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ciesen, y por cuyo esfuerzo se defendiesen de la violencia de los mas poderosos. Hecho tirano y apoderado de todo, se entiende que edificó un castillo y fortaleza de su apellido en frente de Cádiz, por nombre Geronda, con cuya ayuda pensaba mantenerse en el imperio que habia tomado sobre la tierra. Edificó asimismo otra ciudad deste apellido de Gerunda, si no engaña la conjetura del nombre, á las faldas de los Pirineos en los Ausetanos, que hoy es la ciudad de Girona. Pretendia, es á saber, abrazar con estas dos fuerzas las marinas todas de España, y fortificarse para todo lo que sucediese. Mas la seguridad y bonanza que con estas mañas se proponia, le duró hasta tanto que Osiris, al cual los egipcios tambien ponen por el primero de sus reyes, como lo siente Diodoro Siculo, y por otros nombres le llamaron Baco y Dionisio, no el hijo de Semele el criado en la ciudad de Mero, de donde tuvo orígen la fábula que decia le crió Júpiter, su padre, en su muslo, porque Meron en griego significa el muslo, sino el egipcio turbó la paz que tenia España. Emprendió Osiris al principio una grandísima peregrinacion, con que paseó y ennobleció con sus hechos casi toda la redondez de la tierra; comenzó desde la Etiopia, y pasó hasta la India, Asia y Europa. En todos los lugares por do pasaba enseñó la manera de plantar las viñas y de la sementera y uso del pan; beneficio tan grande, que por esta causa le tuvieron y canonizaron por dios. Ultimamente, llega do á España, lo que en las demás partes ejecutara, no por particular provecho suyo, sino encendido del odio que á la tiranía tenia y á las demasías, que fué quitar los tiranos y restituir la libertad á las gentes, determinó hacer lo mismo en España; ca se decia que se hallaba reducida en una miserable servidumbre, y sufrian con ella toda suerte de afrentas y indignidades. No tenia esperanza que el tirano, por estar confiado en sus riquezas y fuerzas, hobiese por voluntad de tomar el mas saludable partido; vino con él á las armas y trance de guerra; juntaron sus huestes de entrambas partes, y ordenadas sus haces, dióse, segun dicen, la batalla, que fué muy herida, en los campos de Tarifa junto al estrecho de Gibraltar, con grande coraje y no menos peligro de cada cual de las partes. La victoria y el campo, muertos y destruidos los españoles, quedó por los egipcios; el mismo Gerion murió en la batalla; su cuerpo, por mandado del vencedor, sepultaron en lo postrero de la boca del Estrecho, en el lugar donde al presente se ve el pueblo dicho Barbate; allí se le hizo el túmulo. Fué Gerion tenido y consagrado por dios, como lo da bastantemente á entender el templo que Hércules edificó á Gerion en las riberas de Sicilia, y tambien el oráculo de Gerion, que estaba en Pádua, famosísimo, al cual los príncipes tenian costumbre por devocion de ir á visitar muchas veces, como lo testifica Suetonio Tranquilo. Restituida pues y fundada la paz desta manera por beneficio de Osiris y quitada la tiranía, el vencedor todavía tuvo por cosa áspera y de mal ejemplo castigar en los hijos los pecados de los padres; parecióle cosa grave desposeer, poner en perpetua servidumbre ó des→ tierro tres hijos que de Gerion quedaban, en edad niños y de grande hermosura, y que habian sido criados con esperanza de suceder en el reino de su padre; demás que ordinariamente en los generosos ánimos despues de la victoria se sigue la benignidad para con los cai

