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En 1826 obtuvo de Bolívar el rango de general de división y fue condecorado con la medalla de su busto.

Al paso que el periódico oficial de Arequipa, El Republicano, publicaba con anuencia del prefecto escritos acomodados al orden de cosas que prevalecía, no dejó de señalarse a La Fuente como fomentador en secreto de las ideas federales que aparecieron en otros periódicos, en cuyos renglones se zahería a la capital de Lima y se sostenía que el bien de Arequipa dependía de separarse de la unidad peruana. Verdaderas o falsas las sospechas y dudas sobre la intervención o disimulo de La Fuente en cuanto a aquellas tendencias subversivas, él escribió al Gobierno sincerándose y cuidó de que El Republicano se ocupara del mismo objeto. El Peruano de 27 de diciembre de 1826 copió de aquel un artículo como para satisfacerlo 36.

Faltaba poco para que sucesos de mucha entidad obligasen al general La Fuente a caer en las contradicciores en que incurren los que tratan sólo de su provecho, los que aceptan cualquier régimen sin conocerlo ni consultar sobre él a su conciencia o a sus deberes, los que se acomodan con un caudillo mientras dura su prosperidad y lo explotan para negarlo a su tiempo y afiliarse en bando antipoda "7

Con fecha 4 de enero de 1827 dijo el prefecto La Fuente al Ministerio de lo Interior: "Arequipa y yo hemos recibido y jurado con el mayor contento y regocijo la Constitución (que formó Bolívar y aceptaron los colegios electorales y todo el país) poseídos de tierna gratitud al Libertador, nuestro Presidente Vitalicio, y con aquellas emociones de ternura que saben arrancar del corazón los grandes y benéficos acontecimientos. Protesto ser un Argos sobre el cumplimiento de esta carta nacional y que jamás por mi parte se verá la más pequeña infracción de su letra ni de una coma. Con ella tomo nuevo aliento para empezar a trabajar por la patria" 38

36 Vid. Nota complementaria 7.

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87 Gabriel René-Moreno en su comentario bibliográfico sobre la publicación Constitución para la República Peruana, Lima, 1826, que es el tema de la glosa de Mendiburu, decia: "Las firmas notables que encabezan el entronizamiento de la presente hegemonía son las mismas que encabezarán la próxima inmediata execración del hombre [(Bolivar)]". (Biblioteca Peruana Apuntes para un catálogo de impresos, Tomo I, Santiago de Chile, 1896, pág. 100, nota 362). O sea, no fue La Fuente el único que incurrió en aparente pecado. Aparente pecado que fue necesario en su época y que el propio Bolívar, el apasionado Bolivar, lo sancionó con gran comprensión en su carta de Caracas, 8 de junio de 1827, al Gran Mariscal Santa Cruz (Simón Bolívar, Obras completas (ya citadas), Tomo II, La Habana, 1947, pág. 118). Mendiburu hizo un extracto del oficio del Prefecto La Fuente al Secretario de Estado y del despacho del Interior. Dicha nota está reproducida por Manuel Odriozola, Documentos históricos del Perú, Tomo VII, Lima, 1875, pág. 193.

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Treinta y seis días después, el 8 de febrero y por cuanto una división colombiana se había insurreccionado en Lima y abierto el paso a un cambio de sistema y de gobierno absolutamente opuestos a lo recién celebrado y jurado, el mismo general prefecto de Arequipa escribió también de oficio a dicho Ministerio del Interior, en que ya no estaba Pando sino Vidaurre: "Estoy persuadido de que una estrella benéfica preside los destinos del Perú, pues un cambio de esta especie aparece sancionado como un acto natural de la administración. No hay remedio: que los derechos de la verdad son de tal naturaleza que al cabo llegan a triunfar sobre los embarazos del tiempo", etc. Y continuó en su puesto, consagrado al desarroilo de la ruidosa transición de entonces, que fue para Bolívar una lección amarga que le patentizaba la flaqueza de sus fuerzas y la fe de los hombres (peruanos o colombianos) a quienes no supo conocer y en quienes soñó apoyarse para reemplazar con sus quebradizos derechos a los del Rey de España, que él había destruído, diciendo que era para dar libertad a los pueblos sudamericanos 39.

