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tiers, hombre que procuraba ocasion de aumentar su señorio, trabar unas guerras de otras, aunque fuesen. con daño ajeno, sin ningun cuidado de lo que era honesto y de la fama. Así, despues que Ramon, conde de ToJosa, partió á la guerra de la Tierra-Santa, como arriba queda dicho, se apoderó con las armas de todo lo que aquel Príncipe tenia en Francia; hombre desapoderado y que no temia á Dios ni los juicios de los hombres. Beltran, hijo de don Ramon, por este tiempo, despues de gastados tantos años en la guerra, desde la TierraSanta, en que tenia el señorío de Tripol, y en cuyo cerco le mataron á su padre con una saeta que del adarve le tiraron, dió la vuelta á su patria. No tenia esperanza que el de Potiers vendría en lo que era razon. Comenzó á tratar con los príncipes comarcanos cómo os podria recobrar el antiguo estado de su padre. En los demás no balló ayuda bastante. Acordó acudir á don Alonso, rey de Aragon, de cuyas proezas y virtudes se decian grandes cosas; demás que la amistad trabada de tiempo atrás entre aquellas dos casas y el deudo le obligaba á no desamparalle. ¡Qué grande maldad! El que, perdido su padre y la flor de su edad en la guerra sagrada, tan lejos de su patria se pusiera á tantos trabajos y peligros, sin embargo despojado de su tierra y de su estado, fué forzado á pedir ayuda y acudir y hacer recurso á la misericordia de otros. Recibióle aquel Rey benignamente en Barbastro. Allí tuvieron su acuerdo; y el Conde se hizo feudatario de Aragon por los estados de Rodes, de Agde ó Agatense, de Cahors, de Albi, de Narbona y de Tolosa y otras ciudades comarcanas á las sobredichas, á tal empero que por las armas de Aragon él y sus decendientes fuesen restituidos y amparados en los estados de que estaban despojados. Hizose esta avenencia el año del Señor de 1116; bien que don Beltran no fué restituido á causa que el poder de los condes de Potiers era grande, y las fuerzas de Aragon estaban divididas, parte en la guerra civil con→ tra Castilla, parte en la que con mejor acuerdo se hacia contra los moros. Verdad es que, pasados algunos años, don Alonso Jordan, hermano de don Beltran, del castitillo de Tolosa, en que le tenia preso el conde de Potiers, fué por aquellos ciudadanos sacado para hacerle señor de aquella ciudad, y echado della Guillen Morello, que tenia aquel gobierno por el dicho conde de Potiers. Los decendientes de don Alonso fueron su hijo Raimundo 6 Ramon, su nieto Raimundo y su biznieto y tatarañelo, que se llamaron tambien Raimundos y tuvieron el señorío de aquella ciudad hasta tanto que Juana, hija del postrer Raimundo, por falta de hijos varones, casó con Alonso, conde de Potiers. Deste casamiento no quedó sucesion alguna, por donde san Luis, rey de Francia, hermano del dicho conde de Potiers, por su muerte juntó con lo demás de su reino los estados y condados de Potiers y de Tolosa, segun que en el casamiento de aquella señora lo capitularan.

CAPITULO X.

De la guerra de Zaragoza.

Confinaban con el señorío de don Alonso, rey de Aragon, las tierras de Zaragoza, muy poderosa y fuerte ciudad por su nobleza, riqueza y grandeza. Los moradores della hacian ordinarias correrías y cabalgadas

