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ba que Doña Berenguela tenia deudo con su marido por la línea de los Reyes de Castilla, y asimismo por la de los Condes de Barcelona. Tratóse el negocio, y hicieron se los autos acostumbrados venidos á sentencia, los obispos pronunciaron que aquel parentesco no era en alguno de los grados prohibidos por la Iglesia y por derecho. El Emperador Don Alonso era bisnieto de Don Fernando Rey de Castilla. Doña Berenguela tercera nieta de su hermano Don Ramiro Rey de Aragon por via de su hija Doña Teresa, que casó en la Proenza, y fué ma. dre del conde Gilberto, padre de Doña Dulce, que casó con Ramon Berenguel conde de Barcelona ya dicho. Conforme á esto el deudo era en quarto y quinto grado, y no mas. Concluido este pleyto, las fuerzas del reyno se enderezaron contra Moros. Hizo el Rey entrada en las tierras de los infieles por la parte del reyno de Toledo. Púsose sobre Calatrava, cuyos moradores hacian grandes daños en los campos comarcanos: apretóse el cerco, que fué largo; en fin se ganó, y el Rey la entregó al arzobispo de Toledo para que fuese señor della y la tuviese á su cargo. El crédito y fama de los caballeros Templarios, de su valor y esfuerzo, no tenia par: por esta causa el arzobispo les entregó aquella plaza. Así lo afirman los mas autores, puesto que algunos piensan que estos caballeros no fueron los Templarios, sino otros que, tomada la señal de la Cruz á imitacion de la guerra que se hacia en la Tierra Santa, seguían á sus expensas los Reales de los Christianos con celo de hacer daño á los Moros, y intento de ganar la indulgencia á los tales concedida por los Papas. Ganáronse desta vez por aquella comarca Alarcos, Caracuel, que Antonino en su itinerario llama Carcuvio, Mestanza, Alcudia, Almodovar del Campo, y en la misma Sierramorena ganaron el lugar de Pedroche. Lo demas parecia seria fácil de conquistar por el gran miedo que se apoderara de aquella gente infiel; pero la sazon del tiempo que era tarde, reprimió los intentos del Rey. Pasado el invierno, sacó las gentes de sus aloxamientos: con que por los desiertos de Cazlona, que es parte de Sierramorena, rompió por el Andalucía talando, saqueando y robando por todas las partes. Cercaron á Jaen, mas no la pudieron tomar: dado que por todo el tiempo del invierno estuvieron sobre aquella ciudad, la fortaleza de los muros y esfuerzo de los

cércados hizo que no se pudiese entrar. Tenia por aquella sazon el imperio de los Almoravides en Africa y en España Albohali hijo de Hali nieto de Juzeph, Príncipe de menor poder y fuerzas que sus antepasados por causa de las guerras civiles que andaban encendidas entre los Moros. Era esta buena ocasion para dañarle y hacerle guerra. El suegro del Rey Don Alonso Conde de Barcelona falleció el año mil y ciento y treinta y uno; de- 1131. xó por señor de Barcelona y de Carcasona y de Rodes, ciudades de Francia que eran de su señorío, á su hijo mayor Don Ramon. A Don Berenguel su hijo segundo mandó los condados de la Proenza y de Aymillan, Doña Cecilia su hija casó con Don Bernardo conde de Fox : con Aymerico conde de Narbona casó otra su hija, cuyo nombre no se sabe. Las demas hijas que tenia, quedaron encomendadas á Don Berenguel su hermano, que casaron en Francia con otros grandes personages. El año que se siguió, no tuvo cosa que de contar sea, salvo que el Rey Don Alonso volvió de la guerra de Andalucía, alzado el cerco de Jaen; y Don Sancho hijo del Rey fué armado caballero el mismo dia del apóstol San Mathia en Valladolid con la ceremonia muy solemne que en aquellos tiempos se acostumbraba. Su mismo padre le armó de todas armas, y le ciñó la espada, que era muestra de darle por mayor de edad y emanciparle : servia otroșí de espuelas para que con grande ánimo remedase las virtudes y valor de sus antepasados, y á su exemplo pretendiese ganar honra, prez y renombre inmor-tal en servicio de Dios y de su patria.

