pes descargan de ordinario sobre la gente menuda. Cargó principalmente este daño sobre los allobroges, que son las partes de Saboya y del Delfinado. Viena con grande dificultad se pudo defender. Dende revolvieron contra lo de mas adentro de Francia que cae desta parte del Ródano. Los moros, movidos del deseo que tenian de satisfacerse de la afrenta pasada, demás desto llamados por Mauricio, conde de Marsella, y de Hunnoldo y Vayfero, que pretendian por este camino apretar á Martello y á los franceses, tornaron á hacer guerra en la Francia. Gobernaba por este tiempo los moros de España Aucupa; este tomó á su llegada residencia á Abdelmelich, y con color que no se descargaba bastantemente de lo que le achacaban, le puso en prisiones. Fué Aucupa muy noble entre los suyos, gran celador de su supersticion, de tal guisa, que ningunos delitos castigaba con tanta severidad como los cometidos contra ella. Concertóse pues con Mauricio, conde de Marsella, y con los hijos de Eudon; y con su ayuda y las gentes que metió en Francia pasó tan adelante, que se apoderó de Aviñon, ciudad puesta sobre el rio Ródano, muy ancha y muy noble. Los pueblos comarcanos padecieron quemas, talas y robos. Todo esto sucedió cinco años despues que se dió la batalla muy famosa de Turs, es á saber, el año 739, que fué el primero del reinado de don Alonso. Miserable el estado en que las cosas estaban, grande la avenida de males; pero el valor de Martello sustentó lo de Francia, porque echó los enemigos de aquella provincia, y los arredró desta parte de los Pirineos. Apoderóse de Aviñon y de Narbona, de suerte que casi no quedó por los godos ni por los moros cosa alguna en toda la Francia. La guerra de Africa se hacia y continuaba con mayor calor y pertinacia. Fué así, que Belgio Abenbejio, capitan de gran nombre entre los moros, levantó los del pueblo contra su señor y miramamolin Iscam; no se declara la causa; á muchos les parece bastante para acometer cualquier maldad el deseo de reinar. Diéronse muchas batallas en Africa, los trances fueron variables, la victoria de ordinario quedó por los levantados, con que finalmente Belgio se determinó de pasar en España. Abdelmelich á la sazon era vuelto al gobierno que antes tuvo, por orden de Aucupa que falleció, y por su muerte dejó dispuesto le sacasen de la prisión do él tenia y le restituyesen el cargo, lo cual fué para su mal, á causa que Abderraman, enviado delante por Belgio con un grueso ejército para que le allanase la tierra, le prendió dentro de Córdoba y le hizo morir con todo género de tormentos el año 743, en que murió eso mismo el miramamolin Iscam. Sucedió en aquel grande imperio Alulit, hijo de Izit, segun que lo tenian antes asentado. Tuvo sobrenombre de Hermoso; las esperanzas que al principio dió fueron grandes, el suceso diferente. Poníanle en cuidado la guerra que Belgio hacia en Africa, ca volvió, segun parece, de España, y las alteraciones que Doran por parte de los levantados continuaba en España. Los movimientos de Africa no hacen á nuestro propósito, ni hay para que relatallos; basta saber que el emperador Alulit al principio de su imperio proveyó para el gobierno de España un hombre principal y prudente llamado Albulcatar, que con su buena maña y con enviar los revoltosos á Africa para que ayudasen en la guerra que allá se ha cia, sosegó las alteraciones de España; péro poco despues fué muerto por conjuracion de Zimael, con que Roba, compañero de Zimael y el principal atizador de aquella conjuracion, se apoderó del gobierno y aun del reino de España, sin que nadie le pudiese ir á la mano, porque el emperador Alulit falleció el segundo año de su imperio, que fué el de 744. Quedó por sucesor suyo Ibrahem, su hermano, que no tuvo mejor suceso, ni le duró el señorío mas tiempo que á su predecesor. Fué así, que Maroan, sin embargo que era de su misma parentela y de la nobilísima alcuña entre los moros de los Humeyas, con el ayuda de aquella parcialidad degolló á Ibrahem dentro de su palacio el año segundo de su imperio; y con tanto quedó por señor de todo. En tiempo deste emperador por muerte de Roba, que le mataron en cierta batalla, tuvo el gobierno de España Toba; y muerto este dentro de un año, Juzef, hombre de grandes partes, fué proveido y enviado de Africa en