dos. Creyendo pues que no serian tanta parte los vicios y malos ejemplos de su padre para hacerlos crueles, como su triste fin para hacerlos avisados, escogió personas de gran prudencia, que rigiesen así la edad tierna de aquellos mozos como el reino por algun tiempo; y habiendo él avisado á los mozos de lo que debian hacer y huir, púsolos en la silla y en el reino de su padre. Acabado esto, por gozar del fruto de tantos trabajos y tan larga peregrinacion, y deseoso de sosegar en su casa, volvióse á Egipto. Los hermanos Geriones, venidos á la mayor edad y acrecentadas las riquezas, luego que se encargaron del gobierno del reino de su padre, olvidados del beneficio recibido, y no de la injuria que se les hizo, como es ordinario que dura mas la memoria del agravio que de las mercedes, tomaron la resolucion de vengar la muerte de su padre y hacerle las honras con la sangre de su enemigo; cosa muy agradable á los que tratan de satisfacerse, y los hijos tienen por grande hazaña proseguir la enemiga de sus padres. Esto daban á entender, pero de secreto otro mayor cuidado les aquejaba, es á saber, el deseo que tenian, á ejemplo de su padre, de restituirse en la tiranía y absoluto señorío de España, cosa que en vida de Osiris no creian poder alcanzar. Pensaban esto, y no hallaban camino para poner en ejecucion negocio tan grave; parecióles seria bien conquistar para este efecto á Tifon, hermano de Osiris, y concertarse con él, de quien se entendia y tenian aviso ardia en deseo de reinar y quitar á su hermano el reino; ambicion que pervierte todas las leyes de naturaleza. Despacharon sus embajadores para este efecto, los cuales fácilmente, con presentes que le dieron de parte de sus señores, hallaron la entrada que pretendian; pusieron con él su amistad, prometiéronle toda ayuda para salir con sus intentos, concertaron que los mismos tuviesen por amigos y por enemigos. Asentado esto, le persuaden que, habiendo muerto su hermano, acometiese por fuerza de armas y se apoderase del reino de Egipto. Concertóse todo esto, y ejecutóse la cruel muerte muy de secreto. El cuerpo del muerto fué buscado con mucha diligencia, y Isis, la reina viuda, le sepultó en Abato, que es una isla de una laguna cercana á Menfis, que por esta causa vulgarmente llamaron Estigia, que quiere decir tristeza. Pero tan grande traicion no podia estar encubierta, ni hay secreto en las discordias domésticas que entre parientes resultan; así Oro, que en aquel tiempo gobernaba la Scitia, vuelto con presteza en Egipto, vengó la muerte de su padre con darla á Tifon, su tio. Descubrió juntamente y supo que los Geriones fueron participantes de la impía conspiracion y principales movedores de aquella maldad. Por esto, encendido en deseo así de imitar la gloria de su padre como de vengar del todo su muerte, con otra no menor empresa que tomó ni menor conquista que su padre, confirmó diversas naciones por todo el mundo en su obediencia, y ganó de nuevo la amistad de otras muchas. Demás desto, por el arte de la medicina, que le enseñara su madre, vino á ser tenido por dios. Unos le llamaron Apolo, otros por la valentía y destreza en el pelear le pusieron nombre de Marte, y todos le llamaron Hércules. No fué este Hércules el hijo de Anfitrion, sino el Libio, de quien se dice que domó los monstruos armado de una porra ó maza y vestido de una piel de

leon; que en aquel tiempo aun no usaban, ni habian inventado para destruicion del género humano las armas de acero. Juntado pues un grande ejército y llegadas ayudas de todas partes, espantoso entró en España contra los Geriones, y llegó finalmente á Cádiz, donde ellos dias antes se retiraran y fortificaran, jun-riales, con que levantó de la una parte y de la otra dos

