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junta, por lo menos no determinasen en particular cosa alguna, sino que todo el negocio se remitiese al concilio de Trento, que por sus edictos mandara convocar, y que se juntasen de nuevo los obispos. No se pudo atajar la junta; la disputa fué del santo Sacramento del altar. El padre Lainez, cuando le vino su vez de hablar, reprehendió en público á la Reina con mucha y muy cristiana libertad, porque siendo mujer, se hallaba presente en las controversias de la religion; dijo le estuviera mejor tratar de su labor y su rueca. En la disputa apretó mucho á Pedro Mártir, gran hereje, que siempre le llamó fray Pedro porque habia sido fraile.

AÑO 1562.

Abrióse de nuevo el concilio de Trento por el mes de enero; legados del Papa fueron el cardenal Juan Moron y otros tres cardenales. Acudió gran número de prelados, hasta los franceses que vinieron en compañía del cardenal Cárlos de Lorena.

En el puerto de la Herradura se perdieron con un recio temporal que de noche sobrevino veinte y dos galeras con su general don Juan de Mendoza. Cruel carnecería era la que se hacia en Francia; los templos muy sumptuosos y de gran majestad echados por tierra; muchas ciudades se rebelaron contra su rey. Acudió, entre otros, al remedio el príncipe de Bearne, duque de Vandoma; puso cerco sobre Ruan, que entre las demás estaba tanibien rebelada, pero fué desde la muralla muerto de un arcabuzazo á 17 dėl mes de diciembre, dado que antes que falleciese fué la ciudad tomada por los suyos. El príncipe de Condé, hermano de Vandoma, caudillo de los herejes, confiado en socorros que vinieron en Alemaña, se atrevió á ponerse sobre Paris. Vinieron con él á las manos los católicos á 8 de diciembre, y en particular un buen número de españoles que el rey Católico desde España envió en socorro de su cuñado lo hicieron tan bien, que le fué forzado alzar el cerco. Siguiéronle hasta la ciudad de Dreux, donde en batalla le vencieron, y destrozadas sus gentes, le prendieron.

AÑO 1563.

Las fuerzas y esperanza de Francia por este tiempo estaban colgadas de la casa de Guisa. La ciudad de Orliens, puesta sobre el rio Loire, entre las demás rebelada, la tenia cercada el duque de Guisa, como vicario que era del Rey; pero matóle un cierto Juan Poltrot que salió con este intento de la ciudad, y á la pasada del rio le tiró un arcabuzazo, de que murió á 24 de febrero; fué preso y puesto á cuestion de tormento; el matador confesó que el almirante Coliñi y Teodoro Beza, principal entre los ministros, le persuadieron acometiese aquel caso. Tirároule en Paris públicamente á cuatro caballos, con que le despedazaron.

Don Francisco de Navarra, arzobispo de Valencia, falleció en una aldea cerca de aquella ciudad á 16 de abril. Dícese dél comunmente, aunque no hay cosa averiguada, que dejó escrita la mayor parte de una historia de España en lengua vulgar, hecha con mucho cuidado, bien que el estilo es poco elegante.

El concilio de Trento se concluyó á 5 de diciembre,

y poco adelante fué confirmado por el pontífice Pio IV. Entre los obispos españoles los que mas en letras se señalaron en aquel Concilio fueron el arzobispo de Granada don Pedro Guerrero, el obispo de Leon Andrés de Cuesta, don Martin de Ayala, obispo de Segovia, don Diego de Covarrubias, obispo de Ciudad-Rodrigo y el de Lérida Antonio Augustino. Entre los teólogos los mas señalados fueron los padres Diego Lainez y Alonso Salmeron y fray Pedro de Soto, de la órden de Santo Domingo, varon docto y pio, digno de mucha loa por haber perseguido los herejes. Falleció en Trento; ya muy viejo le vimos en Roma trabajado de tempestades y temporales contrarios.