Capítulo xv.

Como Don Alonso Rey de Aragon fué muerto.

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ESTE era el estado de las cosas en Castilla y en Portugal. Ep Aragon como habian comenzado, tenian buen progreso. Los pueblos y castillos cercanos de los Moros se ganaban, y el se-ñorío de aquella gente infiel iba cuesta abaxo. Toda la Celtiberia quedó por los nuestros: asimismo Molina en la misma comarca, que ya era tributaria á los Christianos, fué forzada á rendirse. A la ciudad de Pamplona se añadió el arrabal lla

mado de San Saturnino, en que pusieron Franceses, con derecho que se les dió de naturales y ciudadanos. Concedióseles otrosí que tuviesen por leyes el fuero de Jaca, y conforme á él en particular y en comun se gobernasen y sentenciasen los pleytos. Estaban los Moros muy estendidos y enseñoreados de las riberas del mar por la parte que en ella desagua el rio Ebro desde allí hacian daño con correrías y cabalgadas en los pueblos y campos comarcanos. Para reprimillos tenian necesidad de flota, y asi el Rey mandó hacer muchas barcas y baxeles en Zaragoza; y consta que antiguameute en el imperio de Vespasiano y de sus hijos, reparadas y enderezadas y acanaladas las riberas de Ebro, sé navegaba aquel rio hasta un pueblo Hamado Vario, que demarcan no lexos de do al pre ́sente está la ciudad de Logroño, sesenta y cinco leguas de la mar: grande comodidad para los tratos y comercio. Mequinencia, que se entiende es la que César llamó Octogesa, pueblo fuerte por su sitio y por las murallas, está asentado en la 'parte en que los rios Cinga y Segre se juntan en una madre. Deste pueblo al presente se apoderó el Rey de Aragon, echada dél la guarnicion de Moros que dentro tenia. Toda esta pros peridad y alegría se trocó en lloro y se añubló por una desgracia, que sucedió sin pensar muy grande. Es asi que de or, dinario las cosas de la tierra tienen poca firmeza, y el alegría muchas veces se nos agua, porque de la prosperidad unos toman ocasion de descuydarse, otros de atreverse demasiado : lo uno y lo otro hace que se trueque la buena andanza en contrario. El caso pasó desta manera: Fraga pueblo de los Ilergetes (á la qual Ptolemeo llama Gallica Flavia), mas conocido por el desastre desta guerra, que por otra cosa alguna que en él haya, está asentado en un altozano y monte de tierra, que por delante, comido con las corrientes y crecientes del rio Cinga, hace que la entrada sea áspera de guisa que pocos se la pueden á muchos defender. Por las espaldas se levantan unos collados no ásperos, y todos cultivados; pero tan pegados con el pueblo, que impiden no se pueda batir con los ingenios ni aprovecharse de la artillería. El Rey despues que tomó á Mequinencia, animado con aquel suceso, con intento de pasar adelante en sus conquistas, se metió por la tierra de los Ilergetes el rio de Segre arriba, en que entra el rio Cinga : que

