Que su rostro de Reinaldos En agua hizo bañar. Vuelvese á consolarla Con amoroso hablar:
Esforzad, señora mia, No querades desmayar. Ellos estando en aquesto Su hermano fuera á llegar; Dádola ha cruel berida, Su cuerpo le fué á pasar En los brazos de Reinaldos, Que su fin fuera á causar : Con voz ronca y muy plañida Comenzára de hablar:
- O amor mio y mi bien ! De mi os querais acordar; Pues yo recibo la muerte No me querais olvidar, Sabiendo vos, amor mio, Que os iba yo á acompañar, Dejando yo al rey mi padre Con tanto enojo y pesar. ¡Oh qué pena y qué pasion Llevo en aqueste pensar!- El rostro se le desmaya, La habla fuera á cesar, Con un suspiro muy fuerte Vieron su fin allegar. Don Reinaldos que esto viera El color perdido ha ; Con voz triste y dolorosa Comenzóse á lamentar:
¡Ay de dichado de mí! Ya no me quiero nombrar El esforzado Reinaldos, Ni él me quiero llamar.
¡O muerte! ¿porque no vier.es? No quiero vivo quedar. ¡O Čelidonia, amor mio! ¿Dónde te iré yo á buscar? Yo fuí de ti homicida, Yo solo te fuí á matar: ¡O traidor, mal caballero! ¿Que piensas aquí aguardar?— Vuélvese contra los moros Para en ellos se vengar, Puso en tierra á Celidonia Sintiendo mucho su mal; Va buscando al caballero Que le hizo tal pesar, Hiriendo y matando moros Cuantos podia topar. Hace tal matanza en ellos Que es cosa para espantar; Hasta topar su enemigo No deja de atropellar. Vídole andar en batalla Que parece un gavilan :
Arremetió para él Con esfuerzo singular, Trabóle por les cabellos, Del caballo lo fué á echar, Atóle fuerte los pics, Y al suyo lo fué á pasar. Desque á su guisa lo tuvo, Torió presto á cabalgar. Va atropellando los moros Hasta su primo topar. Despues que juntos se vieron, Comienzan de caminar Para la noble de Francia, Llevando muy gran pesar. La muerte de Celidonia No le deja consolar Hasta ver á Galalon, Que tanto mal fué á causar.
ROMANCE DEL DESAFÍO
DE OLIVEROS Y MONTESINOS POR LOS AMORES DE ALIARDA.
En las salas de Paris, En el palacio sagrado Donde está el emperador Con su imperial estado, Tambien estaban los doce Que á una mesa se han juntado, Obispos y arzobispos
Y un patriarca honrado. Despues que hubieron comido Y las mesas se han alzado, Ya se levanta la gente, Todos íban paseando Por una sala muy grande, Unos con otros hablando. Unos hablan de batallas, Que las han acostumbrado, Otros hablan de amores, Los que son enamorados. Montesinos y Oliveros Mal se quieren en celado, Con palabras injuriosas Oliveros ha hablado. Las palabras fueron tales, Que desta suerte ha empezado : Montesinos, Montesinos, ¿Cuánto ha que os he regado Que de amores de Aliarda No tuviéredes cuidado, Que no sois para servirla, Ni para ser su criado? Si no por el emperador, Yo os hubiera castigado.Montesinos que esto oyera
Túvose por injuriado,
La respuesta que le dió
Fué como de hombre esforzado. -Buen caballero Oliveros, Mucho estoy maravillado, Siendo hombre de buen linage Siempre entre buenos criado, Que vos á mí deshonrar Bien debia ser escusado; Que si tuviera yo espada Como vos teneis al lado, Las palabras que dijistes Bien os hubieran costado.. Oliveros qu'esto oyera En la espada puso mano: Fuése para Montesinos Como hombre muy airado. Montesinos no tiene armas, Descendióse del palacio, Los ojos puestos en el cielo Juramentos iba echando De nunca vestir loriga, Ni cabalgar en caballo, Ni comer pan en manteles, Ni