otras personas mas eruditas y cuerdas, que de un lugar que estaba en aquel puerto, que se dijo Cale, y al presente Caya, y de Portu se compuso este nombre de Portugal. Extiéndese Portugal por la longitud algo mas que la antigua Lusitania, pues pasado el rio Duero, llega con campos muy fértiles hasta el rio Miño, y sus riberas sobre el mar Océano contienen y se extiendeu no menos de ciento y diez y siete leguas. Pero la misma provincia es mas angosta que la Lusitania, y su anchura es casi igual hacia el oriente; porque comenzando un poco sobre Berganza, y pasando por los rios Duero y Tajo, llega á Beja, ciudad puesta en la ribera de Guadiana, rio con que se termina hácia mediodía el sobredicho reino de Portugal. Por el septentrion y á la parte de levante alinda y está pegado con el reino de Leon, que es la segunda provincia de las cinco ya dichas. Toma este reino su apellido de la ciudad de Leon, que fué y es hoy la Real y metrópoli de aquella provincia. Contiene en sí la Galicia toda y las Astúrias de Oviedo, las cuales desde el rio Mearo y

desde el lugar de Ribadeo llegan con sus riberas extendidas hasta el puerto de Llanes. Ultra desto, de Castilla la Vieja pertenece al reino de Leon todo lo que está comprehendido entre el bosque de Pernía y el rio Carrion hasta que llega á Pisuerga y entra en Duero; y pasado el rio Duero, otro rio llamado Heva, y Regamon que con él se junta, son los aledaños deste reino; finalmente, una línea tirada entre Salamanca y Avila, que toca las cumbres de aquellos montes y llega á la raya de Portugal. Este fué antiguamente el distrito del reino de Leon. Juntósele adelante, sacada Plasencia y su diócesi, toda la Extremadura, así dicha por haber, después que se comenzó á recobrar España de los moros con varios sucesos de las guerras, sido mucho tiempo frontera y lo extremo y postrero que por aquella parte poseian los cristianos. Otrosí traen diferente derivacion y causa deste nombre de Extremadura; cuya opinion se relatará en otro lugar, y en este ni la reprobamos ni la recibimos. Extendiéronse otrosi algun tiempo los términos deste reino hasta Mérida, ciudad de la Lusitania, y Badajoz, ciudad de la Bética, como en sus lugares irá declarando la historia. El reino de Navarra, que contamos en tercer lugar entre los reinos de España, está asentado en tierra de los Vascones, pueblos antiguos de España. Tiene por las espaldas por linderos y raya los Pirineos y parte del monte que dijimos se remata en el cabo de Finisterre; por las demás partes le ciñen el rio Aragon ó Arga á mediodía, y por la banda de poniente otro pequeño rio que entra en Ebro bajo de Calahorra, y una parte del mismo Ebro son sus términos y mojones. Esto es lo que contiene de allá de Ebro, porque tambien desta parte del mismo rio los reyes de Navarra, por via de dote, poseyeron á Tudela de Navarra, con otros lugares comarcanos á esta provincia. Dado que es estrecha de términos y no muy llena de gente, tanto, que en este tiempo solamente hace cuarenta mil fuegos ó vecinos, pareció ponella entre las principales partes de España, porque los vascones, antiguos moradores della, fueron de tanto valor, que por sí, sin ayuda de los demás españoles, ganaron de moros muy á los principios aquellas tierras, y con nombre y corona real las poseyeron y conservaron hasta la edad y memoria de nuestros padres constantemente, extendiendo muchas veces por varios sucesos de la guerra y ampliando su señorío de manera, que en la ciudad de Nájara se ven sepulcros de aquellos reyes, y en lugares bien distantes de lo que hoy es Navarra se hallan rastros manifiestos de haber tenido mayor distrito que hoy les pertenece. Quien deduce esta palabra de Navarra de otra á ella semejable, saber navaerria, que compuesta de las lenguas vizcaína y castellana, es lo mismo que tierra llana. Los castellanos llaman navas á las llanuras, los cántabros á la tierra llaman erria, todo junto querrá decir tierra Lana; imaginacion aguda y no muy fuera de propósito ni del todo ridicula. Nos en estos nuestros Comentarios y en esta historia llamamos en latin vascones á aquella provincia y á los moradores della, que es lo mismo que Navarra y navarros. Está este reino dividido en seis partes ó merindades, que son la de Pamplona, la de Estella, la de Tudela, la de Olite y la de Sangüesa. La sexta, llamada Ultrapuertos, cuya cabeza es San Juan de Pié de Puerto, está y ha quedado sola en po