daba por aquellas partes lo mas dificultoso de la guerra, por ser los pueblos muy fuertes, y porque los Moros en gran número se retiraran á aquellos lugares para salvarse. Los Reyes de Lérida y de Fraga con tan gran concurso de gente cobraron por esta causa muchas fuerzas, y comenzaban á poner espanto á los Christianos. Los reales del Rey se asentaron sobre Fraga el mes de agosto del año de Christo de mil y ciento 1133. y treinta y tres. La esperanza y aparato fué mayor que el provecho: el tiempo del año, que comenzaba el invierno, y por tanto las ordinarias lluvias forzaron á despedir el exército, y envialle á invernar con órden que de nuevo se juntasen al principio del verano. Volvieron al cerco por el mes de febrero, no con menor esfuerzo ni con menor exército que antes. Gastáronse en él los meses de marzo y abril sin hacer efecto que de contar sea, por estar los moradores apercebidos de todas las cosas, almacen y municiones contra la tempestad que les amenazaba y con la esperanza que tenian de ser socorridos, llevaban en paciencia los daños de la guerra y los trabaxos del cerco. Abengamia Rey de Lérida con gentes que junto de todas partes, vino al socorro de los cercados. Dióse la batalla cerca de Fraga el dia de las Santas Justa y Rufina, Los fielés se hallaban cansados con la guerra y eran en pe queño número por quedar buena parte en guarda de los rea'les, ca temian no fuesen de los de dentro acometidos por las espaldas: los Moros entraban en la pelea de refresco y muy feroces. Perecieron muchos Christianos en aquella batalla. Esta pérdida no fué parte paraque el cerco se alzase á causá que el daño de los Moros no fué mucho menor. El Rey todavía temeroso de mayor peligro, se partió á la raya de Castilla para juntar nuevas gentes en Soria y su comarca, Con esta traza y socorro corrió los campos de los enemigos sin parar hasta dar vista á Monzon. Iba en pos de los demas no muy lexos el mismo Rey con una compañía de trecientos de á caba-.' llo. Este esquadron encontró acaso con un gran número de la caballería enemiga que le rodeó por todas partes. El Rey visto el peligro en que se hallaba, con pocas palabras que dixo 'animó á los suyos á hacer el deber: «Que se acordasen que eran Christianos, y con su acostumbrado esfuerzo acometiesen á los enemigos. Que el atrevimiento les serviria de repa

ro, y en el miedo estaria su perdicion. Con el hierro (dice) y con la fortaleza saldréis deste aprieto, no pongais en al vuestra esperanza, y si á vuestra valentia la fortuna no ayudare y Dios que lo puede todo, y acorre á los suyos en semejantes aprietos, procurad á lo menos de vender caras vuestras vidas, y no hagais con rendiros afrenta á vuestro valor y fama; antes con las armas en las manos y con el esfuerzo que copviene, morid como buenos si fuere necesario. » Vínose luego á las manos. Los fieles conforme el aprieto en que estaban, peleaban valientemente. El Rey andaba entre los primeros, Señalábase por su esfuerzo, por la sobreveste y lucidas armas que llevaba: asi los golpes y tiros de los Moros se enderezaban contra él. Diéronle tanta priesa, que en fin le mataron. Los demas, perdido su caudillo, parte como buenos murieron en la demanda, parte se salvaron por los pies. Desta manera pasó aquel encuentro tan desgraciado, si bien de la muerte del Rey se levantaron despues diversos rumores. El vulgo en car sos semejantes suele trovar y inventar varias consejas: los unos de buena gana creen lo que desean : los otros á lo que oyen añaden siempre algo para que las nuevas sean mas alegres ó menos pesadas. Algunos decian que cansado de vivir, perdida aquella batalla, se fué á Jerusalem: otros escribieron que el cuerpo comprado por dineros fué sepultado en el monasterio de Montaragon. El mas acertado parecer, que cayó en aquel desastre por poner las manos con codicia en los tesoros de las iglesias, dado que el arzobispo Don Rodrigo y las historias de Aragon alaban á este Rey de religioso, pio y manso. Lo que yo entiendo y tiene mas probabilidad, es que su cuerpo no se pudo hallar por ser grande el número de los muertos, y que esta fué la causa de las varias opiniones que resultaron. Lo cierto que aquella desgracia sucedió cerca del Jugar de Sariñena, á siete de setiembre del año que se contó 1134. mil y ciento y treinta y quatro. Fue este Príncipe gran capitan, en ánimo, valor, fortaleza sin par, gran gloria y honra de España. Trabó batalla con sus enemigos por veinte y nueve veces, como lo afirma un autor antiguo, y las mas salió vencedor: reynó por espacio de treinta años. Otorgó su testamento tres años antes de su muerte en sazon que tenia sitio sobre Bayona de Francia, que dicen nuestras historias la tomó, y que

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