Salarraez, rey de Argel, sitió este año á Oran y á Mazalquivir; en Oran estaba el conde de Alcaudete; en Mazalquivir su hermano don Martin de Córdoba; ambos se portaron generosamente en la defensa; pero la resistencia de Mazalquivir, que fué muy apretada, será siempre memorable. Acudieron las galeras de España con su general don Juan de Mendoza, que finalmente hicieron alzar el cerco.

AÑO 1564.

Juan Calvino falleció en Ginebra á 19 de mayo; sucedió en el cargo que tenia Teodoro Beza; á ún homnbre perdido otro peor; para conocer quién haya sido Beza y cuán grandes sus deshonestidades, basta leer sus versos amatorios. De ellos, cuando no hubiera otra co a, se entiende claramente que fué obispo conforme y muy á propósito de la secta que profesaba.

Don García de Toledo, marqués de Villafranca, hijo de don Pedro de Toledo, que era virey de Sicilia y juntamente general de la mar y de todas las armadas de España, este año, á 6 de setiembre, junto á la ciudad de Vélez en las marinas de Africa ganó de los moros el Peñol, que es un castillo; edificóle los años pasados el conde Pedro Navarro, pero estaban de él apoderados los moros.

Este año, á 25 de julio, en Viena de Austria falleció el emperador don Fernando; sucedióle su hijo Maximiliano, segundo deste nombre.

AÑO 1565.

Don Luis de Biamonte, conde de Lerin y condestable de Navarra, falleció este año sin dejar hijo varon, que fué causa que don Diego de Toledo, hijo menor del duque de Alba, con casarse con doña Brianda, hija mayor del dicho Conde, sucediese en sus estados. Desta manera se acabó aquella casa que por largo tiempo trajo revuelto aquel reino, siendo contraria á los reyes pasados, de cuya sangre ella decendia.

La reina de España doña Isabel con voluntad del Rey, su marido, se partió para las fronteras de Francia; llegó á la ciudad de Bayona, que está al principio de Guicna, mediado el mes de junio. Detúrose alli diez y siete dias en compañía de la Reina, su madre, y de sus hermanos, y con tanto dió vuelta á España.

En el mismo tiempo la isla de Malta comenzó á ser trabajada por la armada turquésca; tres meses se gastaron en el cerco; grandes fueron los encuentros, y muertos muchos caballeros de San Juan; de los con

trarios al tanto perecieron muchos, y entre los demás el cosario Dragut con un tiro de artillería que le asestaron. Finalmente, como los turcos tuvieron nueva que don García de Toledo, virey de Sicilia, venia en socorro de los cercados, alzado el cerco, se hicieron á la vela con pérdida de gran parte de la gente que venia en su armada.

En España, conforme á lo que estaba mandado en el concilio de Trento, se tenian muchos concilios provinciales; los principales fueron el de Toledo, el de Salamanca y el de Braga. En el de Toledo se halló presente el obispo de Sigüenza don Pedro de la Gasca, y entre los procuradores por la iglesia de Cuenca el doctor Alonso Ramirez de Vergara, persona entre los demás teólogos señalada en letras y bondad, muy liberal para con los pobres, principalmente para con nuestra religion, por fundar, como fundó, á su costa en Alcalá el colegio de la Compañía de Jesus, donde sus huesos se trasladaron con mucha solemnidad á 25 de octubre de 1621 á un templo que á costa de doua María y doña Catalina de Mendoza se labró allí muy sumptuoso.

El cuerpo del mártir san Eugenio, primer prelado de Toledo, traido del monasterio de San Dionisio, cerca de Paris, con solemne recibimiento y aparato entró en Toledo á 18 de noviembre; hallóse presente el Rey con toda su casa, los príncipes de Bohemia, Rodulfo y Arnesto, hijos del César, que se criaban en España, y los obispos del Concilio, que hicieron la procesion y la fiesta mas señalada.

El pontífice Pio IV pasó desta vida á 10 de diciembre.

AÑO 1566.