es á

der de los señores de Bearne. El reino de Aragon se divide en Cataluña, Valencia y la parte que propiamente se llama Aragon. Está ceñido por las tres partes de mediodía, levante y septentrion con el mar Mediterráneo y con aquella parte de los Pirineos donde estaban los ceretanos, y hoy Cerdania, y con la raya de Navarra. Por el poniente tiene por término el rio Ebro por la parte que toca á Navarra. Desde allí se tira una línea con muchas y grandes vueltas que hace por Tarazona, Daroca, Hariza, Tiruel, Játiva y Origüela hasta la boca del rio Segura, que está entre Alicante y Cartagena, donde la dicha línea toca en nuestro mar, y divide las tierras de la corona de Aragon de lo restante de España. Tienen los de Aragon y usan de leyes y fueros muy diferentes de los demás pueblos de España, los mas á propósito de conservar la libertad contra el demasiado poder de los reyes, para que con la lozanía no degenere y se mude en tiranía, por tener entendido, como es la verdad, que de pequeños principios se suele perder el derecho de la libertad. El nombre de Aragon se deriva de Tarraco, que quiere decir Tarragona, ó lo que es mas probable, del rio Aragon, hoy Arga, el cual corre por donde al principio se comenzaron á ganar de los moros y á extender los términos y distrito de aquel reino. En Castilla, la cual creen llamarse así de la muchedumbre de castillos que en ella habia, y la cual sola en anchura de términos, templanza del cielo, fertilidad de la tierra, agudeza de los ingenios, ricos arreos, y particular y fértil hermosura, sobrepuja todas las demás provincias de España, y no da ventaja á ninguna de las extranjeras, comprehendemos parte de las Astúrias, es á saber: las de Santillana y toda la Cantabria, antiguamente pequeña region y que no tocaba á los Pirineos, despues mas ancha, de que es argumento la ciudad que antiguamente se llamó Cantabriga, y estaba puesta, como se cree, entre Logroño y Viana á las riberas del Ebro, en un collado empinado que hasta hoy se llama Cantabria vulgarmente; y en San Eulogio Mártir se halla el rio Cantaber, que se entiende es Ega ó Ebro, con el cual se junta el rio Aragon; todo lo cual muestra fué la Cantabria algun tiempo mayor de lo que Ptolomeo señala, y aun de lo que hoy llamamos Vizcaya. Está el señorío y distrito de Vizcaya partido en Vizcaya, Guipúzcoa, Alava y las montañas. En Vizcaya, que por la mar se tiende desde Portugalete hasta Hondarroa, están las villas de Bilbao y Bermeo. Las marinas de Guipúzcoa desde las de Vizcaya llegan á Fuenterabía; caen en su distrito, demás de San Sebastian y el puerto de Guetaria, Salinas, Tolosa; la ciudad de Victoria y Mondragon son pueblos de Alava. Verdad es que en Castilla todos los de aquel señorío y lengua los llamamos vizcaínos, no de otra manera que los de la Gallia Bélgica, sujeta á la casa de Austria, llamamos generalmente flamencos, si bien el condado de Flándes es una pequeña parte de aquellos Estados. Contiene demás desto el reino de Castilla no pocas ciudades de Castilla la Vieja, y entre ellas las de Búrgos, Segovia, Avila, Soria y Osma. El reino de Toledo es asimismo parte de Castilla, el cual hoy se llama Castilla la Nueva, y antiguamente la Carpetania. Corre por medio dél el rio Tajo, por sus arenas doradas, suavidad del agua, fertilidad y hermosura de los campos que riega, el mas celebrado de España; corre hacia la parte de poniente,

plantada á manera de árboles con la bondad de la tierra se ablanda y mejora, y por ser inaccesibles los montes donde mora, ó nunca recibió del todo el yugo del imperio extranjero, ó le sacudió muy presto. Ni carece de probabilidad que con la antigua libertad se haya allí conservado la lengua antigua y comun de toda la provincia de España. Otros sienten de otra manera, y al contrario, dicen que la lengua vizcaína siempre fué particular de aquella parte, y no comun de toda España. Muévense á decir esto por testimonio de autores antiguos, que dicen los vocablos vizcaínos, especialmente de los lugares y pueblos, eran mas duros y bárbaros que los demás de España, y que no se podian reducir á declinacion latina. En particular Estrabon testifica que no un género de letras ni una lengua era comun á toda España. Confirman esto mismo los nombres briga, que es pueblo, cetra escudo, falarica lanza, gurdus gordo, cusculia coscoja, lancia lanza, vipio zaida, buteo cierta ave de rapiña, Necy por el dios Marte, con otras muchas dicciones que fueron antiguamente propias de la lengua de los españoles, segun que se prueba por la autoridad y testimonio de autores gravísimos, y aun algunas de ellas pasaron sin duda de la española á la lengua latina; de las cuales dicciones todas no se halla rastro alguno en la lengua vizcaína; lo cual muestra que la lengua vizcaína no fué la que usaba comunmente España. No negamos empero haya sido una de las muchas lenguas que en España se usaban antiguamente y tenian; solo pretendemos que no era comun á toda ella. La cual opinion no queremos ni confirmarla mas á la larga, ni seria á propósito del intento que llevamos detenernos mas en esto.