lugar de los dos. Era de grande edad, y sin embargo muy dado á mujeres; pero recompensaba en parte esta falta la destreza que tenia en las armas y la fama de sus proezas. En tiempo destegobernador de España, en Asia Abdalla, que era de los Alavecinos, casa y linaje nobilísimo entre los moros, se conjuró con los desta parcialidad, y dió la muerte á Maroan el año del Señor de 750. Pareció justa su pretension por la venganza que tomó de la muerte que dieron á su señor; pero en premio de su trabajo se quedó con el imperio, y con intento de asegurarse en él procuró destruir de todo punto y acabar la parcialidad de los Humeyas, linaje y casta de los emperadores pasados. Como lo intentó, así en gran parte lo puso en efecto. En España el año de 753 en Córdoba se vieron tres soles, cosa que causó grande espanto por ser la gente tan grosera y ruda, que no alcanzaba como en una nube de igual grosura y densidad á la manera que en un espejo se pueden representar muchos soles sin algun otro misterio. Como estaban azorados con el miedo, les parecian y se les representaban otras visiones diferentes, como de hombres que iban en procesion con antorchas de fuego. Aumentóse la maravilla y el espanto por causa de una muy grande hambre que por el mismo tiempo se siguió en España por la sequedad que á veces padece y falta de agua. En el entre tanto el rey don Alonso, con intento de aprovecharse de la buena ocasion que se le representaba para ensanchar los términos de su reino, que eran muy angostos, por la discordia de los moros y sus revueltas tan grandes, además que los cristianos estaban cansados de su señorío, juntó las mas gentes que pudo para hacer entrada en las tierras comarcanas. Sucedióle muy bien su pretension y la jornada, porque en Galicia recobró á Lugo, Tuy, Astorga; en la Lusitania la ciudad de Portu, asentada sobre un puerto por la parte que el rio Duero desagua en el mar, y las de Beja, Braga, Viseo, Flavia, y mas adentro á Bletisa y Sentica, pueblos que hoy se llaman Ledesma y Zamora. Tomó otrosí por aquella comarca á Simancas, Dueñas, Miranda y las ciudades de Segovia y Avila y á Sepúlveda, puesta á las haldas del monte Orospeda á la ribera del rio Duraton', asentada en un sitio muy fuerte, y que antiguamente se Hamó Segobriga, y mas adelante Sepúlvega, como consta de sus mismos fueros de que antiguamente usa mundo ó Bermudo, que por otra cosa que dél se sepa. Volvamos á las cosas de los moros, que por estar mez-, cladas con las nuestras, no se pueden olvidar del todo.. En particular será bien declarar la ocasion, los princi pios y aumento de la discordia muy grande que entre aquella gente se encendió por este tiempo y los cimientos que con esto se echaron de un nuevo y muy poderoso reino de moros que se levantó en España. CAPITULO V. ba, y que era pueblo muy grande y de muy grande autoridad. Demás desto, con las armas vencedoras y en prosecucion de victorias tan nobles, revolvió sobre las comarcas de Briviesca y de la Rioja, pueblos que antiguamente se contaban entre los várdulos, y se apoderó de aquellos distritos. La Rioja está en un lado del monte Idúbeda por la parte que el rio Ogia, que se derriba de aquel monte, pasa y se mezcla con el rio Ebro; es tierra muy apacible y muy fértil. Lo mismo hizo de Pamplona en Navarra, y de lo que hoy se llama Alava, parte de Vizcaya. Verdad es que muchos destos pueblos por el vario suceso de las guerras tornaron á perderse, á causa que el poder de los reyes moros de Córdoba en gran perjuicio de los cristianos comenzó á levantarse por este tiempo, segun que poco despues se dirá, y creció adelante mucho en autoridad y fuerzas. Procuró el rey don Alonso y bizo que en las ciudades catedrales que se ganaron fuesen puestos obispos, que reformaban las costumbres de aquellos cristianos y las limpiaban de la maleza que de la conversacion de los moros se les habia pegado. Cultiva-nistraba justicia, hasta las mismas cosas sagradas y ban los pueblos con el buen ejemplo, con nuevas leyes De dos linajes los mas principales entre los moros. pertenecientes al culto de Dios estaban á su cargo. En la tercera parte de los tributos con que acostumbraban á servir. Muerto Maula, los moros divididos en dos parcialidades, los unos siguieron á Maroan, y los otros á Abdalla, que era, segun