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ESPAÑA

BAJO LA DOMINACION GODA.

(AÑOS 409 HASTA EL 711 DE J. C.)

CAPÍTULO III.

ORGANIZACION RELIGIOSA, POLÍTICA Y CIVIL DE LA MONARQUÍA

GODA.

SUMARIO. I. Reseña histórica de este periodo.-II. Constitucion religiosa de la monarquía goda. El arrianismo en España. Triunfo del Cristianismo. Jerarquía eclesiástica. Autoridad pontificia. Arzobispos. Obispos. Venida de los bizantinos ȧ España, y parte que tomaron en las cuestiones religiosas. Bienes de la Iglesia. Monges. Santos y Prelados insignes. Liturgia. Música religiosa. Arquitectura. Coronas votivas descubiertas en 1858.-III. Constitucion politica. Legitimidad de la monarquía goda. Su forma. El Rey. Los empleos de palacio. ¿Hubo Cortes en aquel tiempo? Gobierno de las provincias. Régimen municipal. Division de tierras entre godos y romanos. La esclavitud entre los godos.-IV. Organizacion militar.V. Organizacion judicial. Orden de los procedimientos civiles y criminales.

I. La grandeza y el poder de Roma tenian señalado su término en los decretos de la Providencia, y este término debia cumplirse al espirar el siglo cuarto. Al lucir los primeros albores del quinto, la tribus bárbaras del Norte, que no cabian ya en su territorio, y á quienes habia confiado Dios la gran mision de romper la unidad pagana, de destruir el mundo antiguo y de asentar sobre sus ruinas los cimientos de nuevos imperios, empiezan á derramarse como un torrente sobre el Mediodía de Europa. De orígen germánico ó de procedencia indo-escítica, traen en su traje, en su aspecto y en sus costumbres las señales de su ferocidad. Pueblos enteros, con sus mujeres, niños y ganados, vienen de los bosques de la Germania y de las montañas de la Escitia á buscar territorios donde asentarse en Italia, Francia y España. Penetran primero en Italia; y aunque vencidos

junto á Florencia y Rávena, el año 402 derrotan á los romanos cerca de los Alpes, y el 408 sitian á Roma. La empresa comenzada entonces y suspendida despues se consuma el año 410, y el dia 24 de Agosto la capital del orbe antiguo se ve sojuzgada y vencida, enseñoreándose el bárbaro Alarico sobre aquel grande imperio que por espacio de algunos siglos habia dictado leyes al mundo.

Muerto Alarico, eligen los godos por sucesor á Ataulfo, su cuñado, casado con Gala Placidia, hermana del emperador Honorio. Los vándalos, suevos y alanos habian invadido á España el año 409, penetrando en ella á fuego y sangre el 28 de Setiembre. Poco despues de ellos viene Ataulfo, y venciéndolos, inaugura la dominacion goda, más suave en su condicion que la de los bárbaros vencidos. Su córte se establece en Barcelona; allí se echan los cimientos de aquella monarquía que despues de transmitirse sucesivamente à Sigerico y á Walia, y de engrandecerse con las conquistas que hizo el último de ellos en la Andalucía, la Lusitania, el Bearne, Burdeos y Guiena, viene á adquirir estabilidad en la persona de Teodoredo, en cuyas manos recae el cetro godo el año 419 de la era cristiana.

La muerte de Teodoredo (451) nos ofrece en la persona de su hijo Turismundo el primer ejemplo de la sucesion á la corona en la monarquía goda. Poco despues, el naciente imperio nos mostraba ya sus dos primeros legisladores en los monarcas Eurico, hermano del anterior, que promulgó el CÓDIGO DE TOLOSA, y Alarico, hijo de éste, que dió su sancion al BREVIARIO DE ANIANO. Próspero y brillante el reinado de Eurico, señala un periodo de extraordinario engrandecimiento para la monarquía goda (1), destinado à formar doloroso contraste con la decadencia á que habia de llegar en los reinados posteriores. Afortunadamente, con Liuva y Leovigildo renace el esplendor antiguo.

