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llegase á cuentas de las rentas Reales que por su orden se cobraron los años pasados. La esperanza de sosiego que todos comunmente concibieron con esto, se aumentó con la reduccion de D. Pedro Conde de Trastamara, que D. Alonso Enriquez su hermano le aconsejó, y persuadió que dexase aquellas porfias y bullicios que de ordinario paran en mal. Dieronle de acostamiento otra tanta cantia de maravedis; y para igualalle en todo con el de Benavente le restituyeron la villa de Paredes, que D. Alonso Conde de Gijon contra razon y derecho le tenia usurpada por fuerza. Trataba el Rey de sugetar con las armas al Conde de Gijon, que solo restaba de los Grandes alborotados, y no tenian esperanza que se dexaria vencer por buenos medios y blandos (tan bullicioso era y tan arrestado de su natural) quando vinieron por Embaxadores de D. Carlos Rey de Navarra el Obispo de Huesca, que era Francés de nacion, y Martin de Ayvar para intentar lo que tantas veces acometieron en vano, que la Reyna Doña Leonor volviese á hacer vida con su marido. Lo que la razon no alcanzó, hizo cierto accidente que se efectuase. La Reyna estaba muy sentida que la hobiesen acortado gran parte de la pension que tiraba de las rentas Reales, por la qual causa se salió de las cortes de Madrid en que se tomó este acuerdo, mal enojada. Comunicabase con los Grandes que andaban alborotados por la misma razon, y aun se entendia entraba á la parte de los bullicios. El Rey de Castilla estaba por esto con ella torfue la ocasion de despachar de nuevo esta embaxada. Avino que el Conde de Trastamara, sabido lo que se tramaba contra la Reyna acerca de su partida, al improviso se salió de la corte y se fue para la Reyna que moraba en Roa, para asistilla que no se le hiciese fuerza ni agravio. Puso al Rey en cuidado esta partida tan arrebatada, no fuese principio de nuevas alteraciones. Sospechose que el de Trastamara se comunicó en lo que que hizo hizo y pretendia, con el Duque de Benavente. Llamóle á la corte, y llegado, le echaron mano y pusieron á buen recado: que fue un sabado veinte y cinco de Julio. Hecho esto, por que la Reyna y el Conde no tuviesen lu

cido, que

gar

gar de afirmarse, con la gente que pudo y que tenia aprestada para ir contra el Conde de Gijon, á grandes jornadas partió el Rey la vuelta de Roa. No pudo haber á las manos al Conde, que con tiempo se huyó á Galicia. La Reyna visto el riesgo que corria, para aplacar la saña del Rey, sin ponerse en defensa con sus hijas todas cubiertas de luto le salió á recebir á las puertas de la villa. Dió sus descargos, que no tuvo parte alguna en la partida del Conde, pero que venido á su casa no era razon dexar de hospedar á su hermano, mayormente que publicaba venía á consolalla en su tristeza y trabajos. Mostró el Rey satisfacerse con sus descargos de tal guisa que se apoderó de la villa, si bien dexó á la Reyna las rentas para que con ellas se sustentase, y á ella mandó que le acompañase á Valladolid, do la mandó poner guardas para que no se pudiese ausentar ni huir. En el entre tanto D. Alonso Conde de Gijon se fortalecia de armas, soldados y vituallas en la su villa de Gijon. Para atajalle los pasos acudió el Rey con toda presteza á las Asturias. 2 á las Asturias. 2 Apoderóse de la ciudad de Oviedo, que se tenia por el Conde. Dende partió para Gijon, y puso sobre ella sus estancias. El sitio es tan fuerte por su naturaleza, que por fuerza no la podian tomar. Detenerse en el cerco muchos dias erales muy pesado por ser los mayores frios del año, que en aquella tierra son mayores por ser muy Septentrional, demas de muchas enfermedades que picaban en el campo y en los reales; todavia no fue la jornada en balde, porque durante el cerco el Conde de Trastamara se reduxo á mejor partido, y con perdon que le dieron vino á los dichos reales. Con el Conde cercado asi mismo, visto que no le podian forzar, se tomó asiento á condicion que fuera de aquella villa de Gijon, en todos los demas pueblos de su estado se pusiesen guarniciones de soldados por el Rey. Ultra desto que

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el

Conde huyendo por un postigo. Al instante que el Rey avistó, salieron los vecinos á recibirle obsequiosamente, y los Fieles le hicieron la arenga, que copió Cevallos Histor. de Asturias part. III. tit. 45. §. 5.

el Conde en persona pareciese en Francia para descargarse delante de aquel Rey, como juez arbitro que nombraban de comun acuerdo, del aleve que se le imputaba; y que la sentencia que diese, se cumpliese enteramente. Para seguridad del cumplimiento y de todo lo concertado el Conde puso en poder del Rey de Castilla á su hijo D. Enrique: con que por el presente se dexaron las armas, y el reyno se libró del cuidado en que por esta causa estaba.

CAPITULO V.

DE LA ELECCION DEL PAPA BENEDICTO DECIMOTERCIO.