yo pienso, del linaje y alcuña de los Alavecinos. Sea lícito usar de conjeturas en cosas tan escuras como son las de aquella nacion. Por lo menos en tiempo del rey Moabia fué maestro de la milicia, que es como entre nosotros condestable, con que tuvo ocasion de granjear muchas riquezas y aliados, y de presente tuvo manera para echar al contrario del reino y quedar solo por señor de todo. Mas con su muerte la corona y cetro volvieron á Abdelmelich, hijo de Maula, que ganó gran renombre por conquistar, como conquisto, toda la Africa, con que él y sus sucesores se hicieron mas poderosos que antes. Las discordias de los emperadores romanos dieron lugar á este daño, que fué una miserable ceguera y una locura de los hombres muy grande; pero mejor será apartar el pensamiento destas cosas, cuya memoria, á manera de cierto aguijon, punza y duele. Falleció Abdelmelich de su enfermedad, y en su lugar sucedió su hijo Ulit, aquel por cuyo mandado Tarif pasó en España, y vencido y muerto el rey don Rodrigo, se apoderó del reino de los godos. En lugar de Ulit sucedió primero su hermano Zuleiman, despues Homar y Izit, hijos de Ulit por adopcion de su tio, para que juntamente y con igual poder gobernase aquel imperio. A estos dos sucedió otro hermano tercero, llamado Iscam. A Iscam Alulit, hijo de Izit. Despues de Alulit, con gran voluntad de toda aquella nacion, Ibrahem, su hermano, tomó el gobierno. A este dió la muerte Maroan, dado que era del mismo linaje de los Humeyas, y por fuerza de armas, como queda dicho, se apoderó de todo. Las discordias destos príncipes dieron ocasion á los Alavecinos, que eran del linaje de Fatima, para levantar cabeza y prevalecer como los que tenian sus fuerzas enteras y unidas, y los contrarios al revés divididas y flacas. Abdalla pues, hombre de grande industria y no menor corazon, muerto que hobo á Maroan, que á causa de aquellasrevueltas se hallaba con pocas fuerzas, restituyó últimamente á los que descendian de Fatima el imperio de los moros, como queda ya tocado; y para aseguralle mas y perpetualle en sus descendientes hizo gran carnicería en el linaje de los Humeyas, por ningun otro delito sino por sospechar pretendian el imperio que ya tuvieron; camino por donde de presente se hizo odioso, y para adelante su nombre fué tenido por infame como de cruel y tirano. Fuera desto, Abderraman, que era de los Benhumeyas, fué puesto en necesidad, por escapar de aquella carnicería, de pasar á España para intentar cosas nuevas, por entender que los moros comunmente en aquella provincia eran aficionados á los emperadores pasados y al linaje de los Benhumeyas, á causa de las muchas mercedes que dellos tenian recebidas; con la ayuda de los cuales y el esfuerzo y buena maña de Abderraman se fundó un nuevo reino de moros en aquella provincia, exempto y libre del señorío de los miramamolines de Africa y de los califas de Asia; su asiento en la ciudad de Córdoba, do las demás ciudades acudian como á su cabeza y metrópoli, segun que adelante se entenderá mejor. CAPITULO VI De los reyes Froila, Aurelio y Silon. Por la muerte de don Alonso el Católico su hijo mayor, llamado Froila ó Fruela, se encargó del gobierno y del reino de los cristianos en España, como era razon y derecho, el año de 757. Tuvo el reino once años y tres meses; su gobierno y fama tuvo mezcla de malo y de bueno. Fué áspero de condicion, inclinado á severidad, y aun más aficionado á crueldad que á misericordia. Los príncipes con la grande libertad que tienen pocas veces se van á la mano, y de ordinario siguen sus inclinaciones y pasiones. Los aduladores, de que hay gran número en las casas de los reyes, hacen que el mal pase adelante; que no hay quien se atreva á decir la verdad. A los vicios dan nombres de las virtudes á ellos semejantes, y hacen creer que la crueldad es justicia, y que la malicia és prudencia, y así de lo demás, con que todo se pervierte. Verdad es que tuvo algunas cosas de buen príncipe, porque lo primero fundó y edificó á Oviedo, ciudad principal y roble en las Astú rias, si bien algunos atribuyen esta fundacion á su padre el rey don Alonso, pero sin bastantes fundamentos. Dió á la nueva ciudad derecho y honra de obispado. Demás desto, apartó los casamientos de los sacerdotes, costumbre antiguamente recebida