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de que antes del tiempo del Rey Leuvigildo no usaron los Reyes godos, como arriba queda mostrado. Lo que resultó desta traycion, fué que el parricida con ayuda de su parcialidad, se apoderó del reyno de los Godos, y le tuvo por espacio de seis años y diez meses. Fué en las cosas de la guerra señalado, bien que en algunos encuentros que tuvo con los Romanos que en España quedaban, llevó lo peor; pero por remate cerca de Sigüenza en aquella parte de España que se llamaba Celtiberia, parte de la Hispania Tarraconense, las gentes de Witerico vencieron á los contrarios en una batalla que les dieron de poder á poder. Habia á la sazon fallecido en Francia Childeberto Rey que era de Lorena: sucedieronle dos hijos suyos en sus estados y señoríos. Theodoberto quedó por Rey de Lorena y Theodorico fué Rey de Borgoña. Con este Theodorico casó Hermemberga hija del Rey Witerico, que envió él á Francia con grande acompañamiento, pero en breve corrió fama que dió la vuelta á España doncella; la causa no se sabe, dado que el Rey Theodorico fué ligado para que no pudiese tener ayuntamiento con aquella doncella por arte y hechicerías de sus concubinas á las quales era dado demasiadamente. Otros dicen fué astucia de Brunechilde, que por mandarlo ella sola todo dió traza para que la nuera sin alguna culpa suya fuese enviada á su padre, Despachó Witerico embaxadores á Francia sobre el caso con órden que si aquel Rey no se descargase bastantemente, acudiesen á las provincias comarcanas, y procurasen en venganza de aquella afrenta que aquellos príncipes hicieran liga entre sí y tomasen las armas eu daño del de Borgoña, contra quien estaban irritados el Rey Clotario su antiguo enemigo, y el Rey de Lorena Theodoberto á causa que le solia denostar y decir que era hijo bastardo de su padre y nacido de adulterio. Concertáronse pues estos dos Reyes con Agilulpho Rey de los Longobardos, y juntadas sus fuerzas, se aparejaban para hacer guerra al comun enemigo. No podia Theodorico resistir á poderes tan grandes; por donde conocido el riesgó que corria, y quebrantada su ferocidad, acudió á lo que era mas fácil, que fué concertarse con su mismo hermano Theodoberto con dalle alguna parte de su mismo estado. Vino Theodoberto de buena gana en este concierto así por su interés, como por ser cosa natural querer componerse con su hermano

antes que vengar las injurias de los que no le tocaban. Sucedió como los dos deseaban, porque hecha esta alianza, los otros príncipes desistieron de aquella empresa, y partieron mano de aquella guerra que cuydaban seria muy brava, Con esto el Rey Witerico comenzó á ser menospreciado de los suyos, y á brotar el odio que en sus corazones largo tiempo tenian encer. rado, en especial que se decia trataba de restituir en España la secta Arriana, con cuyas fuerzas y ayuda como yo pienso alcanzó el reyno. Esta voz y fama alteró el pueblo en tanto grado, que tomadas las armas entraron con grande furia en la casa real, y mataron al Rey que hallaron descuydado y asentado á yantar. No paró en esto la rabia, porque arrastraron el cuerpo por las calles, y con grandes baldones y denu estos que todo el pueblo le echaba, sucio y afeado de todas man eras le enterraron en cierto lugar muy baxo. Con este desastre tuvieron todos por entendido pagó la muerte que él mismo diera á tuerto á su predecesor el Rey Liuva, como queda dicho; y claramente se mostró que la divina justicia dado que algunas veces se tarda, á la larga ó á la corta nunca dexa de executarse. por la muerte de Witerico alcanzó el cetro de los Godos Gundemaro, persona muy señalada en aquella sazon, sea por ser cabeza de aquel motin y autor de la muerte que se dió al tyrano, sea por voto de los principales de aquel reyno, ca estaban muy satisfechos de su prudencia y partes aventajadas asi para las cosas de la guerra, como para las de la paz. Lo que consta es que comenzô á reynar año del Señor de seiscientos y diez; y si es lícito en cosas tan antiguas, ayudarse de congeturas, entiendo que los Franceses con sus fuerzas por estar ofendidos contra Witerico le ayudaron no poco para subir á aquel grado. Consta por lo menos que acostumbró Gundemaro pagar á los Franceses parias, como se vee de las cartas del conde Bulgarano, gobernador á la sazon por el Rey de la Galia Góthica, cartas que hasta hoy se conservan y hallan entre los papeles antiguos y libros de la universidad de Alcalá de Henares y de la iglesia de Oviedo. De donde así mismo se entiende que los embaxadores de Gundemaro que envió á Francia, fueron contra el derecho de las gentes, que los tienen por cosa sagrada, maltratados una vez por aquellos Reyes, y sin embargo para mas justificar la quexa despachó nuevos

