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Cordova Repostero mayor del Rey. Esta pérdida renovó dobló la afrenta al Rey de Castilla, el qual molestaba mucho las comarcas de Alicante y Orihuela, y estaba con harta esperanza de ganar esta ciudad. El Aragonés con toda su hues、 confiado y cierto que cada dia se reforzaria su exercito con gentes que le acudirian del reyno, llegó á poner su campo á vista del enemigo; y como tambien alli representase la batalla al Rey de Castilla, y él por no fiarse de los suyos la rehusase, socorrió á Orihuela con gente y bastimentos; con que se volvió á Aragon. Esto pasaba en el fin de este año. En 1365 el principio del siguiente de mil y trecientos y sesenta y cinco de nuestra salvacion el Rey de Aragon cercó á Monviedro, y le apretó de suerte que forzó á los Castellanos á que se le entregasen á partido. Por el contrario el Rey de Castilla con un largo cerco ganó tambien la ciudad de Orihuela. a En siete dias del mes de Junio deste mismo año murió en su villa de Sanlucar Alonso de Guzman, despues que hizo grandes servicios á D. Enrique, cuya parcialidad seguia : a murió en la flor de su mocedad, era hombre de grande valor, de agudo ingenio, de maduro y alto consejo. Sucedióle en el señorio de Sanlucar y en lo demas de su estado Juan de Guzman su hermano. D. Gomez de Porras Prior de San Juan sea con miedo que tuvo del Rey D. Pedro por rendir como rindió á Monviedro, sea por hacer amistad á D. Enrique, se pasó á la parte de Aragon con seiscientos caballos con que en aquella ciudad estaba de guarnicion. Deste principio aunque pequeño, se comenzaron á enflaquecer, ó por mejor decir ir muy de caida las fuerzas del Rey de Castilla; que asi muchas veces acontece que de pequeñas ocasiones (en la guerra mayormente) sucedan desmanes muy grandes. Allegóse tambien á esto que como quier que á la sazon hobiese paces entre Francia é Ingalaterra, vinieron muchos soldados de Francia en ayuda de Aragon: que como vivian de lo que ganaban en la guerra, les era forzoso hecha la paz sustentarse de

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La Edicion del año 17. dice asi: En siete dias del mes de Junio deste mismo año murió en Orihuela, la qual el Rey D. Pedro tenia cercada, Alonso de Guzman, despues que hizo grandes servicios á D. Enrique, cuya parcialidad seguia. a

las haciendas que robaban á los miserables pueblos. Estos mismos ladrones que andaban por Francia vagabundos y desmandados, tuvieron cercado al mismo Papa Urbano, y le forzaron á comprar con mucha suma de dineros su libertad y la de su sacro palacio. La voz era que les daba trecientos mil florines por modo de salario y debaxo de nombre de sueldo : capa con que cubrieron la afrenta del Papa y aquel sacrilegio. Habiales dado el Rey de Francia otra tanta cantidad, por echar de su tierra una tan cruel pestilencia como esta. El Sumo Pontifice librado deste peligro pensó pasar su silla á Italia, dado que por entonces aquel proposito no duró mucho. Sentia el castigo de Dios, y temiale mayor de cada dia por haber sus antecesores desamparado su sagrada casa. Muerto pues el Cardenal D. Gil de Albornoz, quiso visitar, y asi lo hizo, el patrimonio de la Iglesia que le dexó ganado, y poner en paz y justicia á sus subditos. Vino pues (como deciamos) á España desta gente de Francia una grande avenida de soldados Alemanes, Ingleses, Bretones y Navarros, y de otras naciones,

3 Robaban á los miserables. Llamabase esta tropa las Compañas blancas, aunque el pueblo les daba el apodo de Malandrines. Los males que causaron estas quadrillas de ladrones, estan vivamente pintados en la Enciclica que dirigió el Papa Urbano V. al orbe Christiano, á fin de que todos los fieles se armasen para disiparlas. Talar los campos, arrancar los arboles, incendiar los lugares, condenar á esclavitud al paysanage, atormentar los ricos, robar los altares, saquear los templos, desflorar las doncellas, atreverse á las virgines consagradas á Dios, forzar las casadas, matar los niños en las cunas, asesinar los ancianos, finalmente cometer las maldades mas atroces: estos fueron los excesos que aquellas Compañas cometieron en Francia é Italia, dexando por todas partes lastimosos vestigios de su irreligion y crueldad. Quando tuvieron cercado al Papa en Aviñon, le sacaron unas gruesas sumas, á titulo de sueldos anticipados, para hacer la guerra á los Moros de Granada; y habiendo llegado á noticia del Rey

