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las naciones vencidas. Ellos llevaban en pos de sí reyes encadenados, magistrados y generales en la humillacion y abatimiento, y la Inquisicion conducia á los ciudadanos españoles con sogas y mordazas cubiertos de infamia, oprobio é ignominia. La diferencia está en que aquellos orgullosos gentiles sacrificaban á Júpiter Capitolino bueyes coronados con cintas y flo res, como un tributo de accion de gracias por las victorias conseguidas, y la Inquisicion ofrecia por triunfo de la fe víctimas humanas con los vestidos mas despreciables al Dios de las misericordias. ¡Qué horrible espectáculo! ¡De quántos extravíos es capaz un zelo indiscreto! ¡O amable y augusta religion, hija del cielo, delicias del hombre y su único consuelo en los calabozos del Santo Oficio! Tú condenas estas escenas sanguinarias como puestas á tu divino carácter: tú sola puedes con el influxo de la gracia confortar á los mortales que has recibido en tu seno, que has alimentado con tu doctrina, y que no desamparas en los dias de su afliccion. La Inquisicion se ha empeñado en hacer confesores á muchos inocentes, y solo ha logrado hacer mártires, cuyo conocimiento queda reservado para el dia grande del Señor. Pueblos venideros, naciones que entrareis algun dia en el seno de la iglesia, generaciones futuras, podreis creer con el tiempo que exîstió en medio de la iglesia católica un tribunal llamado la Santa Înquisicion?

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,, Hace algunos años que en la biblioteca de San Isidro de Madrid leí un trozo del sermon que se predicó en esta memorable solemnidad. Digo un trozo, porque no tuve paciencia para leer el sermon por entero. El predicador felicitaba á la monarquía española por la pureza de su religion, y le prometia la mas colmada prosperidad. Todos saben hasta qué punto llegó despues la decadencia de esta gran nacion en todos los ramos del estado, y por tanto no pudo verificarse el vaticinio de este pseudo profeta. Hace mil encomios á la Inquisicion, á quien llama no solamente tribunal santo, sino santísimo, y desea su conservacion por infinitos siglos (lo que Dios no permita). Le aplica despues aquel divino texto con que el Espíritu Santo saluda en sentido místico á la tierna esposa de los Cánticos que los santos padres entienden, , ya por la iglesia, ya por la Santísima Virgen, ya por el alma de los justos, y elevándose sobre sí mismo, apostrófa á la Inquisicion de esta manera: toda hermosa eres, amiga mia, como las tiendas de Cedár, como las pieles de Salomon." Pulchra es, amica mea, sicut tabernacula Cedar, sicut pelles Salomonis. ¿No le sienta bien á la Inquisicion este elogio divino? O no es esto mas bien una de las mas ridículas gerundiadas? ¿Adónde encontraria este orador gerúndico la belleza y hermosura de la Inquisicion? ¿Será en las garruchas, en los potros, ó en las hogueras homicidas? A quien aplicaria los pabellones de Cedár? ¿Será á sus obscuros y fétidos calabozos? ¿Y á quien acomodaria las pieles de Salomon? ¿Será á los sambenitos Y corozas tiznadas de diablos, dragones y otros mamarrachos indecentes? Señor, omito hacer aquí las reflexiones oportunas que se ofrecen á qualquiera. Dexo á la piedad y sabiduría de V. M. considerar la profanacion del sagrado texto en boca de aquel orate sacrílego delante de un tribunal de Fe, y en medio de un concurso tan prodigioso. La Inquisicion se convirtió en substancia un elogio divino que á nadie menos que á ella podia pertenecer. Porque ¿qué oidos cristianos pueden sufrir que se llame á la Inquisicion la amiga predilecta del Espíritu Santo, y precisamente en un dia destinado

al sacrificio de víctimas humanas con pretexto de religion?

,,No consta que aquel pedante orador haya sido castigado con severas penas. Su oracion tan sacro-profana, como el decantado auto de fe, corre impresa, no solo para vergüenza inmortal de nuestra oratoria, sino para eterno oprobio del tribunal. ¿Y es compatible esto con las sacrosantas máximas del evangelio que intenta defender? Que me respondan los abogados del Santo Oficio. Yo les arguyo públicamente y en la augusta presencia de V. M. con el plan de religion que nos propone el evangelio de Jesucristo y con la doctrina de los apóstoles. Les cito los concilios y los padres que recogieron escrupulosamente las tradiciones divinas y apostólicas que han transmitido á la posteridad para el concertado gobierno de la iglesia, que durará hasta el fin de los siglos, porque las puertas del infierno no podrán jamas prevalecer contra ella. En todo este plan económico y divino de la santa iglesia no se encuentra ni el nombre, ni aun la sola idea de Inquisicion. Les arguyo con hechos públicos y originales sacados exâctamente de nuestra historia, y con las prácticas del Santo Oficio que constan de su propio código. Hasta su mismo carácter es único en la iglesia, donde ha representado el papel de tribunal mixto, esto es, de temporal y espiritual, esto es, que participa del sacerdocio y del imperio, para asegurar mejor á sus decisiones una total inviolable obediencia.