nunca entrar en poblado, Y de no rapar sus barbas, Ni oir misas en sagrado, Ni llamarse Montesinos, Hijo del conde Grimaltos, Hasta que vengue la mengua Que Oliveros le ha dado. En llegando á su posada Fué muy prontamente armado: Pone el yelmo en su cabeza, Vístese un arnes tranzado, Mandó sacar una lanza Que él tenia en apartado ; Esta lanza era muy fuerte Y el hierro bien acerado. Ya es armado Montesinos, Ya cabalga en su caballo, Las cartas que tiene escritas A un page se las ha dado, Que las lleve á Oliveros Y se las diese en su mano, Y le diga que lo aguarda Montesinos en el campo, Armado de todas armas Y el caballo encubertado. Ya se parte el mensagero Con las cartas que le ha dado ; En casa del emperador A Oliveros ha hallado, Y con grande reverencia El page lo ha llamado. Oliveros, que es discreto Y hombre muy bien criado, Apartóse con el page
En un lugar apartado ; Preguntó lo que queria, O quién le habia enviado. El page cuando esto oyó Las cartas le hubo mostrado, Y Oliveros que las vido Dijo que él daria recaudo. Ya se parte el pagecico, Ya se sale del palacio : El plazo que Montesinos A Oliveros hubo dado Fué cuatro horas de t'empo Que le aguardaria en el campo, Y si al plazo no viniese Que traidor seria llamado. El acudió de tal suerte, Que seis horas han pasado ; Tanto aguardó Montesinos, Que ya estaba enojado. Mientras que en el campo anduvo A Oliveros esperando, Vió venir un caballero Que llamaban don Reinaldos; De linage era su primo,
Y en voluntad mas que hermano. Las palabras que le dijo Desta manera ha hablado :
Montesinos, Montesinos,
¿Qué haceis, mi primo hermano ? Que segun del modo os veo Vos estais mal enojado. Alguno os desafió
Y vos lo estais esperando, Porque no siento otra cosa Que os detuviese aquí armado. Montesinos que esto oyera Tal respuesta le hubo dado:
![[ocr errors]](https://books.google.com.ar/books/content?id=6M0FAAAAQAAJ&output=html_text&pg=PA35&img=1&zoom=3&hl=en&q=mandado&cds=1&sig=ACfU3U3FRK7HpcJQb9Aj4XUX3uQEqGkY3w&edge=0&edge=stretch&ci=499,950,17,6)
La causa que así me halleis Yo os la contaré de grado : Un presente hoy me trujeron, Y en él vino este caballo, Mas vos sabeis mi costumbre, Que si caballo me han dado, El primer dia que á mí viene Ha de ser muy bien probado: Yo por ver qué tal es este He subido en él armado. — Don Reinaldos que esto oyera Esta respuesta le ha dado:
Que hoy dentro en el palació Yo y vuestro primo Oliveros Andábamos paseando :
De unas razones en otras El me ha mal injuriado, Diciendo que de Aliarda Yo no tuviese cuidado, Que no era para servirla Ni para ser su criado, Que si mirado no hubiese Al gran emperador Cárlos, Por el enojo que le hice Ya me hubiera castigado. Yo le dije que hablaba Mal y muy desmesurado, Y él echó mano á la espada Y embrazóse de su manto. Yo hallándome sin armas Descendíme del palacio, Fuíme para mi posada Muy triste y muy enojado, Arméme con estas armas
Con que vos me hallais armado ; Cartas envié á Oliveros Que le aguardaba en el campo, Cuatro horas le dí de tiempo Que le estaria esperando, Y si en esto no viniese Que traidor seria llamado. Pasadas son las cuatro horas, Otras dos habian pasado.— Don Reinaldos que esto oyó Esta respuesta le ha dado:
![[blocks in formation]](https://books.google.com.ar/books/content?id=6M0FAAAAQAAJ&output=html_text&pg=PA36&img=1&zoom=3&hl=en&q=mandado&cds=1&sig=ACfU3U0B_SFJxPlt_RgX5cusUrqiJLlhcw&edge=0&edge=stretch&ci=113,867,387,569)
