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CAPITULO XIII.

DE LA GUERRA QUE SE HIZO CONTRA MOROS.

El reyno de Aragon por este tiempo andaba alborotado, y más Zaragoza, por causa de dos bandos y parcialidades, cuyas cabezas eran, de la una Martin Lopez de la Nuza, de la otra Pedro Cerdan hombres poderosos en rentas y vasallos. En Valencia asi mismo prevalecian otros dos bandos, el de los Soleres, y el de los Centellas. Trababan á cada paso pasion entre sí y riñas: matabanse y robabanse las haciendas sin que la justicia les pudiese ir á la mano. Juntó el Rey cortes en Maella villa de Aragon á proposito de asentar el gobierno, y apaciguar las alteraciones que ponian á todos en cuidado. En aquellas cortes se establecieron leyes muy buenas, unas para acudir á los inconvenientes presentes, otras que se guardasen siempre, enderezadas todas al bien y pro comun. Ordenóse demas desto, que el Rey D. Martin de Sicilia lo mas presto que fuese posible viniese á España para que se acostumbrase á guardar los fueros de Aragon, y no quisiese adelante atropellar sus libertades, y gobernar aquel reyno á fuer de los demas á su albedrio y voluntad. Sabida él esta determinacion, la voluntad del Rey su padre y de todo el reyno, aprestado que hobo una armada, se hizo á la vela en Trapana ciudad de Sicilia: de camino saltó en tierra en Niza ciudad de Piamonte para visitar y hacer homenage hacer homenage al Papa Benedicto, que á la sazon se hallaba en aquellas partes con voz de querer dar corte con su competidor en aquellas diferencias y debates tan reñidos. Hallóse presente acaso ó de proposito á la habla Luis Duque de Anjou, que se llamaba Rey de Napoles, y por el derecho de su muger pretendia el reyno de Aragon; mas por medio del Pontifice se concertaron y apaciguaron. Despedida esta habla se tornó á embarcar el Rey de Sicilia, y á los tres de Abril finalmente surgió en la playa de Barcelona. Por su venida hicieron fiestas por todo el reyno, que pensaban sería por largo tiempo; mas engañóles su esperanza, porque con

Tom. VI.

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color que los de aquella isla no sosegaban del todo, y que de nuevo D. Bernardo de Cabrera con ocasion de su ausencia se tomaba mas autoridad y mano en el gobierno de lo que era razon, dexando las cosas medio compuestas en Aragon, á los seis de Agosto en la misma armada en que vino, se embarcó en Barcelona y pasó en Sicilia. Con su llegada mandó luego á D. Bernardo de Cabrera salir de palacio, y poco despues de toda la isla, con orden de presentarse delante de su padre el Rey de Aragon para descargarse de las culpas que le achacaban. Hizo él lo que le fue mandado, y partió para España en sazon que por el principio del mes de Noviembre llegaron á Barcelona quatro estatuas de plata vaciadas Y sinceladas, y sembradas de pedreria, que envió el Papa Benedicto para que pusiesen en ellas las reliquias que en Zaragoza tenian de los Santos Martires Valerio, Vincencio, Laurencio, Engracia, para sacallas con esta pompa en las procesiones mas solemnes y generales. En Castilla se continuaba la conversion de los Judios, y aun para domeñar á los obstinados y duros se ordenó de nuevo entre otras cosas, 1 que los Judios no pudiesen dar á logro, cosa entre ellos muy usada; y que para ser conocidos traxesen sobre el hombro derecho por señal un redondo de paño roxo, como tres dedos de ancho. Lo mismo tres años adelante se ordenó de los Moros, que traxesen otro redondo algo mayor de paño azul, en forma de luna menguada, y que es mas, veinte y cinco años antes deste en que vamos, estableció el Rey D. Juan el Primero en las cortes de Soria, que 2 las mancebas de los clerigos se distinguiesen de las mugeres honestas por un prendedero de paño bermejo, tan ancho como los tres dedos, que les mandó traer sobre el tocado: a leyes muy buenas, pero que no sé yo si en algun tiempo se guardaron. Lo que toca á los Judios, el tiempo presente se pidió por el reyno en las cortes que los meses pasados para jurar al Principe D. Juan recien nacido se juntaron en Valladolid, y el

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a La Edicion del año 23. añade: Para que fuesen conocidas. tante en 10. de Mayo, de que poseo copia. 2 Pet. 9. a. 380. MARIANA.

