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Chintila año de nuestra salvacion de seiscientos y treinta y nueve. Poseyó el reyno tres años, ocho meses y nueve dias.

Capítulo VII.

De la vida y muerte del bienaventurado San Isidoro.

POR el concilio Toledano VI y por los obispos que en él se hallaron, como queda apuntado, se entiende que el bienaventurado San Isidoro á la sazon era pasado desta presente vida; y por lo que dél escribió San' Illephonso en los Varones Ilustres, parece fué su muerte el año postrero del Rey Sisenando, que se contaban del nacimiento de Christo seiscientos Ꭹ treinta y cinco. Otros son de opinion que tuvo vida mas larga y llegó al tiempo del Rey Chintila, cuyo reynado acabamos de tratar. Fué este insigne varon hermano de padre y madre de San Leandro, San Fulgencio y Santa Florentina: otros tambien le señalan por hermana á Theodosia madre de los Reyes Ermenegildo y Recaredo. En los años y en la edad fué el menor entre todos sus hermanos, en la eloqüencia, ingenio y doctrina se les aventajó grandemente; y en la grandeza del ánimo y de sus virtudes igualó á su padre Severiano, de quien algunos dicen fué duque de la provincia Carthaginense. Dexó muchos libros escritos que dan bastante muestra de lo que queda dicho, cuya lista y catálogo San Illephonso y Braulio pusieron en la vida que deste Santo escribieron. Indicio y presagio de su grande eloqüencia fué lo que escriben de un enxambre de abejas que volaba al rededor de la cuna y de la boca de San Isidoro siendo niño: cosa que ni se cree, ni se dice sino de personas de gran cuenta. Verdad es que tambien refieren que en sus primeros años se mostró de ingenio rudo, lo qual y juntamente el miedo del soberbio maestro que le enseñaba, fué ocasion que se salió y huyó de la casa de su padre. Andaba descarriado por los campos, quando á la sazon advirtió en un pozo un brocal acanalado por el largo uso y por el ludir de la soga. Consideró, aunque pequeño, con aquella vista quán grandes sean las fuerzas de la costumbre, y como el arte,

le en

perseverancia y trabaxo pueden mas que la naturaleza: con esta consideracion dió la vuelta. Parte deste brocal que es de mármol, se muestra en San Isidoro de Sevilla, y se tiene ordinariamente fué el mismo de que se ha dicho. Destos principios subió á la cumbre de doctrina y erudicion con que alumbró y ennobleció toda España; y al tiempo que sus hermanos andaban desterrados por el Rey Leuvigildo, sirvió mucho con su zelo y osadía á la iglesia Cathólica. Ayudóle mucho para que se hiciese tan docto San Leandro su hermano, ca vuelto del destierro, y conocidas sus aventajadas partes y las grandes esperanzas que de sí daba, ó fuese por otra causa, cerró en un aposento sin dexalle libertad para ir donde quisiese. Aprovechóse él de aquella clausura, de la edad y ingenio, que todo era á propósito, para revolver gran número de libros: de que resultó el de las Etymologías de erudicion tan varia, que parece cosa de milagro para aquellos tiempos : obra que últimamente perfeccionó y publicó adelante á persuasion de Braulio su grande amigo. Duró este recogimiento tan estrecho todo el tiempo que vivió San Leandro su hermano, que por su muerte fué puesto en su lugar y en su silla. Gobernó aquella iglesia con gran prudencia: hizo leyes y constituciones muy á propósito. Mas como quier que entendiese que todo lo demas es de poco momento, si los mozos desde su primera edad á manera de cera no son amaestrados y enderezados en toda virtud, fundó en Sevilla un colegio para enseñar la juventud y exercitarla en virtud y letras. Deste colegio á guisa de un castillo roquero salieron grandes soldados, varones señalados y excelentes, entre los demas los Santos Illephonso y Braulio. Algunos afirman que en tiempo de Gregorio Magno fué Isidoro á Roma: que debió ser con deseo que tenia de renovar, continuar la amistad que entre aquel santo Pontífice y su hermano desde los años pasados estaba trabada. Lo que añaden, que en brevísimo espacio, antes la misma noche de Navidad hizo aquella jornada y dió la vuelta : demas desto que dos candelas que él mismo con cierto artificio hizo, se hallaron en su sepulcro encendidas en tiempo del Rey Don Fernando el primero: item que el falso profeta Mahoma fué por este Santo echado de Córdoba: todas estas cosas las desechamos como frívolas y hablillas sin fundamento, pues ni son á pro