Que nos vengan ahora con la rancia y hèdionda cantinela de que los que impugnan la Inquisicion hasta exigir su total abolicion son profanos, impíos, hereges, atéos, judíos, francmasones, jansenistas..... con que intentan desacreditar para con el piadoso é inocente pueblo español á los hombres de ilustracion, probidad y virtud, que solo miran por el bien de la religion y seguridad de los ciudadanos. El echar mano de estos infames dicterios, ¿qué otra cosa es sino el íntimo convencimiento en que estan de que solo quieren por rutina y capricho defender una causa desesperada? No puedo persuadirme á que ignoren lo que es heregía, apostasía y ateismo. ¿Y donde se encuentra aquí ni sombra de estos vicios antireligiosos? Piensan con este aparato de voces denigrativas embaucar al vulgo? Lo piensan sin duda; pero hacen notable injuria al pueblo mas religioso de la tierra, inspirándole el ridículo temor de que si falta la Inquisicion, faltará la religion de nuestros padres. ¡Que! Han creido que hablan á una nacion de hotentotes? ¿Es por ventura la Inquisicion algun artículo ó dogma de fe?

,,Yo puedo ademas hablar por desengaño y propia experiencia. Admítaseme esta confesion ingénua é imparcial á que me obliga la imperiosa necesidad de ilustrar esta materia. Habiendo salido de mi patria, una furiosa tormenta me arrojó á las costas de Pensilvania despues de un peligroso naufragio, y arribé á Filadelfia, ciudad principal de los Estados-Unidos. Varias conexiones me proporcionaron el conocimiento y amistad del célebre Benjamin Franklin, hombre inmortal por su filosofia y ciencia diplomática. Mas de veinte ministros de las iglesias protestantes concurrian con freqüencia á la tertulia de aquel ilustre filósofo, y yo era conocido de todos por el Papista, con cuyo nombre me gloriaba. La conversacion giró casi siempre sobre asuntos de religion, que se discutian amigablemente y con bastante método, , pero con calor y energía. A pesar de mi poca edad y cortas luces, pude convencer á muchos de la primacía que el obispo de Roma obtiene por derecho divino en toda la iglesia, primacía no solo de honor sino de juris-i

dicción. No me fué dificil contestar á otros varios puntos de controversia, á que respondí con mas o menos acierto. Hallábase allí á la sazon un sobrino del famoso Juan Francisco Budéo, que pasa por el mas grave teólogo de los luteranos, el que apoyado en el falso sistema de su tio, negaba las tradiciones divinas y apostólicas, impugnando la doctrina del santo concilio de Trento. Este punto dogmático, que se discutió acaso con mas calor que ningun otro, fué sostenido con varias razones de algunos ministros que se pusieron de mi parte, y que disentian de Budéo. Pero confieso á V. M. que quando todos reunidos me arguyeron con el establecimiento de la Inquisicion, no supe al principio que responderles, ya porque siempre me pareció extraño su modo de enjuiciar, ya porque me cogió de sorpresa este ataque á que yo no estaba prevenido.,, Vuestra iglesia romana, me decian, no puede ser la verdadera iglesia de Jesucristo, porque abriga en su seno el espantoso tribunal de la Inquisicion: tribunal despotico, sanguinario, cruel, y por tanto contrario á las máximas del evangelio. Su divino autor, que es el Dios de paz y de caridad, detesta las violentas coacciones y horribles castigos que emplea la Inquisicion con los disidentes. Todas las páginas del nuevo Testa mento nos pintan la religion de Jesucristo compasiva, atractiva, amable, qual salió del seno del Padre celestial, y la Inquisicion la hace insufrible y odiosa, y en lugar de atraer los protestantes, los desvia mas y mas del gre mio de esa iglesia, particularmente en vuestra España...."