embaxadores, á los quales tampoco se dió lugar para hablar á aquellos Reyes. Por esto alterado Bulgarano, no permitió que los embaxadores del Rey Theodorico pasasen á España; y lle gado él negocio á rompimiento, abrió la guerra contra Fran cia, y con las armas que tomó, de repente se apoderó dé dos fuerzas, es á saber Jubiniano y Corneliaco, y echó deltas las guarniciones de Franceses que allí estaban. Acometió el conde Bulgarano en particular estos dos pueblos de la Gallia Narbo nense á causa que en el asiento que el Rey Recaredo tomó con los Franceses, los entregara á Brunechilde, por cuya muerte que se siguió poco adelante sin dexar alguna sucesion por ser ya muertos sus hijos y nietos, se puede presumir que los Res yes de Francia no acudieron á recobrar con las armas aquellas dos plazas. Esto en Francia. En España el Rey Gundel maro hizo guerra prósperamente á los de Navarra que ide nuevo se alteraban y así mismo tuvo contiendas con los ca pitanes y gentes romanas que mantenian aquella parte de Es paña que todavía se tenia por el imperio; lo qual y su muerte, que fué en Toledo de enfermedad, sucedieron el año del Señor de seiscientos y doce: reynó un año, diez meses y trece dias, La Reyna su muger se llamó Hilduara, mas no se sabe haya dexado alguna sucesion. Era á la sazon en el Oriente Empera dor de Roma Heraclio sucesor de Phocas, y en la Iglesia Romana despues de Gregorio el Magno y de Sabiniano y Bonifacio III, que consecutivamente le sucedieron, presidia Bonifacio IV; en la Iglesia Toledana Aurasio sucesor de Euphimio? de Tonancio y Adelphio, que por este órden le precedieron. Fué Aurasio persona así len las letras y erudición, como en el valor y virtudes tan señalada, que se puede comparar con qualquiera de los pasados. En tiempo deste prelado, es á saber el primer año del reynado de Gundemaro, veinte y cinco obis pos de diversas partes de España se juntaron en Toledo para determinar en presencia del Rey y por su mandado cierta dis ferencia que resultara entre el arzobispo de Toledo y los obis pos de la provincia Carthaginense por esta razon. Euphimio en las acciones del concilio de Toledo próximo pasado por des cuydo se firmó y llamó metrópolitano de la provincia de Car petania, y porque la provincia Carthaginense se estendia mucho mas que los Carpetanos, que eran lo que hoy es reyno de