pósito para aumentar su grandeza, y quitan el crédito á las demas que dél con verdad se cuentan. Por la verdad y templanza se camina mejor ; ¿ mas qué cosa puede ser mas vana que pretender con fábulas honrar la vida y hechos de los Santos de Dios? ¿ó qué cosa puede ser mas perjudicial, ni mas contraria á la Religion y honra de los Santos que la mentira ? La verdad es que la prudencia de San Isidoro ayudó mucho para que todo el reyno se gobernase con muy buenas leyes y estatutos que por su órden se hicieron ; y que para reformar las costumbres á instancia suya y por su órden se tuvieron en Sevilla y en Toledo algunos concilios. Fué arzobispo de Sevilla como quarenta años. Llegado á lo postrero de su edad que fué muy larga, le sobrevino una muy grave y mortal fiebre. Visto que se moria, hízose llevar en hombros por sus discípulos á la iglesia de San Vicente de la misma ciudad de Sevilla: hiciéronle compañía hasta tanto que rindió el alma, un obispo llamado Juan y Uparcio sus muy especiales amigos. En aquella iglesia hizo pública confesion de sus pecados, y recibió el Santísimo Sacramento de la Euchâristía, con que por espacio de tres dias se aparejó como era razon para partir desta vida. En aquel tiempo dió lugar á todos para que le viesen y hablasen. Consolólos con palabras muy amorosas: pidió perdon así como estaba á todo el pueblo en comun, y misericordia á Dios con oracion muy ferviente y grande humildad interior y exterior. Por conclusion entre los sollozos de los suyos, y lágrimas muy abundantes que toda la ciudad despedia por su muerte, en el mismo tiempo rindió el espíritu á quatro de abril, que es el mismo dia en que en España se le hace fiesta particular. El año en que murió no está puntualmente averiguado. No hizo testamento, parte por la pobreza que profesaba, parte porque todos los bienes que le quedaban, se dieron por su mandado aquellos dias á pobres. Reconoció por toda la vida el primadó de la iglesia Romana, ca decia era la fuente de las leyes y decretos, á que se debe acudir en todo lo que concierne á las cosas sagradas, ritos y ceremonias. Esto solia decir en toda la vida, pero al tiempo de su muerte mas en particular protestó á aquella nacion que si se apartaban de los divinos mandamientos y doctrina á ellos enseñada, serian castigados de todas maneras, derribados de la cumbre en que estaban, y oprimi

dos con muy grandes trabaxos; mas que todavía si avisados con los males se reduxesen á mejor partido, con mayor gloria que antes se adelantarian á las demas naciones. No se engañó ni en lo uno ni en lo otro, ni salió falsa su profecía, como se entiende así por las tempestades antiguas que padeció España, como por la grandeza de que al presente goza; quando vemos que su imperio derribado antiguamente por las maldades y desobediencia del Rey Witiza, y despues levantado de pequeños principios ha venido á tanta grandeza, que casi se estiende hasta los últimos fines de la tierra. Por la muerte de San Isidoro sucedió en aquella silla Theodisclo Griego de nacion: deste refieren algunos corrompió las obras de San Isidoro, y las entregó á Avicena Arabe para que traducidas en lengua arábiga las publicase en su nombre y por suyas. Lo que toca á Avicena (si ya no fué otro del mismo nombre) es falso, pues por testimonio de Sorsano contemporáneo del mismo Avicena y que escribió su vida, se sabe que mas de trecientos años adelante pasó toda la vida en la casa y palacio Real de los Persas sin venir jamás á España. Martino Polono en su Chronicon dice que como el Papa Bonifacio Octavo tratase de nombrar y señalar los quatro doctores de la iglesia para que se les hiciese fiesta particular, no faltaron personas que juzgaron debia San Isidoro ser antepuesto á San Ambrosio, á lo menos era razon que con los quatro le contasen por el quinto. Hace para que esto se crea la erudicion deste santo varon en todo género de letras, y que en el número de los quatro doctores se cuentan y ponen dos de Italia, y ninguno del Poniente, ni de los Tramontanos. Tambien es cosa cierta que en España, que en diferentes tiempos, florecieron tres personas muy aventajadas deste mismo nombre: Isidoro obispo de Córdoba, al que por su antigüedad llaman el mas viejo: el segundo Isidoro Hispalense, cuya vida acabamos de escribir el postrero Isidoro Pacense, que fué adelante, y por esto se llama comunmente el mas mozo; dado que á las veces suelen dar este mismo apellido á Isidoro el Hispalense quando le comparan con el Cordovés. Esto se advierte para que este sobrenombre de Iunior ó mas mozo no engañe á ninguno ni le deslumbre.

bien

Capítulo vin.

De los Reyes Tulga, Chîndasuintho y Recesuintho.

En lugar del Rey Chintila por voto de los grandes del reyno fué puesto Tulga mozo en la edad, pero en las virtudes viejo : en particular se señalaba en la justicia, zelo de la Religion, en la prudencia, en el gobierno y destreza en las cosas de la guerra. Fué muy liberal para con los necesitados, virtud muy pro pia de los Reyes, que es justo entiendan que la abundancia de bienes y sus riquezas no deben servir para su particular provecho y para sus deleytes, sino para ayudar á los flacos y para remedio de todo el pueblo. Iba destos principios en aumento y parecia habia de subir á la cumbre de toda virtud y valor, quando la muerte le atajó los pasos, que de enfermedad le sobrevino en la ciudad de Toledo año de nuestra salvacion de seiscientos y quarenta y uno. Tuvo el reyno solos dos años y quatro mases. Sigiberto Gemblacense dice que el Rey Tulga fué mozo liviano, y con su libertad y soltura dió ocasion á los suyos para que se levantasen contra él y le echasen del reyno. La razon pide hacer mas caso en esta parte de lo que S. Illephonso depone como testigo de vista, que de lo que escribió un estrangero ó por odio de nuestra nacion, ó lo que es mas probable, por engaño á causa de la distancia del lugar y tiempo en que y quando escribió, con que fácilmente se suelen trocar las cosas. La verdad es que por la muerte de Tulga, como quier que el reyno de los Godos quedase sin gobernalle y sugeto á ser combatido de los vientos, Flavio Chîndasuintho por tener á su cargo la gente de gerrra, con cuyas fuerzas se habia rebelado contra el Rey Tulga, que parece le despreciaba por su edad, luego que falleció, con las mismas armas y con el favor de los Godos se apoderó de todo, y se quedó con el reyno; que los demas grandes del reyno no se atrevieron á hacerle contradiccion, ni contrastar con el que tenia en su poder los soldados viejos y las huestes del reyno. Verdad es que aunque se apoderó del reyno tyránicamente, en lo de adelante se gobernó bien ; que parece pretendia con la bondad de

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