A fines de 1827 en Arequipa un jefe del Ejército maltrató de obra a los editores de un periódico titulado "Arequipa libre", porque no querían publicar un articulo contra Luna Pizarro. El Gobierno excitó a La Fuente para que se descubrieran y juzgaran los autores del atentado, reconviniéndole por la falta de providencias activas en tan grave caso. La Fuente, que estaba tildado de complicidad, o al menos de tolerancia, de aquel hecho contestó al ministerio "que le indicara cuáles debían ser las diligencias que se practicasen para conseguir la averiguación que se deseaba" 40

El Congreso General de 1827 recibió una felicitación oficial del general La Fuente, cuyo paso nuevo y, si se quiere, indebido en un prefecto podía mirarse por la gente inocente como un testimonio de buena fe. Ese escrito abundaba en protestas de sumisión y en encomios poco decorosos: "Me considero con derecho -dijo- a asegurar que nadie nos aventajará en el amor a la representación nacional, en el respeto y subordinación a las leyes...". "Protesto que seremos el modelo de las virtudes civicas...", 41

etc.

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41 Esta nota "Al Soberano Congreso Constituyente", está integramente transcrita por Manuel Odriozola, Documentos históricos del Perú, Tomo VII, Lima, 1875. pág. 358-359; la siguen similares del Obispo, de la Municipalidad y de la Academia Lauretana de Arequipa.

Y cuando ese Congreso dió la Constitución de 1828, apareció una nota del mismo prefecto La Fuente, de la cual no es posible omitir aquí algunas frases: "Yo conozco en esta parte mi obligación y después de haber jurado la Carta, sé que mi ocupación exclusiva es respetarla y que sería el último y más criminal de los hombres si faltase a este deber". Aunque en esta serie de exageradas, contradictorias y falsas protestas, tuviese mucha parte el genio inquieto de los abogados Loyo y Martínez 12, sus secretarios, ansiosos de escribir pedantescas declamaciones sin tener fe en lo que decían, ni miramiento alguno al público, ni reflexionar los resultados, parece que el general La Fuente en la repetición de actos semejantes siempre desmentidos con sus obras hubiese estudiado el modo de complicar y agravar su deshonra o que, teniendo a los peruanos por unos insensatos, pretendiera mofarse de los Congresos, de los gobiernos y de las leyes de su país.

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Con motivo de la guerra con Colombia proclamó el general La Fuente, en 1828, a los arequipeños para excitar su patriotismo; y, hablando de Bolívar, se lee lo siguiente, entre otras terribles palabras: "El dolor de haber perdido esta rica presa, que creyó suya en el frenesi de su orgullo, le persuade que tendrá medios de reconquistarla"

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Pidió ser empleado en el Ejército. Y el Presidente La Mar, aprovechando de este ofrecimiento, al marchar al Norte por setiembre, previno al Vice presidente Salazar relevase al general La Fuente con el prefecto de Puno, coronel don Juan Francisco Reyes, y le diese orden de presentarse en la campaña. El ministro Galdiano, al comunicar esto a Reyes, tuvo el poco tacto de encarecerle su pronta venida a Arequipa, en un lenguaje cuasi alarmante, autorizándole para dejar en Puno el sucesor que él tuviese a bien ~cosa nunca acostumbrada- y recomendándole que, ante todo, fuese infatigable en perseguir el contrabando escandaloso que se hacía en la costa de Arequipa, encargo bien extraño e inusitado en la nota especial de un nombramiento de esa clase 44

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Dr. Manuel Cayetano de Loyo y Dr. Andrés Martínez y Orihuela, del úl timo dice Santiago Martínez: "En ese mismo año de 1827, fue secretario de la Prefectura" (Monografía de la Corte Superior de Arequipa y apuntes biográficos de todos sus vocales y fiscales (1825-1925), Arequipa, 1925, pág. 74, en esa misma obra la biografía de Martinez en las págs. 73-76 y otra en el mismo Santiago Martinez, Arequipeños ilustres, Arequipa MCMXXXVIII, pág. 81-90). Andrés Martínez destacó posteriormente como político, alcanzando relieve nacional.

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Esta proclama se tituló El general prefecto, a los habitantes del departamento y fue datada en "Arequipa, Setiembre 9 de 1828" y reproducida por Manuel Odriozola, Documentos históricos del Perú, Tomo VIII, Lima, 1876, pág. 320-321.

44 Manuel Odriozola, Documentos históricos del Perú, Tomo VIII, Lima, 1876, pág. 396.

Acompañó a ésta una carta en que el Vicepresidente Salazar decía a Reyes que su presencia en Arequipa era muy urgente "5.

