Imágenes de páginas
PDF
EPUB

acusaron del pecado nefando. Fué citado y hecho venir á la corte para responder por sí. Antes que fuese al palacio Real, dixo misa, y vestido de pontifical como estaba se fué á ver con el Rey. Lo que le debiera reprimir y ponelle temor, le altero mas, ó por haber dado crédito á los acusadores, ó por estar disgustado por no venir luego el obispo á su presencia, y por el hábito y trage que traia: mandó soltar un toro bravo, azorado con perros y con garrochas contra el dicho prelado; lo qual era injusto, condenar á ninguno sin oir primero sus descargos. En tan gran peligro Athaulfo armóse de la señal de la Cruz: ¡cosa maravillosa! el toro dexada la braveza, allegóse á él con la cabeza baxa, dexóse tocar los cuernos, que con gran espanto de los que lo vian, se le quedaron en las manos. El Rey y nobles desengañados por aquel milagro, y enterados de su inocencia, echáronsele á los pies para pedirle perdon: dióle él de buena gana, diciendo que nunca Dios quisiese que pues habia recobrado su dignidad y librádose de la afrenta, y pues el buen nombre que injustamente le habian quitado, le era restituido, que él hiciese en algun tiempo por donde se mostrase olvidado del oficio de Christiano, y de la virtud del ánimo y de la paciencia que nunca perdiera. Quien dice que descomulgó á los que le acusaron: lo que se averigua es que librado de aquel peligro, renunció el obispado y se retiró á las Asturias, en que vivió en soledad largo tiempo santísimamente. Los cuernos del toro colgaron del techo de Ja iglesia de Oviedo, do estuvieron muchos años para memoria y testimonio de aquel caso tan señalado. Esto sucedió al principio del reynado de Don Ordoño. El año segundo uno llamado Muza, que era del linage de los Godos, pero de profesion Moro, persona muy exercitada en las cosas de la guerra, despertó contra sí las armas de Christianos y Moros á causa que públicamente se levantó contra el Rey de Córdoba su señor, y con una presteza increible se apoderó de Toledo, Zaragoza, Huesca, Valencia y Tudela. Tras esto corrió las tierras de Francia, en que cautivó dos capitanes Franceses que le salieron al encuentro. Con esto puso tan grande espanto en aquella tierra, que el Rey de Francia Cárlos Calvo acordó de grangearle con presentes que le envió. Ensoberbecido él con esta prosperidad, y olvidado de la inconstancia de las cosas huma

nas, revolvió contra el Rey Don Ordoño, con quien y con el de Córdoba se contaba y publicaba por tercero Rey de España. Rompió por la Rioja, donde quitó á los Christianos á Alvelda, y la fortificó muy bien. El Chronicon del Rey Don Alonso dice que la edificó y la llamó Albayda. Don Ordoño movido por este atrevimiento juntó sus huestes: una parte puso sobre aquella plaza, con los demas fué en busca del enemigo, de quien tenia aviso que estaba aloxado en el monte Laturso. Llegados que fueron á verse, arremetieron los unos y los otros con gran denuedo y gritería. Tirados los dardos y saetas, Evi nieron á las espadas. Los fieles con su acostumbrado esfuerzo pelearon valientemente por la patria y por la Religion. Duró mucho el combate, pero al fin quedó el campo por los Christianos: murieron diez mil Moros, y entre ellos los mas seña lados por sus hazañas y nobleza, en particular un yerno del mismo tyrano llamado García. Muza apenas se escapó con mu chas heridas, de las quales entiendo murió. Los despojos muy ricos de los Moros y sus reales vinieron en poder de los nuestros. En el mismo tiempo Mahomad Rey de Córdoba asimismo se apercebia contra el enemigo comun. Parecióle acometer en primer lugar la ciudad de Toledo por ser su tio muy fuerte, y porque con ser la primera al levantarse dió exemplo y ocasion á las otras ciudades para que hiciesen lo mismo. Hallábase en aquella ciudad Lobo hijo de Muza por mandado de su padre, el qual avisado del estrago que los suyos recibieron cerca de Alvelda, y con miedo de mayor daño hizo confederacion con el Rey Don Ordoño para valerse de sus fuerzas. Envióle el Rey muchos Asturianos y Navarros en socorro, y por caudillo á Don García su hermano. Mahomad desconfiado de las fuerzas acordó usar de maña. Tenia sus reales no lexos de la ciudad: paró una celada en Guadacelete, que es un arroyo cerca de Villaminaya, y era á propósito para su intento. Hecho esto, él mismo con pequeño número de soldados dió vista á la ciudad de Toledo. Los de dentro engañados por el pequeño número de los contrarios, salieron contra ellos á gran -priesa sin órden y sin recato, como si fueran á la presa, y no á pelear. Con aquel ímpetu cayeron en la celada: con que apretados por frente y por las espaldas, con pérdida de mu. cha gente, los demas cerrados abrieron camino para la ciudad