El cardenal Micael Gislerio, natural del Bosco, en en tierra de Alejandría, ciudad de Lombardía, fraile de la órden de Santo Domingo, fué hecho pontifice á 7 de enero; llamóse Pio V, gobernó la Iglesia seis años, tres meses y veinte y tres dias; su vida y costumbres tan santas, que apenas hay quien se le compare. Estaba el rey Católico en el bosque de Balsain á causa de las calores del estío, cuando, á 12 de agosto, lenació de la reina una hija, que se llamó doùa Isabel Clara Eugenia, la cual á la sazon que esto se escribe está en edad de veinte y ocho años.

El gran turco Soliman tenia puesto cerco sobre Segueth, un castillo muy importante de Hungría; pero antes que le tomase falleció, á 4 de setiembre, y no obstante su muerte, aquella fuerza fué por los suyos tomada. Dejó por sucesor á su hijo Selim, segundo deste nombre. Gobernaba lo de Flandes por el rey Católico su hermana madama Margarita, duquesa de Parma; menospreciabanla los herejes por ser mujer, y así comenzaron á alborotar aquellos estados; en muchas partes hicieron grandes insolencias, y en particular derribaron las imágenes de los santos que estaban en las iglesias.

La reina de Escocia por miedo de los suyos que se le alteraban, se retiró á Inglaterra, donde por testimonios que le levantaron, contra las leyes divinas y humanas fué puesta en prision.

AÑO 1567.

El arzobispo de Toledo al cabo de tantos años que se trataba su causa, por mandado del papa Pio V fué enviado á Roma, donde llegó á 28 de mayo; pusiéronle en prision dentro del castillo de Santangel hasta tanto que su negocio se determinase.

Iba adelante el fuego y revueltas de Flandes, que se continuaron este año y los de adelante; acudió el duque de Alba don Fernando de Toledo, enviado por su Rey para apagalle, con cuya venida madama Margarita poco despues se partió para Italia, y los condes de Egmon y de Hornos fueron presos por el Duque.

Los herejes tenian cerco sobre Paris; salió el condestable Ana Memoranci contra ellos, dióse la batalla junto á San Denis; vencieron los católicos, pero con muerte del Condestable; los contrarios con el Almirante, su caudillo, fueron desbaratados y puestos en huida. Ayudó mucho para ganar la jornada el conde de Aremberg y cuatro mil borgoñones que en su compañía fueron en socorro de los católicos desde Flándes. AÑO 1568.

A 7 de marzo los sartos mártires Justo y Pastor de la la ciudad de Huesca fueron traidos y metidos en Alcalá de Henares, donde padecieron y donde eran naturales.

El principal caudillo y movedor de las revueltas de Flándes fué el príncipe de Oranges, el cual, por miedo de lo que bien merecia, se habia buido y ausentado. Su hermano el conde Ludovico, acompañado de muchas compañías de alemanes, se metió por la Frisia Occidental. Salióle al encuentro el conde de Aremberg, y en su compañía, fuera de otras gentes, el tercio de españoles de don Gonzalo de Bracamonte; la priesa de acometer y poco órden fué causa que se perdió la jornada. Muerto el Conde y otros muchos, los demás por los pantanos y lagunas, por estar quebrados los diques y todos los campos cubiertos de agua, se retiraron á Groningue, ciudad principal y cabeza de Frisia. Los condes de Egmon y de Hornos, convencidos de traicion por el duque de Alba, fueron justiciados en Bruselas; cortaronles las cabezas á 4 de junio, y porque los naturales no se alterasen, los llevaron al cadalalso con guarnicion de soldados que estaban puestos por todas partes, y en particular á las bocas de las calles. Este castigo mas embraveció los ánimos de los naturales que los espantó.

Ejecutada esta justicia, el duque de Alba salió á bus car al de Oranges, que por otra parte habia entrado en aquella provincia con gentes; mas hízole retirar sin daño de los suyos, y recobró muchas plazas y castillos con muerte de los herejes que en todas partes la llaba.

