Imágenes de página
PDF
ePub

facciosos se situaron en Pultunchara, cuyo cerro fue atacado en ese día derrotándolos completamente; y Bermúdez persiguió los restos fugiti

[blocks in formation]

Volvió a encargarse del ministerio de Guerra el general Bermúdez, el 5 de octubre. Cumplió su período constitucional el general Gamarra y dejó de mandar el 19 de diciembre de 1833 26. Con ese motivo Bermúdez renunció su destino, mas le ordenó continuase el nuevo Presidente Orbegoso, en 21 y 30 de diciembre, y no hay duda de que lo deseaba de buena fe, al menos en esos momentos. Pero Bermúdez insistió y se separó, habiéndose nombrado en su lugar al general Nieto, que estaba en Arequipa 27.

El general Bermúdez manifestaba estar decidido a retirarse a Tarma. Acababa de ser derrotado en la Convención el partido del Gobierno que hizo, así como Gamarra, esfuerzos inauditos para que Bermúdez fuera el Presidente Provisorio y no el general Orbegoso, a quien los liberales y anarquistas habían adoptado por caudillo.

Los ánimos quedaron alterados con ocasión de la reñida contienda que precedió a esta elección. Gamarra, que había entregado el mando, fue seducido por su esposa y ocho o diez personas entre ellas Pando, Martínez, Vivanco, Allende, Echenique, Zubiaga, etc., para que hiciese una revolución militar, colocando a Bermúdez en el Gobierno. Fueron tales los errores e imprudencias de Orbegoso y su partido, que llegaron a acobardar a Gamarra, a quien hicieron creer los suyos, no menos díscolos y turbulentos, que trataba de asesinársele. Aún no se contaba con la aquiescencia de Bermúdez y, solicitado que fue, opuso

26

Desgraciadamente Mendiburu pasa con una rapidez excesiva el período que va del 5 de octubre al 19 de diciembre de 1833. Ni siquiera dice que Bermúdez era el candidato del Gobierno de Gamarra a la Presidencia de la República, a quien los liberales opusieron la candidatura del general Orbegoso. Muchas intrigas se sucedieron para ganar la elección presidencial. El gran dirigente liberal era sin duda, en forma indiscutida, el habilisimo Francisco Javier, Luna Pizarro, quien para mal de su partido y daño del Perú, tenía una proclividad enfermiza de hacer nombrar Gobiernos débiles, para a través de ellos, con su fuerza en el Congreso, manejarlos a su antojo. Tres veces lo logró Luna Pizario: en 1822 con la Junta Gubernativa; en 1827 con el Mariscal José de La Mar; y en 1833 con el general Luis José Orbegoso, en los tres casos con gravísimas consecuencias, derivadas básicamente de la debilidad de esos gobernantes que causaban el desconcierto y la desconfianza. Para los últimos meses del año 1833 la mejor fuente es la Historia de los Partidos de Santiago Távara, publicada en Lima, en 1951.

27 La correspondencia de Bermúdez con Nieto que hemos podido conocer, una parte existente en el Archivo Nacional de Chile, Colección Vicuña Mackenna, Vol. 209, y otra en nuestra colección particular, ponen en evidencia la limpieza de los propósitos de Bermúdez.

observaciones y se negó; pero, fueron tales las instancias, los artificios y las insidias, que al fin Bermúdez, que se hallaba resentidísimo y devorado por una notable ambición, convino en el plan y se proclamó Jefe Supremo del Perú, el 3 de enero de 1834, nombrando por sus ministros a Pando, a Martínez y al general Salazar.

El día 4 expidió una proclama, diciendo a la nación que su deber era salvarla de la anarquía y los delitos, libertarla a los furores de una facción en demencia, conservar la integridad de la república amenazada y la concordia doméstica, que zozobraba por momentos. Que el deber era austero y doloroso para su alma, que abominaba hasta la sombra de una inculpación de ambición personal, pero deber santo e imperioso para un veterano de la Independencia que no podía ver friamente que en la tierra empapada en la sangre de los mártires de la libertad, se quisiese hacer germinar la horrible semilla de la discordia civil y levantar el infame padrón que anunciase el avasallamiento de la sociedad a los caprichos frenéticos de pocos aspirantes oscuros.