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Nota y carta salieron impresas en el número 52 de "Arequipa libre", por orden privada del mismo general La Fuente que hubo esos documentos por habérselos enviado, abusando de confianza, una persona inmediata a Reyes, desde Puno. Y esto dió mérito a que La Fuente pasase al Gobierno en 19 de octubre una difusa nota, la más destemplada y descortés que puede imaginarse y que el que quiera caracterizarla bien es indispensable la lea. De cada palabra formó un agravio y una glosa maliciosa: ultrajó de mil modos a la autoridad suprema y habló de si mismo con necedad admirable: "¿Cómo se me hizo creer que era yo necesario en el Ejército, cuando el llamamiento fue para sacarme de la prefectura? ¿Cómo se han olvidado los muy importantes servicios practicados por mi en los días presentes, sin recordar lo grande de los pasados? ¿Cómo postergar mi mérito antiguo y de tanto peso, al de aquellos que apenas empiezan nombrándome un sucesor con la facultad honrosa y no usitada de que él deje en su lugar al que sea de su agrado? ¿Por qué privarme de esta gracia y llamarme por una sorpresa, que tiene todas las realidades de separación por castigo?... siendo a mi favor el contrapeso en cuantas cualidades pueden buscarse en un funcionario público".

En cuanto al contrabando, como si su conciencia no estuviese limpia, el general La Fuente comentó el inoportuno encargo que hizo el Ministerio al coronel Reyes, explicando que esto significaba que a él se le creía reo de dicho crimen y que, por tanto, se le quitaba la prefec

tura.

Concluyó la fastidiosa nota diciendo que si" cuando me llamó el Presidente quería volar a su lado y personarme a los riesgos y trabajos, hoy, que se me presentan los objetos de esa medida, digo también abiertamente, que me niego al cumplimiento de ella... Repito que no salgo sin ser estrictamente residenciado" 46

El ministro Figuerola contestó a estos desacatos sin hacer aprecio de ellos. Dijo a La Fuente "que él se había brindado para servir en la campaña y que, accediendo a sus deseos, no se sabía cuál era el desaire y castigo de que se quejaba. Que toda la nota era una interpretación de los documentos a que aludia. Que la residencia no se debía demandar ante el Gobierno según la ley. Que el militar debía ser obediente y que cumpliese con marchar al momento para Paita" "

45 Ibidem, pág. 397.

46 Vid. nota complementaria 10.

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Sin embargo de esto, aunque entregó a Reyes la prefectura 48, no obedeció en lo demás al Gobierno. Su ofrecimiento de ir a la guerra con Colombia había sido falso y de pura cortesía, para ganar aura popular y creyendo no se le aceptase 49.

A fines de 1828 se juntaron en Arequipa Santa Cruz -que había regresado de Chile y le llamaban a Bolivia para que tomase el mando—, Gamarra que, después de concluir la campaña que hizo en esta República, se dirigía con la mayor parte de su ejército al Norte, para aumentar las fuerzas que obedecían al Presidente La Mar- y La Fuente, a cuyas órdenes puso Gamarra una división para que siguiese sobre Lima 50, cuyo mando procuró él, con el fin de estar armado y llevar al cabo su tema de no ir solo a la campaña de Colombia. Los tres tramaron en esa ocasión el plan 51 de derrocar al Gobierno, dividir el Perú en dos estados y unirlos con Bolivia por medio de un pacto federal, para después formar una sola Nación. Gamarra debía como lo cumplió destituír a La Mar en el Ejército; La Fuente, apoderarse de la suprema autoridad que ejercía el Vicepresidente Salazar; y Santa Cruz, disponer en Bolivia lo necesario a la realización de lo restante de la empresa, auxiliando entre tanto a sus aliados, si preciso fuese. La paz con Colombia era base indispensable como mira patriótica para devolver al Perú la tranquilidad turbada con una guerra perniciosa.

Gamarra en estos conciertos llevaba el designio de asegurarse con un resguardo positivo, que tal lo era Santa Cruz, para el caso de no serle fácil la revolución contra La Mar o de tener en el ejército del Norte algún contratiempo. Pero el general La Fuente obraba sin cálculo ni examen del porvenir; y si él era hombre aparente para ir adelante en el objeto combinado, necesitaba ser dirigido con cautela para evitar también se descaminase. Por eso puso Gamarra a su lado quiénes impulsasen los sucesos los coroneles Castro y Escudero y condujesen a La Fuente en su difícil misión.

En aquellos días memorables de Arequipa, alarmados algunos liberales y queriendo penetrar en los misterios que se advertían, se junta

48 Vid. nota complementaria 11.

49 La opinión pública del Perú y Colombia eran opuestas a la guerra entre ambos estados, en estos están acordes los historiadores y las opiniones que se encuentran en la documentación y las memorias de los hombres de esa época, por eso el sentimiento intimo de La Fuente era de que el Perú no debía ir a la guerra contra Colombia, pero como un soldado de no necesariamente actúa de acuerdo con sus sentimientos íntimos, sino el mandato del deber, no encontramos razón a los cargos que se le hacen a La Fuente.

50 Vid. nota complementaria 12. 51 Vid. nota complementaria 13.

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