en los campos comarcanos de los cristianos, sin dejar de hacer todo el mal y daño que de hombres bárbaros y enemigos del nombre cristiano se podia esperar. El rey de Aragon, movido por estos males, sin embargo que la guerra de Castilla no la tenia del todo acabada, se determinó con todas sus fuerzas y gentes de combatir aquella ciudad. Representábanse grandes dificulta→ des, trabajos y peligros, que la constancia del invencible Rey fácilmente menospreciaba. Tahuste, villa principal á la ribera del rio Ebro, se ganó á esta sazon por el valor y industria de un caballero principal, llamado Bacalla. Asimismo ganaron á Borgia, á la raya de Navarra, Magalona y otros pueblos y castillos por aquella comarca. A los almogaraves (así se llamaban los soldados viejos de gran experiencia y valor) se dió órden que estuviesen de guarnicion en el Castellar, plaza fundada, como de suso queda dicho, sobre Zaragoza en un altozano. Proveyéronles de mantenimientos, armas y municiones á propósito de hacer salidas y correrías por los lugares al derredor, y que si necesario fuese, pudiesen sufrir un largo cerco. Este fué el principio quo se dió á la guerra y conquista de Zaragoza: á la fama acudieron de diversas partes grandes personajes, entre otros vinieron los condes Gaston, de Bearne; Rotron, de Alperche, y Centullo, de los bigerrones. Formaron un grueso ejército de diversas gentes y naciones, con que se pusieron sobre aquella ciudad el año que se contaba de nuestra salvacion 1118, por el mes de mayo. Al octavo dia ganaron el arrabal que está de la otra parte del rio. Rotron, conde de Alperche, en el mismo tiempo que se continuaba el cerco, con seiscientos caballos que le dieron, se apoderó de Tudela, ciudad principal en el reino de Navarra, puesta en un sitio fuerte á la ribera del rio Ebro; con la cual se quedó en premio de su trabajo. Los moros de España, como quier que conociesen bien de cuánta importancia era para sus cosas y intentos la ciudad de Zaragoza, y el riesgo que corria todo lo demás si se perdiese, acudieron en gran número para socorrer á los cercados. Vino otrosi de Africa un famoso caudillo, por nombre Temin, con un grueso ejército de moros, berberescos; tenia puestos sus reales en un lugar aventajado á la ribera de Güerba, mas arriba de Zaragoza y junto al castillo de María, que se tenia por los moros. Pero visto que los nuestros le hacian ventaja en muchedumbre y esfuerzo, dió vuelta á lo mas adentro de la Celtiberia. Los cercados padecian falta de vituallas, y no tenian esperanza de socorro, que era el mayor de los males. A los cristianos causaba la tardanza. Aprestaban nuevos ingenios para batir las murallas y entrar por fuerza la ciudad, cuando fueron avisados que un sobrino de Temin, otros dicen era hijo del rey de Córdoba, venia y llegaba ya cerca con resolucion de meterse en la ciudad como por su tio le era mandado. Alteróse el rey don Alonso con este aviso, tuvo su acuerdo, y determinó salir al encuentro á los que vénian de socorro, ca bien entendia que si entrasen en la ciudad á él seria forzoso partirse del cerco con poca reputacion y mengua. Marchó pues con sus gentes, dió vista á los enemigos, juntáronse las huestes no léjos de Daroca en un lugar llamado Cutanda, dióse la batalla, en que los moros fueron vencidos y muertos y preso su general. Los de Zaragoza, avisados de aque Ha desgracia, por no quedarles esperanza alguna de

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ticular se les señaló la quinta parte de los despojos que se ganasen en la guerra, todo á propósito que tuviesen con que sustentar los gastos y por aquella parte fuesen fronteros de los moros. Guillen, prelado de Aux en la Guiena, y los demás obispos de Aragon con sus sermones encendian los corazones de la gente á tomar la cruz y ayudar con sus personas y haciendas los intentos de aquellos caballeros. Esta fué la primera entrada que los templarios tuvieron en España, este el principio de las grandes rentas que adelante poseyeron, y aun, como se tuvo por cierto, últimamente fueron causa de su total ruina.

CAPITULO XI.

Del scisma de Burdino, natural de Limoges.

