Por pedirle tres cabezas Que no le costarán nada: Dijo que las señalase O diga cómo se llaman, Luego la infanta Sevilla Se las empezó á nombrar, La una es de Oliveros, La otra de don Roldan, La otra del esforzado Reinaldos de Montalvan. Ya señalados los hombres A quien habia de buscar, Despídese Calainos
Con su muy cortés hablar: Déme la mano tu alteza, Que se la quiero besar, Y la fe y prometimiento De conmigo te casar Cuando traiga las cabezas Que quisiste demandar.
- Pláceme, dijo de grado Y de buena voluntad. Allí se toman las manos, La fe se hubieron de dar Qu'el uno ni aun el otro No se pudiesen casar Hasta qu'el buen Calainos De alla hubiese de tornar, Y que si otra cosa fuese La enviaria á avisar. Ya se parte Calainos, Ya se parte, ya se va: Hace broslar sus pendones Y en todos una señal; Cubiertos de ricas lunas, Teñidas en sangre van. En camino es Calainos A los franceses buscar : Andando jornadas ciertas A Paris llegado ha. En la guardia de Paris, Cabe San Juan de Letran, Allí levantó su seña Y empezára de hablar: -Tañan luego esas trompetas Como quien va á cabalgar, Porque me sientan los doce Que dentro en Paris están. El emperador aquel dia Habia salido á cazar: Con él iba Oliveros, Con él iba don Roldan, Con él iba el esforzado Reinaldos de Montalvan, Tambien el Dardin Dardeña Y el buen viejo don Beltran, Y ese Gaston y don Cárlos Con el romano Fincan.
Tambien iba Baldovinos Y Urgel en fuerzas sin par, Y tambien iba Guarinos' Almirante de la mar. El emperador entre ellos Empezára de hablar:
- Escuchad, mis caballeros, Que tañen á cabalgar.- Ellos estando escuchando Vieron un moro pasar, Armado va á la morisca, Empiézanle de llamar, Y ya que es llegado el moro Do el emperador está, El emperador que lo vido Empezóleá preguntar:
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Di, ¿dónde vas tú, el moro? ¿Como en Francia osaste entrar? ¡Grande osadía tuviste De hasta Paris te llegar! El moro cuando esto oyó Tal respuesta le fué á dar: - Vó á buscar al emperante De Francia la natural, Que le traigo una embajada De un moro muy principal, A quien sirvo de trompeta Y tengo por capitan.
El emperador que esto oyó Luego le fué á demandar Dijese lo que queria, Y porqué á él iba á buscar ; Que él es el emperador Cárlos De Francia la natural. El moro cuando lo supo Empezóle de hablar:
-Señor, sepa tu alteza Y tu corona imperial, Que ese moro Calainos, Mi señor, me envia acá, Dosafiando á tu alteza Y á todos los doce Pares Que salgan lanza por lanza Para con él pelear. Señor, veis aquí su seña, Donde los ha de aguardar: Perdóneme vuesa alteza, Que respuesta le vó á dar. Cuando fué partido el moro, El emperador fué á hablar: Cuando yo era mancebo, Que armas solia llevar, Nunca moro fué osado De en toda Francia asomar; Mas agora que soy viejo A Paris los veo llegar: No es amengua de mí solo, Pues no puedo pelear,
Todos los doce callaron Sino el de menor edad, Al que llaman Baldovinos, En el esfuerzo muy grande ; Las palabras que dijera Eran de riguridade.
Mucho estoy maravillado De vos, señor don Roldan, Que amengüeis todos los doce, Vos que los debeis honrar : Si no fuérades mi tio Con vos me fuera á matar, Porque entre todos los doce Ninguno podeis nombrar, Que lo que dice la boca No lo sepa hacer verdad.- Levantóse con enojo Ese paladin Roldan ; Baldovinos qu'esto viera Tambien se fué á levantar, Y el emperador entre ellos Por el enojo quitar. Ellos en aquesto estando, Baldovinos fué á llamar A los mozos que traia, Por las armas fué á enviar. El emperador qu'esto vido Empezóle de rogar
Que le hiciese un placer, Que no fuese á pelear, Porque el moro era esforzado, Podríale maltratar, Pues aunque ánimo tenia, La fuerza podria faltar,
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Siendo el moro diestro en armas Y vezado á pelear. Baldovinos qu'esto oyó Empezóse á desviar, Diciendo al emperador Licencia le fuese á dar, Y que si él no se la diese, Que él se la queria tomar. Cuando el emperador vido Que no lo podia escusar Cuando llegaron sus armas, El mesmo le ayudó á armar : Dióle licencia que fuese Con el moro á pelear. Ya se parte Baldovinos, Ya se parte, ya se va, Ya es llegado á la guardia Do Calainos está. Calainos que lo vido Empezóle así de hablar:
Bien vengais, el francesico, De Francia la natural ; Si quereis vivir conmigo, Por page os quiero tomar. Baldovinos qu'esto oyera. Tal respuesta le fué á dar: -Calainos, Calainos, No debíades así hablar, Que antes que de aquí me vaya Yo os lo tengo de mostrar, Que aquí morireis primero Que por page me tomar. Cuando el moro aquesto oyera, Empezó así de hablar:
Tórnate, el francesico, A Paris esa ciudad, Que si esa porfía tienes, Caro te habrá de costar,
Porque quien entra en mis manos Nunca puede bien librar. —
Cuando el mancebo esto oyera, Tornóle á porfiar
Que se aparejase presto,
Que con él se ha de matar.