A la misma sazon en España se alteraron los moriscos de Granada, gente que nunca fueron leales, y entonces estaban irritados por ciertas premáticas que contra ellos se ordenaron; en dos años que duraron estos alborotos, muchos dellos perecieron, y el marqués de Mondejar los venció siete veces, y muchos de los nuestros por mal órden fueron muertos; últimamente, siendo general don Juan de Austria, se acabaron de apaciguar;

el castigo que se dió á los rebeldes fué quitalles la manera de poderse otra vez rebelar con esparcillos por lo demás de Castilla.

Casi á un mismo tiempo fallecieron, primero el príncipe de España don Cárlos, á 20 de julio, en la prision donde el Rey, su padre, le tenia puesto; despues á 3 de octubre, la reina doña Isabel, su madrastra; ella pereció de parto por ser antes de tiempo; dejó dos hijas, dona Isabel y doña Catalina, ningun hijo varon, que fué ocasion para que el rey Católico se casase la cuarta vez. Al Príncipe acarreó la muerte su poca paciencia; de la causa de su prision y del enojo de su padre se dijeron muchas cosas, como acontece en cosas tan grandes, y mas en Sicilia, donde á la sazon estábamos. El de Oranges otra vez este invierno fué por el duque de Alba sin derramar sangre echado de todos aquellos estados de Flandes y forzado á retirarse á Francia, donde dió socorro á los herejes que allí estaban levantados.

AÑO 1569.

Donde Enrique de Valoes, duque de Angers y general que era del ejército francés por el Rey, su hermano, desbarató dos veces en batalla á los herejes; la primera á 13 de marzo, junto á una aldea llamada Pasac en tierra de Potiers; en esta batalla fué muerto el príncipe de Condé, y el Almirante escapó por los piés, cuyo hermano el señor de Andelot á cabo de uno ó dos meses falleció de las heridas con que salió de la pelea; la segunda vez vinieron á las manos junto á Moncontour, no lėjos de la misma ciudad, que fué á 3 de octubre, y el mismo suceso de antes, porque vencieron los católicos, y el estrago de los contrarios fué mayor, porque llegaron los muertos á diez y seis mil. Mucho ayudaron las gentes que el Pontífice envió de socorro, que fueron dos mil caballos y cuatro mil infantes; y por el rey de España fueron esta vez y otras muy buenos socorros. A esta gente despues de ganada la victoria los vimos volver á Italia desperecidos de hambre, frio y enfermedades, al tiempo que de Sicilia íbamos camino de Paris, donde llegamos á 27 de diciembre, el mismo dia de San Juan, fin deste año y principio del siguiente, no sin gran riesgo de la vida por muchas causas.

El pontífice Pio expidió este año una bula, por la cual dió en prenda el reino de Inglaterra; declaró por descomulgada á la reina Isabel; absolvió á los naturales del juramento y homenaje que le tenian hecho.

Muchos soldados por este tiempo se señalaron de valientes en Flandes y Italia. Los de mas nombre, Julian Romero, Sancho Dávila, don Alvaro de Sandi, el coronel Mondragon; poco adelante, el coronel Francisco de Verdugo, natural de Talavera, item, don Lope de Figueroa.

AÑO 1570.

Cuarenta religiosos de la compañía de Jesus, que iban en compañía del padre Ignacio de Acevedo al Brasil, fueron en la mar muertos por Jaques de Soria, Cosario francés, grande hereje.

Los estados de Flándes despues de la partida del principe de Oranges estaban en sosiego. En Francia al

tanto se hicieron paces con los herejes con condiciones poco aventajadas y honrosas; tan grande era el deseo que tenian de ver acabados los males de la guerra.

En Roma Cosme de Médices alcanzó del Pontífice título de gran duque de Toscana, no sin desabrimiento de los otros potentados, que pretendian con adelantar á uno hacerse injuria y agravio á los demás; y sin embargo, el emperador Maximiliano confirmó aquel título á Francisco de Médices, su cuñado, hijo de Cosme.