poderse defender, despues de ocho meses de cerco á 18 de diciembre rindieron sobre pleitesía la ciudad. Fué aquel dia muy alegre para los cristianos, no solo por el provecho presente, puesto que era muy grande, sino mucho mas por la esperanza que cobraron de desarraigar el señorío de los moros de todo puuto, quitádoles aquel fortísimo baluarte. Estaban los nuestros tan ciertos que tomarian la ciudad, que tenian antes de tomalla consagrado en obispo della á Pedro Librana, que consagró la iglesia y se encargó del gobierno espiritual. | A los condes Gaston, de Bearne, y Rotron, de Alperche, en premio de su trabajo dió el Rey por juro de heredad sendos barrios en aquella ciudad. Tales eran las costumbres de aquel tiempo; no tenian por inconveniente poner muchos señores en un pueblo y en una ciudad. A la ribera de Ebro, nueve leguas de Zaragoza, estuvo llamada antiguamente una noble colonia de romanos, Julia Celsa, ahora es un lugar desierto, y á una legua tiene un pueblo, que el dia de hoy llaman Jelsa, que es el solo rastro que queda de aquella antigüedad. A esta comarca pasó el Rey con sus gentes luego que la sazon del tiempo dió para ello lugar. Por allí hicieron correrías en los campos de los moros al derredor. Dende pasaron á la Celtiberia, provincia por la aspereza de los lugares y esfuerzo de los naturales de todo tiempo muy poderosa y fuerte, cuyos linderos antiguamente, unas veces se ensanchaban y otras se estrechaban, como sucedian las cosas. Pero propiamente los celtiberos corrian de ocste al este desde las fuentes del rio Jalon, que tiemen su nacimiento en Medinaceli, que algunos tienen, aunque con engaño, fué la antigua Ecelesta, hasta Nertobriga, que hoy es Ricla. Por la banda de setentrion tenian por aledaño á Moncayo, y á la parte de mediodía las fuentes de Tajo cerca de Albarracin, ciudad que en otro tiempo se llamó Lobeto; en aquella comarca la guerra sucedió á los nuestros como suele á los vencedores, todo se les rendia y allanaba. Ganaron desta vez á Tarazona, á Alavona y á Epila, que se tiene llamaron antiguamente Segoncia. Asimismo Calatayud vino á poder de los cristianos, poblacion que fué de moros y de su capitan Ayub, que la fundó no léjos de la antigua famosa Bilbilis, de que queda rastro en un monte que cerca de aquella ciudad se empina y hasta el dia de hoy se llama Bombola. Ariza tambien y Daroca corrieron la misma fortuna; adelante de la cual villa el Rey hizo edificar un pueblo, que llamó Monreal, en un sitio muy á propósito para enfrenar las correrías y los intentos de los moros de Valencia. Los monjes cartujos y los del Cistel, nuevamente fundados, tenian gran fama y crédito por todas las partes de la cristiandad. Demás destas órdenes, en Jerusalem los caballeros templarios y los hospitalarios, conforme á su santo y religioso instituto, inventado por el mismo tiempo, se empleaban con todas sus fuerzas en adelantar por aquellas partes el partido de los cristianos. Los templarios en vestidura blanca traian cruz roja á la manera de la de Caravaca con dos traviesas. Los hospitalarios, que tambien se llamaban de San Juan, en capa negra cruz blanca. San Bernardo, principal fundador de la órden del Cistel, que vivia por estos tiempos, y aun se sabe vino á España, persuadió al Rey entregase aquel pueblo á los templarios. Hízose así, edificáronles allí un convento, diéronles asimismo otras rentas, en par

Gobernaba por este tiempo la Iglesia de Roma Gelasio, segundo deste nombre, al cual poco antes pusieron en la silla de san Pedro por la muerte del pontífice Pascual. Fué persona de gran corazon, pues no dudó proseguir las enemistades de sus antecesores contra el emperador Enrique, cuarto deste nombre, en defensa de la libertad de la Iglesia y de la majestad pontificia, en que pasó tan adelante, que, como el Emperador viniese á Roma y él no se hallase con fuerzas para reprimir sus intentos, en una barca por el Tibre se fué primero á Gaeta, de donde era natural, y de allí pasó en Francia con intento de celebrar un concilio de obispos que tenia convocado para la ciudad de Rems. La inuerte atajó sus intentos, que le tomó en el camino en el monasterio de Cluni. Tuvo el pontificado pocos dias mas de un año. En este tiempo dejó concedida una indulgencia á los soldados que estaban sobre Zaragoza y á todos los demás que acudiesen con alguna ayuda para edificar el templo de aquella ciudad. La bula, por ser muy señalada y porque por ella se entiende cómo se concedian las indulgencias antiguamente, pondré aquí vuelta en romance: «Gelasio, obispo, siervo de los siervos » de Dios, al ejército de los cristianos que tiene cerca>> da la ciudad de Zaragoza y á todos los que tienen la >> fe cristiana, salud y apostólica bendicion. Hemos vis>> to las letras de vuestra devocion, y de buena gana di» mos favor á la peticion que enviastes á la Sede Apos»tólica por el electo de Zaragoza. Tornando pues á cn» viar al dicho electo, consagrado por la gracia de Dios >> por nuestras manos como si por las del apóstol san >> Pedro lo fuera, os damos la bendicion de la visitacion » apostólica, implorando la justa misericordia del om»> nipotente Dios para que por los ruegos y mereci>> mientos de los santos os haga obrar su obra á honra » suya y dilatacion de su Iglesia. Y porque habeis de» terminado dé poner á vos y á vuestras cosas á extre» mos peligros; si alguno de vos, recebida la penitencia » de sus pecados muriere en esta jornada, nos, por los » merecimientos de todos y ruegos de la Iglesia católi>>ca, le absolvemos de las ataduras de sus pecados. De» más desto, los que por el mismo servicio de Dios ó tra» bajaren ó han trabajado, y los que donan alguna cosa »ó hobieren donado á la iglesia de la dicha ciudad, des>>truida por los sarracenos y moabitas, para ayuda á su »reparo, y á los clérigos que allí sirven á Dios para su >> sustento, conforme á la cantidad de sus trabajos ó >> buenas obras que hicieren á la Iglesia, y á juicio de

