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pues Avila abad Agaliense de San Julian. Dúdase en qué sitio estuvo este monasterio Agaliense. Los pareceres son varios. La resolucion es en este punto, y lo cierto, que hubo dos mo, nasterios en Toledo, ambos de Benitos, y ambos á la ribera de Tajo, y á la parte de Septentrion, por donde el dicho rio corre, como se vee en la caida que hace desde el aserradero por la puente de Alcántara de Septentrion á Mediodía. Demas que la puente por do se iba á la huerta del Rey estaba mas abaxo de la que hoy se vé, y por consiguiente la dicha huerta con el rio le caia á la parte del Septentrion. El uno destos dos monasterios se llamaba de San Julian que era su advocacion, y por otro nombre se llamó Agaliense, de un arrabah, donde estaba, Hamado Agalia. Caia muy cerca de Toledo, solos do cientos y cinquenta pasos, que hacen mil y docientos y cinqüenta pies, distante de la Iglesia pretoriense de San Pe dro y San Pablo. El otro monasterio se intitulaba de San Cosme y San Damian, distante de Toledo dos millas que hacen media legua. Todo esto dice Máximo obispo de Zarago za en las adiciones á Dextro. * San Ildefonso fué abad primero en San Cosme y San Damian siendo diácono; y desta éleccion habla Cixila, y aun dice pasó mucho tiempo hasta que adelante fué arzobispo. En este medio fué asi mismo abad Aga liense. Y désta eleccion y cargo habla Juliano en la vida deste Santo: con que quedan concertados Máximo, Cixila y Juliano. En la huerta de los Chapiteles, parte de la huerta del Rey hay claros rastros de que fué monasterio, que debió ser la parte mas principal del Agaliense, y pasados los tejares hay una dehesa, y en ella una casa grande y antigua, que sospecho yo por la distancia fué el otro monasterio, y aun dello hay buenas señales. La Pretoriense de San Pedro y San Pablo creo yo fué San Pablo á la caida de la alhondiga, donde estuvieron los padres Dominicos por casi docientos años♫ La palabra Pretoriense quiere decir Iglesia del campo, y San Pablo está fuera de los dos muros de Toledo. Ayuda el nombre de San Pablo: que él de San Pedro se debió con el tiempo dexar por abreviar. Desta iglesia que en un tiempo fue muy principal y las ruinas lo muestran, y en ella se celebró el doncilio décimotercio de Toledo, hasta la huerta del Rey, que debió ser toda del monasterio Agaliense por donacion del Rey Athanagildo sit

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fundador, hay los docientos y cinqüenta pasos que dice Máxîmo, si bien los monges tenian otra huerta particular cercada de piedra, con sus estribos contra las crecientes del rio, la qual se vee hoy pegada con la casa que llaman de los Chapiteles. Del nombre del monasterio ó del arrabal donde estuvo, quedó el que hoy tienen los palacios de Galiana, á lo que parece; que lo que el vulgo dice de la Mora Galiana, son consejas y patrañas. Tomó pues San Illefonso, como deseaba el hábito de monge: cuyo intento últimamente aunque con dificultad aprobó su padre, en especial por las amonestaciones de su muger, que afirmaba haber por oraciones alcanzado de Dios despues de larga esterilidad aquel hijo, y que para alcanzarle hizo voto de dedicarle á Nuestro Señor: que volviesen á Dios lo que de su Magestad recibieran que era mas sano consejo carecer del hijo por un poco de tiempo, que con hacerle volver atrás de su intento incurrir en ofensa de Dios, y ser atormentados con perpetuos escrúpulos de la conciencia.' Fué tanto lo que en aquel monasterio se adelantó San Illefonso en todo género de virtud, que dentro de pocos años le encomendaron el gobierno de aquellos monges por muerte de Adeodato, despues de Helladio, Justo y Richila abad de aquel monasterio. En el tiempo que fué abad, ya muertos sus padres fundó de su patrimonio en una heredad suya llamada Debiense un monasterio de monjas. * Este monasterio dice Juliano el Arcipreste estaba veinte y quatro millas de Toledo cerca de Illescas. * Poco adelante por muerte de Eugenio Tercero, como queda dicho, fué elegido en arzobispo de Toledo : dignidad y oficio en que se señaló grandemente, y parecia aventajarse á sí mismo, y ser mas que hombre mortal. ¿Quién será tan eloqüente y de ingenio tan grande, que pueda dignamente poner por escrito las cosas deste Santo, y de tal manera contar sus obras y grandezas, que parezcan no cosas fingidas, sino como lo fueron verdaderas? ¿Quién de ánimo tan sencillo, que se persuada á dar crédito á cosas tan extraordinarias y mara» villosas? Fué así que dos hombres llamados Pelagio y Helvidio, por la parte de la Gallia Góthica venidos en España, decian y enseñaban que la Madre de Dios no fué perpetuamente vírgen. San Ildefonso porque esta locura y atrevimiento no fuese en aumento, acudió á hacerles resistencia y disputar con ellos