Dijo que la administración de Orbegoso era ilegítima y la Convención usurpadora; que Orbegoso se había retirado al Castillo del Callao para destituír beneméritos empleados, dejando armas parricidas en manos de la gente más abyecta y contando ya las víctimas que debían ser inmoladas o inscritas en las listas de proscripciones. Que los malvados (los del partido opuesto) asalariaban bandidos para saquear y degollar a los pueblos, etc.

El 5 de enero convocó colegios electorales de provincia, para que procediesen a elegir Presidente de la República, conforme a la Constitución, y también convocó un Congreso Extraordinario, para 1o de mayo, con el único fin de que fuese proclamado el nuevo Presidente. El local de la Convención fue invadido el día 3 por soldados, atropellada su guardia y muerto el centinela. El 4, la misma Convención dio

28 Para esta época son básicas de José Rufino Echenique, El Coronel de Ejército, ciudadano José Rufino Echenique, ante el respetable e imparcial tribunal de la opinión pública, Cuzco, 1834, y Memorias para la Historia del Perú, Lima, 1952; la nombrada Historia de los Partidos de Santiago Távara; Juan Gualberto Valdivia, Memorias sobre las revoluciones de Arequipa desde 1834 hasta 1866, Lima, 1874; Luis José de Orbegoso, Memorias del Gran Mariscal Don..., Lima, 1939; Modesto Basadre y Chocano, Diez años de Historia Política del Perú, Lima, 1953; Juan Agustin Lira, op. cit., José Villa, Memoria leída en el Callao a la Convención Nacional por el Señor Ministro D..., reproducidas por P. Pruvonena (José de la Riva Agûero y S.B.) en Memorias y documentos para la Historia de la Independencia del Perú y las causas del mal éxito que ha tenido esta, Tomo II, París, 1858, pág. 613-638; también las citadas Memorias de Pruvonena; Agustin Gamarra, Manifestación que hace..., y las aún inéditas Memorias de Manuel de Mendiburu. Desde luego de Jorge Basadre, La Iniciación de la República, Lima, 1929.

una enérgica protesta firmada por sus miembros como si hubiesen estado en libre sesión.

En los departamentos de Ayacucho, Cuzco y Puno los prefectos Frías, Bujanda y San Román desconocieron la autoridad de Orbegoso. Ellos, así como casi todo el ejército, se declararon en favor de la usurpación de Bermúdez. Pasó el mes de enero, sin que éste sacase fruto alguno del sitio que puso al Callao. Sufrió amargos desengaños y vió que la Convención iba a reunirse en aquel puerto. El 28 de aquel mes se sublevó la población de Lima y rompió hostilidades, por las calles y salidas, contra la división que, abandonando la atención del Callao, se retiró y continuó hacia la sierra con el Jefe Supremo. Muchos militares se separaron de la causa de Bermúdez y la opinión general se decidió contra él, del modo más abierto y desaforado. Situado en el departamento de Junín, tuvo que retirarse a Huancavelica. Reforzólo Frías, que bajó con tropas de Ayacucho, y buscado que fue por el ejército de Orbegoso, le presentó batalla en Huaylacucho 29. La suerte de las armas favoreció a Bermúdez, su gente era veterana y disciplinada, no así la del Presidente, en su mayor parte colecticia y desmoraliza con las defecciones de que procedía en gran parte. De poco sirvió a Orbegoso tener en sus filas a Riva Agüero, Cerdeña, Miller, La Fuente, Necochea y otros jefes, incluso Salaverry.