Dlos obispos en cuyas parroquias viven, alcancen remi»sion de sus penitencias y indulgencia. Dado en Aleste » á 4 de los idus de diciembre. Yo Bernardo, arzo>>>bispo de la silla toledana, bago y confirmo esta ab>> solucion. Yo, el obispo de Huesca, hago y confirmo es» ta absolucion. Yo Sancho, obispo de Calahorra, hago »y confirmo esta absolucion. Yo Guido, obispo las»currense, hago y confirmo esta absolucion. Yo Boso, »cardenal de la santa Iglesia romana, hago y confir»mo esta absolucion. » En lugar del papa Gelasio, por voto de los cardenales que á su muerte se hallaron, el año de 1119 á 1.o de hebrero fué elegido Guido, de nacion borgoñon, hermano de don Ramon, y tio de don Alonso, rey de Castilla. Era á la sazon arzobispo de Viena de Francia; llamóse en el pontificado Calixto II, dado que no aceptó la eleccion hecha por los cardenales en su persona hasta tanto que el clero de Roma viniese en lo mismo; y así, no se coronó hasta los 15 de otubre. En el Concilio remense, en que se halló presente, promulgó sentencia de descomunion contra el Emperador; estableció otrosí nuevas leyes contra el pecado de la simonía, que era muy ordinario, tanto, que ni bautizaban los niños ni enterraban los muertos sino por dineros. Procuró que los presbiteros, diáconos y subdiáconos se apartasen de las concubinas, las cuales en tiempos tan revueltos ellos tenian con el repuesto y libertad como si fueran sus mujeres; en España en par. ticular todavía se continuaba la mala costumbre que introdujo el perverso rey Witiza, en especial en Galicia, sin poderla extirpar del todo, bien que se ponia en ello diligencia, de que da muestra un breve que pocos años antes deste tiempo envió el papa Pascual á don Diego Gelmirez, obispo de Santiago, cuyo tenor es el que se sigue:« Pascual, obispo, siervo de los siervos de Dios, wal venerable Diego, obispo de Compostella, salud y »apostólica bendicion. La iglesia que por voluntad de >> Dios has recebido para gobernar, mucho ha que, aun >>pareciendo que tenia pastor, carece del consuelo de » pastor. Por ende con mayor cuidado debes procurar >>que todas las cosas en ella se dispongan legalmente >> conforme á la regla de la Sede Apostólica. Pon en tu >> iglesia tales cardenales, presbíteros ó diáconos, que » puedan dignamente sustentar las cargas cometidas á >>ellos del gobierno eclesiástico. Allende desto, lo que » toca á los presbíteros, se encomiende á los presbíte>>ros, lo que es de los diáconos á los diáconos se encar»gue, para que ninguno se entremeta en oficio ajeno. » Si algunos ciertamente antes que fuese recebida la ley » romana, segun la comun costumbre de la tierra, con>> trajeron matrimonios, los hijos nacidos dellos no los >> excluimos ni de la dignidad seglar ni de la eclesiástica. >> Aquello de todo punto es indecente que en vuestra >> provincia, segun somos informados, moran junta>>mente los monjes y las monjas. Lo cual debe pro>>curar estorbar tu experiencia, para que los que al >>presente están juntos, sean apartados en moradas >> muy diversas conforme al juicio de personas religio»sas; y para adelante no se use de semejante libertad. >> Dado en el Laterano, año de la encarnacion del Se»ñor 1103, de nuestro pontificado el cuarto. » La ley romana de que se hace mencion en este breve, segun yo entiendo, era la ley de la continencia impuesta á los del clero. La causa de descomulgar al Emperador en el