1 Que los Judios no pudiesen dar á logro. So bre esto hizo el Rey una declaracion impor

el Rey lo otorgó por una ley que publicó en esta razon en la villa de Madrid á los veinte y un dias de Diciembre. Ca habia pasado á aquellas partes para proveer á la guerra de Granada que pensaba hacer de proposito, á causa que aquel Rey sin embargo de los conciertos y amistad se apo-deró por fuerza de la villa de Ayamonte, puesta á la boca de Guadiana por la parte que desagua en el mar, y la quitó á Alvaro de Guzman, cuya era: demas que no queria pagar el tributo y las parias que conforme á los conciertos pasados debia pagar cada un año. Todavia antes de venir á rompimiento intentó el Rey de Castilla si le podria poner en razon con una embaxada que le envió para requerille de paz, y que no diese lugar á aquellas novedades y demasias. El Moro orgulloso por lo hecho, y por pensar que aquella embaxada procedia de temor y flaqueza, no solo no quiso hacer emienda de lo pasado, antes por principio del año mil y quatrocien- 1406 tos y seis envió golpe de gente que rompiesen por el territorio de Baeza, como lo hicieron en grave daño de aquella comarca. Salieron al encuentro Pedro Manrique frontero en aquella parte, Diego de Benavides y Martin Sanchez de Rojas con la gente que pudieron en aquel aprieto apellidar. Alcanzaron á los enemigos, que gran cabalgada llevaban, cerca de la villa de Quesada. Pelearon con igual esfuerzo sin reconocerse ventaja hasta que cerró la noche, y la escuridad los despartió. Los Christianos juntos y cerrados rompieron por medio de los enemigos para mejorarse de lugar en un peñol que cerca estaba, que fue señal de flaqueza; demas que en la pelea perdieran mucha gente, y entre ellos personas de cuenta, y en particular Martin Sanchez de Rojas, Alonso Dávalos, el Mariscal Juan de Herrera y Garci Alvarez Osorio, que si bien vendieron caro sus vidas, quedaron tendidos en el campo. Esta batalla llaman la de los Collejares. El Rey D. Enrique sin embargo de su poca salud no se descuidaba en velar y mirar por todo. En Madrid do estaba, convocó cortes para la ciudad de Toledo: queria con acuerdo del reyno proveer de todo lo necesario para Hhh 2

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aquella guerra, que cuidaban sería larga. El de Navarra concluidas las cosas en Francia de la manera que de suso queda dicho, al dar la vuelta pasó por Narbona, dende atravesó á Cataluña, y en Lerida por el mes de Marzo se vió con el de Aragon, que le festejó en aquella ciudad y en Zaragoza magnificamente, como lo pedia la razon. Llegó finalmente á Pamplona, y en aquella ciudad celebró el casamiento que de tiempo atrás tenia concertado, de su hija Doña Beatriz, menor que Doña Blanca, con Jaques de Borbon Conde de la Marca, persona en quien la nobleza, gentil disposicion y destreza en las armas corrian á las parejas. Hicieronse las bodas á los catorce de Setiembre, en el qual mes junto al castillo de Monaco en la costa de Genova falleció de peste Miguel de Salva Cardenal de Pamplona, que andaba en compañia del Papa Benedicto, infeccion de que por aquella comarca pereció mucha gente. Sepultaron su cuerpo en el monesterio de San Francisco de Niza: sucedióle en el Obispado de Pamplona que vacó por su muerte, Lanceloto de Navarra, en sazon que cansada Francia de las largas del Papa Benedicto en renunciar como le pedian, y unir la Iglesia, de nuevo le tornaron á negar la obediencia y apartarse de su devocion.

CAPITULO XIV.

DE LA MUERTE DEL REY D. ENRIQUE.

Tenianse cortes de Castilla en Toledo, que fueron muy señaladas por el concurso grande que de todos los estados acudieron, por la importancia de los negocios que en ellas se trataron, y mucho mas por la muerte que en aquella sazon y ciudad sobrevino al Rey. Hallaronse en ellas D. Juan Obispo de Sigüenza en su nombre, y como Gobernador sede vacante del Arzobispo de Toledo, que el electo D. Pedro de Luna aun no era venido á aquella Iglesia : D. Sancho de Rojas Obispo de Palencia, D. Pablo Obispo de Cartagena, D. Fadrique Conde de Trastamara, D. Enrique de Villena, Maestre de Calatrava dos años habia por muerte de Gonzalo Nuñez de

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Guzman, D. Ruy Lopez Davalos Condestable, Juan de Velasco, Diego Lopez de Zuñiga, y otros Señores y Ricos hombres. Luego al principio destas cortes se le agravó al Rey la dolencia de guisa que no pudo asistir. Presidió en su lugar su hermano el Infante D. Fernando: las necesidades apretaban, y la falta de dinero para hacer la guerra á los Moros y enfrenar su osadia. Tratóse ante todas cosas que el reyno sirviese con alguna buena suma, tal que pudiesen asoldar catorce mil de á caballo, cincuenta mil peones, armar treinta galeras y cincuenta naves, aprestar y llevar seis tiros gruesos, que nuestros coronistas llaman lombardas, creo de Lombardia de do vinieron primero á España, ó porque alli se inventaron, cien tiros menores con los demas pertrechos y municiones y almacen. Que todo esto y no menos cuidaban sería necesario para de una vez acabar con la morisma de España, como todos deseaban. Los procuradores del reyno llevaban mal que se recogiese del pueblo tan gran suma de dinero como era menester para juntar tantas fuerzas, por estar todos muy gastados con las imposiciones pasadas; mayormente que los Obispos no venian en que alguna parte de aquel servicio se echase sobre los Eclesiasticos. Hobo demandas y respuestas y dilaciones, como es ordinario. Finalmente acordaron que de presente sirviesen para aquella guerra con un millon de oro, gran suma para aquellos tiempos : en especial que se puso por condicion, si no fuese bastante aquella cantidad, que se pudiesen hacer nuevas derramas sin consulta ni determinacion de cortes: tan grande era el deseo que todos tenian de ver acabada aquella guerra. El sueldo que en aquella sazon se daba á un hombre de á caballo, era por cada dia veinte maravedis, y al peon la mitad. La buena diligencia del Infante D. Fernando y su buena traza hizo que se allanasen todas las dificultades. Llegó en esto nueva que en Roma falleció el Papa Inocencio á los seis de Noviembre, y que los Cardenales á gran priesa pusieron en su lugar al Cardenal Angelo Corario ciudadano

■ Pusieron en su lugar al Cardenal Angelo Corario::: a los 30. del mismo mes. Raynaldo Anales

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A.o 140.n. XIII. asegura que sucedió esta eleccion en 2. de Diciembre de este mismo año.

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