tadas en uno las riquezas del reino, alzados los mantenimientos y proveidos de bastimentos, si por ventura durase la guerra muchos dias; demás desto, para valerse en aquel trance, llamaron socorros de todas partes. La conciencia de la maldad cometida los acobardaba y espantaba, y por estar la provincia y la gente dividida en parcialidades, unos por ellos y otros contra ellos, y los ánimos de muchos despertados á la esperanza de recobrar la libertad, era dificultoso resolverse si de los suyos, si de los extraños les convenia mas recatarse. El tener perdida la esperanza de la vida si los cgipcios venciesen, los encendia mas y los hacia furiosos y atrevidos; pero el temor que tenian era mayor; por esta causa determinaron de fortificarse en lugares seguros y excusar el trance de la batalla. Al contrario, Hércules, ordenadas sus haces, se presentó delante sus enemigos. Temia no durase mucho la guerra, y no tenia confianza que los enemigos viniesen en alguna honesta condicion de paz, y cuando la quisiesen, juzgaba no seria decente dejar las armas antes de vengar á su padre con la sangre de los Geriones. Combatido pues destos pensamientos, consideraba otrosí que, por ser tan grandes los ejércitos como juntaran de ambas partes, seria grande la matanza, si de poder á poder se diese la batalla. Por huir estos inconvenientes, acordó con un rey de armas avisar á los Geriones que si confiaban en la valentía de sus cuerpos, la cual era muy grande, si en la justicia de la causa que defendian, en que publicaban y se quejaban fueron de Osiris acometidos injustamente y agraviados primero del mismo, que les ofrecia de su voluntad un partido para concertar las diferencias, tan aventajado para ellos, que ni aun por pensamientos les pasaria desealle tal y tan bueno. Este era, que lastasen solamente aquellos que erraron y fueron causa de los daños pasados, perdonasen á la sangre inocente, y no fuesen ocasion de la carnicería que resultaria forzosamente de ciudadanos y parientes, si la batalla se diese; que él estaba determinado, por la salud comun de aquellos ejércitos y pobre gente, de hacer campo él solo contra todos tres, y con su riesgo comprar la seguridad de muchos; pero con tal condicion que habia de pelear aparte con cada uno dellos. Decia que se ponia á esto confiado en la justicia de su querella, y por esta causa de la ayuda de Dios, por cuya providencia todas las cosas humanas se gobiernan, y mas principalmente los sucesos de la guerra. Los Geriones aceptaron de buena gana este partido, que por ser tan aventajado no dudaban de la victoria; pero salióles al revés, porque el dia señalado como entrasen en el palenque y viniesen á las manos, los tres Geriones fueron vencidos y degollados por Hércules. Dióse á los cuerpos sepultura en la misma isla de Cádiz, donde se hizo el campo, y desde aquel tiempo se entiende que se llamó Eritrea, no sola la isla de Cádiz, sino otra isla que estaba á ella cercana y aun la parte de tierra firme que le cae en frente. La causa deste apellido fueron ciertas gentes del mar Eritreo, conviene á saber, del mar Rojo,

que venidas á la conquista y sosegada la provincia, con voluntad de Oro asentaron en aquellos lugares, poblaron y hicieron por allí sus moradas. En conclusion, en la boca del estrecho de Cádiz, Hércules despues desta victoria hizo echar en el mar grandes piedras y mate

montes, de los cuales el de la parte de España se llama Calpe, y el otro que está en Africa Abila; estos montes se dijeron las columnas de Hércules tan nombradas. Hecho esto y dado órden y asiento en las demás cosas de España, nombró Hércules ó Oro por gobernador della uno de sus compañeros, por nombre Hispalo, de cuya lealtad y prudencia en paz y en guerra estaba pagado y tenia mucha satisfaccion; y con tanto, concluidas todas estas cosas, dió la vuelta y pasó por mar á Italia.

CAPITULO IX.

Del rey Hispalo y de la muerte de Hércules.