Doña Ana, hija del emperador Maximiliano, en una armada que estaba aprestada en Flándes pasó por mar á España para casarse con su tio el rey don Filipe; el casamiento y bodas se efectuaron y se festejaron á 12 de noviembre en la ciudad de Segovia. Vinieron en compañía de la Reina á España sus dos hermanos menores los príncipes Alberto y Wenceslao.

En la ciudad de Ferrara al fin deste año tembló la tierra en tanta manera, que los moradores fueron forzados á alojar por muchos dias en tiendas que hicieron en la campaña; quedaron muchos edificios destrozados, muchas paredes desplomadas y torcidas.

Pero en ninguna cosa fué este año mas señalado que en la guerra de Chipre que en él se hizo, y la ocasion que della nació para asentar los príncipes cristianos entre sí una liga santísima contra las fuerzas de los turcos; será bien declarar la ocasion de todo, tomando el negocio de un poco mas arriba.

Tenian los venecianos una larga paz con los turcos, que se continuó por espacio de treinta años; el gran turco Selim, con el deseo que tenia de dar un buen principio á su imperio, sujetado que hubo en breve lo de Arabia y hecho paces con el Persiano, trató de apoderarse de Chipre, isla contrapuesta á la provincia de Cilicia, que está en Asia la menor, con un angosto estrecho de mar que pasa por en medio de las dos. Eran señores desta isla los venecianos; envióles el Turco sus embajadores para que de su parte les pidiesen se la entregasen, y si no lo quisiesen hacer, les rompiesen la guerra. Pareció cosa pesada esta demanda; vinieron á las manos y á las armas, los turcos con una gruesa armada, cuyo caudillo era Mustafa, desembarcaron eu Chipre por principio del mes de julio; de dos ciudades principales que hay en aquella isla, de Nicosia se apoderaron á 9 de setiembre, Famagusta, que antiguamente se llamó Tamaso ó Salamis, resistió mas largo tiempo. La armada de venecianos enviada en socorro de los cercados llegó á Candia, donde tambien abordaron sesenta galeras que envió el rey Católico debajo la conducta de Juan Andrea Doria, príncipe de Melfi; pero sin hacer efecto por el mes de octubre, cuando el mar ya estaba cerrado, se volvieron á invernar á sus puertos; solo Marco Quirino, veneciano, con doce galeras y algunas naves fué enviado para llevar, como lo hizo, socorro de soldados, bastimentos y municiones á Famagusta. A la misma sazon, por gran diligencia que usó el pontífico Pio V, se concluyó la liga entre su Santidad, el rey don Filipe y venecianos para ir contra los turcos; capitularon de juntar docientas galeras, cincuenta mil infantes, cuatro mil caballos; á los gastos acudian desta manera: el Pontífice pagaba la sexta parte, los venecianos la tercera, el rey de España la mitad de todo lo que

se gastase. Fué nombrado por general de las galeras del Papa Marco Antonio Colona, á los españoles confidente; de los venecianos era general Sebastian Venerio; de las de España y juntamente de toda la armada por consentimiento de las partes nombraron por general y caudillo á don Juan de Austria.

AÑO 1571.

fué nada agradable. Dióse esta batalla á 7 de octubre; en Toledo se hace fiesta y se celebra la memoria desta victoria cada un año el mismo dia.

AÑO 1372.

