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,, El Sumo Pontífice puede considerarse por quatro respetos. 1. Como obispo de Roma. 2.° Como metropolitano de las iglesias suburbanas. . Como patriarca del Occidente. Y 4.° En calidad de Primado y cabeza. de la iglesia como sucesor de San Pedro. La admirable confesion que hizo este ilustre apóstol de la divinidad de Jesucristo, promulgándola á la faz de todo el mundo por el Cristo hijo de Dios vivo, le mereció esta eminen-! te prerogativa entre sus hermanos: confesion sublime, augusta, divina, que no pudo aprender de la filosofía de los hombres, que no pudo revelarle la carne ni la sangre, sino el Padre celestial.,, Tu eres Pedro, le dixo el Señor: Tu es Petrus."¿Quien no ve que en esta divina y enfática expresion se le concedió á San Pedro mayor y mas amplia potestad que á los demas apóstoles? ¿Quien no advierte que quiso Jesucristo remunerar con singular privilegio la pública confesion que este apóstol habia hecho de su carácter de verbo del Padre, lleno de gracia y de verdad? Pedro halló por tecos los apóstoles, dice el Padre San Gerónimo; pero á él fué á quien se dixo precisamente:,,A tí daré las llaves del reyno de los cielos: Titi dabo claves...." No ignoro yo que el P. San Ambrosio sienta que lo que se dixo á San Pedro quando Jesucristo le entregó las llaves, se dixo igualm.cre te á los demas apóstoles: Quod Petro dicitur, cæteris apostolis dicitur: v esto mismo corrobora el P. San Agustin, quien se explica de esta manera: ,, quando recibió las llaves, representaba á la santa iglesia: Petrus, quando. claves accepit, ecclesiam sanctam significavit." Pero no se advierte en esto mismo que baxo las dos metáforas de piedra y de llaves se distingue á San Pedro de los demas apóstoles? ¿No se ve aquí indicada una cabeza que representa todo el cuerpo? Quando los evangelistas hacen la enumeracion de los apóstoles, comienzan siempre por San Pedro, y mezclan promiscuamente los nombres de los otros. Esta distincion no puede provenir de que San Pedro fuera el mas anciano de los apóstoles, y el primero por su vocacion al apostolado; pues segun San Epifanio, San Andres no solo era de mas edad, sino el primero en la vocacion: Andreas prior in Dominum incidit, quo Petrus erat ætate junior. A Pedro se le encomendó con particularidad el cuidado sobre el rebaño del Señor, y que era de su incumbencia confirmar á sus hermanos: Confirma fratres tuos.. Por tanto, siendo el Romano Pontífice sucesor legítimo de San Pedro, quien le puede disputar su dignidad de Primado en toda la iglesia? Primacía no solo de honor, sino de jurisdiccion: primacía, no dada por los primeros padres, ni acordada por los concilios, sino concedida y autorizada por el mismo Jesucristo en la persona de San Pedro.

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,,Si se consulta la tradicion, la vemos perpetua y constante en este pur. to, transmitida á la posteridad desde los Apóstoles como un dogma de nuestra fe. Hasta la misma razon y la economía de la santa iglesia exigian un Primado y una cabeza en este cuerpo místico. La iglesia es una sociedad perfectísima. En toda sociedad debe haber un superior que vigile constantemente sobre su conservacion, su régimen, su óiden y su unidad para evitar confusion, y no dar ocasion de cisma. Jesucristo, dice el P. San Gerónimo, eligió por cabeza á uno de los doce apóstoles para preservar á su iglesia de una division: Inter duodecim unus eligitur, ut capite constituto, schismatis tollatur occasio. La silla de Pedro es el centro de la unidad, de la fraternidad, de la religion y de la fe.

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Si preguntamos á los padres de los primeros siglos de la iglesia y á los que les sucedieron, nos responderán con la misma doctrina y verdad. ¡Qué peso de autoridad pudiera yo traer, si fuera necesario, de los Orígenes, Ireneos, Basilios, Epifanios, Crisóstomos, Ambrosies, Agustinos....! Este dice que,, Pedro es el primero en el órden de los apóstoles, que tiene la primacía en el apostolado: Petrus in ordine apostolorum primus.... apos- › tolatus principatum tenens." Aquel (San Basilio) se explica así:,,El bienaventurado Pedro fué preferido á todos los discípulos, pues se le concedieron mayores privilegios que á los otros: Beatus ille Petrus omnibus discipulis prælatus, cui soli majora data sunt quam aliis." Uno dice (San Crisóstomo) que,, Pedro lavó de tal manera su pecado, que fué constituido el primero entre los apóstoles, y le fué encomendada la inspeccion sobre todo el mundo. Petrus.... suum peccatum sic abluit.... ut primus apostolorum fuerit factus, cique totus terrarum orbis commissus fuerit." Otro escribe (San Leon) que,, en todo el mundo fué elegido San Pedro para presidir á todos los apóstoles y padres de la iglesia: De toto mundo unus Petrus eligitur, qui.... omnibus apostolis, cunctisque ecclesia patribus præponatur." El mismo San Cipriano, que fué el mas acérrimo defensor de los derechos legítimos del obispado, confiesa abiertamente en varias partes de sus obras la primacía de la iglesia romana.,, La cátedra de Pedro, dice, es la iglesia principal: Cathedra Petri ecclesia principalis."