Cierto vos lo habeis causado. Si viniérades á tiempo Al plazo que os habia dado, La compañía que tengo No la hubiérades hallado, Que por caso ó por desdicha El me halló aquí armado, Él me preguntó qué habia, Yo bien me hube escusado, Mas por importunacion Sabed que yo le he contado Lo que está entre vos y mí, Y lo que yo hube pasado : Mas yo haré juramento Donde vos querais tomallo, Que por esta compañía No sereis perjudicado. Sino que él se irá á Paris Quedando nos en el campo. Pláceme, dijo Oliveros, Desto que habeis hablado. - Reinaldos se entró en Paris Y ellos quedan en el campo. Ibanse de par en par, Y juntos lado con lado, Hasta llegar á la huerta Donde el campo se habia dado. Despues que dentro se vieron Montesinos ha hablado :
Que mal se han aparejado. Ellos estando en aquesto In cazador ha llegado, Quísose poner entre ellos, Hanle mal amenazado Que si entre ellos se pone Que él será muy maltratado. El cazador que esto oyera Para Paris ha marchado, Y á grandes voces decia, Muy triste y acongojado: -¿Qué es de tí, el emperador Que hoy pierdes todo tu estado ? Hoy entre los doce Pares Veo gran ruido armado, Y el imperio de Paris Todo escandalizado.— Oyólo el emperador
Donde estaba en el palacio, Mandó luego que le llamen Al que tal iba hablando. Ya es llegado el cazador Do está el emperador Cárlos. Y estas palabras le dice Con temor demasiado :
Señor, sepa vuestra alteza Que hoy andando cazando En la huerta de Sant Dionis, Dentro en ella yo me he hallado A Montesinos y á Oliveros Que se habian desafiado: La sangre que dellos corria Teñia las yerbas del campo, Que si ellos ya no son muertos, Estarán muy maltratados. El emperador que esto oyera Muy presto hubo cabalgado Con todos los caballeros Los que allí hubo hallado, De Oliveros iba un primo, Y tambien iba un su hermano, Y el padre de Monte inos, Ese conde don Grimaltos. Cada uno tiene parientes, Y van escandalizados.
El emperador que esto vido Pregonar luego ha mandado Que de manos ni de lengua Ninguno sea osado De decir descortesía, Ni quistion hayan buscado. Y quien quistion revolviese Fuese luego degollado. Por miedo de aquel pregon Todo hombre va limitado. En allegando á la huerta El emperador ha entrado: Por el rastro de la sangre
Los caballeros ha hallado, El uno caido á una parte, Otro caido á otro lado. Llamó á sus caballeros Los que le han acompañado : Cuando la gente los vió Vereis hacer un gran llanto ; Unos dicen: «Ay mi primo!» Otros dicen: « Ay mi hermano ! » El conde Grimaltos dice: «¡Ay mi hijo mal logrado! » Cuando el emperador vido Su pueblo escandalizado, Mandó traer unas andas En que pudiesen llevarlos A aquellos dos caballeros Que se habian maltratado. Que los lleven á Paris Dentro del real palacio, Doctores y bachilleres Que viniesen á curarlos. Fué la voluntad divina Que á poco tiempo pasado Les hallan tal mejoría Que se han mucho remediado. Ya sanos los caballeros, Y Dios que les ha ayudado, Mandóles el emperador Que amigos hayan quedado. Cásanlos con sendas damas Las mas lindas del palacio, Y púsoles grandes penas Que ninguno sea osado De hablar con Aliarda Ni de ser su enamorado, Y quien esto quebrantase De la vida sea privado. Así quedaron amigos Y el imperio asosegado. Luego Aliarda casó
Con un caballero honrado; Quedaron todos contentos Y aun el romance acabado.