por medio de los enemigos. Doce mil Moros y ocho mil Christianos perecieron en aquel encuentro. La fortaleza del sitio valió para que la ciudad atemorizada por aquella desgracia no viniese en poder del vencedor. El año siguiente y el tercero talaron los campos de Toledo con entradas que los enemigos hicieron, quemaron las mieses y frutos todos. Los de Toledo con deseo de vengarse pasaron hasta Talavera; pero fueron maltratados por el que tenia el gobierno de aquel pueblo, y forzados con daño á dar la vuelta. En fin cansados con tantas desgracias se rindieron á Mahomad el año de nuestra salvacion de ochocientos y cinqüenta y siete. En el qual año los Nortmandos conforme à su costumbre con una armada de sesenta naves corrieron todas las marinas de España por quanto se estienden al uno y al otro mar. En particular pusieron á fuego y á sangre las islas de Mallorca y Menorca enojados principalmente contra los Moros, porque con el trato que ellos tenian con los Christianos, estaban aficionados á nuestra Religion. Las casas, templos, campos fueron con ordinarios robos saqueados: 'pasaron asimismo á Africa, en que hicieron no mepores daños. En España Mahomad hizo entrada contra los Navarros por la parte do está situada Pamplona, y contra aquella provincia de Vizcaya que se Hama Alava: no sucedió cosa que de contar sea. En Estremadura Mérida se rebeló contra el mismo Rey de Córdoba, y en castigo fué por su mandado desmantelada. Entre tanto que esto pasaba, Don Ordoño, -vuelto su ánimo á las artes de la paz, reedificaba las ciudades -por la injuria de los tiempos pasados y de las guerras › desiertas y asoladas, sin perdonar á ningun gasto ni cuydado. Estas fueron Tuy, 'Astorga, Leon, Amaya, que el Chronicon del Rey Don Alonso llama Amagia Patricia. La gente de los Moros (despues de las alteraciones pasadas y guerras civiles comenza-ba á estar dividida en bandos, tanto que algunos gobernadores de la ciudades queriendo mas gobernar en su nombre co-mo señores, que en el ageno como vireyes, tomaban ocasion de rebelarse, y á cada paso se llamaban Reyes. Era esto muy cá propósito para los Christianos, porque los contrarios enflaquecidas: sus fuerzas y divididos entre sí, por partes se podian sobrépujar; que si estuvieran unidos, se defendieran de qualquier agravio. Reith estaba apoderado de Coria; de Talamanca

(otros dicen de Salamanca) Mozaro: ambos fueron vencidos por Don Ordoño y sus ciudades ganadas, los soldados que dentro hallaron, todos muertos; los demas, varones, mugeres y mozos vendidos por esclavos. Estos principios y medios de cosas tan grandes desbarató la muerte del Rey que le sobrevino el año onceno de su reynado: quien añade á este número seis años, Falleció en Oviedo de gota, malá que era sugeto. Fué allí sepultado en la iglesia de Santa María, enterramiento en aquel tiempo de los Reyes. Grande prosperidad tuvo este Rey en sus cosas; solo se le aguó con la rota que los suyos recibieron en Toledo, que parece fué en castigo del pecado que cometió en perseguir sin propósito al santo varon Athaulfo, De su muger Munia hembra de alto linage dexó á Don Alonso que fué su hijo mayor, y á Don Bermudo, Don Nuño, Don Odoario y Don Fruela. Algunos dicen que falleció á veinte y siete de mayo: en el año no hay duda sino que fué el de ocho, cientos y sesenta y dos, como se muestra por el letrero de una Cruz que presentó el Rey Don Alonso su hijo de grande primor y hermosura al templo de Oviedo, que vuelto de latin en romance dice así:

[ocr errors]
[ocr errors][ocr errors]

RECEBIDO SEA ESTE DON CON AGRADO EN HONRA DE DIOS, QUE HICIERON EL
PRINCIPE ALONSO SIERVO DE CHRISTO Y SU MUGER XIMENA. QUALQUIERA QUE
PRESUMIERE QUITAR ESTOS NUESTROS DONES, PEREZCA CON EL RAYO DE DIOS.
CON ESTA SEÑAL ES DEFENDIDO EL PIADOSO, CON ESTA SEÑAL SE VENCE EL
ENEMIGO. ESTA OBRA SE ACABÓ Y ENTREGÓ A SAN SALVADOR DE LA CATHEDRAL
DE OVIEDO. HIZOSE EN EL CASTILLO GAUZON EL AÑO DE NUESTRO REYNO DIEZ
Y SIETE, CORRIENDO LA ERA novecientos Y DIEZ Y SEIS.
rs2 5655921

[ocr errors][ocr errors]

Desto se vee que el año ochocientos y setenta y ocho era el diez y siete despues de la muerte del Rey Don Ordoño. El mismo Don Alonso estando en Compostella confirmó un privilegio de su padre con otro en que estiende el territorio de Santiago, que antes era de tres millas en ruedo, á seis. Su data en la era de novecientos, que fué el año de Christo de ochocientos y sesenta y dos; pero pasemos á las cosas del Rey Don Alonso."

[ocr errors]

Capítulo XVII,

De los principios del Rey Don Alonso el Magno.

Don Alonso, á quien por las grandes partes y prendas que tenia de cuerpo y de ánima, y los esclarecidos triumphos que ganó de sus enemigos, dieron sobrenombre de Magno, luego que tuvo aviso de la muerte de su padre, ca no se halló á ella presente, sin poner dilacion se partió para Oviedo, ciudad Real en aquel tiempo, con intento de hacer las honras al difun tó, y tomar la posesion del reyno, que demás de pertenecerle por derecho por ser el mayor de sus hermanos, todos los estados y brazos se le ofrecian con gran voluntad sin embargo de su pequeña edad, que apenas tenia catorce años, número de que otros quitan no menos que quatro años. Yo sospechaba por lo que sucedió adelante, que en lo uno y en lo otro hay engaño, y que era de mayor edad quando entró en el reyno, En el buen natural que tuvo se igualó á sus antepasados, y aun se la ganó á los mas: era alto de cuerpo, de muy buen rostro y apostura, la suavidad de sus costumbres muy grande. Su clemencia, su valor, su mansedumbre sin par. Señalóse en las cosas de la guerra, y nó menos fué liberal con los pobres, y que estaban apretados de alguna necesidad. Ca los tesoros así los que él ganó, como los que le dexó su padre, no los empleaba en sus gustos, sino en ayudar las necesidades: virtud que hace á los príncipes muy amables, y su fama vuela por todas partes. Aumentó otrosí el culto divino, en particular la iglesia de Santiago que era de tapiería, la edificó desde los cimientos de sillares con columnas de mármol: cosa en aquellos tiempos rara y maravillosa, por su poco primor y mucha grosería, y por la falta de dineros. Reynó quarenta y ocho años, como lo dice Sampyro Asturicense. En el principio padeció algunas tormentas. Don Fruela hijo del Rey Don Bermudo era conde de Galicia, poderoso en riquezas y aliados; y como persona de sangre real por ventura pretendia pertene cerle la corona, ó por menosprecio que tenia del nuevo Rey, se llamó Rey en Galicia. Don Alonso por hallarse flaco de fuer

« AnteriorContinuar »