(1) «El imperio gótico se redondea completamente al Norte por el Loira, y avanzando al Mediodía, pasa resueltamente el Ebro y el Tajo, somete y hace extinguirse el reino de los suevos, y toca, en fin, à los postreros limites de la Península española. Los romanos pierden sus últimos atrincheramientos en la cartaginense: Braga, Lisboa, Sevilla, obedecen al sucesor de Ataulfo, que tiene alternativamente su residencia en Toledo y en Arlés.-De esta suerte habia llegado el imperio de los visigodos al cúmulo de su grandeza, à la mayor extension que tuvo jamás. Cuanto es en el dia España y Portugal, y además la mitad de la Francia, todo estaba sometido à

Y en efecto, el reinado de Leovigildo, no sólo es uno de los más interesantes que nos ofrecen los anales del reino gótico, sino que su muerte, ocurrida el año 586, da principio á otro más glo. rioso todavía, el de su hijo Recaredo, que abjurando la herejía arriana, abrazando la religion de Jesucristo y concediendo á los ministros de la Iglesia una grande influencia en el gobierno del Estado, imprime á la monarquía goda un nuevo y augusto carácter que no habia tenido hasta entónces, el de cristiana y católica, y da con él nuevo brillo á la civilizacion de su tiempo, que hace descollar á la España del siglo vi entre todas las naciones de su época. Desde entónces comienza á ser un hecho culminante en la política de nuestros Reyes la decidida y constante proteccion á la Iglesia, la persecucion de las herejías y el mantenimiento de la unidad religiosa, que hasta nuestros tiempos les ha valido el dictado de Católicos.

Treinta años y seis reinados transcurren luégo sin ocurrir sucesos extraordinarios hasta la elevacion al trono de Sisenando (631), el cual se hace notable á pesar de su corta permanencia en el trono. Bajo su mando, la Iglesia se vẻ nuevamente enaltecida; la legislacion civil progresa; váse adelantando la union de las razas, y levántase con ella la grande obra de la unidad nacional.

Pero donde esta obra avanza y se completa en lo posible; donde se realiza esa triple unidad que constituia la fuerza y ma-▲ jestad de la monarquía goda, á saber, la unidad religiosa, la unidad legal y la amalgama de las dos razas romana y godå en cuanto pudo alcanzarlo el esfuerzo de los legisladores, es en los reinados de Chindasvinto y Recesvinto (650 á 687), que forman época, y época memorable, en nuestra historia políticolegal.

¿Quién pudiera prever entónces que à aquella monarquía, engrandecida por la conquista, sublimada por el espíritu reli

la autoridad del hijo de Teodoredo. Por Oriente, por Occidente y Mediodía, el Mediterráneo y el Océano'rodeaban sus Estados: por el Norte le cercaban el Rodano y el Loira. De cuantas monarquías habíanse asentado hasta alli sobre las tierras del imperio, ninguna se presentaba tan poderosa, ninguna habia tenido tanta extension. Los godos eran sin disputa el primer pueblo; su imperio el primer Estado de Occidente.» (Pacheco: De la Monarquia visigoda y de su código el Fuero-Juzgo, cap. 1, números 47 y 48.)

gioso, y arraigada por cerca de tres siglos de existencia, no le quedaban ya ni treinta años de vida? ¿Quién hubiera pronosticado que el año 709 subiria al trono el desventurado Rodrigo para presenciar su ruina en la batalla del Guadalete? Porque tal vino á ser la suerte del imperio godo. Los árabes consiguieron ocuparlo á viva fuerza, y aquella infausta jornada fué el último momento de vida de la monarquía goda.