,,Yo quisiera, Señor, que todos los abogados y protectores del Tribu nal, comprehendiendo á los reverendos obispos, se hubieran hallado en el mismo conflicto que yo. No se trataba aquí de asuntos meramente políticos, en que cada uno expone su opinion sin peligro de la fe, sino asuntos dogmáticos, que son los que afirman, despues de un crítico razonamiento afianzado en los lugares teológicos, la creencia de los fieles. Tampoco se trataba de convencer á un vulgo ignorante, sino á hombres doctísi mos, versados profundamente en el conocimiento de las sagradas escrituras que aprenden desde su niñez. No ignoro yo que si me hubiera servido de la doctrina y de las armas de nuestros folletistas los hubiera confundido, llamándolos á gritos hereges, luteranos, calvinistas, arminianos, presbiterianos, sacramentarios, anabaptistas.... y hubiera quedado muy ufano y satisfecho de mi victoria. Mas es este el medio de defender las sacrosantas verdades del evangelio? Son estas las razones á propósito para convencer á los refractarios! V. M. lo juzgará imparcialmente con su piedad y sabiduría. Entonces me ví forzado á confesar que la Inquisicion era un tribunal de establecimiento puramente humano, en que no solo tuvo parte la curia de Roma, sino la política de los reyes:: confesé sus enormes abusos, su dominio despótico, contrario al espíritu del evangelio: dixe en fin que eran defectos de hombres que no podian perjudicar a la pureza de doctrina, á la santidad y primacía de la iglesia romana, madre y maestra de todas las iglesias; y dixe otras verdades que no necesito ahora reproducir. Estas mismas conversaciones se repitieron en casa de Jorge Washington, que apareció por aquellos dias en Filadelfia. No pude averiguar á qué secta pertenecia este célebre general; pero el filósofo Franklin propendia á la de fos arminianos, segun los principios de Felipe Limbourg. El fue quien me provocá á producirme en público en prueba de mi sinceridad, y no dificulté un momento predicar en la iglesia cató

lica de Filadelfia la misma doctrina que habia proferido en mis, conversaciones, á cuya funcion asistieron todos los españoles de las fragatas de guerra la Héroe, la Loreto, y de ocho ó diez barcos de la Florida que se hallaban allí. A peticion de la congregacion de los católicos se vertió li teralmente mi sermon en ingles, y á los ocho dias lo predicó el Sr. Beeston, uno de los dos curas de aquella parroquia, de quien no tengo noticia que haya muerto. El concurso de todas las sectas fué tal, que yo mismo apenas pude ocupar un estrecho lugar en el presbiterio, á pesar de mi amistad con aquellos curas. Los ministros protestantes quisieron sin duda desengañarse de la sinceridad con que un español iba á hablar sobre la Inquisicion, y lo consiguieron. Mi sermon fué el. primero que se predicó en nuestro idioma en aquellas vastas regiones, y creí asimismo necesario esparcir esta doctrina en las provincias de Nueva-Yorck, Merilad.... hasta Baltimore, que corrí, ya por curiosidad, ya por exâminar los progresos que podria hacer en aquel inmenso territorio la religion católica, apostólica, romana. Aseguro á V. M. que jamas hubiera hablado en público de este gravísimo asunto, sino forzado de la necesidad de hacer ver que la Inquisicion es un obstáculo en muchos paises à la propagacion del evange lio. Su nombre solo llena de terror los espíritus mas fuertes; empero quando se desengañan de que la Inquisicion no es un tribunal inherente ni esen, cial á nuestra religion, sino la obra de la política y del despotismo, se abre la entrada al santuario de la iglesia católica. Desengañados muchos anglo-americanos de este error, mudaron de 'dictámen. Mas de ochenta familias protestantes hicieron bautizar sus hijos en la parroquia de los cató◄ licos, de que yo fuí testigo, y lo mismo executaron otras infinitas á que no pude concurrir. Por no molestar á V. M. solo he tocado de paso esta materia. Pero qué mas? Desde aquella época, que fué el año de 88 del siglo pasado, se trató seriamente de erigir la primera silla episcopal en aquellas inmensas regiones con anuencia del seberano Congreso, aunque compuesto casi todo de protestantes. Yo fuí uno de los encargados para promover este importante asunto con el señor nuncio Hipólito María Vincenti, y el santo padre Pio vi nombró por primer obispo al Sr. Carroll, que era á la sazon su vicario apostólico. Es increible el incremento que ha tenido el catolicismo en aquellos paises en poco mas de veinte años, pues tengo entendido que se han fundado ya hasta cinco sillas episcopales. Si la Inquisicion hubiera por desgracia sentado allí su predominio, estoy bien seguro que no habria ninguna. Este extraño acontecimiento, en que yo tuve por casualidad una pequeña parte, fué público en Filadelfia, ciudad floreciente y populosa. Nunca hice mérito de él, sin embargo de haber sido el suceso mas feliz de mi vida, y el mas grato á mi corazon. (*); Y quien puede extrañar ahora que yo pinte al tribunal como contrario al es píritu del evangelio, á pesar de las reclamaciones de muchos que acaso lo harán con buena intencion!?