Concilio remense fué que luego que el papa Gelasio so salió de Roma, como queda dicho, el Emperador procuró y hizo que en su lugar fuese nombrado por romano pontífice el obispo de Braga, llamado Burdino, con nom→ bre de Gregorio VIII. Principio y ocasion con que, por la discordia de dos que se llamaban pontífices, se alteró la paz de la Iglesia en muy mala sazon. Cada cual de los dos pretendia ser el verdadero papa, y ponia dolo en la eleccion de su contrario, como es ordinario en semejantes casos. Era Burdino natural de Limoges, en Francia; vino á España en compañía de Bernardo, arzobispo de Toledo, como queda dicho de suso. Despues con ayuda del mismo alcanzó el obispado de Coimbra. En él trocó el nombre de Burdino y se llamó Mauricio; pero no se despojó de sus malas mañas y dañadas costumbres. De Coimbra con la misma ayuda de Bernardo fué promovido al arzobispado de Braga. A todos estos beneficios no correspondió con el agradecimiento debido; antes con dineros que de todas partes juntó, en que llevaba mas confianza que en la justicia de lo que pretendia, se partió para Roma con intento de alcanzar del pontifice Pascual absolviese á Bernardo y le quitase la dignidad que tenia, con color que por su vejez no era bastante para el gobierno de aquella iglesia, y esto hecho, le pusiese á él en su lugar y le hiciese arzobispo de Toledo. Acometió el negocio por todos los medios que supo; pero, perdida la esperanza que el Pontífice vendria en cosa tan fuera de razon, como cra sagaz y doblado, acordó tomar otro camino para su acrecentamiento. Supo la discordia y diferencias que tenian el Emperador y el Papa; fuese para el Emperador, y con sus mañas le ganó la voluntad de tal sucrte, que con su ayuda se apoderó de la Iglesia de Roma y se hizo falso pontífice. Hay un breve del papa Gelasio para Bernardo, arzobispo de Toledo, en que le avisa que Burdino por sus excesos fué anatematizado por el pontífice Pascual, y le ordena que en su lugar haga poner otro prelado en la iglesia de Braga. Grandes fueron las alteraciones que por causa deste scisma de Burdino se siguieron. Remediólo Dios; que el verdadero Papa usó de diligencia, y el falso pontifice, tres años despues que usurpó aquel apellido, fué en Sutrio preso, y en Roma traido como en triunfo en un camello por las calles y por las plazas; últimamente, le desterraron á lo postrero de Italia, y en el destierro murió en el monasterio de la Cava, llamado de la Trinidad, en que por sentencia y en pago de sus deméritos le tenian recluso. Este fué el premio de la ambicion de aquel hombre sit mesura; este el fin de grandes movimientos, sospechas y miedos, que tenian suspenso y con cuidado á todo el mundo.

CAPITULO XII.

De las paces que se asentaron entre Aragon y Castilla.

La eleccion del papa Calixto dió mucho contento á su sobrino el rey de Castilla, y para toda España fué muy saludable, ca todos entendian favoreceria sus cosas con muchas veras, mayormente las de Castilla, por el deudo que en ella tenia; donde á la sazon las principales ciudades y castillos mas fuertes se tenian por Aragon con guarniciones que en ellas ponian, sin otro mejor derecho que el que los reyes suelen poner en las armas y en la fuerza. Los castellanos coinunmente, unos por la