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Y qué diré de los santos concilios, así generales como nacionales? No hay uno solo que no haya abrazado esta doctrina, comenzando por el primer concilio de Jerusalen, en que San Pedro, ocupando un lugar eminente, tomó el primero la palabra. Yo oygo la voz unánime de los padres de Nicea, proclamando la primacía de la iglesia romana: Ecclesia romana semper primatum habuit. El primero general de Constantinopla concede á su obispo el Primado de honor despues del obispo de Roma: Constantinopolitanus episcopus habeat honoris primatum post romanum episcopum. ¿Y qué nos enseña el famoso de Calcedonia?,, Que todo el Primado se conserve segun los cánones al arzobispo de la antigua Roma: Omnem.... primatum secundum canones antiquæ Rome archiepiscopo servari." Lo mismo nos enseñaron los de Letran, de Lyon, el de Constancia, el de Florencia.... Quando Juan Paleólogo trató sinceramente de la union de la iglesia de Oriente, que se habia separado de la de Occidente por el cisma del pérfido y turbulento Focio, se presenta en Ferrara José, Patriarca de Constantinopla, con varios prelados de su patriarcado. Eugenio Iv tuvo con José todas las consideraciones debidas al patriarca del Oriente; pero este reconoció y confesó la primacía del obispo de Roma sobre toda la iglesia. Si los griegos volvieron pronto al cisma, fué por la inconstancia de su caracter, y por instigacion de Marco, obispo de Efeso, genio altivo, indomable y feroz. Siguiendo escrupulosamente las huellas de los antiguos padres, nuestros célebres concilios de Toledo sostuvieron siempre con firmeza esta misma doctrina. Por otra parte la iglesia universal ha reconocido siempre al obispo de Roma como á su Primado. El tuvo privativamente la inspeccion sobre todas las iglesias particulares, sostiene la unidad contra los cismas, conserva ilesa la fe contra los errores, y vigila contra la corrupcion de la disciplina y costumbres. San Pedro exerció siempre en toda la iglesia especial jurisdiccion. En todos los asuntos habla y obra en primer lugar, y dispo

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ne en todo. Quando trataban los apóstoles de consultar alguna cosa á Jesucristo, San Pedro es el órgano por donde le dirigen la palabra; y quando debian responderle, San Pedro responde por todos. Si se trata de elegir un apóstol que ocupe el lugar del pérfido Judas, San Pedro congrega á sus hermanos, y colocado en medio de ellos, expone con claridad el punto, y señala las dotes que debe tener el que se ha de elegir. Se debe hablar el dia de Pentecostes? Todos los apóstoles callan, y San Pedro solo toma la palabra, predica, exhorta, instruye, confunde. ¿Quién no ve en todo esto, y mucho mas que omito, no solo una eminente prerogativa, no solo acciones repetidas de honor, sino de perfecta jurisdiccion? Esta es una de las verdades fundamentales de nuestra religion reconocida por todos, en todas partes y en todos los siglos, que son los caractéres que exige en su erudito conmonitorio el famoso abad de Lerins: Quod semper, quod ubique, quod ab omnibus creditum est. Quando se levantaron cismas, así en el Oriente como en el Occidente, se oyó resonar por todas partes el grito magestuoso y uniforme de la venerable antigüedad para conservar al obispo de Roma su prerogativa de Primado en toda la iglesia.