El pontifice Pio V, por el gran deseo que tenia de llevar adelante lo comenzado, envió el verano pasado por su legado al cardenal Alejandrino Micael Gislerio, sobrino suyo, nieto de una su hermana, para tratar con los reyes de Francia y de Portugal que entrasea en esta

gia, persona santa, y á la sazon prepósito general de la compañía de Jesus, puesto siete años antes en lugar del padre Diego Lainez. Poco sirvió esta diligencia por otras causas y por la muerte del mismo Pontífice, que se siguió poco adelante; pasó desta vida á 1.o de ma o, muy fuera de sazon para los negocios que trataba; pero luego que le fueron hechas las honras, á 10 de mayo, fué puesto en su lugar el cardenal Hugo Boncompaño, natural de Boloña, con nombre de Gregorio XIII, y sa gobernó de tal manera, que en gran parte aplaçó el lloro y tristeza que se recibió por la muerte de su predecesor, porque encaminándose por las mismas pisadas y traza, confirmó la liga hecha con venecianos, y con una presteza increible proveyó de dineros y de soldados para la guerra; gobernó la Iglesia trece años menos un mes.

Al principio de la primavera, Cárlos IX, rey de Francia, casó con Isabel, hija del emperador Maximiliano, señora de costumbres muy escogidas y de hermosura muy grande.

Asentadas estas cosas, despues de Venerio y Colona llegó á Mecina, ciudad de Sicilia, don Juan de Austria por el mes de agosto, á 9 dias del cual mes Fama-liga. Envió en su compañía al padre Francisco de Borgusta en Chipre con un cerco que durara casi un año fué forzada á rendirse á partido; pero las condiciones no las guardó el vencedor Bárbaro, antes sin tener memoria de la palabra dada, ejecutaron grandes crueldades en los rendidos y miserables. Partió la armada de la liga de Sicilia á 16 de setiembre. Llegó á las islas Equinadas, que hoy se llaman las islas Cuzolares, contrapuestas al golfo de Lepanto, ó si no Corintiaco, donde tenian aviso estaba la armada turquesca. Era grande el deseo que, así los capitanes como los soldados, tenian de venir á las manos; aparejaron sus conciencias con la confesion, y tomadas las armas, se pusieron en órden de pelear; las galeras venecianas á mano izquierda; el príncipe Juan Andrea Doria á la derecha ; en el cuerpo de la batalla se puso don Juan de Austria con las galeras de España, y en su compañía Marco Antonio Colona y el general veneciano. El comendador mayor de Castilla y el marqués de Santacruz don Alvaro Bazan con treinta galeras quedaron de respeto para acudir donde fuese necesario. Salieron los enemigos de la boca del Golfo, ordenaron sus galeras como lo acostumbran en forma de luna con intento de embestir con nuestra armada. Llevaban los nuestros seis galeazas por frente, las cuales, disparada la artillería, pusieron los enemigos en desórden. Despues dellas, don Juan de Austria el primero embistió con la capitana de los turcos, pero aunque con dificultad, en fin la ganó. Mató en ella al general de los enemigos, que se llamaba Hali-Basa, y prendió dos hijos suyos, con que comenzó la victoria á declararse por los nuestros. Verdad es que el cosario Uchali hizo grande daño en el cuerno derecho de nuestra armada, porque tomó diez galeras; pero vista la rota de los suyos, se alargó á la mar y escapó con buen número de sus galeras. Era un espectáculo miserable, vocería de todas partes, matar,seguir, quebrar, tomary echará fondo galeras; el mar cubierto de armas y cuerpos muertos, teñido de sangre; con el grande humo de la pólvora ni se veia sol ni luz, casi como si fuera de noche. Fué grande el destrozo; docientas galeras de los turcos, parte fueron presas, parte echadas á fondo; los muertos y presos llegaron á veinte y cinco mil, veinte mil cristianos remeros puestos en libertad. De los nuestros no pocos perecieron, y entre ellos gente de mucha cuenta por su nobleza ó hazañas. En conclusion, esta victoria fué la mas ilustre y señalada que muchos siglos antes se habia ganado, de gran provecho y contento, con que los nuestros ganaron renombre no menor que el que los antiguos y grandes caudillos en su tiempo ganaron; grandes fiestas y regocijos llegada la nueva se hicieron por todas partes, dado que á los herejes no les