parte con un libro que compuso en que defiende lo contrario, parte con diversas disputas que con ellos tuvo. Con esta diligencia se reprimió la mala semilla de aquel error, y se desbarataron los intentos de aquellos dos hombres malvados. El premio deste trabaxo fué una vestidura traida del cielo. La misma noche antes de la fiesta de la Anunciacion, que poco antes ordenaron los obispos se celebrase en el mes de diciembre, como fuese á maytines y en su compañía muchos clérigos, al entrar de la iglesia vieron todos un resplandor muy grande y maravilloso. Los que acompañaban al Santo`, vencidos del grande espanto huyeron todos: solo él pasó adelante, y púsose de rodillas delante el altar mayor. Allí vió con sus ojos en la cáthedra en que solia él enseñar al pueblo, á la Madre de Dios con representacion de magestad mas que humana, la qual le habló desta manera: «El premio de la Virginidad que has conservado en tu cuerpo, junto con la puridad de la mente y el ardor de la fé, y de haber defendido nuestra virginidad, será este don traido del tesoro del cielo.» Esto dixo, y juntamente con sus sagradas manos le vistió una vestidura con que le mandó celebrase las fiestas de su Hijo y suyas. Los que le acompañaban, sosegado algun tanto el miedo, vueltos en sí y animados llegaron do su prelado estaba, á tiempo que ya toda aquella vision era pasada y desaparecida halláronle casi sin sentido que el miedo y la admiracion le quitaron con la habla, solos sus ojos eran como fuentes, y se derretian en lágrimas por no poder hablar á la Vírgén, y dalle las gracias de tan señalado beneficio. Cixila sucesor de Illefonso refiere todo esto como oido de Urbano que fué tambien arzobispo de Toledo, y de Evancio que fué arcediano de la misma iglesia : personas que conforme á la razon de los tiempos y de su edad se pudieron hallar presentes al milagro. Las palabras de la Vírgen que refiere Cixila, son estas: «Apresúrate, y acércate carísimo siervo de Dios, recibe este pequeño don de mi mano, que te traigo del tesoro de mi Hijo.» La piedra en que la gloriosa Vírgen puso los pies, está hoy dia en la misma entrada de aquel templo con una reja de hierro para memoria de cosa tan grande. Demas desto el mismo año como parece lo siente Cixila, ó como otros sospechan el luego siguiente, á nueve dias de diciembre dia de Santa Leocadia sucedió otro milagro no