Señor, no ignoro que soy demasiado molesto á V. M., y que esto es mas bien una disertacion polémica, que una impugnacion directa del Santo Oficio. Sentiré que se me acuse de pedantería; pero la imperiosa necesidad de contestar á mis compañeros que se acogen al Primado del Papa para hacer revivir la moribunda Inquisicion, me obliga á explicarme con tan fastidiosa difusion. Y aun así quedarán tranquilas sus conciencias? Escaparé yo de ser notado de francmason ó jansenista, como se ha querido imputar á mis dignos y sabios compañeros? ¡Oh triste y miserable causa la de la Inquisicion, que es necesario echar mano de los mas hediondos dicterios y calumnias para hacerle una aparente defensa! ¿Y nos argüirán ahora de que negamos la primacía del Romano Pontífice, porque absolutamente no queremos oir ni el solo nombre del Santo Oficio? Me parece que tengo explicado lo suficiente para hacer ver que estoy perfectamente convencido de este dogma católico que aprendí en las escuelas; que esta ha sido y será siempre mi firme creencia, y que fué la religion de mis padres. ¿Pero quieren mayor explicacion de la primacía del obispo de Roma! Pues sepan que él solo reune la primacía de Abel, la autoridad de Moyses, la judicatura de Samuel, la dignidad de Aaron, el sacerdocio de Melquisedec.... Está autorizado por derecho ordinario para congregar los concilios generales y presidirlos, expedir decretos acerca de la doctrina, los que con el consentimiento de los pastores de la iglesia obtienen el carácter de infalibilidad; dar leyes sobre la disciplina arregladas á los antiguos sagrados cánones, inspeccionar sobre la conducta de sus hermanos: por exemplo, si han abandonado sus diócesis en el tiempo que mas los necesitaban, y velar sobre la observancia de la venerable tradicion. No sé, Señor, qué mas se podria decir sin molestar á V. M.; empero no creo que por esto escaparé de alguna censura. ¿Y qué digo censura? V. M. ha oido que en este santuario augusto de las leyes se ha procurado notar de cismáticos á los que impugnamos la Inquisicion con este elegante, agudo y estupendo raciocinio: La Inquisicion viene del Papa; es así que el que se opone el Papa, es cismático; luego los que se oponen á la Inquisicion son cismătices. Ya ve V. M. que el argumento es concluyente; y conociendo su au

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tor la fuerza y energía de su gallardo silogismo, añadió El argnmento no aprieta? Aquí se han visto y oido especies bien extrañas, lo que prueba al mismo tiempo la libertad que V. M. quiere que tengan todos los diputados para producirse en el soberano Congreso. Asegurado de esta misma libertad, y despues de haber probado hasta la evidencia el Primado que el obispo de Roma obtiene en toda la iglesia, voy á contestar á varias especies que han vertido muchos señores, que quieren deducir de este mismo Primado el que V. M. no puede abolir la Inquisicion porque viene del Papa.

,,Señor, hay gran diferencia entre las verdades definidas y las pretensiones contestadas. Reputo por inútil rebatir aquí los absurdos y delirios del famoso Próspero Fagnano en sus comentarios á las Decretales que trabajó por órden de Alexandro vII. Pasaré en silencio otras opiniones ultramontanas con que varios teólogos y canonistas, apartándose escandalosamente de la respetable antigüedad, han concedido al Romano Pontífice privilegios que no le concedió Jesucristo, cuyo reyno no es de este mundo. ¿Y cómo han tenido osadía de atribuirle autoridad para invadir los derechos legítimos de las naciones, destronar los reyes, y disponer de sus coronas? ¡ Doctrina impía y detestable, que ha causado la ruina de millones de almas, poniendo discordias entre el sacerdocio y el imperio! Yo me avergonzafa de refutar en el siglo XIX tan monstruosas opiniones. Estos son delirios de hombres, y no doctrina de la iglesia. Lo mismo digo de que el Sumo Pontífice es superior á los concilios generales, es decir, à toda la iglesia: que es infalible que es obispo universal: que en él reside toda la plenitud del obis pado: que los obispos son vicarios del Papa: que de él toman su autoridad, y no inmediatamente de Jesucristo.... con otras extravagancias inventadas por teólogos y canonistas aduladores, que abandonaron la doctrina de la primitiva iglesia, para sentar sus opiniones tan falsas como exôticas, y que solo son grandes delirios de grandes maestros.

