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a la concesión otorgada en aquella carta, la autoridad militar de Pisco envió oficiales para hacerle contramarchar y el coronel Mendiburu, que mandaba el acantonamiento de Ica, hizo conocer a Eléspuru que tenía orden para no dejarle pasar en seguimiento de Salaverry. Con esto, el general Eléspuru, que perdió la esperanza de hablarle, comprendió que se le había engañado y burlado y se resignó a volver a Pisco, donde se embarcó para el extranjero.

Soportó la amargura del destierro y de la falta de recursos hasta que en 1837 el gobierno de la Confederación, cediendo a las solicitudes de la familia apoyada en la eficacia de algunos amigos de valimiento, permitió el regreso de Eléspuru al Perú. Mantúvose en Lima, no sin zozobras, porque tal era de delicada y borrascosa la época en que el gobierno existente en Lima se hallaba combatido por la opinión general y sujeto a los peligros de la guerra declarada por Chile.

Orbegoso presidía el Estado Nor-Peruano y se mostraba menos duro y enconado con Eléspuru. Parece que se reconciliaron y, aún, que entraron en ciertas confianzas sobre la necesidad de que el país se librase del poder de Santa Cruz y recuperase su antigua independencia y libertad. Este proyecto que abrigaba Orbegoso fue muy conocido y ramificado en 1838, no habiendo duda de que Eléspuru cooperó con empeño a su realización. Cuando por julio de ese año Nieto 19, y en seguida Orbegoso, desconocieron la autoridad protectoral de Santa Cruz y declararon disuelta la Confederación, Eléspuru, según la orden general de 31 de dicho mes, fué repuesto en su empleo de general de división, mas no tomó las armas ni sirvió destino alguno.

Ganada por el ejército de Chile la batalla de Guía y posesionado el general Gamarra del Gobierno por efecto de esa victoria, volvió a figurar el general Eléspuru. Hizo la campaña titulada de la Restauración y el puesto que le tocó en la batalla de Yungay, el 21 de enero de 1839, fue el de comandante general de la 1a división del ejército unido, compuesta de los batallones Carampangue y Portales de Chile y Cazadores del Perú, con dos piezas de artillería. En esa gloriosa jornada Eléspuru recibió una herida de mucha gravedad, que causó luego su muerte. El Presidente Gamarra le nombró Gran Mariscal en el campo de batalla; no sobrevivió a tan alta recompensar y el general en jefe, don Manuel Bulnes, en su parte oficial de aquella victoria, otorgó "un tributo de admiración y respeto a la memoria del benemérito y bravo

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Tanto en la Memoria de Domingo Nieto, colacionada en la nota anterior, cuanto en las Memorias de Manuel de Mendiburu, aún inéditas, se hace evidente la existencia de una conspiración, que encabezaba Nieto para proclamar la disolución de la Confederación Perú-Boliviana. La documentación existente confirma esta situación.

general Eléspuru". El Congreso General de Huancayo concedió a su viuda, por montepio, el sueldo integro del empleo de general de división 20.

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Para los últimos días del Gral. Eléspuru vease la biografía de Carlos A. Romero, citada en nota 1, como también la obra de Felipe A. Barreda, Eléspuru, Lima, MCMLVII, pág. 15-23. En esos trabajos se encontrará como Eléspuru, no obstante el presentimiento de su muerte, cumplió como un bravo su deber, asi como también la intima amistad con el Mariscal Gamarra.