mas revuelve algun tanto hacia el mediodía, como tambien hacen esta vuelta los rios Duero, Guadiana y Guadalquivir. Pasa Tajo en particular por Toledo, ciudad situada en medio de España, luz y fortaleza de toda ella, fuerte por la naturaleza del sitio, excelente por la hermosura y ingenios de sus moradores, señalada por el culto de la religion y estudio de las ciencias, bienaventurada por el saludable cielo de que goza. Y dado que su suelo es estéril y en gran parte lleno de peñas, mas por la bondad de los campos comarcanos es abundante de todo género de mantenimientos y de arreos. Cíñela el rio casi toda al derredor, que pasa acanalado por entre dos montes ásperos y altos, no sin grande maravilla de la naturaleza. Queda solamente de la ciudad por ceñir hácia el septentrion una pequeña entrada de áspera subida y ágria. Pasado Toledo, á la ribera del mismo rio, está asentada Talavera, que Ptolomeo llama Libora, villa grande en número de gente y de tierra fértil y abundosa. Desde allí el dicho Tajo corta por medio la Lusitania, cuyos términos caian allí cerca, y aumentado de muchos rios que en él entran, se mete en el Océano junto á la ciudad de Lisboa. En la misma parte de España se comprehende la provincia Cartaginense, donde están Cartago Spartaria, hoy dicha Cartagena, Murcia y Cuenca y los Celtiberos, cuya cabeza fué Numancia; demás desto la Mancha de Aragon en los Contestanos. Pertenece otrosi al reino de Castilla la Bética, que es casi lo que hoy se dice Andalucía, donde están Sevilla, Córdoba y Granada, ciudad que antiguamente se llamó Illiberris, por lo menos estuvo la dicha Illiberris cerca de donde hoy está Granada; de lo cual, demás de otros rastros que desto quedan, es argumento muy claro la puerta de Granada, llamada de Elvira, y un monte que alli hay, que se llama del mismo apellido.

CAPITULO V.

De las lenguas de España.

Todos los españoles tienen en este tiempo y usan de una lengua comun, que llamamos castellana, compuesta de avenida de muchas lenguas, en particular de la latina corrupta; de que es argumento el nombre que tiene, porque tambien se llama romance, y la afinidad con ella tan grande, que lo que no es dado aun á la lengua italiana, juntamente y con las mismas palabras y contexto se puede hablar latin y castellano, así en prosa como en verso. Los portugueses tienen su particular lengua, mezclada de la francesa y castellana, gustosa para el oido y elegante. Los valencianos otrosí y catalanes usan de su lengua, que es muy semejante á la de Lenguadoc, en Francia, ó lenguaje narbonense, de donde aquella nacion y gente tuvo su orígen; y es así, que ordinariamente de los lugares comarcanos y de los con quien se tiene comercio se pegan algunos vocablos y algunas costumbres. Solos los vizcaínos conservan hasta hoy su lenguaje grosero y bárbaro, y que no recibe elegancia, y es muy diferente de los demás y el mas antiguo de España, y comun antiguamente de toda ella, segun algunos lo sienten; y se dice que toda España usó de la lengua vizcaína antes que en estas provincias entrasen las armas de los romanos, y con ellas se les pegase su lengua. Añaden que como era aquella gente de suyo grosera, feroz y agreste, la cual tras

CAPITULO VI.

De las costumbres de los españoles.

Groseras sin policía ni crianza fueron antiguamente las costumbres de los españoles. Sus ingenios mas de fieras que de hombres. En guardar secreto se señalaron extraordinariamente; no eran parte los tormentos, por rigurosos que fuesen, para hacérsele quebrantar. Sus ánimos inquietos y bulliciosos; la ligereza y soltura de los cuerpos extraordinaria; dados á las religiones falsas y culto de los dioses; aborrecedores del estudio de las ciencias, bien que de grandes ingenios. Lo cual transferidos en otras provincias, mostraron bastantemente que ni en la claridad de entendimiento, ni en excelencia de memoria, ni aun en la elocuencia y hermosura de las palabras daban ventaja á ninguna otra nacion. En la guerra fueron mas valientes contrá los enemigos que astutos y sagaces; el arreo de que usaban simple y grosero; el mantenimiento mas en cantidad que exquisito ni regalado; bebian de ordinario agua, vino muy poco; contra los malhechores eran rigurosos, con los extranjeros benignos y amorosos. Esto fué antiguamente, porque en este tiempo mucho se han acrecentado, así los vicios como las virtudes. Los estudios de la sabiduría florecen cuanto en cualquiera parte del mundo; en ninguna provincia hay mayores ni mas ciertos premios para la virtud; en ninguna nácion tiene la carrera mas abierta y patente el valor y doctrina para adelantarse. Deséase el ornato de las letras humanas, á tal empero que sea sin daño de las otras ciencias. Son

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