Hay cosas en el mundo que están fuera del alcance de la reflexión y de la malicia y que, siendo de suyo tan extrañas e inesperadas, al relatarlas deben quedar libres de comentos e investigaciones, dejando que su misma extrañeza las explique, o sino confunda a los que las contemplan. El ejército vencedor en Huaylacucho, ya sabedor de los triunfos de Miraflores y Cangallo "", donde las tropas de San Román y Escudero vencieron y dispersaron las de Orbegoso, que comandaba Nieto; ese mismo ejército, capitaneado por Echenique y Allende -los dos más encarnizados enemigos de la Presidencia de 19 de diciembre, los dos que más influyeron cerca de Gamarra y Bermúdez para que se sublevara el 3 de enero-, depuso y aprisionó a éste en la noche del 13 de abril de 1834 en el pueblo de Concepción de Jauja, remitiéndole donde sus enemigos, bien que garantido para que saliese de la república.

30

29 En las cercanías de Huancavelica. El combate se realizó el 17 de abril de 1834. Ambos encuentros en las inmediaciones de Arequipa, debiéndose indicar que en Miraflores la suerte de las armas favoreció, pero no en forma definitiva, a las tropas del Gobierno de Orbegoso (2 de abril de 1834). El combate de Cangallo se realizó tres días después, o sea el 5 de abril, donde el coronel Escudero, reforzando a San Román, que se había dado por derrotado, alcanzó una definitiva victoria sobre las tropas orbegosistas

Tal fué el suceso de Maquinhuayo, 24 de abril de 1834, el bien de la Patria movió a sus autores, así como los movió el 3 de enero para perder a Bermúdez, así como a éste le movió también para usurpar la autoridad suprema.

El desgraciado general Bermúdez se dirigió a Centro América, Orbegoso había dado de baja en el Ejército, entre otros generales, en uso, decía, de sus facultades extraordinarias, a don Pedro Bermúdez a fin de febrero de 1834, sin perjuicio de quedar sujetos a juicio y a las penas a que fueren acreedores.

No regresó al Perú Bermúdez hasta principios de 1838, en que el gobierno de la Confederación Perú-Boliviana le otorgó pasaporte para su venida. Meses antes había mandado inscribirle de nuevo entre los generales de la República.

El Protector de la Confederación, don Andrés Santa Cruz, nombró al general Bermúdez, en 11 de agosto de ese año 31, Vice-presidente del Estado Nor-Peruano. El gran mariscal Riva Agüero era el Presidente y Bermúdez, a pesar de su rango de Vice-presidente sirvió de Secretario General de dicho Presidente en el mismo mes de agosto

Bermúdez obtuvo colocación en el ejército de la Confederación, hizo la campaña abierta a fines de 1838 contra el ejército chileno y peruano denominado Restaurador y mandado por Gamarra y Bulnes; asistió a la batalla de Yungay el 20 de enero de 1839, donde recibió una herida de gravedad en un brazo, y el Presidente provisional don Agustin Gamarra le dió de baja, como a otros generales, en decreto de 25 de marzo 32, con terribles palabras que expresaban con acrimonia los

81 El 30 de julio de 1838 el Mariscal Orbegoso proclamó la República Peruana y la disolución de la Confederación Perú-Boliviana. El 21 de agosto el Ejército Unido Restaurador vencia en el encuentro de Guía, y el general Gamarra el 24 de ese mes se hacía proclamar Presidente. Sólo entra en Lima el Ejército Confederal el 10 de noviembre de 1838. Entretanto, el Supremo Protector de la Confederación, por Decreto Protectoral dictado en el Cuzco el 11 de agosto de 1832, encarga la Presidencia del Estado Nor-Peruano al Mariscal J. de la Riva Agüero y la Vice-presidencia al general de brigada Pedro Bermúdez. Riva Agüero asumiria dicho mandato en Tarma, el 27 de agosto, y en Lima el 10 de noviembre. A causa de la derrota de las armas confederales en Yungay, cesaria inmediatamente después a la fecha de la misma, el 20 de enero de 1839. (Información tomada de Andrés de Santa Cruz Schuhkrafft, Cuadros Sinópticos de los gobernantes de la República de Bolivia (18251956) y de la del Perú (1820-1956), La Paz, 1956, pág. 85-87).

