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con sus gentes destrozadas y grandemente enflaquecidas por el daño presente y mayor mal que esperaban. El mejorarse en el lugar dió muestra que quedaba vencido, pero sin embargo se fortificó lo mejor qué segun el tiempo pudo: hizo curar los heridos, los quales y la demas gente, perdida casi toda esperanza de salvarṣe, con lágrimas y suspiros hacian votos y ple gárias para aplacar la ira de Dios. El Rey oprimido de tristeza y de cuydados por el aprieto en que se hallaba, se quedó adormecido. Entre sueñoš le apareció él apóstol Santiago con› representacion de magestad y grandeza mayor que humana. Mándale que tenga buen ánimo, que con la ayuda de Dios no chide de la victoria, que el dia siguiente la tuviese por cierta. Despertó el Rey con esta vision‹ y regocijado con nueva tan alegre saltó luego de la cama. Mandó juntar los prelados y grandes y como los tuvo juntos, los hizo un razonamiento désta sustancia: «Bien sé, varones excelentes, que todos conoceis tan bien como yo en qué término y apretura están nuestras cosas. En la pelea de ayer llevamos lo peor, y si no! quédamos del todo vencidos y mas fue por beneficio de la noche qué pot nuestro esfuerzo. Muchos de los nuestros queda← ron en el campo, los demas están desanimados y amedrentados. El exército enemigo que era antes fuerte « con nuestro daño queda con mayor osadías Bien veis que no hay fuerzas para tornar á la pelea, ni lugar para huir. Estar en estos luga4 es mas tiempo, aunque lo pretendiésemos, la falta de pan y dé otras cosas necesarias no lo permitirian. La durá y peligrossa necesidad de nuestra suerte, el desamparo de la ayuday fuerzas humanas suplicá) ek socorro del cielo, y aliviará sin ninguna dudabel peso de tantos males; lo que os puedo con seguridad prometer. Afuera el cobarde miedo, no tape las orejas de vuestro entendimiento la desconfianza y falta de fes Ars rojarse enolafirmary creer es.eosa perjudicial, mayormente quando se trata de las cosas divinäsby de la Religion, porque si las menospreciamos, hay peligro de caer en impiedad y si las recebimos ligeramente, en superstición. El apóstol San tiago me apareció entre sueños y me certificó de la victoria. Levantad vuestros corazones, y desechad dellos toda tristeza y desconfianza. El suceso de la pelea os dará á entender la verdad de lo que tratamos. Ea pues, amigos mios, llenos de

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esperanza arremeted á los enemigos pelead por da bpatria y por la comun salud. Bien pudiérades con estrema afrenta y méngua servir á los Moros: por parederos esto intolerable to. mastes las armas Rechazad con el favor de Dios y del apóstol Santiago la afrenta de la Religion Christiana pla deshonra de vuestra nacion¦: abatid el orgullo desta gente pagana. Aoordaos de lo que pretendistes quando: tomastes das armas de vuestro antiguo valor, y de las empresas que habeis acábado. Dicho esto, mandó ordenar las chaces y dar señal de pelear, Los nuestros con gran denuedo acometen á los enemigos y cierran apellidando á grandes voces el nombre de Santiago: principio de la costumbre que hasta hoy tienen los soldados españoles, de invocar su ayuda al tiempo que quieren acome ter. Los bárbaros alterados por el atrevimiento de los nuestros, cosa muy fuera de su pensamiento por tenerlos ya por vencidos, y con el espanto que de repente les sobrevino del cielo, no pudieron sufrir aquel ímpetu y carga què les dieron. El apóstol Santiago, segumque la prometiera al Rey, faé visto en un caballo blanco y con una bandera blanca y en medio della una cruz roja que capitaneaba nuestra gente. Connsu vista crecieron a los nuestros las fuerzas: los bárbaros de todo punto desmayados se pusieron en huida, executaron los Christianos el alcance, degollaron sesenta mil Moros. Apoderáronse despues de la victoria de muchos lugares, en particular de Clavijo, do se dió esta famosa batalla, de que dan muestra los pedazos de las armas que hasta hoy por allí se hallan. Así mismo Alvelda y Calahorra volvieron á poder de los Cristianos. Sucedió esta memorable jornada el año de Christo de ochocientos y quarenta y quatro, que fué el segundo del reynado de Don Ramiro. El exército vencedor, despues de dar gracias a Dios por tan grande merced porovoto que hicieron obligaronná toda España sin embargo que la mayor parte de Ha estaba en poder de Moros, á pagar desde entonces para! siempre jamás de cada yugada de tierrasió de viñas cierta me dida de trigo ó de vino cada un año á la iglesia del apóstol San tiago, con cuyo favor alcanzaron la victoria a voto que algunos Romanos Pontífices aprobaron adelante, como se vee por sus letras apostólicas. Así mismo el Rey Don. Ramiro expidió sobre el mismo caso su privilegio, su data en Calahorra á veinte