(*) En Cádiz hay sugeto fidedigno que habiendo arribado el año de 1806 á Charleston oyó una puntual narracion de lo que aquí va expuesto, así á los católicos, como á los protestantes. Lo mismo oyó en Boston, Nu-i va-Yorck, y particularmente en Filadelfia, donde se informó de todo con mas exactitud.

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,,Yo he probado, Señor, y si no me engaño he probado hasta la evidencia, que la Inquisicion no entró en el plan de Jesucristo, ni de los apóstoles, ni de los concilios, ni de los padres que es un tribunal intruso en la iglesia de Dios: que debe su orígen y establecimiento á la edad media, es decir, á los siglos bárbaros, quando las costumbres y la disciplina se hallaban en la mayor decadencia: que la Inquisicion es enteramente inútil en la iglesia: que es diametralmente opuesta á la sábia y religiosa! constitucion que V. M. ha sancionado y que han jurado los pueblos; y por último que es no solamente perjudicial á la prosperidad del estado, sino contraria al espíritu del evangelio que intenta defender. Respondan, si quieren, á estas verdades; pero sea con el lenguage de la urbanidad, de la política y de la religion de que tanto se jactan. Qualquiera otra arma es prohibida. Yo he tratado á los que sienten lo contrario como á conciudadanos, como á hermanos, no como á extrangeros, no como á enemigos. Desnudo de toda parcialidad, y convencido íntimamente de que hago un servicio á mi patria, ataco al tribunal por los cimientos; pero respeto y amo á sus individuos. El hacer venir reclamaciones de luengas tierras y recoger firmas de varios cuerpos particulares para hacer creer que el pueblo español pide de consuno el Santo Oficio; es una estratagema vergonzosa, que prueba por sí misma la falta de razones en los que se valen de ella. Sin embargo, la junta de Galicia entre otras varias corporaciones, tomando la voz de todo el pueblo gallego, acaso el mas tenaz en conservar la religion de sus mayores, ha solicitado el restablecimiento de la Inquisicion, como si dos ó tres individuos de una provincia de millon y medio de habitantes pudieran llevar la voz del pueblo en una materia religiosa. En pos de estos folletos vino tambien un escrito impreso en la Coruña desmintiendo el contenido de los primeros. ¿Dónde estamos? ¿Son estos los me dios á propósito para sostener un tribunal que siglos há no debia subsistic

entre nosotros?

,,Señor, este coloso, semejante á la estatua que vió Nabuco, descrita y explicada por Daniel, tiene la cabeza de oro brillante, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de cobre, las piernas de hierro; pero la mitad de sus pies es de barro, y por tanto es muy fácil dar con él en tierra. Me explicaré con mas propiedad. Este es aquel árbol de quien dice Jesucristo por San Mateo, que no siendo plantado por su Padre celestial, debe cortarse de raiz : Omnis plantatio, quam non plantavit, Pater meus cœlestis, eradicabitur. El daño que ha hecho la Inquisicion á la iglesia y al estado es incalculable. Ella no ha corregido las costumbres, no ha procurado la instruccion de los pueblos en la sólida y verdadera religion, se ha opuesto, ya por conveniencia, ya por política, á la ilustracion de un pueblo digno de mejor suerte. Ha derramado las tinieblas, ha patrocinado la supersticion, mira con odio la libertad de imprenta; y aunque acosada Y moribunda quiere como la hidra levantar sus siete cabezas para destruir despues sordamente quanto V. M. ha establecido en beneficio de la nacion. La justicia, el derecho nacional, la razon y la sana filosofia, proscritas hasta aquí por el furor del poder arbitrario, se acogen hoy de mancomun al amparo de V. M. implorando su soberana proteccion ante el trono de las leyes. Por otra parte la sangre de tantos inocentes que han sido víctimas de la calumnia, de la perfidia, ó de un falso zelo, cla

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