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D. Pedro de Castilla la afliccion en que se hallaba el Pontifice, encargó á su Embaxador Alvar Lopez hiciese saber á su Santidad, que iba á sacarle del apuro con sus exercitos y armadas. De este ofrecimiento le dió muchas gracias el Pontifice en carta fecha en Aviñon á 1. de Marzo de 1365. En Castilla quando vinieron como tropas auxiliares del Conde D. Enrique, causaron tambien grandes daños, como lo confesó este mismo Principe, siendo ya Rey, en un articulo de las cortes celebradas en Burgos en la Era 1405. (1367. de Christo) por estas palabras: "Otrosi á lo que nos digie

ron, que la tierra estaba muy pobre, é ,, menesterosa é despoblada, por los grandes " pechos et tributos: et por aquellas Com» pañas estrañas que vinieron con nusco:: en nues

tro servicio, por quanto ficieron muchos robos, , ansi de pan, vino et ganados, como de bes

tias et otras cosas muchas, et mataron homes » et mugeres, et prendieron é cohecharon á muchos, set los remediaron (les dieron libertad) por muy grandes quantias de maravedis &c.

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por codicia de la ganancia y robo. Llamólos el Conde D. Enrique, á quien querian bien desde el tiempo que estuvo en las guerras de Francia. Señalabanse entre ellos muchos caballeros y Señores de cuenta, muy valientes soldados y valerosos Capitanes. Los mas principales eran Beltran Claquin Breton, y Hugo Carbolayo Ingles. La cabeza caudillo desta gente Juan de Borbon, que queria venir á vengar la muerte de su hermana Doña Blanca, no se sabe porqué causa se quedó en Francia: cierto es que no vino á España. Toda esta gente entre los de á caballo y de á pie llegaban como á doce mil hombres de guerra. Frossarte historiador Frances de aquella era dice que venian en aquel exercito treinta mil soldados. El pri1366 mero dia de Enero del año mil y trecientos sesenta y seis llegaron á Barcelona las primeras banderas deste campo : las demas desde á pocos dias. El Rey de Aragon hizo á todos muy buena acogida, y convidó á un gran banquete á los mas principales Capitanes. Dióles de contado una gran cantidad de florines, y prometióseles otra paga mucho mayor para adelante. Á Beltran Claquin dió el estado de Borgia con titulo de Conde, porque con mayor gana le sirviese en esta guerra. Estos apercebimientos tan grandes despertaron al Rey de Castilla que estaba en Sevilla, aunque no era de suyo nada lerdo ni descuidado. Partióse á Burgos, y en cortes que alli tuvo, pidió al reyno ayuda para esta guerra: todo era sin provecho lo que intentaba, por tener enojado á Dios, y las voluntades de los hombres no le eran favorables. Monsiur de Labrit era venido de Francia en su ayuda: aconsejabale que procurase con mucho dinero hacer que los extrangeros se pasasen á él, y desamparasen á su hermano D. Enrique. Ofrecia su industria para acabarlo con ellos, porque conocia su condicion, que no era mal aparejada para cosas semejantes: ademas que tenia entre ellos muchos parientes y amigos que le ayudarian en esto. Ciega Dios los ojos del alma á aquellos á quien es servido de castigar, no aciertan en cosa: asi estuvieron cerradas las orejas del Rey D. Pedro que no oyeron un consejo tan saludable: como era hombre tan fiero no hacia caso del peligro en que estaba.

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Entre tanto en la ciudad de Zaragoza do estaban los soldados estrangeros, se vieron el Rey de Aragon y el Conde D. Enrique. En estas vistas en cinco del mes de Marzo confirmaron de nuevo la alianza que primero tenian hecha, y se declaró la parte del reyno de Castilla que habia de dar al de Aragon D. Enrique, caso que se apoderase de aquel reyno: para mayor amistad y firmeza de lo capitulado se concertó que la Infanta Doña Leonor hija del Rey de Aragon casase con D. Juan hijo del Conde D. Enrique. Acabadas las vistas, el Rey se quedó en Zaragoza para esperar el fin que tendrian cosas tan grandes: el Conde D. Enrique ya que tuvo junto todo el exercito, entró poderosamente en el reyno de Castilla de Castilla por Alfaro. Estaba alli por Capitan Iñigo Lopez de Horozco: no se quisieron detener en combatir esta villa, que era fuerte, por no gastar en ello el tiempo que les era menester para cosas mayores. Sabian muy bien que en las guerras civiles ninguna cosa tanto aprovecha como la presteza: toda tardanza es muy dañosa y empece. Dexado Alfaro, marchó el exercito con buena orden derecho á Calahorra, ciudad que baña el rio Ebro, y es de las mas principales de aquella comarca. Luego que llegó el Conde D. Enrique le abrieron las puertas D. Fernando Obispo de aquella ciudad, y Fernan Sanchez de Tovar que la tenia por el Rey de Castilla. Entró el Conde en ella lunes diez y seis dias del mes de Marzo: no se sabe si se se la entregaron por no estar tan bien fortificada y bastecida que se pudiese poner en defensa, ó porque los ciudadanos estuviesen mal con el Rey D. Pedro. Aqui en Calahorra se hizo consejo para determinar como se procederia en esta guerra. Los pareceres eran diferentes y contrarios: unos decian que era bien ir luego á Burgos como cabeza de Castilla: otros fueron de parecer que el Conde 4 D. Enrique tomase titulo de Rey, para que perdída