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y cinco de mayo era ochocientos y setenta y dosa yo mas qui, siera que dixera ochocientos y ochenta y dos para que concer tara con la razon del tiempo que llevamos muy puntual y ajustada. Puedese sospechar que en el copiar el privilegio se quedó un diez en el tintero; que el original no paréce,ɛAñadieron otrosí en este voto que para siempre, quando los despojos de los enemigos se repartiesen, Santiago se contase por un soldado á caballo y llevaṣe su parte, pero esto con el tiempo se ha deśusado; lo que toca al vino y trigo algunos pueblos lo pagan. De los despojos desta guerra hizo el Rey edificar á media legua de Oviedo una iglesias de obra maravillosa con advocacion de Nuestra Señora, que hasta hoy se vee puesta á las haldas del monte Naurancio, y allí cercarse edificó otra iglesia con hombre de San Miguel. La Reyna que unos llaman Urraca, otros Paterna, madre de Don Ordoño y de Don Gar číá proveyά das dichas iglesias y las adornó de todo lo necesa rio;ca ¿tenia por costumbre de emplear todo lo que podia ahorrar del gasto de su casa y del arreo de su persona, en or! namentos para las iglesias y en particular de la del Apóstol Santiago. El fruto desta victoria no fué tan grande como se pénsaba y fuera razón á causa de otra guerra que al improviso se levantó contra España. possiepe Te cobiet -nonensboq/20% li lim, Inge ob melming 69

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A nulled saills ncq 26d alad -siteit zolComo los Nortmandos vinieron á España o uzin ab olinds of cus 19 absarjoj, clasicura dues diboons.200 -AUN no estaba quitado el yugo de la servidumbre que los Moros gente venida (de la parte de Mediodía tenia puesto so bre nuestra nacion, quando una nueva peste por la parte de Septentrion comenzó á trabaxárla grandemente. Fué así que los Nortmandos gente fiera y bárbara, y por no haber aun recebido la fe de Christo impía y infiel, salidos de Dacia y de Norvégia, como el mismo nombre lo declara que fueron gen↳ tes septentrionales (ca Nortmando quiere decir hombre del Norte) forzados de la necesidad‹, ó lo que es mas cierto, con deseo de hacer mal, se hicieron cosarios por el mar debaxo la conducta de su capitan Rholon. Lo primero acometieron'