4. DON AGUSTIN GAMARRA

El general Gamarra tuvo por patria la ciudad del Cuzco, donde recibió instrucción en el colegio de San Bernardo 1. Cuando la entrada de tropas argentinas en el Alto Perú, con Castelli y Balcarce, obligó a los españoles a crear fuerzas y poner en acción los medios de ope

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1 "En el Cuzco año 1788 nació el G.M. de legitimo matrimonio de don Fer'nando Gamarra, de familia honrada, con la Sa. Da. Josefa Petrona Messia, hija "legítima de D. Cristóbal Messia, natural de Lima e hijo 2o de la Casa de Sierra "Bella, y la Sra. Dña Petrona Baraona, casa fuerte del Cuzco; este matrimonio 'también tuvo un varón llamado D. Cristóbal Messia, que fue por muchos años administrador de aduana en dicha ciudad, empleo de consideración y que muy pocos americanos fueron colocados. Aún era niño cuando falleció su padre, más sus 'calidades apreciables atrageron los conatos del tio, que se decidió por él y la madre 'viuda con toda la entereza de un corazón sensible y lleno de honor; a pocos años "falleció el Sr. Messia y la señora continuó su educación hasta completarla bajo "la dirección de los mejores maestros en el Colegio de S. Buenaventura". (Biografía del Gran Mariscal Don Agustín Gamarra, pág. 2. Esta biografia fue publicada en Lima, probablemente en el año 1829, en la Imprenta de Masias, no se conoce el nombre del autor, salvo que sus iniciales debian ser "S. D.". Como en otro lugar hemos indicado, las biografias que publicamos debió haberlas escrito el general Mendiburu, como a veces lo señala, poco tiempo después de la batalla de La Palma (5 de enero de 1555), por eso, cuando posteriormerte publica su famoso Diccionario Histórico-Biográfico del Perú. Parte primera que corresponde a la época de la dominación española, el historiador que habia en Mendiburu se habia perfeccionado. En el caso de Gamarra, aparece en dicho Diccionario Histórico-Biográfico un artículo sobre este general, cortando propiamente la biografia al momento en que Gamarra ingresa a las filas del Ejército patriota.

En el citado artículo, Mendiburu precisa que Agustin Gamarra "nació el 27 de agosto de 1785 en la ciudad del Cuzco... Fueron sus padres legitimos D. Fernando Gamarra y Da. Josefa Petronila Messia. Emprendió la carrera militar en 1809..." (op. cit., tomo IV, Lima, 1880, pág. 12 y 13). Sigue el artículo biográfico dando una información más detallada sobre la vida de Gamarra hasta el año de 1821, que la de la biografía que se publica.

rar contra aquellas, Gamarra, dejando los estudios 2, adoptó la carrera de las armas y pasó por los escalones más subalternos, como que sirvió en clase de distinguido 3. Concurrió a lass campañas y batallas en que tuvieron mando Goyeneche, Pezuela, Ramírez, La Serna y otros jefes españoles. Dió pruebas de gran aplicación a conocer sus deberes y se distinguió por su buen comportamiento y por su valor. Contrájose a la táctica moderna que llevaron al Alto Perú los cuerpos Talavera, Extremadura y el Ligero de Gerona*, de tal manera que en breve se le re

Modesto Basadre, al tratar sobre su educación, expresa: "El general Agustín Gamarra nació en la ciudad del Cuzco, donde recibió la más decidida protección de su tío, el padre Zaldivar, fraile de alta nombradía y alta posición social en esa ciudad. Recibió en el Cuzco la mejor educación que se proporcionaba alli, hacién. dose notable por su aventajado talento y especial aplicación. Muy joven fue destinado a las Cajas Reales de Puno..." (Modesto Basadre, Diez años de Historia Política del Perú, Lima, 1953, pág. 116).

"Era como hombre privado un perfecto caballero. Afable en su trato, generoso, instruido y elocuente, al extremo de haber, con una sola palabra en quechua, hecho arrodillar de un golpe a 12.000 indios en el Cuzco, a quienes arengaba. Sabía bien el latin, el francés y hablaba el castellano como un madrileño". Esta cita la tomamos de Felipe Pardo y Aliaga, el mejor arbitro en materia cultural del Perú en esa época (Semblanzas peruanas en Boletín de la Academia Chilena de la Historia, No 32, Santiago de Chile, 1945, pág. 66).