Por cierta cosa se tiene haber Hispalo reinado en España despues de los Geriones, y Justino afirma que de Hispalo se dijo España, en latin Hispania, trocada solamente una letra. Añaden otros que por su industria y de su apellido se fundó Sevilla, que en latin se dice Hispalis, ciudad que en riquezas, grandeza, concurso de mercaderes, por la comodidad del rio Guadalquivir y por la fertilidad de la campiña no da ventaja á ninguna otra de España. Dicen mas, que por discurso de tiempo del nombre de Sevilla ó Hispalis se llamó toda la provincia Hispania. San Isidoro atribuye la fundacion desta ciudad á Julio César, en el tiempo, es á saber, que gobernó á España; y dice que la llamó Julia Rómula, juntando en un apellido su nombre y el de la ciudad de Roma; y que el nombre de Hispalis se tomó de los palos en que estribaban sus fundamentos, que hincaban para levantar sobre ellos las casas, por estar asenta da esta ciudad en un lugar cenagoso y lleno de pantanos. Por ventura entonces la ensancharon y adornaron de edificios nuevos y grandes; diéronle otrosí nombre y privilegios de colonia romana, pues es cierto que Plinio la llama colonia Romulense. Mas decir que entonces se fundó la primera vez carece de crédito, y no hay argumentos ni autores que tal cosa confirmen. Plutarco escribe que, venido que hobo el otro Dionisio ó Baco, es á saber, el hijo de Semele, á España, despues que sujetó toda la provincia con armas victoriosas, uno de los compañeros que él mismo puso por gobernador de todo, por nombre Pan, fué causa que toda la provincia primeramente se llamase Pania, despues Spania, añadida una letra. Pero de estas cosas cada cual podrá libremente juzgar y sentir lo que le pareciere. Lo que algunos dicen que Hispalo dejó un hijo por nombre Hispano, el cual haya reinado muerto su padre, no lo recibimos ni tiene probabilidad alguna, antes entendemos que á un misino hombre diversos escritores llaman con ambos nombres, unos Hispalo, otros Hispano; pues el nombre de Hispania y su derivacion se atribuye á entrambos, y los que ponen el uno, ninguna mencion hacen del otro, fuera de solo Beroso, cuyas fábulas poco antes desechamos, no solo como tales, sino tambien como mal forjadas y compuestas. Las cosas que hizo este Rey, como quier que por la antigüedad del tiempo se ignorasen, nuestros historiadores,

para enriquecer y hacer mas apacible y deleitosa la flaca historia deste tiempo, á la manera que con las aguas traidas de léjos se suelen fertilizar los campos secos, y porque no hobiese rey á quien luego no atribayan algun hecho ó edificio para mas ennoblecerle, dado que no trabase muy bien ni cuadrase lo que decian, escribieron que Hispalo fundó la ciudad de Segovia y el acueducto que hay en ella, maravilloso así por su obra como por su altura; como quier que sea averiguado que el acueducto fué obra del emperador Trajano, á lo menos hecha por aquellos tiempos que él imperó. Demás desto decir, como afirman, que en el puerto dicho antiguamente Brigantino, y hoy de la Coruña, el mismo Hispalo levantó una torre con un espejo en ella, en que se veian las naves que venian de léjos, por la imágen que dellas se representaba en el tal espejo, y se apercibian para el peligro; procedió sin duda esta invencion de la profunda ignorancia que se tenia, así de la lengua latina como de las historias, pues tomaron por lo mismo el nombre de specula, con que se significan semejantes torres y atalayas, y el de speculum, que significa espejo; y es cosa averiguada que los moradores brigantinos edificaron aquella torre á honra de Augusto César. El trazador fué Cayo Sevio Lupo Lusitano, cuyo nombre aun en nuestra edad se ve entallado en las peñas allí cerca, por estar vedado por ley, la cual se ve entre las romanas en los digestos, que ninguno escribiese su nombre en obra pública; y aun Fidias en Aténas fué muerto porque, quebrantada aquella ley, entalló su imágen y la de Pericles en el escudo de Palas, bien que en hábito disfrazado; en lo cual tambien pudo ser que pretendiesen baber hecho aquel nobilisimo escultor injuria á la religion y ofendido aquella diosa. Muerto Hispalo, en qué tiempo no concuerdan los autores, pero muerto que fué, Hércules, desde Italia, donde hasta entonces se detuvo, dejando allí por gobernador á Atlante, de cuya grandeza de ánimo estaba muy satisfecho, por miedo de algun alboroto, volvió á España, y en ella, despues que gobernó la república bien y prudentemente y fundó nuevas ciudades, entre las cuales cuentan Julia Libica y Urgel en las haldas de los montes Pirineos, Barcelona y Tarragona en la España citerior (como algunos sienten fueron poblaciones de Hércules), ya de grande edad pasó desta vida. Los españoles con grande voluntad le consagraron por dios, y determinaron se le hiciesen honras divinas, dedicáronle sacerdotes y templo, donde el cuerpo de Hércules comenzó á ser honrado con solemnes sacrificios, no solo de los naturales, sino tambien de las naciones extranjeras, que por devocion concurrian, de que recogian grande ganancia los ministros y el dicho templo se ennoblecia de cada dia mas. En qué parte de España aquel templo y sepulcro de Hércules haya estado, no concuerdan los autores; y en cosas tan antiguas, mas fácil cosa es adivinar por conjeturas que dar sentencia por la una ó por la otra parte. Unos dicen que en Barcelona, do junto á la Iglesia mayor se ven rastros de una antigualla y de un soberbio sepulcro, de que se habla adelante (y se tiene que Ataulfo, rey godo, está allí sepultado); otros sienten que en Cádiz. Mas las personas de mayor autoridad y erudicion piensan estuvo en Tarifa, cerca del Estrecho; ca es averiguado que aquella supersticion se conservó allí por largo tiempo, y que un