» El obispo de Roma es sin disputa el legítimo sucesor de San Pedro; pero no es el sucesor de Constantino ni de Teodosio: es el primer vicario de Jesucristo; pero no es absoluto, sino que debe gobernar arreglado á la constitucion de la iglesia, compuesta de los sagrados cánones. Tiene jurisdiccion de Primado en toda la iglesia; pero no jurisdiccion episcopal. Cada obispo en su diócesi tiene la misma que el Pontífice exerce en su obispado de Roma. No es un monarca, sino el padre comun de los fieles. No es un déspota, sino que debe consultar los puntos primordiales de doctrina con los obispos, que son sus hermanos segun el lenguage del evangelio, y no sus vicarios, como han sentado los autores ultramontanos. Su mayor gloria es tratarlos como á hermanos, como á coepiscopos, con fraternidad, con caridad y con dulzura; no con altivez, no con fastuosa arrogancia ni con imperio, despojándolos de sus augustas y divinas atribuciones, como ha sucedido quando se fué aumentando el poder colosal de la Inquisicion. El mismo San Pedro, que adoptó el propio lenguage que aprendió de Jesucristo, dice á todos los pastores de la iglesia: Apacentad la grey de Dios, que está entre vosotros, teniendo cuidado de ella, no por fuerza, sino de voluntad, segun Dios: Pascite qui in vobis est Dei, gregem providentes non coactè, sed spontanae secundum Deum. No trateis de deminar en medio del clero, sino hechos el modelo de la grey: Neque ut do

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minantes in cleris, sed forma facti gregis ex animo." Y de qué otro es tilo podia usar el primero de los apóstoles sino del del evangelio? No podia San Pedro olvidar que el mismo Jesucristo dixo expresamente á sus apóstoles, Los reyes de los gentiles dominan sobre sus pueblos: Reges gentium dominantur eorum; mas vosotros no debeis ser así: Vos autem`non sic." Y nos querrán los ultramontanos enseñar que el obispo de Roma es un monarca en la iglesia? Y hemos de creer ahora que puede despojar á los obispos de sus divinos derechos para investir con ellos á los inquisidores? Señor, ¿qué teología es esta? Este lenguage fue desconocido en los primeros siglos de la cristiandad. Ya el Sr. Espiga explicó larga y doctamente la providencia que San Victor, como Primado, tomó contra Policrates, obispo de Efeso que con otros prelados del Asia celebraba la Pasqua el 14 de marzo, alegando para ello la tradicion de sus predecesores, que la creian erróneamente derivada de los apóstoles. San Victor exerció un acto de jurisdiccion que le era propio por su primacía, y sin embargo, Policrates no se creyó obligado á obedecerle hasta que un concilio general lo definiese, como en efecto lo definió el primero de Nicea. Mas yo añado, que el santo Papa tentado ya á expedir una excomunion contra Policrates y otros. obispos de Palestina, del Ponto..., fué contenido por San Ireneo, obispo de Lyon, quien le hizo ver que era cosa muy dura é irregular separar de su comunion tantas y tan ilustres iglesias del Asia.

»¿Y qué diré de que se haya sacado aquí con motivo de defender la Inquisicion la conducta heroica de San Cipriano para con San Esteban? Confieso á V. M. que nada me ha llamado mas la atencion que traer aquí á San Cipriano. San Cipriano y la Inquisicion! Señor, ¿qué cosas tan contrarias? Bien sabido es lo que un señor diputado explicó en el Congreso sobre la causa de Basílides y Marcial, obispos españoles: aquel de Astorga, y este de Mérida, que eran reos del crímen de idolatría. Nuestros obispos se congregaron, depusieron á los dos apóstatas, y en el lugar de Basílides, subrogaron á Sabino, Basílides, hombre astuto y poderoso, fué á Roma en persona, engañó á San Esteban, quien intimó á nuestros obispos que lo repusiesen al instante en su silla. Y qual fue entonces la conducta de los prelados españoles, de aquellos obispos que, segun los cánones, sabian sostener su dignidad? Consultaron á San Cipriano exponiéndole todo el hecho; y este Santo Doctor les responde; que, la deposicion del obispo de Astorga era legítima y canónica, y que acaso el Pontífice Esteban habria. sido engañado. ¡ Oh tiempos venerables, en que todo se acordaba conforme á los cánones de la iglesia! Y aquellos ilustres obispos sufririan que con una bula de Roma les clavasen una Inquisicion en sus diócesis? ¿Se dexarian arrollar de los inquisidores? Juzguelo V. M. con su prudencia y sabiduría. Pero pues que aquí se ha hablado de la ruidosa disputa entre San Esteban y San Cipriano con motivo de la rebautizacion, debo decir algo, ya para contestar á algunos señores, y tranquilizar sus conciencias, ya para hacer despues las reflexiones oportunas que me parezca.

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Nadie ignora que á fines del siglo 11 Agripino, obispo de Cartago, fué el primero que se atrevió á establecer la rebautizacion creyéndola necesaria, pero apartándose en esto de la tradicion y venerable antigüedad, como se explica Vicente de Lerins: Is primus omnium mortalium contra universalis ecclesia regulam.... rebaptizandum esse censebat. San Cipriano,

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