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2 "Concluía el derecho canónico, cuando Goyeneche con todo el prestigio americano exitaba los ánimos para una expedición bajo su encomienda contra los insurgentes de Buenos Ayres". (Op. cit., pág. 2 y 3). ...destinado en las Cajas Reales de Puno, y allí se hallaba, cuando el general Goyeneche organizó el ejército realista en el Cuzco... Convencido Goyeneche de las especiales cualidades de Gamarra, lo llamó al servicio de las armas...". (Modesto Basadre, op. cit., pág. 116).

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3 En la biografía citada en las notas anteriores se dice que entró a servir "en clase de cadete" y Mendiburu señala la de distinguido o propiamente soldado distinguido, que en buena cuenta viene a ser lo mismo. Los jóvenes de familias distinguidas y con estudios que entraban a servir al Ejército Español, entraban en condición de cadetes o soldados distinguidos, con cuyo despacho estaban exentos de los servicios mecánicos. "debiendo hacer sólo el de armas... y no se les podia obligar a dormir en el cuartel, a menos que tuvieran una habitación separada de los dormitorios de tropa, con la que les estaba prohibiac arrancharse y familiarizarse, pues sólo debían mantener estrecho trato con los oficiales" (Enciclopedia Espasa, art. CADETE).

4 ...acababan de incorporarse tres cuerpos europeos, el batallón ligero de Gerona, el escuadrón de Dragones de la Unión, cuyo comandante interino era el capitán graduado de teniente coronel, Garcia Socoli, y el de Húsares de Fernando VII... estos dos últimos habían pertenecido al ejército del general Morillo, que desembarcó en la Costa Firme [(Venezuela actual)], y formaban parte de una división que este jefe destacó a Lima desde donde el Virrey los destinó al Ejército del Perú [(así se llamaba al ejército que luchaba en el actual territorio de la República de Bolivia)]... tres cuerpos europeos, los únicos que tenía en ejército (Tomás de

putó inteligente hasta en los ejercicios de las guerrillas 3.

Su conducta y servicios le habían elevado hasta la clase de comandante cuando se le alejó del teatro de las operaciones militares y se le destinó de oficial real interino de Puno, a fines de 1817. Se ha asegurado siempre que aquella medida se tomó por los españoles a mérito de desconfianza y recelos que les ocasionaba Gamarra, cuya inclinación a la independencia del país se dejaba conocer. No ha faltado quienes atribuyan su separación del ejército a causas de otro género, fundándose en que los españoles volvieron a darle mando. Pero es evidente que Gamarra estuvo de acuerdo con el coronel don Saturnino Castro, a quien fusilaron los españoles en 1814, por haberse descubierto su plan de revolución en Cotagaita ".

Gamarra vino con el general Ramirez en 1815 al Cuzco, en el ler. Regimiento, y combatió contra Pumacahua. Después amparó y sirvió a los vencidos en aquella capital.

El año 1816 mandaba el batallón Decididos, que fue desarmado y

Iriarte, Memorias, tomo I, Buenos óires, 1946, pág. 53 y 54). El mismo Iriarte dice que la causa del odio a los oficiales y soldados españoles peninsulares tenia su motivo en que en el Perú "el primer cuerpo que alli conocieron, después de empezada la guerra, fue el Regimiento de Infanteria de Talavera.... quien había de cometer más violencias y vejámenes" (op. cit., pág. 64).