larga costumbre de servir y obedecer, otros por diversos respetos y obligaciones que tenian á los aragoneses, poco caso hacian del menoscabo y afrenta de todo el reino, y muy poco les movia el deseo de la libertad. Era el rey de Castilla, aunque de pocos años, igual en grandeza de ánimo á cualquiera de sus antepasados; no podia sufrir los agravios que su padrastro le hacia y la mengua de su reino. Enviáronse de una parte á otra embajadas sobre el caso. El de Aragon ni claramente rebusaba de hacer lo que se le pedia, ni venia luego en ello. Solo de dia en dia, con varias excusas que alegaba, dilataba la ejecucion y entretenia á su antenado. Llegóse á los postreros plazos y términos, que fué enviar reyes de armas para pedir los castillos y plazas; y caso que no se hiciese así, denunciar y romper la guerra á los contrarios. El de Aragon, por la continua prosperidad que en sus cosas tenia y por la pequeña edad de su antenado, hacia poco caso destas amenazas, y parecia estar olvidado de la poca firmeza que tienen las cosas de la tierra. Vinieron á las armas, juntaron grandes huestes por la una y por la otra parte. El rey de Aragon, como se hallaba mas apercebido de todas las cosas necesarias, fué el primero que salió en campo, rompió por la parte de Navarra y entró por los campos de la Rioja. Dicen que el que acomete vence. Parecíale otrosi mas á propósito para ganar reputación y salir con la victoria ofender que defenderse, y forzar á los enemigos en sus mismas tierras á poner á riesgo sus haciendas, sus casas, hijos y mujeres y todas las demás cosas que suelen estimar los hombres mas que la misma vida. Grandes males y estragos amenazaban á España por cualquiera de las partes que la victoria quedase. Acudieron personas de buena vida y prelados del uno y del otro reino, pusiéronse de por medio á mover tratos de paz, bien que poca esperanza tenian de salir con ello por las muchas veces que en balde se intentara. Mas como quier que los corazones de los príncipes están en las manos de Dios, todo sucedió mejor que pensaban, porque el rey de Aragon dió oidos á estas pláticas y se dejó persuadir de las razones que le pusieron delante. Estas eran que el de Castilla pedia justicia en sus pretensiones; ofrecian tendria al Aragonés en lugar de padre sin le enojar en cosa alguną. Por el contrario, los aragoneses no harian bien ni razon si mas tiempo detuviesen los castillos y ciudades de Castilla, pues la excusa que alegaban de la pequeña edad del Rey y el derecho que pretendian por el casamiento de dona Urraca, su madre, de todo punto cesabàn; pues por una parte aquel matrimonio era ninguno, y como tal estaba apartado, y por otra don Alonso era ya rey y señor de todo con beneplácito de su madre y voluntad de todo el reino. Que por sola fuerza sin razón ni derecho tener oprimido el reino ajeno, sus amigos y deudos, era cosa de mala sonada, y que no se podria tolerar. Finalmente; le advirtieron que los sucesos de la guerra suelen ser desgraciados, por lo menos muy dudoso su remate, mayormenté que está á cuenta de Dios el amparar la inocencia y la justicia contra los que á tuerto la atropellan. Vinieron pues á concierto; las condiciones fueron que por los aragoneses quedase todo lo que hay desde Villorado á Calaliorra, á que pretendian teuer derecho por razones y escrituras que declaraban pertenecia aquella comarca á los reyes de