Cuando el moro vió al mancebo De tal suerte porfiar,
Vente, cristiano, Presto para me encontrar, Que antes que de aquí te vayas Conocerás la verdad,
Que te fuera muy mejor Conmigo, no pelear. Vanse el uno para el otro Tan recio que es de espantar. A los primeros encuentros El mancebo en terra está. El moro cuando esto vido, Luego se fué á apear:
Sacó un alfange muy rico Para habello de matar; Mas antes que lo firiese, Le empezó de preguntar Quién ó cómo se llamaba, Y si es de los doce Pares: El mancebo estando en esto Luego dijo la verdad, Que le llaman Baldovinos, Sobrino da don Roldan. Cuando el moro tal oyó, Empezóle de hablar:
- Por ser de tan pocos dias Y de esfuerzo singular, Yo te quiero dar la vida Y no te quiero matar; Mas quiérote llevar preso, Porque te venga á buscar Tu buen pariente Oliveros Y tu tio don Roldan, Y ese otro muy esforzado Reinaldos de Montalvan, Que por esos tres ha sido. Mi venida á pelear. — Don Roldan allá do estaba No hace sino sospirar, Viendo qu'el moro ha vencido A Baldovinos infante,
Sin mas hablar con ninguno Don Roldan luego se parte Y vase para la guardia Para aquel moro matar. El moro cuando lo vido Empezóle á preguntar Quién es ó cómo se llama, Si era de los doce Pares. Don Roldan cuando esto oyó Respondiérale muy mal : - Esa razon, perro moro, Tú no me la has de tomar, Porque á ese á quien tu tienes Yo te lo haré soltar : Presto aparéjate, moro, Y empieza de pelear.Vanse el uno para el otro Con un esfuerzo muy grande : Danse tan recios encuentros Que el moro caido hae, Roldan qu'el moro vió en tierra Luego se fué á apear : Tomó al moro por la barba, Empezóle de hablar: -Dime tu, traidor de moro, No me lo quieras negar, ¿Como tu fuiste osado De en toda Francia parar, Ni al buen viejo emperador Ni á los doce desafiar?
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Muger que tal te pedia Cierto te queria mal, Porque esas no son cabezas Que tú las puedes cortar. Mas porque fuese castigo, Y otro se haya de guardar De desafiar los doce, Ni venir á los buscar. Echó mano á un estoque Para el moro matar. La cabeza de los hombros Luego se la fué á cortar, Llevóla al emperador, Y fuésela á presentar. Los doce cuando esto vieron Toman placer singular En ver así muerto al moro Y por tal mengua le dar. Tambien trajo á Baldovinos, Qu'él mismo lo fué á soltar. Así murió Calainos En Francia la natural Por manos del esforzado El buen paladin Roldan.
I. ROMANCE DE D, GAIFEROS.
Estábase la condesa En el su estrado asentada, Tisericas de oro en mano Su hijo afeitando estaba. Palabras le está diciendo, Palabras de gran pesar, Las palabras tales eran Que al niño hacen llorar.
Dios te dé barbas en rostro Y te haga barragane,
Déte Dios ventura en armas
Como al paladin Roldane, Porque vengases, mi hijo, La muerte de vuestro padre: Matáronlo á traicion
Por casar con vuestra madre. Ricas bodas me hicieron
En las cuales Dios no ha parte; Ricos paños me cortaron, La reina no los ha tales. Magiera pequeño el niño, Bien entendido lo hae. Allí respondió don Gaiferos, Bien oireis lo que dirae :
· Ruézolo así á Dios del cielo
Y á santa María su madre.