Toledo, los demas obispos apellidaban libertad y no querian reconocer sugecion á la Iglesia de Toledo. Este pleyto se debió comenzar desque los derechos de Cartagena y su autoridad se trasladaron á Toledo, y continuarse algunos años adelante. Fueron pues citados para dar razon de sí; y oidas las partes; así el Rey como los obispos pronunciaron sentencia en favor del arzobispo Aurasio. Entre los obispos que asistieron se cuéntan Isidoro arzobispo de Sevilla, que lo era por muerte de San Leandro su hermano, Inocencio arzobispo de Mérida, y Eusebio de Tarragona ; y demas destos, si las firmas de éste concilio no nos engañan, se halló tambien presente Benjamin obispo Dumiense. Quince obispos de la provincia Carthaginense (por tocarles á ellos en particular este negocio) en un papel á parte firmaron la dicha sentencia: sus nombres fueron estos: Protogenes, que se llama prelado de la santa Iglesia de Sigüenza, Theodoro Castulonense, Miniciano Segoviense, Stephano Oretano, Jacobo Mentesano, Magnencio Valeriense, Theodosio Ercabicense, Martino Valentino, Tonancio Palentino, Portario Segobriense, Vincencio Bigastriense, Eterio Bastitano, Gregorio Oxômense, Presidio Complutense, Sanabilis Elotano. De donde se entiende que en la provincia de Toledo antiguamente se comprendian mas iglesias sufragáneas de las que tie ne al presente, y que el distrito que tenian los prelados de Toledo como metropolitanos, era mas ancho que hoy; porque del primado que tenia sobre las demas iglesias de España, al presente no tratamos, ni entonces se trataba. La verdad es que desde el tiempo de Montano, prelado que fué antiguamente de Toledo; en un concilio que se tuvo en la misma ciudad, dieron á aquella iglesia autoridad sobre todas las iglesias de la provincia Carthaginense, como los mismos que eran interesados en la diferencia susodicha lo confesaron: y se vee manifiestamente por el proceso deste concilio, y por la determinacion y sentencia que dieron los obispos que en él se hallaron. Floreció por este tiempo el insigne poeta Draconcio : puso en verso el principio del Génesis.

Capítulo I.

Del Reynado de Sisebuto.

HICIERONSE el enterramiento y exêquias del Rey Gundemaro con la solemnidad que era justo. Las lágrimas que se derramaron fueron muchas por haber tan en breve faltado un príncipe tan excelente, de costumbres y vida muy aprobada, y que con la grandeza del ánimo juntaba mucha afabilidad y blandura: cosa con que grandemente se grangean las voluntades del pueblo. Concluido esto, los grandes del reyno se juntaron á elegir sucesor: por su voto salió nombrado Sisebuto, persona de no menores partes que su antecesor, señalado en prudencia, en las cosas de la paz y de la guerra, ferviente en el zelo de la Religion Cathólica, y lo que en aquellos tiempos se tenia por milagro, enseñado en los estudios de las letras, y que tenia conocimiento de la lengua latina: con que el dolor que todos recibieran con la pérdida pasada, se templó en gran parte. Consérvanse hasta el dia de hoy para muestra de su ingenio y erudicion algunas epístolas suyas, y la vida que compuso de San Desiderio, obispo de Viena, á quien el Rey Theodorico de Borgoña, exasperado con la libertad y reprehensiones de aquel santo varon, hizo morir apedreado: si ya aquella vida se ha de tener por del Rey Sisebuto, y no mas aina por de otro del mismo nombre, á que yo mas me inclino por las razones que quedan puestas en otro lugar. En una aldea llamada Granátula en tierra de Almagro, se vee una letra en una piedra berroqueña, en que se dice que el obispo Amador falleció el año seiscientos y catorce, y que es el segundo año del reynado de Sisebuto, punto fixo y muy á propósito para averiguar el tiempo en que este Rey comenzó á reynar. Entiéndese que aquella piedra se traxo de las ruinas del antiguo Oreto, que estaba de allí distante solo por espacio de media legua. No salieron vanas las esperanzas que comunmente tenian concebidas de las virtudes de Sisebuto, porque en breve sosegó y sugetó los Asturianos y los de la Rioja, ca por estar tan lexos y por la aspereza y fortaleza de aquellos lugares andaban albo

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