4 D. Enrique tomase titulo de Rey. Aun que en la apariencia rehusó el Conde D. Enrique el titulo de Rey, como indica la Cronica de D. Pedro A. XVII. cap. 3. sin embargo le admitió de consejo de los Genera

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les extrangeros, que sabian los tratados secre tos convenidos entre el mismo Conde y los Reyes de Aragon y Francia. Zurita hace men. cion de algunos convenios estipulados entre D. Enrique y D. Pedro de Aragon, muy

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del todo la esperanza de reconciliarse con su hermano, con mayor animo y constancia se hiciese la guerra, y para meter á todos en la culpa y empeñallos. Beltran Claquin como quier que era varon de grande pecho y animo, y por la grande experiencia que tenia en las cosas de la guerra, el hombre de mas autoridad que venía en el exercito, dicen que habló desta manera: "Qualquiera que hobiere de dar parecer y consejo "en cosas de grande importancia, está obligado á considerar "dos cosas principales: la una qual sea lo mas util y cumpli"dero al bien comun, la otra si hay fuerzas bastantes para "conseguir el fin que se pretende. Como es cosa inhumana y

anteriores al suceso de la coronacion : uno muy reservado en Monzon á ultimo de Mar. zo de 1363. en el qual solamente intervino Jayme Conesa Secretario del Rey de Aragon, escrito de sus propias manos y sellado, por el qual prometió el Rey que ayudaria al Conde para la conquista de los Reynos de Castilla, con tal que el Conde fuese obligado á darle, para incorporar en sus Reynos, la sexta parte de lo que se ganase, en los lugares que el Rey eligiese. Anal. lib. 1x.cap.44. Otro en Benifar por Octubre del mismo año, cediendo el Conde al Rey de Aragon el reyno de Murcia, la ciudad de Cuenca, y otros lugares y castillos de la frontera. cap. 50. En Sos por Marzo de 13 64. entre el Conde D. Enrique y los Reyes de Aragon y Navarra, obligandose el Conde con juramento á dar al Rey de Navarra las tierras y lugares estipulados en otra concordia anterior, que eran Vizcaya, Burgos, con lo que propiamente se llama Castilla la vieja, Soria Agreda y otros; y al de Aragon los reynos de Murcia y gran parte del de Toledo. cap. 52. Y otro en Zaragoza por Febrero de 1 3 66. quando el Conde D. Enrique estaba para entrar en Castilla, confirmando sus alianzas con el Rey de Aragon, y declarando nuevamente la parte que le habia de dar en caso que conquistase los Reynos de Castilla. cap. 62. Es muy creible que el Conde hacia estos tratados sin animo de cumplirlos. Con relacion á estos hechos puede muy bien creerse lo que refiere Juan Froysart, que el Papa

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Urbano V. noticioso de las crueldades del Rey D. Pedro, y de que tenia en prisiones á los Prelados, mandó llamar á D. Enrique y al Rey de Aragon para su corte de Aviñon, donde legitimó ó dispensó la ilegitimidad de D. Enrique, y le declaró Rey de Castilla, descomulgando á su hermano D. Pedro y privandole del reyno. Prometió al mismo tiempo ayudar al Rey de Aragon, dando permiso de que las tropas auxiliares. de las Compañas tomasen viveres y todo genero de provisiones en el Estado pontificio, para que con ellas pudiese recobrar las plazas que le habia tomado el Castellano. Los A. A. de la Historia de Lenguadoc tom. IV. pag. 329. prueban, que el Papa y el Rey de Francia sumamente irritados de las demasías de D. Pedro de Castilla, y señaladamente de la cruel muerte que habia mandado dar á su muger Doña Blanca de Borbon, protegieron abiertamente á D. Enrique, considerandole como á vengador de los ultrages hechos á la humanidad, y á la Casa de Francia. De todo lo qual resulta indisputa blemente que el negocio estaba amasado de años atras; y que acaso para desembarazarse de estorbos y perfeccionarle, se trazó la muerte del Infante de Aragon D. Fernando que podia oponerse unicamente á los designios de su hermano, y á los tratados de engrandecer sus estados con las plazas, que en Hlegando á ocupar el trono de Castilla, le ofrecia el Conde D. Enrique.

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