"Los ejércitos de una y otra parte no eran entonces tan maniobreros como se hicieron después. La guerra se aprende haciéndola, y es preciso confesar que los maestros de los españoles, que estaban muy atrasados en el arte cuando empezó la guerra de la Independencia de la Peninsula, fueron los soldados de Napoleón. Asi mientras en América se peleaba entre americanos, que unos defendian la causa del Rey y otros la de su país, mandados por algunos jefes españoles, que no habían tenido escuela los más, y el resto creados en los primeros momentos de la Revolución, y los otros por jefes y oficiales americanos; el sistema se resentia del atraso en que yacia en la metrópoli, en donde no se habian aún introducido los progresos y adelantamientos a que elevó aquel grande hon.bre [(Napoleón Bonaparte)] la ciencia militar en sus gloriosas y frecuentes campañas; y es de presumir que a no ser por las armas de fuego, las acciones habrían sido individuales en América, cuerpo a cuerpo como en la Edad Media antes de la invención de la pólvora. Los jefes y oficiales españoles que sucesivamente vinieron a América, terminada la guerra de la Peninsula, y fogueados en ella, fueron a su vez los que enseñaron a los americanos el modo de hacerla con más ventaja, introduciendo el nuevo sistema, y los discípulos concluyeron por sobrepasar a los maestros, expulsándolos definitivamente del suelo patrio, después sangrientos y repetidos combates". (Tomás de Iriarte, op. cit., tomo I, págs. 44 y 45).

6 Hasta hoy no se sabe con claridad si Gamarra estuvo realmente vinculado al intento del coronel Saturnino Castro, natural de Jujuy, quien se había distinguido por su competencia y valor. Un breve pero interesante relato del fracasado intento de Castro se encuentra en Joaquin de la Pezuela, Memoria militar del general Pezuela (1813-1815), Lima, 1955, pág. 60-61.

disuelto por el general Ricafort, que contra él abrigaba sospechas y le acusó al Virrey Pezuela.

En 1818 corrió Gamarra nuevo peligro, por su complicidad en los planes del Coronel Centeno, que fué muerto por un oficial español.

En 1819 se aumentaron contra él las sospechas, cuando mandaba el 2do. batallón del 1er. Regimiento del Cuzco. Fue denunciado, a principios de 1820, de tramar una conspiración en Tupisa, en compañía de Guillén, Asin, Gamarra, Armaza, Velasco y otros oficiales. Declararon contra él y le acusaron cruelmente el capitán Aldazábal, de su cuerpo, y el doctor don Casimiro Olañeta. El general Ramírez mandó arrestar a Gamarra, y el general Valdez, entonces coronel y sub-inspector, fue fiscal de la causa, que no pudo proseguir por falta de pruebas '.

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Cuando Canterac vino a Lima del Alto Perú, en el mismo año de 1820, y desembarcó en Cerro Azul con el 2o batallón del 1er. Regimiento del Cuzco y los Lanceros del Ejército después Dragones de la Unión que trajo de Arica la fragata de guerra Venganza, Gamarra, graduado de coronel, mandaba aquel cuerpo, célebre en las campañas del Alto Perú.

Trabajábase por entonces en Lima, con empeño y secreto, en favor de la Independencia y muy luego los colaboradores del general San Martín, Riva Agüero, López Aldana, Boqui, Otero, Campino, etc., comprendieron que debían entenderse con Gamarra, quien por su parte no anduvo menos solícito en procurarse relaciones con aquellos. Gamarra quería unirse al Ejército Libertador, haciendo algún señalado servicio. No sucedió así fuese, porque no contó con su batallón o porque no alcanzaría la ocasión favorable que encontró el de Numancia, cuando estuvo colocado en la vanguardia de los españoles, en dicho año de 1820 o.

Estos sospecharon de él; Pezuela le quitó el mando del cuerpo y le nombró ayudante suyo. Sin medios para cumplir sus deseos y en posición azarosa y expuesta, tuvo que decidirse a abandonar el partido del Rey y pasar donde San Martín para servir con libertad y provecho a la causa de la Emancipación del Perú 10. Verificólo así, dirigiéndose al

7 Joaquín de la Pezuela, Memoria de Gobierno, Sevilla, 1947,

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"D. Agustín Gamarra, Comandante graduado de Coronel del Batallón 2o del 1er. Regimiento". Según los informes de Pezuela, de quien se toma lo acotado, Gamarra debió llegar a Lima en los últimos días del año 1820 (Joaquín de la Pezuela, op. cit., pág. 817).

9 Joaquín de la Pezuela, op. cit., pág. 818-819.

0 Ibidem.

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