¿Qué causas pudieron producir tan extraordinario acontecimiento? ¿Cómo se consumó, en el corto espacio de algunos dias, una revolucion tan radical y profunda? ¿Cómo pudo España cambiar en un momento de dueño y verse así subyugada por un pueblo extraño, cuyas leyes, costumbres, religion y carácter eran tan distintos? No se conocen lo bastante, forzoso es confesarlo, las causas de este fenómeno. Sólo podemos decir que la nacion estaba dividida en bandos y parcialidades; que las costumbres se habian estragado con el lujo; que el espíritu guerrero habia decaido en el pueblo godo; que muchas plazas militares estaban desguarnecidas, y que España estaba predispuesta á una gran catástrofe si alguna causa poderosa venia á producirla. Ya los árabes habian intentado de tiempo atrás lanzarse sobre el territorio español desde las costas del África, envalentonados por sus recientes triunfos en la Persia, la Siria y el Egipto; mas si entónces fueron rechazados, llegada la hora de una nueva invasion, no hubo fuerzas para resistirlos. Sólo así se concibe cómo, sin que ellos mismos abrigasen tal vez el proyecto de conquistar á España, ni imaginasen al pronto lo que más tarde habia de suceder, la debilidad y desunion de sus adversarios allanó el camino de sus triunfos y preparó esa desastrosa dominacion que no habia de desaparecer sino despues de una lucha de siete siglos.

No nos detendremos en más consideraciones sobre estos hechos. Baste á nuestro propósito lo indicado; y viniendo á lo principal de nuestro asunto, examinemos la constitucion religiosa, politica, militar y judicial de la monarquía goda.

II. Los Reyes suevos, los primeros que tomaron asiento en España, entraron en ella gentiles, y permanecieron en la idolatría hasta el tiempo de Rechiario, que reinó en la mitad del siglo v, desde el año 48 hasta el 56, y abrazó la religion cristiana

á principios de su reinado. Este cambio feliz duró, sin embargo, muy poco, porque el enlace del Rey suevo Remismundo con una hija de Teodorico, Rey godo, hacia el año 465, fué causa de que se importase de la nacion vecina el arrianismo, durando la herejía noventa y seis años en Galicia y ciênto veinticinco en el resto de España; hasta que convertido Teodomiro por San Martin Dumiense, abjuró los errores de aquella secta, abrazando con él la religion cristiana los señores de la córte, y consecutivamente todo el reino. Las demás provincias de España tardaron todavía algunos años en abjurar el arrianismo; pero con la subida al trono de Recaredo, y los esfuerzos de San Leandro, llegó á extirparse por completo; y como testimonio histórico de este hecho nos ha quedado el Concilio Toledano tercero del año 589.

De modo que el arrianismo permaneció en España de una manera pública y ostensible ciento veintidos años, desde el 465 hasta el 589, época del Concilio tercero de Toledo, si bien calculando que se hallaba introducido por los suevos en Galicia treinta años antes, pudiera señalársele mayor duracion.

Veamos ahora la organizacion religiosa de la monarquía goda.

A la cabeza de esta organizacion debemos colocar á la autotoridad pontificia, á que la Iglesia española continuó prestando bajo la dominacion goda la misma sumision que le habia prestado en tiempo de la dominacion romana. Consultábase al Sumo Pontífice en los negocios árduos, y su resolucion era fielmente acatada. «Acudimos á vos, Beatísimo Padre, que teneis las llaves dadas por Jesucristo á San Pedro,» decia el Obispo Ascanio de Tarragona al Papa San Hilario al recurrir en queja contra Silvano. Del Papa Hormisdas hay una carta dirigida á los Obispos de las dos Españas el año 518, que contiene tres puntos de disciplina; y del mismo Pontífice hay tambien otra del 519 al 520, en que contesta al Obispo Juan, que le habia consultado sobre el modo de admitir á comunion á los clérigos orientales.

Y no sólo en estas consultas y sus resoluciones, sino en otros importantes actos, se ostentaba la primacía del Pontificado en la Iglesia de España. Tales eran la existencia en Roma de un tribunal de apelacion, al cual se acudió desde España en diferentes casos bajo los pontificados de Inocencio, Leon, Hilario y Vigilio;

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