las marinas de Frisia: despues corrieron las de Francia, en particular por la parte que el rio Sequana desagua en el mar Océano, hicieron mas graves y mas ordinarios daños que de ninguno otro enemigo se pudieran temer. Despues desto talaron las tierras de Nantes por do el rio Loire descarga en el mar, las comarcas de Turs y de Potiers, en que vencido que hobieron en batalla á Roberto conde de Anjou, pusieron espanto en todas aquellas tierras, últimamente hicieron su asiento en aquella parte de Francia que antiguamente se llamó Neustria, y hoy del nombre desta gente se llama Normandía; y esto por concesion de los Emperadores Ludovico el Segundo y Carolo Crasso, que les dieron aquellas tierras á condicion que pues no se querian del todo sugetar á su señorío, fuesen para siempre feudatarios y movientes de la corona de Francia. Los mismos por este tiempo con gruesas flotas que juntaron en Francia, dieron mucho trabaxo á los Christianos de España. Primeramente apretaron y talaron todas las marinas de Galicia, pero llegados á la Coruña, como acudiese contra ellos el Rey Don Ramiro, los que dellos saltaron en tierra, quedaron vencidos en batalla y forzados á embarcarse : demas desto les dieron una batalla naval en que setenta de sus naves parte fueron tomadas por los nuestros, parte echadas á fondo. Así lo refiere el arzobispo Don Rodrigo, dado que el número de las naves parece muy grande, principalmente que Jos que escaparon de la rota, doblado el cabo de Finis Terræ, llegaron á la boca del rio Tajo, y pusieron en mucho afan á Lisbona que habia por este tiempo vuelto á poder de Moros; y el año luego siguiente que se contaba de Christo ochocientos y quarenta y siete, con gentes y naves que de nuevo recogieron, pusieron cerco sobre Sevilla, y talaron los campos de Cadiz y de Medina Sidonia, en que hicieron presas de hombres y ganados, y pasaron á cuchillo gran número de Moros: al fin despues que se detuvieron mucho tiempo en aquellas comarcas, por un aviso que les vino que el Rey Abderrah. man armaba contra ellos y aprestaba una gruesa armada, se partieron de España con mucha honra y despojos que consigo llevaron. Siguiéronse otras alteraciones civiles entre los Christianos. El conde Alderedo y Piniolo, hombres en riquezas y aliados poderosos, uno en pos de otro se alborotaron y to

TOMO II.

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maron las armas contra el Rey Don Ramiro. Las causas destas alteraciones no se refieren: nunca faltan disgustos y desabrimientos, solo se dice que en breve y fácilmente se apaciguaron. Alderedo fué privado de la vista : Piniolo y siete hijos suyos muertos por mandado del Rey Don Ramiro el año quinto de su reynado. Falleció poco adelante él mismo en Oviedo despues que reynó siete años enteros : fueron sepultados él y Paterna su muger en la iglesia de Santa María de aquella ciudad, en que se vee un lucillo deste Rey con una letra que vuelta en romance dice así:

MURIÓ LA BUENA MEMORIA DEL REY RAMIRO A PRIMERO DE FEBRERO: RUEGO A TODOS LOS QUE ESTO LEYEREdes, no dexeis de roGAR POR SU REPOSO.

Entiéndese que fué allí tambien sepultado Don García herma`no del Rey (1), sin que haya memoria de alguna otra cosa que hiciese en vida ni en muerte, salvo que se halló en la batalla de Clavijo, y que el Rey le trataba como si sáliera de sus entrañas. En tiempo del Rey Don Ramiro falleció Theodomiro obispo de Iria, en cuyo lugar sucedió Athaulfo. Algunos toman deste tiempo el principio de la caballería y órden de Santiago, muy famosa por sus hazañas; pero sin autor alguno ni argumento bastante; porque los privilegios antiguos, que con deseo de honrar esta religion algunos sin propósito inventaningun hombre de letras los aprueba ni tiene por ciertos. A Don Ramiro sucedió su hijo Don Ordoño en el año del Señor de ochocientos y cinqüenta.

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Capítulo xv.

De muchos Mártyres que padecieron en Córdoba.

CRUEL carnicería, y una de las mas bravas y sangrientas que jamás hobo, se exercitaba en Córdoba por estos tiempos y se embravecia contra los siervos de Christo. Fuegos, planchas ardiendo con todos los demas tormentos se empleaban en

(1) Don Rodrigo lib. 4. de su Hist. cap. 12.

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