soberbio templo de Hércules se levantó antiguamente en aquella parte del Andalucía.

CAPITULO X.

De Hespero y Atlas, reyes de España.

Murieron en España Hispalo y Hércules sin dejar sucesion; por esta causa Hespero, hermano de Atlante, nacido en Africa, y uno de los compañeros de Hércules, fué por el mismo al tiempo de su muerte nombrado para que le sucediese en lo de España. Su gobierno fué tan agradable á los naturales como el de cualquier otro. La fama de sus proezas y el crédito de su virtud le abonaban para con la gente de tal suerte, que, como lo sienten algunos escritores griegos y latinos, España, del nombre de Hespero, desde aquel tiempo se comenzó á Hamar Hesperia. Verdad es que otros, y entre ellos Macrobio y Isidoro, pretenden que se tomó este nombre de Hesperia del lucero de la tarde, que en latin se llama Hespero y se pone en España, y al cual miran los que navegan á estas partes. Cada cual podrá seguir la opinion en esto que mas le contentare. Lo cierto es que la buena andanza que tuvo al principio este rey en breve se trocó, y se fué todo en flor, porque Atlante, hermano de Hespero, desde Italia, donde Hércules le dejó, codicioso de las riquezas y anchura de España, y agraviado de que su hermano le hobiese sido antepuesto en el señorío de España, acudió sin dilacion; y ganadas las voluntades de los soldados por la gran fama que corria de su valor y liazañas, fácilmente se apoderó del reino. Hespero, desamparado de los suyos, fué forzado á recogerse á Italia, donde los de Toscana, movidos de compasion de su desastre y desman, en que cayera, no por culpa suya, sino por la ambicion y deslealtad de su hermano, primeramente le acogieron y hospedaron muy bien; despues, por la experiencia de su bondad y por la fama que corria de su virtud, le entregaron á su rey Corito, á quien otros tambien llaman Jano 6 Júpiter, que era de muy tierna edad, para que fuese su ayo, y como tal le amaestrase en lo que saber le convenia ; que fué una resolucion muy acertada y muy agradable para toda aquella provincia. No les salió vana su esperanza ni se engañaron en lo que se prometian de su bondad, como lo da á entender el nombre de Italia, mudado asimismo desde aquel tiempo, á ejemplo de España, en el de Hesperia, que tambien tiene, que fué prueba bastante de la aprobacion de Hespero. Llegaron las nuevas de todo esto á España. Atlas, con recelo que si este aplauso no se atajaba al principio cundiria el mal, y podria ser que, fortificado su hermano y pujante con el favor de la gente, primero le despojase del reino de Italia, y despues le pusiese en condicion lo de España, consultado el negocio con los suyos, acordó de hacer grandes levas de gente y con todo su poder pasar en Italia. Llevó de España grande número de soldados, y entre ellos muchos de los principales españoles con voz y muestra de honrallos y ayudarse de sus fuerzas en aquella jornada; mas á la verdad pretendia tenellos consigo como en relienes y asegurar que en su ausencia no se levantasen algunos movimientos en la tierra con deseo de cosas nuevas y de sacudir de sí el yugo del imperio y señorío extraño. Hízose pues á la vela; pero como se levantasen recios temporales, corrió fortuna, derrotóse