32 Decreto Supremo expedido en Matucana, 25 de marzo de 1839 (El Peruano, Tomo I, No 38. Lima, 13 de abrli de 1839), ratificado por ley del Congreso de Huancayo, promulgada el 14 de octubre de 1839 (El Peruano, Tomo II, No 57, Lima, 30 de octubre de 1839).

cargos que el Perú podía hacer a los sostenedores de la usurpación del Presidente de Bolivia, Santa Cruz.

Habiendo recibido Gamarra un iecado de parte de Bermúdez, prisionero y herido en uno de los pueblos de la provincia de Huaylas, contestó: Conocí a un general peruano Bermúdez, en otro tiempo; pero no a general alguno boliviano del mismo nombre.

Figuraban mucho en el Ejército Perú-Boliviano diferentes generales extranjeros, quienes querían mal a Bermúdez y Bermúdez a ellos. Era conocida por Santa Cruz esta desafección y se ocupaba de ella con los de su confianza, como se prueba por una carta tomada después de Yungay, en que el general Morán escribía a Santa Cruz contra Bermúdez y otros, dándoles el dictado de los nacidos, con que sin duda los extranjeros distinguían a los peruanos, al entenderse con el caudillo de unos y otros.

Después del infortunio de Yungay, Bermúdez quedó en su casa en Tarma y Gamarra tuvo ocasión de considerarlo en asuntos ajenos de la vida pública. Permaneció como particular hasta enero de 1842, en que con motivo del desastre de Ingavi ofreció sus servicios, indicando que "con la condición de que sólo serian prestados en campaña". El Gobierno, con autorización del Consejo de Estado, expidió una amnistía para todo compromiso político 33 y, mediante esta, volvieron al Ejército los militares que fueron dados de baja a la caída de la Confederación. Bermúdez fué uno de ellos y marchó con el ejército que al mando del general La Fuente debía operar contra el Presidente de Bolivia, Ballivián, que con sus tropas victoriosas en Ingavi sojuzgaba los departamentos de Puno y Moquegua. El puesto que tocó al general Bermúdez fue el de Jefe del Estado Mayor General, en reemplazo de

83 Por acuerdo de 6 de julio de 1841. el Consejo de Estado declaró "la Patria en peligro, y en su virtud otorga al Presidente de la República las facultades siguientes": entre otras, hacer la guerra a Santa Cruz, levantar empréstitos; la salida del Ejército fuera de territorio de la República y otras facultades extraordinarias (Juan Crisóstomo Nieto, Colección de leyes, decretos y órdenes publicadas en el Perú desde su Independencia, Tomo 89, Huaraz, 1852, pág. 86). El mismo Consejo de Estado, el 6 de diciembre de 1841, acordó ampliar las facultades extraordinarias del anterior acuerdo, otorgando al Gobierno, entre otras "Llamar al servicio a los peruanos que considere útiles, y a los reformados conforme a la ley" (Juan Crisóstomo Nieto, op. cit., Tomo 89, pág. 158). El 9 de diciembre de 1841 por nuevo acuerdo del Consejo de Estado, se facultaba expresamente "al Ejecutivo para conceder amnistia a todos los peruanos de nacimiento; y también a los naturalizados que crea conveniente...". (Juan Crisóstomo Nieto, op. cit., Tomo 8o, pág. 16. y 162). Como consecuencia de las autorizaciones otorgadas por el Consejo de Estado al Poder Ejecutivo, este expidió un amplio decreto de amnistía datado en Lima, el 11 de diciembre de 1841 (Juan Crisóstomo Nieto, op. cit., Tomo 89, pág. 163-165).

« AnteriorContinuar »