menos señalado que el pasado. Acudió el pueblo á la iglesia de Santa Leocadia, do estaba el sepulcro de aquella Vírgen: halláronse presentes el Rey y el arzobispo. Alzóse de repente la piedra del sepulcro, tan grande que apenas treinta hombres muy valientes la pudieran mover: salió fuera la santa' Vírgen ; tocó la mano de San Illefonso, dixole estás palabras: «Illefonso, por ti vive mi Señora.» El pueblo con este espectáculo estaba atónito y como fuera de sí. Illefonso no cesaba de decir alabanzas de la Virgen Leocadia. Encomendóle eso mismo la guarda de la ciudad y del Rey, y porque la Vírgen se retiraba ácia el sepulcro, con deseo que quedase para adelante memoria de hecho tan grande, con un cuchillo que para este efecto le dió el mismo Rey, le cortó una parte del velo que llevaba sobre la cabeza: el velo juntamente con el cuchillo hasta el dia de hoy se conserva en el sagrario de la iglesia Mayor entre las demas reliquias. Desde este tiempo y por ocasion destos milagros dicen que el Padre Santo quiso ser canónigo de Toledo. En señal desto hasta hoy dia la noche de Navidad le pènan como á los otros prebendados ausentes. Grande fué la autoridad y crédito que por medio destos milagros ganó este Santo que aumentaba él perpetuamente con aventajarse cada dia mas en el exercicio de todas las virtudes. Principalmente se señalaba en la caridad con los pobres, y en remediar sus necesidades, tanto que se tiene por cierto dió principio á la costumbre que hasta el dia de hoy se guarda en aquella iglesia es á saber que á costa del Arzobispo en cierta parte de las casas arzobispales cada dia se da de comer á treinta pobres : destos treinta los diez son mugeres y los demas varones: el canónigo semanero despues de dicha la Misa en el altar mayor acude á echar la bendicion á la mesa de los pobres, y mirar que no les falte cosa alguna. Esto es lo que en Toledo se acostumbra, y á lo que dicen dió principio San Illefonso. Lo que yo sospecho, es que esta costumbre tuvo orígen de otra mas antigua, y era que los Patriarchâs, que son los mismos que primados, en memoria de Christo y de sus Apóstoles cada dia convidaban á su mesa doce pobres, como lo refiere Phocio patriarchâ de Constantinopla en su Bibliotheca en la vida de San Gregorio el Magno, y se puede comprobar con algunos exemplos antiguos. El número de treinta pobres señaló adelante el arzobis

po Don Juan, infante que fué de Aragon. Mucho se pudiera decir de las virtudes y alabanzas de San Ildefonso, y en particular como la suavidad de su condicion era grande, la gravedad y mesura no menor: virtudes que aunque entre sí parecen contrarias, de tal guisa las templaba, que ni la severidad impedia á la suavidad, ni la facilidad era ocasion que alguna persona le despreciase. Gobernó aquella iglesia por espacio de nueve años y casi dos meses : trocó esta vida mortal con la eterna al principio del año décimonono del reynado de Rel cesuintho su cuerpo sepultaron en la iglesia de Santa Leocadia á los pies de Eugenio su predecesor. En la destruicion de España fué dende llevado á la ciudad de Zamora, y allí en propio sepulcro y capilla es acatado en la iglesia de San Pedro de aquella ciudad. La vestidura sagrada que le dió la Vírgen, por el mismo tiempo llevaron á las Asturias, y está en la ciudad de Oviedo en una arca cerrada que nunca se ha abierto, ni persona alguna ha visto la dicha vestidura que dentro está.

Capítulo XI.

De la muerte del Rey Recesuintho,

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En tiempo de San Illefonso se juntó en Mérida un concilio á seis de noviembre año de seiscientos y sesenta y seis. Halláronse en él doce obispos de la Lusitania, que hoy es Portugal: ordenaron y publicaron veinte y tres decretos que no pareció referir aquí, casi todos enderezados á reformar y dar órden en el oficio canónico, en que tenian gran debate y grande variedad en la manera del rezado. Por el mismo tiempo en Africa iba en grande aumento el poder de los Mahometanos á causa que Abdalla duque de Moabia, que fué el quarto sucesor del falso Profeta Mahoma, venció en una gran batalla á Gregorio capitan y gobernador de Africa por los Romanos, con que se hizo señor de aquella muy ancha provincia. El estrago del exército Romano fué muy grande, y casi ninguno mayor en aquella era. Poseian los Godos de tiempo muy antiguo en Africa parte de la Mauritania Tingitana, y en particular á Ceuta con el territorio comarcano. De todo lo demas fuera desto

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