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Tratábase de casar á Margarita, hermana del rey Francés, con Enrique, duque de Vandoma, con color que por esta manera se sosegarian los alborotos de Francia. El pontífice Pio, por medio del legado que envió, pretendió desbaratar este casamiento, y que en lugar de aquel Príncipe, casase con el rey Sebastian de Portugal, que venia en ello, y aun en casarse con aquella señora sin dote, con condicion que el Francés entrase con los demás príncipes en la liga contra los turcos. Todas estas pláticas salieron en vano, porque anteposieron al de Vandoma. Hechos los conciertos, su madre madama Juana, reina que se decia de Navarra, fué á la ciudad de Paris, donde falleció á 10 de junio, y sin embargo aquellas bodas, estando el estío adelante, celebraron en aquella ciudad con gran concurso de grandes que acudieron, así herejes como católicos. Sucedió que por mandado del duque de Guisa tiraron desde una ventana un arcabuzazo alalmirante Colini; llamábase que le tiró Morevelio; crióse desde pequeño en la cas de Guisa, de donde por quedar el Alinirante herido y coa gran deseo de vengarse, resultó necesidad de hacer una grande matanza en los herejes el mismo dia de San Bartolomé y dos dias luego siguientes. Muchos fueron los muertos; a'gunos por mandado del Rey, los mas por el pueblo, que se alborotó y tomó las armas; fué miserable el espectáculo que aquellos dias vimos en aquella ciudad; por todas partes herian y mataban y saqueaban á veces á los inocentes, como suele acontecer cuando el pueblo está alborotado. Entre los demás perecieron el mismo Colini, principal atizador de las revueltas de

Francia, y su yerno el señor de Tiliği. A Enrique, duque de Vandoma, valió el parentesco con el Rey, y porque, segun se decia, él habia descubierto la conjuracion que se tramaba para matar al Rey, despues que Colini, el almirante, quedó herido del arcabuzazo. Estábamos á la sazon en aquella ciudad, y vimos el miserable estrago; entre los demás murió un español, por nombre Salcedo; no era católico, como lo dice Tuano, sino grande hereje, bien que á la muerte mostró convertirse.

La alegría que recibieron los católicos en sus ánimos por la muerte de los herejes no poco se enturbió, así por las revueltas de Flandes como por el poco efecto que hizo la armada de la liga. En Flandes el año pasado para el gasto de la guerra se mandó que todos pagasen el diezmo de lo que vendiesen; era muy pesada imposicion esta para aquella nacion, que por la mayor parte se sustenta con el comercio y trato; por esta causa la gente popular acudió á las armas; muchas ciudades y castillos se apartaron del servicio de su Rey, por donde el estado de aquella provincia se trocó en gran manera, principalmente con gran número de soldados que de Inglaterra, Alemaña y Francia acudieron en socorro de los alterados. Zelandia y Olandia fueron las primeras á rebelarse, provincias muy fuertes de aquellos cstados, por estar asentadas junto al mar Océano, rodeadas de agua y con muchos bajíos ó bancos que tiene por allí la mar. Entre las demás ciudades rebeladas una era Mons de Henao, ciudad fuerte y grande. Don Fadrique, hijo del duque de Alba, que sobre ella estaba, sin alzar el cerco salió al encuentro á cuatro mil franceses que venian á dar socorro á los cercados; dióles la batalla, en que mató muchos dellos, y prendió á Genlis, caudillo de aquella gente, que adelante murió en la prision en el castillo de Anvers. Acudió otrosí el de Oranges poco despues con gentes de Alemaña para entrar en aquella ciudad; pero por el buen órden del duque de Alba sin hacer efecto fué forzado á volver atrás.