Navarra. Demás desto, que en Vizcaya quedase por los mismos lo que se llama Guipúzcoa y Alava, provincias que pocos años antes el rey don Alonso el Sexto quitara por fuerza á los navarros. Cuanto á las demás ciudades y fuerzas de Castilla, acordaron se quitasen las guarniciones que tenian de aragoneses, y nombrada➡ mente de Toledo. Bien entiendo que en todo esto se tuvo respeto á dar contento al pontífice Calixto; y todavía no sabria determinar á cuál destos dos príncipes se deba mayor loa y prez en este caso. Parece que cada cual de los dos se señaló y se la ganó al otro en modestia y en blandura. El Aragonés se mostró muy liberal por dejar lo que tenía, sin embargo de razones aparentes que para continuar no faltaban, como es ordinario. El de Castilla se señaló en paciencia y en prudencia mas que llevaba su edad, pues con parte de su reino quiso comprar la paz tan deseada de todos. Concertadas estas diferencias, que avino el año de Cristo 1122, si bien algunos añaden á este cuento mas años, en adelante estos dos reyes, como si fueran dos hermanos ó padre y hijo, se mantuvieron en grande concordia y se gobernaron con gran prudencia; defendieron sus reinos de las tormentas y guerras que amenazaban de diversas partes. Lo primero sin dilacion revolvieron contra los moros, El de Aragon rompió por aquella parte que bañan y abrazan los rios Cinga y Se→ gre, donde el pueblo de Alcolea, que era vuelto á poder de moros, se recobró. Pasaron al reino de Valencia, y de la otra parte del rio Júcar entraron asimismo por la comarca de Murcia. Revolvieron sobre la ciudad de Alcaraz, pero aunque la combatieron, no pudieron salir con ella por la fortaleza de su sitio. De allí pasaron á lo mas adentro de Andalucía, en que los pueblos y ciudades á porfía se les rendian, y se ofrecian á pagar cierto tributo cada un año porque no les talasen los campos ni les robasen ni quemasen la tierra. Vinieron á batalla con el rey de Córdoba y otros diez señores moros, que se dió junto á un pueblo llamado Arenzol el año 1123. La victoria y el campo quedó por los nuestros. Por otra parte, el año luego siguiente ganaron por fuerza de los moros á Medinaceli, villa puesta en un collado empinado en aquella parte por do partian términos la Celtiberia y la Carpetania. Desta manera procedian las cosas de Aragon. El rey de Castilla, con el mismo deseo de hacer mal á los moros y huir la ociosidad, con que las fuerzas se enflaquecen y marchitan, acometió las tierras de Extremadura. Allí recobró la ciudad de Coria, que despues de la muerte del rey don Alonso, su abuelo, volviera á poder de moros. Dió el Rey órden y asiento en las cosas de aquella ciudad. Don Bernardo, por la autoridad que tenia de primado y legado apostólico, concertó lo que tocaba á la religion y culto divino. Dende corrieron todas las tierras que se extienden largamente entre los dos rios Guadiana y Tajo, y son parte de la antigua Lusitania. Las talas de los campos y las presas de hombres y ganados fueron muy grandes, con que el ejército, alegre por el buen suceso, rico y cargado de despojos, dió la vuelta y se fueron los soldados á descansar á sus casas. Con estos principios ganó el Rey reputacion, y dió bastante prueba de aquellas virtudes, fe, liberalidad, constancia, culto muy puro de la religion, en que apenas tuvo par. Era muy devoto do Bernardo, abad á la sazon de Claravalle, al cual la co

cosa que sintió mucho el arzobispo de Toledo don Bernardo. Hízole contradiccion, pero salió con el pleito su contrario, y por el poder que tenia, celebró un concilio en la ciudad de Santiago; acudieron á su llamado los obispos y abades de las dos provincias emeritense y bracarense. Por esta manera y con estos principios se echaban los cimientos de la grandeza que hoy tiene la iglesia de Santiago; en todo esto se tuvo respeto á la grandeza de aquel santuario, y á que don Ramon de Borgoña, padre del Rey y hermano del Pontífice, estaba allí sepultado. Sucedió esto por los años del Señor de 1124. En el mismo año por el mes de diciembre pasó desta vida el mismo papa Calixto. Sucedióle en el pontificado Honorio, segundo deste nombre. El año siguiente hobo guerras civiles en Francia por causa que Alonso, conde de Tolosa, primo hermano que era del rey de Castilla, y su mujer, la condesa Faidida, pretendian tener derecho al condado de la Proenza y

defendia con todas sus fuerzas aquel estado, como dote que era de doña Dulce, su mujer. Resultó que despues de grandes diferencias y debates se vino á concierto; acordaron que Argencia y Belicadro, pueblos sobre quo Ja duda era mayor á cuál de las partes pertenecian, y aquella parte de la Proenza que está entre los rios Druencia y Isara, quedasen por el conde de Tolosa; los demás pueblos y ciudades y la mayor parte de Aviñon, ciudad puesta á la otra parte del rio Ródano, populosa y rica, se adjudicaron á los condes de Barcelona. Concertaron otrosí que, así ellos como sus decendientes, á trueco se probijasen unos á otros para efecto de sucederse, caso que alguna de las partes muriese sin dejar hijos.