Oido lo habia el conde
En los palacios do estae :
Calles, calles, la condesa, Boca mala sin verdade, Que yo no matára el conde, Ni lo hiciera matare; Mas tus palabras, condesa, El niño las pagarae. Mandó llamar escuderos, Criados son de su padre, Para que lleven al niño, Que lo lleven á matare. La muerte que él les dijera Mancilla es de la escuchare: Córtenle el pié del estribo, La mano del gavilane, Sáquenle ambos los ojos Por mas seguro andare, Y el dedo y el corazon Traédmelo por señale.Ya lo ilevan á Gaiferos, Ya lo llevan á matare; Hablaban los escuderos Con mancilla que déi hane. -¡Oh válasme Dios del cielo Y santa Maria su madre! Si á este niño matamos ¿Que galardon nos darane? Ellos en aquesto estando No sabiendo qué harane, Vieron venir una perrita De la condesa su madre. Aili habló el uno dellos, Bien oireis lo que dirae: Matemos esta perrita Por nuestra seguridade, Saquémosle el corazon Y llevémoslo á Galvane; Cortemos el dedo al chico Por llevar mejor señale. Ya tomaban á Gaiteros Para el dedo le cortare : Venid acá vos Gaiferos,
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Y querednos escuchare Vos idos de aquesta tierra, Y en ella no parezcais mase.- Ya le daban entre señas El camino que harae :
- Iros heis de tierra en tierra A do vuestro tio estae. Gaiferos desconsolado Por ese mundo se vae, Los escuderos se volvieron Para do estaba Galvane. Danle el dedo y corazon, Y dicen que muerto lo hane. La condesa qu'esto oyera Empezára á gritos dare, Lloraba de los sus ojos, Que queria reventare. Dejemos á la condesa, Que muy grande llanto hace, Y digamos de Gaiferos Del camino por do vae, Que de dia ni de noche No hace sino caminare Hasta que llegó á la tierra Adonde su tio estae. Dicele de esta manera, Y empezóle de hablare : -Manténgaos Dios el mi tio.
Mi sobrino, bien vengaises: ¿Qué buena venida es esta? Vos me la querais contare.
La venida que yo vengo Triste es y con pesare, Que Galvan con grande enojo Mandado me habia matare: Mas lo que os ruego, mi tio, Y lo que os vengo á rogare, Vamos á vengar la muerte De vuestro hermano mi padre: Matáranlo á traicion
Por casar con la mi madre.
Sosegaos, el mi sobrino, Vos os querais sosegare, Que la muerte de mi hermano Bien la iremos á vengare. Ellos así se estuvieron Dos años y aun mase Hasta que dijo Gaiferos, Y empezara de hablare.
I.ROMANCE DE D. GAIFEROS.
Vámonos, dijo, mi tio,
A Paris esa ciudade En figura de romeros, No nos conozca Galvane,
Que si Galvan nos conoce, Mandaríanos matare: Encima ropas de seda Vistamos las de sayale, Llevemos nuestras espadas Por mas seguros andare, Llevemos sendos bordones Por la gente asegurare. Ya se parten los romeros, Ya se parten, ya se vane, De noche por los caminos, De dia por los jarales. Andando por sus jornadas A Paris llegado hane, Las puertas hallan cerradas, No hallan por donde entrare; Siete vueltas la rodean Por ver si podrán entrare, Y al cabo de las ocho Un postigo van á hallare. Ellos que se vieron dentro Empiezan á demandare, No preguntan por meson, Ni menos por hospitale. Preguntan por los palacios Donde la condesa estae, Y á las puertas del palacio Allí van á demandare. Vieron estar la condesa, Y empezaron de hablare:
- Dios te salve, la condesa. -Los romeros, bien vengades.
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No con los dados se gana, Ni con las tablas el crédito, Ni arrojando leves cañas Reputacion entre buenos: No con bizarras libreas, Ni con mugeriles juegos, Ni con empresas, ni cifras Recamadas de oro y negro: No con vanas esperanzas, Ni con vestidos soberbios, Ni con guantes olorosos, Medallas, ni camafeos: Con arnes, espada y lanza, Como buenos combatiendo, Cuando se ofrece ocasion, Se ilustran los caballeros. Mejor fuera que entre moros Esos azares del juego,
Como son acá en Paris,
Fueran en Sansueña encuentro: Y esas plumas y medallas Que llevais en el sombrero Harto mejor parecieran En la cimera del yelmo; Y en lugar de aquesa ropa
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