por ley de Witiza, y despues muy arraigada por el ejemplo de los griegos, con que se encendió la ira de Dios contra España y incurrió en tan graves desastres y castigos, como lo entendia la gente mas cuerda. Con esta resolucion cuanto fué el amor y benevolencia que ganó con los buenos, tanto se desabrió gran parte del pueblo y de los sacerdotes, porque los hombres ordinariamente quieren que lo antiguo y lo usado vaya adelante; y la libertad de pecar es muy agradable á la muchedumbre. Desta severidad procedió gran parte del odio que en su vida muchos le tuvieron; y despues de su muerte su nombre quedó acerca de los decendientes amancillado y afrentado mas de lo que merecia. Así se puede sospechar, pues fuera de las demás virtudes, en lo que toca á la guerra procuró se➡ guir las pisadas de su padre. En particular el segundo año de su reinado en una gran batalla desbarató á Juzef, gobernador de España por los moros, viejo capitan, y qué con un grueso ejército talaba y destruia las tierras de Galicia. Ninguna victòria hobo en aquella era ni mas esclarecida ni de mayor provecho para los cristianos, ca quedaron muertos cincuenta y cuatro mil moros. Esta pérdida fué causa que Juzef, que por espacio de cuatro años hacia resistencia á Abderra❤ man para que no se apoderase de España como pretendia, se acabase de perder; porque como se viese trabajado por el linaje de los Rumeyas, huyó de Córdoba; mas por diligencia de sus enemigos fué preso en Granada, de donde escapó y se huyó á Toledo, confiado en la fortaleza de aquella ciudad y con esperanza que aquellos ciudadanos le acudirian. Sucedióle al revés, que como á caido todos le faltaron, y los mismos en quien mas confiaba le dieron la muerte con intento de ganar á su costa la gracia del vencedor. Desde este tiempo, que fué el año de nuestra salvacion 759, y conforme á la cuenta de los árabes 142, todos los moros de España se tornaron á unir debajo de una cabeza y gobierno; y Abderraman Abenhumeya, que tuvo ade lante sobrenombre de Adahil, fundó un nuevo reino de sucesor particular don Aurelio, sa hermano, se conjuraron mismo las otras dos palabras griega y latina anathema y excommunicatus, de que usa aquel privilegio escrito en lengua latina. Por este tiempo Carlo Magno deshizo el reino de los longobardos, que duró en Italia pasados docientos años, con prender en Pavía á Desiderio, su rey. Confirmó otrosí á instancia del papa Adriano la donacion que Pipino, su padre, hiciera á aquella iglesia del exarcado y otras ciudades de Italia, en que entraban Boloña, Ravena, Ferrara y la Emilia, que era la Lombardía allende el Po, Parma y Plasencia, sin otras muchas ciudades y tierras. De la sepultura del rey Silon hay diferentes opiniones; quién dice que le enterraron en Oviedo, por un letrero muy largo que está á la entrada de la iglesia de San Salvador, donde en cierta manera de cifra se lee su nombre, y se dice y repite docientas y setenta veces que hizo aquella iglesia, demás que debajo de aquel letrero hay ocho letras que significan: AQUÍ YACE SILON; SÉALE LA TIERRA LIVIANA. Otros dicen que le sepultaron en Pravia en la iglesia de San Juan Evangelista, que él levantó desde los cimientos, do sin duda fué puesto el cuerpo de su mujer la reina Adosinda. CAPITULO VII. De los reyes don Alonso, Mauregato y don Bermudo. sido casado. El Cronicon del rey don Alonso el Magno dice que el rey don Aurelio fué sepultado en ei valle de Jagueya en la iglesia de San Martin. Don Lúcas de Tuy dice que le enterraron en Cangas. Dificultoso es concordar estas opiniones, ni como juez sentenciar por la verdad. Quién dice que Jagueya y Cangas es lo mismo, quién que Jagueya es la villa de Yanguas; por esta opinion hace la semejanza de los nombres moderno y antiguo, y que en aquella villa en la iglesia de San Miguel hay una cueva con advocacion de San Andrés, y en ella dos sepulcros ó lucillos juntos el uno del otro, los cuales el pueblo, como cosa recebida de sus antepasados, tiene por de los dos reyes don Favila y don Aurelio; que si esto se recibe, será necesario confesar que el nombre de aquella iglesia con el tiempo se ha mudado, por lo menos que los huesos de aquellos reyes, de do primero estaban enterrados, se trasladaron á aquel lugar; cosa que en el rey don Favila no tiene duda