Esto pasaba en Castilla en sazon que en Aviñon falleció el Papa Clemente á los diez y seis de Setiembre. Los Principes y Potentados, los de cerca y los de lejos, por sus Embaxadorcs requirieron á los Cardenales de aquella obediencia se fuesen despacio en la eleccion del sucesor. Que su principal cuidado fuese de buscar alguna traza como el scisma se quitase, y con esto se pusiese fin á tantos males. Á los Cardenales no pareció dilatar el conclave y la eleccion. Solo para mostrar algun deseo de condescender con la voluntad de los Principes, de comun acuerdo ordenaron que cada qual de los Cardenales por expresas palabras jurase, en caso que le eligiesen por Papa, renunciaria el Pontificado cada y quando que hiciese lo mismo por su parte el Pontifice de Roma: camino que les pareció el mejor que se podia dar para apaciguar y unir toda la Christiandad. Creo será bien poner en este lugar la forma del juramento que hicieron los Cardenales: "Nos los "Cardenales de la Santa Iglesia Romana, congregados en con„clave para la eleccion futura, todos juntos y cada qual por "sí delante el Altar donde es costumbre de celebrar la Misa con

"ventual, por el mayor servicio de Dios y unidad de su Igle„sia y salud de todas las animas de sus fieles prometemos y "juramos, tocando corporalmente los santos Evangelios de „Dios, que sin algun dolo ó fraude ó engaño trabajarémos y "procurarémos con toda fidelidad y cuidado por quanto á lo

"que

„que nos toca, ó adelante puede tocar, la union de la Igle„sia, y poner fin quanto en nos fuere al scisma que agora con "intimo dolor de nuestros corazones hay en la Iglesia. Item "que darémos para esto auxílio, consejo y favor al Pastor "nuestro y de la grey del Señor, que ha de ser y por tiempo "será Señor nuestro y Vicario de Jesu-Christo, y que no daré„mos consejo ó favor directa ó indirectamente, en publico ó en "secreto para impedir las cosas arriba dichas. Mas que cada "uno de nos, quanto le fuere posible, aunque sea elegido "para la silla del Apostolado, hasta hacer cesion inclusivamente "de la dignidad del Papado, guardará y procurará todas estas "cosas y cada una dellas y todas las demas arriba dichas; jun"to con esto todas las vias utiles y cumplideras al bien de la „Iglesia y á la dicha union con sana y sincera verdad, sin "fraude, escusa ó dilacion alguna, si asi pareciere convenir "al bien de la Iglesia y á la sobredicha union á los señores "Cardenales que al presente son, ó por tiempo serán en lugar "de los presentes, ó á la mayor parte dellos. Hecho este juramento en la manera que queda dicho, se juntaron los Cardenales en numero de veinte y uno para hacer la eleccion. Salió con todos los votos sin que alguno le faltase el Cardenal de Aragon D. Pedro de Luna. Su nobleza era muy conocida, su doctrina muy aventajada en los Derechos civil y canonico, demas de las muchas legacias en que mucho trabajó: su buena gracia, maña y destreza con que se grangean mucho las voluntades. 1 En su asumpcion se llamó Benedicto Decimotercio. Despues que se vió Papa comenzó á tratar de pasar la silla á Italia, sin acordarse del juramento hecho ni de dar orden en renunciar el Pontificado. Alteróse mucho la nacion Francesa por la una y por la otra causa. Tuvieron su acuerdo en París en una junta de Señores y Prelados. Parecióles que para reportar el nuevo Pontifice, que sabian era persona de

I En su asumpcion. La eleccion fue en 16. de Setiembre ; y en 1 1. de Octubre participó Benedicto al Rey de Aragon su elevacion al Pontificado, que habia admitido con la mayor repugnancia considerando la

al

pequeñez de su merito. Zurita publicó la carta en los Indices Latin. pag. 371. y la formula del juramento que prestaron los Cardenales antes de proceder al escrutinio.

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altos pensamientos y gran corazon, como lo declaró bien el tiempo adelante era necesario envialle grandes personages que le representasen lo que aquel reyno y toda la Iglesia deseaba. Señalaron por Embaxadores los Duques de Borgoña y de Orliens y de Bourges ; los quales luego que llegaron à Aviñon, habida audiencia, le requirieron con la paz, y protestaron la restituyese al mundo, y que se acordase de las calamidades que por causa de aquella division padecia la Christiandad: acusabanle el juramento que hizo, y mas en particular le pedian juntase Concilio general en que los Prelados de comun acuerdo determinasen lo que se debia hacer. Respondió el Papa que de ninguna suerte desampararia la Iglesia de Dios vivo, y la nave de San Pedro cuyo gobernalle le habian encargado. No se contentaron aquellos Principes desta respuesta, ni cesaban de hacer instancia; mas visto que nada aprovechaba, dieron la vuelta mal enojados asi ellos, como su Rey y toda aquella nacion. Procuraba el Pontifice con destreza aplacar aquella indignacion, para lo qual concedió al Rey de Francia por termino de un año la decima de los frutos Eclesiasticos de aquel reyno. Esto pasaba por el mes 1395 de Mayo del año del Señor de mil y trecientos y noventa y cinco años, en que se comenzó á destemplar poco á poco el contento del nuevo Pontifice, y trocarse su prosperidad en miserias y trabajos. El Gobernador de Aviñon con gente de Francia por orden de aquel Rey le puso cerco dentro de su palacio muy apretado. Publicóse otrosi un edicto en que se mandaba que ningun hombre de Francia acudiese á Benedicto en los negocios Eclesiasticos. Sobre todo los Cardenales mismos de su obediencia le desampararon, excepto solo el de Pamplona, que permaneció hasta la muerte en su compañia. Finalmente por todas estas causas se vió tan apretado, que le fue forzoso salirse de Aviñon en habito disfrazado, y pasarse á Cataluña para poderse asegurar; pero esto aconteció algu

2 Pero esto aconteció algunos años adelante. Antes del viage ó fuga que indica nuestro Autor, parece que Benedicto vino á los es

2

nos

tados de Aragon: pues en el Manual xx. pag. 287. B. de los del Archivo de Valencia, se halla una carta del Rey de Aragon

fe

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