ó

llamaron morgetes; ca todo esto no estriba en mejor fundamento que lo demás arriba dicho. Yo creeria mas aína que aquella gente tomó el apellido de morgetes de las ciudades donde moraban en España y de donde la sacaron para llevarla en Italia, pues consta que en la Bética, hoy Andalucía, hobo dos pueblos llamados Murgis: el uno á la ribera del mar, que hoy se llama Muxacra, y el otro mas adentro en la tierra, al cual hoy llaman Murga; el uno y el otro situados no léjos de la ciudad muy nombrada de Murcia, la cual asimismo algunos quieren fuese asiento de los morgetes. De donde se puede entender que en Sicilia procedieron y se fundaron así bien la ciudad de Murgantio, muy nombrada entre los antiguos, como los pueblos Murgentinos, sea en este mismo tiempo, sea en otro diferente, que tampoco esto no se puede averiguar, por estribar solamente y apoyarse todo en la semejanza de los nombres que los unos y los otros tuvieron; conjetura las mas veces engañosa, incierta y flaca.

toda su armada, y en lugar de tomar á Italia, que era lo que pretendia, fué arrebatado y llevado por los vientos á la isla de Sicilia. Eran grandes las riquezas de aquella tierra, su fertilidad y hermosura; por lo cual dicen dejó allí para que poblasen una buena parte de los españoles que llevó consigo. Hecho esto, con lo demás de su ejército últimamente dió la vuelta y aportó á Italia, donde halló que ya su hermano Hespero era fallecido; con que le fué cosa fácil apoderarse de Corito, rey de Toscana, y hacerse señor de todo. De dos hijas que tenia, la una, llamada Electra, casó con Corito, cuyos hijos fueron Jasio y Dardano, de quien se tornará á hablar luego. La otra no se sabe con quién casase; solo dicen que se llamó Rome, y que su padre la heredó en aquella parte de Italia por donde corre el rio Tibre, que á la sazon se llamaba Albula, donde tambien dió asiento á parte de los españoles ya dichos. Añaden demás desto que esta Rome en el monte Palatino puso los cimientos de la inclita ciudad de Roma, la cual, de pequeños principios, con el tiempo se hizo señora del mundo. Alegan para esto por testigo á Fabio Pictor, autor muy antiguo y muy grave de las cosas romanas. Dado que á Rome, fundadora de aquella nobilísima ciudad, otros la hacen nieta de Eneas, hija de Ascanio. Otros son de parecer que, despues de la destruicion de Troya, una mujer nobilísima entre las cautivas, que se decia Rome, venido que hobo con Eneas en Italia, quemó los navíos de su gente, que estaban surgidos á la ribera del Tibre, y les persuadió edificasen de nuevo un pueblo, que del nombre de aquella cautiva llamaron Roma. No hay duda, sino que por testimonio de graves autores se muestra que Roma estaba fundada antes de Rómulo; y es averiguado que antiguamente tuvo aquella ciudad otro nombre, el cual los secretos de la religion y ceremonias no permitian se divulgase entre todos; y aun se sabe que Valerio Sorano, por quebrantar este secreto, pagó aquel desacato con la vida. Verdad es que no se tiene noticia de tal nombre, como asimismo es incierto lo que nuestros historiadores afirman que Roma fué fundacion de españoles, si bien les concediésemos que la gente de Atlante, por mandado de Rome, su hija, la fundó por este tiempo. Y parece mas invencion y hablilla, inventada á propósito para dar gusto á los españoles, que cosa examinada con diligencia por la regla de la verdad y antigüedad. Yo estoy determinado de mirar mas aína lo que es justo se ponga por escrito y lo que va conforme á las leyes de la historia que lo que haya de agradar á nuestra gente; pues no es justo que con flores de semejantes mentiras fuera de tiempo y sazon se atavíe y hermosee la narracion desta historia, ni el lustre y grandeza de las cosas de España tiene necesidad de semejantes arreos. Así que desechamos como cosa dudosa, por no decir mas adelante, lo que inventaron nuestros historiadores, que Roma fué poblacion de españoles. De la misma manera no queremos recibir los que nuestras historias modernas cuentan entre los reyes de España, es á saber, Sicoro, Sicano, Siceleo y Luso; pues en las antiguas historias ningun rastro de ellos se halla de sus hechos ni de sus nombres. Tampoco aprobamos lo que en esta parte añaden, que un hijo de Atlante, llamado Morgete, despues de la muerte de su padre reinó en Italia, de cuyo nombre los españoles que siguieron á Atlante y asentaron en Italia dicen se