haber primero sido sepultado en otro lugar, como queda arriba señalado, es á saber, en tierra de Cangas. Por la muerte pues de don Aurelio, Silon, su cuñado, fué alzado por rey en Pravia juntamente con Adosinda, su mujer. Reinó por espacio de nueve años, un mes y un dia. Enfrenó al principio de su reinado y sosegó los gallegos, que an→ daban alborotados cerca del monte Ciperio, que hoy se llama Cebreros. Los motivos y ocasiones desta guerra no se escriben; solo refieren que por ser Silon de grande edad, ó porque naturalmente era enemigo de cuidados y no se hallaba con fuerzas para llevar aquel peso, se resolvió de partir mano, no solo del cuidado de la guerra, sino tambien del gobierno; y para esto por amonestacion de su mujer nombró por su compañero en el reino con plena autoridad en guerra y en paz á don Alonso, hijo del rey don Fruela. La miseria y mengua destos tiempos fué tal, que cuando la república estaba mas revuelta con las olas de una cruel tempestad y tenia necesidad de un gobernador varonil, entonces por la mayor parte le cabian en suerte reyes sin provecho y cobardes. Desde este tiempo parece que don Alonso tuvo nombre de rey, como se puede mostrar por un privilegio el mas antiguo de cuantos en España se hallan en los archivos, dado á Santa María de Valpuesta, que hoy es iglesia colegial, y antiguamente era monasterio de monjas. En él por la liberalidad del rey don Alonso se hace donacion á aquel templo de muchas heredades, era de 812, que concurre con el año de Cristo de 774, que fué el primero del reinado de Silon, si ya por ventura los números no están errados. Porque la opinion de los que atribuyen este privilegio á don Alonso el Católico no viene bien con la razon de los tiempos. Y sea lo que fuere en esta parte, la maldicion que en aquellas letras se contiene es muy digna de ser considerada. Dice que el que quebrantare aquella donacion sea anatema, marrano y descomulgado; de las cuales palabras se entiende que esta palabra marrano no se deriva de la palabra moro, como si dijésemos maurano, como algunos sospechan que resultó en Italia en tiempo del emperador Federico Barbaroja por ocasion que muchos moros que estaban á su sueldo, despues de convertidos á la ley de Cristo, la renegaron, sino que antes viene de la palabra siriaca maranatha, con que en las divinas letras se significa la descomunion y maldicion, como tambien significan lo Hechas las honras y enterramiento del rey Silon, don Alonso, su compañero, con gran voluntad de la nobleza quedó solo con el reino el año de 783. El odio que tenian á su padre estaba olvidado, y con la muestra que habia dado de sus virtudes tenia granjeadas las voluntades de todos sus vasallos. Solo Mauregato, su tio, aunque no era legítimo, pretendia se le hizo agravio en anteponerle á don Alonso. Alegaba que tenia mas estrecho parentesco con los reyes pasados y que todos sus hermanos sucesivamente fueron reyes. No faltaban hombres bulliciosos que con deseo de cosas nuevas daban oidos y favor á sus intentos, personas de malos pensamientos y costumbres, cuales son por la mayor parte los que siguen la corte y casas reales. A persuasion destos, por hallar poco arrimo en los cristianos, hizo recurso á los moros; pidióles le ayudasen, y alcanzólo con asentar de dalles cada un año por parias cincuenta doncellas nobles y otras tantas del pueblo, infame concierto; pero tanto puede el desenfrenado deseo de reinar. Son los moros mas quê ninguna otra nacion inclinados á deshonestidad. Con el cebo pues destos deleites y por mandado de su rey Abderraman buen número de aquella gente siguió á Mauregato. Allegábase para inclinarlos mas la honra que les resultaba de tener á los cristianos por tributarios y á su rey por sujeto y obligado. No se hallaba don Alonso apercebido de fuerzas bastantes para hacer resistencia y contrastar á tanto poder. Acordó de dar tiempo al tiempo, y mientras duraban aquellos recios temporales se retiró á la Cantabria ó Vizcaya, donde tenia muchos aliados, parientes y amigos de Eudon, de quien venia por parte de madre. Era de veinte y cinco años cuando al principio de su reinado fué despojado. Reinó Mauregato por espacio de cinco años y seis meses sin señalarse en cosa alguna, sino en cobardía, torpeza y en la grave maldad que cometió por |