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TESORO

DB LOB

ROMANCEROS

CANCIONEROS ESPAÑOLES.

DR LOS

ROMANCEROS

CANCIONEROS ESPAÑOLES,

HISTÓRICOS, CABALLERESCOS, MORISCOS Y OTROS,

RECOGIDOS Y ORDENADOS

POR

DON EUGENIO DE OCHOA,

Y ADICIONADO CON EL POEMA DEL CID Y OTROS VARIOS ROMANCES,

POR J. R.

BARCELONA:

LIBRERIA DE LOS SS. A. PONS Y COMPAÑIA

CALLE ANCHA.

1840.

IMPRENTA DE DON J. M. DE GRAU, CALLE DE RIPOLL NÚMERO 16.

DISCURSO PRELIMINAR.

Por poco que se fije la atencion en la lectura de los romances comprendidos en el presente Tesoro; por poco que se estudien esas composiciones en las que se ven retratadas con tan verdaderos y hermosos colores las costumbres severas y caballerescas de nuestros padres, el carácter adusto a la par que noble y poético de los pasados siglos, y en las cuales están consignados los progresos del arte al lado de los de la civilizacion de un modo tan maravilloso, la primera duda, entre las varias que se presentan á la razon, es el saber si verdaderamente son esas sencillas creaciones y las que debieron de precederlas obra de un pueblo entero que anela inmortalizarse y á quien hacen poeta é inspiran los grandiosos acaecimientos, las ideas nuevas que se agitan á su rededor, en las cuales vive y que se suceden sin intermision procreándose unas á otras; ó si, por el contrario, son el resultado de los estudios de uno ó varios individuos quienes sobre formas y modelos dados inventaron otras que se adaptasen mas al carácter y estado de los pueblos para quienes cantaban, y á lo que debia ser objeto de sus versos.

Cuestion es esta que nos seria imposible resolver en la actualidad si quisiesemos valernos para ello de testimonios irrecusables, de pruebas de hecho que nos diesen por resultado una ecsactitud matemática, en vez de atenernos á las razones de analogía, de probalidad y de observacion, únicas que deben guiarnos en todas las cuestiones puramente de hecho, cuando la historia, su único juez competente, no las ha consignado en sus tablas.

Lo primero que debemos practicar á este fin, antes de entregarnos á reflecciones lógicas que no siempre son las mas exactas, es decender á las primeras edades de las sociedades modernas ; identificarnos, digámoslo así, con los hombres que en ellas vivian; despojarnos de nuestras costumbres para adoptar las suyas, olvidar lo que nos ha enseñado el estudio y la esperiencia para hacernos cargo de su ignorancia; dejar aparte nuestro escepticismo y hacernos crédulos como ellos: en una palabra pasar á vivir en aquellos siglos lejanos, á movernos dentro el estrecho círculo en que ellos se movieron, á obrar en los acaecimientos de entonces, y calcular lo que harian ellos por lo que en su lugar hiciéramos nosotros, por lo que sabemos hicieron otros pueblos en un estado de cosas semejante al del que nos ocupa, y la hipótesis que formaremos tendrá á su favor un número tal de probabilidades que cași pasará al dominio de lo demostrado.

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