Estos alborotos fueron de gran perjuicio, no solo por estar alterados aquellos estados, sino por haberse impedido la guerra contra los turcos y desbaratado poco adelante la liga de los príncipes, porque don Juan de Austria con la armada que tenia á punto en Mecina, mas gruesa que el año pasado, se entretuvo mucho tiempo por el cuidado en que ponian las cosas de Flandes, y esperar en qué habian de parar, principalmente que corria fama que el Francés trataba de abrir la guerra por aquella parte. Con esto, pasada la sazon de hacer efecto, últimamente salió del puerto por fin de setiembre para que, juntándose con los venecianos, tornase otra vez á probar el trance de la batalla; mas el enemigo fué mas recatado, porque se entretuvo con su armada á las riberas de la Morea, Modon y Coron y Navarino, sin querer venir á las manos. Los nuestros, perdida la esperanza de pelear y porque el tiempo no era á propósito, sin hacer algun efecto, se fueron á diversas partes á invernar.

AÑO 1573.

Ora sea por la causa susodicha del poco efecto que se hizo con la armada, ora por estar gastados los venecianos, ó porque se les impedia el trato de levante,

de donde dependen sus riquezas, así las públicas como las particulares, aquella señoría sin tener cuenta con la liga y asiento hecho, renovaron por el mes de mayo con el gran Turco su confederacion, dado que ni les restituyó á Chipre, antes les quitó de nuevo algunos pueblos en la Esclavonia; demás desto, los penó en trecientos mil ducados, que fueron paces afrentosas para aquella ciudad, y feas para el nombre cristiano, pero tanto era lo que estimaban volverse á reconciliar con aquel bárbaro.

En este mes, la misma vigilia de pascua de Espíritu Santo, Enrique, duque de Anjou, hermano del rey de Francia, fué nombrado por rey de Polonia. Grande diligencia hizo Juan de Monluc, obispo de Valencia, en Francia, enviado para este efecto, dado que en materia de religion no tenia buena fama. Hizose la junta de aquella gente junto á Varsovia, en una llanura llamada Camionense. Corrió fama, y debió de ser falsa, que compraron los votos con el oro de Francia; lo cierto es que este Príncipe cuando llegó la nueva estaba sobre la Rochela, ciudad muy fuerte, y que alzado el cerco, sin hacer otro efecto, al fin deste año fué á tomar la posesion del reino que le ofrecian. Don Juan de Austria por el mes de octubre, con la armada que tenia apercebida contra los turcos, partió para Túnez, donde restituyó aquel reino á Mulease, nieto del otro Muleasc, de quien se dijo arriba que le echó del reino y privó de la vista á su mismo hijo. El Rey, que desposeyó don Juan, por nombre Muleamide, envió á Sicilia, para donde poco despues el mismo don Juan de Austria, asentadas las cosas y dejada guarnicion, partió, y desde allí á Nápoles, con intento de pasar en España.

Este invierno se vió un cometa, que era como una estrella grande y resplandeciente, sin cola, cerca del polo árctico y del carro; lo que hizo maravillar mas á los astrólogos, y dió ocasion para muchas disputas fué que no tenia paralaji, que quiere decir que de todas partes parecia estar junta á unas mismas estrellas, y por el consiguiente estaba tan alta como las mismas estrellas.

AÑO 1574.

Al duque de Alba se dió licencia de volverse á su casa; fué puesto en su lugar por gobernador de Flandes don Luis de Requesens, comendador mayor de Castilla. Llegó desde Milan á aquellos estados por principio deste año con esperanza que pondria remedio en laz cosas que estaban muy trabajadas, y con su buena condicion y blandura adobaria lo que la severidad pasada pensaban habia dañado; pero sucedió de otra manera, porque los herejes franceses, flamencos y alemanes do secreto se concordaron entre sí de vengar la muerte dei almirante de Francia y apoderarse de Anvers y de otras ciudades de Flandes. Parecíales podrian fácilmente salir con lo uno y con lo otro á causa que el rey de Francia estaba sin fuerzas, y en Flandes los soldados españoles amotinados porque no les pagaban el sueldo que se les debia de tres años. Mucha gente de á caballo al principio de la Cuaresma acudió al bosque de San German, por donde el rey de Francia, que allí estaba, fué forzado á toda priesa retirarse á Paris, que esta cerca. Dijose que el autor deste acometimiento fué principal

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