ROMANCE DEL MORO CALAINOS.
Ya cabalga Calainos (9) A las sombras de una oliva, El pié tiene en el estribo, Cabalga de gallardía. Mirando estaba á Sansueña, El arrabal con la villa, Por ver si veria algun moro A quien preguntar podria. Venia por los palacios La linda infanta Sevilla:
Vido estar un moro viejo Que á ella guardar solia. Calainos que le vido Llegado á él se habia, Las palabras que le dijo Con amor y cortesía :
Por Alá te ruego, moro, Así te alargue la vida, Que me muestres los palacios Donde mi vida vivia, De quien triste soy cativo, Y por quien pena tenia, Que cierto por sus amores Creo yo perder la vida ; Mas si por ella la pierdo No se llamará perdida, Que quien muere por tal dama Aunque muerto tiene vida. Mas porque, me entiendas, Por quien preguntado habia Es la mas hermosa dama De toda la moreria, Sepas que á ella la llaman La grande infanta Sevilla. Las razones que pasaban Sevilla bien las oia: Púsose á una ventana Muy hermosa á maravilla, Con muy ricos atavíos, Los mejores que tenia. Ella era tan hermosa, Otra su par no la habia. Calainos que la vido Desta suerte le decia,
Cartas te traigo, señora, De un señor á quien servia, Creo que es el rey tu padre, Porque Almanzor se decia : Descendé de la ventana, Sabrás la mensageria. Sevilla cuando lo oyera Presto de allí descendía: Apeóse Calainos,
Gran reverencia le hacia. La dama cuando esto vido Tal pregunta le hacia :
-¿Quien sois vos, el caballero, Que mi padre acá os envia? Calainos soy, señora, Calainos de Arabía, Señor de los Montes Claros, De Constantina la llana, Y de las tierras del turco Yo gran tributo llevaba, Y el Preste Juan de las Indias Siempre parias me enviaba, Y el soldan de Babilonia
A mi mandar siempre estaba ;
Reyes y príncipes moros Siempre señor me llamaban, Sino es el rey vuestro padre, Que yo á su mandado estaba, No porque le he menester, Mas por nuevas que me daba Que tenia una hija
A quien Sevilla llamaban, Que era mas linda muger Que cuantas moras se hallan : Por vos le serví cinco años Sin sueldo ni sin soldada, El á mí no me la dió Ni yo se la demandaba. Por tus amores, Sevilla, Pasé yo la mar salada, Porque he dé perder la vida O has de ser mi enamorada. Cuando Sevilla esto overa Esta respuesta le daba :
Calainos, Calainos, De aqueso yo no sé nada, Que siete amas me criaron, Seis moras y una cristiana. Las moras me daban leche, La otra me aconsejaba ; Segun eran los consejos, Bien mostraba ser cristiana. Diérame muy buen consejo, Y aun bien se me acordaba : Que jamas yo prometiese Ser de alguno enamorada, Hasta que primero hubiese Algun buen dote ó arras. Calainos que esto oyora Esta respuesta le daba :
Bien podeis pedir, señora, Que no se os negará nada : Si quereis castillos fuertes, Ciudades en tierra llana, O si quereis plata ú oro O moneda amonedada.— Sevilla cuando lo ovó, Como no los estimaba, Respondióle si queria Tenella por namorada, Que vaya dentro Paris, Que en medio de Francia estaba, Y le traiga tres cabezas Cuales ella demandaba, Y que si aquesto hiciese Seria su enamorada. Calainos cuando oyó Lo que ella le demandaba Respondióle muy alegre, Aunque él se maravillaba Dejar villas y castillos Y los dones que le daba,
« AnteriorContinuar » |