nocida bondad de su vida y los grandes trabajos que sufrió por la religion puso adelante en el número de los santos. Era de nacion borgoñon, como el Rey lo era de parte de su padre, y así por su consejo hizo edificar muchos monasterios de cistercienses, que son' casi los mismos que en este tiempo en toda aquella parte de España se ven fundados con magníficos edificios y heredados de gruesas rentas y posesiones. Contentábanse con poco al principio aquellos religiosos por el menosprecio que profesaban de las cosas humanas; despues en poco tiempo, por la ayuda que muchos á porfía les dieron, persuadidos que con esto servian mucho á Dios, juntaron grandes riquezas. Que san Bernardo viniese á España á lo postrero de su vida se entiende por una carta suya á Pedro, abad de Cluñi. Aumentó otrosí el Rey con gran liberalidad los demás templos y monasterios que por todo su señorío estaban fundados, como lo muestran escrituras antiguas y privilegios, que por toda España fielmente se guardan en los archivos anti-apoderarse dél por las armas. El conde de Barcelona guos de Santo Domingo de la Calzada, de San Millan de la Cogulla, de San Miguel del Pedroso, de Santo Domingo de Silos; templos en aquella sazon muy célebres por su devocion y por el concurso de la gente que á ellos acudia. Alcanzó del Pontífice, su tio, que la ciudad de Zamora y su iglesia fuese catedral. Bernardo, arcediano de Toledo, de nacion francés, como arriba queda declarado, fué puesto por prelado el primero en aqueIla ciudad. Sucedióle Estéban, en cuyo tiempo por dicho de un pastor que tuvo dello revelacion, se descubrió y conoció el lugar en que el cuerpo de san Illefonso, arzobispo de Toledo, yacia del todo olvidado por la perturbacion de los tiempos. Verdad es que sus palabras por entonces fueron menospreciadas por ser él persona tan baja; mas en tiempo del rey don Alonso VIII se averiguó la verdad de aquella revelacion, y que el pastor no andaba deslumbrado, cuando en tiempo de don Severo, obispo de aquella ciudad, la iglesia de San Pedro, que se caia y estaba maltratada, se comenzó á reedificar; en cuyos cimientos al abrirlos ballaron un sepulcro de mármol con el nombre de san Illefonso, de que salió un olor de maravillosa fragrancia. Averiguado todo el negocio, los sagrados huesos fueron puestos enña, una caja junto al mismo altar de San Pedro. La iglesia otrosí de Santiago á la misma sazon por concesion del mismo Pontífice y á instancia del Rey fué hecha arzobispal; y para este efecto y para que tuviese mayor autoridad trasladaron á ella los derechos y privilegios de la iglesia de Mérida, que estaba todavía en poder de moros, como consta todo esto por un privilegio que el Rey otorgó en esta razon. Señalaron doce obispos que fuesen sufragáneos del nuevo arzobispo; los de Salamanca, Avila, Zamora, Ciudad Rodrigo, Coria, Badajoz, Lugo, Astorga, Orense, Mondoñedo, Tuy; el tiempo adelante añadieron el de Plasencia. El arcediano de Ronda dice que los obispados de Zamora, Avila y Salamanca en tiempo del arzobispo don Bernardo eran sufragáneos de Toledo, y que al presente los pasaron á Santiago; no sé cuánta verdad tenga esto. El nuevo arzobispo don Diego Gelmirez fué nombrado por legado apostólico en las provincias de Braga y de Mérida; de que hay breve deste Papa en el libro 2 de la Historia compostellana, su data á 28 de febrero, año 1120, indiccion trece,año segundo de su pontificado,

CAPITULO XIII.

De los principios del reino de Portugal.

En la parte de España que hoy se llama Portugal, y casi es la misma que la antigua Lusitania, un nuevo reino se fundaba por estos tiempos en su distrito no muy ancho, en el tiempo el postrero entre los reinos de Espa

en hazañas y valor muy noble y muy dichoso; pues no solo antiguamente pudo echar de toda aquella tierra los moros enemigos de cristianos, sino los años adelante en tiempo de nuestros abuelos y de nuestros pas dres mostraron tanto valor los portugueses, que con increible esfuerzo y buena dicha abrieron camino para pasar á todas las partes del mundo, y sujetar en la Africa y en la Asia muchos reyes y provincias, y hacellas tributarias á su imperio. La luz de la verdadera religion y del Evangelio la llevaron y la mostraron entre naciones y gentes muy apartadas y bárbaras; gran gloria de su nacion y acrecentamiento de la religion cristiano. Tiéndese la provincia de Portugal largamente por las riberas del mar Océano occidental en lo postrero de España; tiene por sus aledaños á mediodía y á setentrion los rios Guadiana y Miño; es larga mas de cien leguas, la anchura es mucho menor; por la parte que se tiende mas pasa de treinta y cinco leguas, por la que mas se estrecha tiene mas de veinte. Divídese en tres partes, los de aquende y allende Tajo, y la comarca que está entre Duero y Miño, que es la mas fértil y alegre, do está situada ia antigua ciudad de Braga; de

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