CAPITULO XI

De Siculo, rey de España.

Por autoridad de Filistio Siracusano, sin embargo de todo lo dicho, se puede recibir como cosa verdadera que Siculo, hijo de Atlante, despues que su padre partió de España, como lugarteniente suyo y por su órden, gobernó esta provincia por algun tiempo, y despues de muerto le sucedió en todos sus reinos. Este príncipe, por el deseo que tenía de tomar la posesion del reino de Italia, y con intento de amparar lo que restaba en aquellas partes del ejército de su padre, con muy escogida gente se hizo á la vela y pasó en Italia. Principalmente que entre Jasio y Dardano, sobrinos suyos, habian resucitado debates y diferencias, las cuales pretendia apaciguar. Fue así, que estos dos hermanos, despues de la muerte de su padre Corito, se hacian entre sí cruel guerra sobre la posesion de Toscana. Deseaba pues concertar los que de tan terca le tocaban en parentesco; además que Jasio por sus cartas le importunaba por favor y ayuda, cuya justicia era mas fundada, pero menores las fuerzas. Con este intento partió de España, y de camino, sea por su voluntad, sea arrebatado por la fuerza de los vientos y tormenta, llegó á Sicilia, donde fortificó y aumentó el poder de los amigos antiguos; hizo otrosí guerra á los cíclopes y á los lestrigones, gentes fieras y bárbaras. Esta guerra que hizo y la victoria que ganó muy señalada de estas gentes, como algunos sospechan y Tucídides lo apunta al principio del libro 6.o, fué causa que aquella isla, llamada antes Trinacria, de tres promontorios que tiene, tomase nuevos apellidos, el de Sicilia del rey Siculo, y el de Sicania de los españoles, que levantó en aquella parte de España por donde pasa el rio Sicoris 6 Segre; ca no hay duda sino que antiguamente moró por allí cierta gente llamada sicana, los cuales dicen quedaron de guarnicion en aquella isla. Otros dicen y añaden que aquella isla se llamó tambien Sicoria, de cierta gente que moraba á las riberas de aquel rio Sicoris, que eran los mismos ó diferentes de los sicanos. Sea licito en cosas tan antiguas y escuras ir á las veces á tiento sin poder tomar entera resolucion. Volviendo á Siculo, los mismos autores refieren que, pasado en Ita

CAPITULO XII.

De diversas gentes que vinieron á España.

lia, ayudó á su hermana Rome, y la proveyó de nuevos | palatuos antiguamente, que caia cerca de Valencia. socorros contra los aborigenes, gente natural de la Añaden que este Palatuo echó á Caco de la posesion y tierra, que ordinariamente le daban guerra y la traian reino de España; al mismo en el monte Aventino, que desasosegada. Esto dicen por causa que en buenos es- es uno de los siete que en sí contiene Roma, por la huecritores y antiguos se hace mencion que en aquellos lu- lla de las vacas que hurtó, le halló y dió la muerte Hérgares de Italia moraban pueblos llamados Siculos y Si- cules el Tebano. Deste jaez es el rey Eritro, que fingen canos, que sospechan por este tiempo hicieron alli sus vino de allende el mar Bermejo, que se llama tambien asientos; argumento poco bastante para asegurar sea el mar Eritreo, y aun quieren que de su nombre se le verdad lo que con tanta resolucion ellos afirman. Lo que pegó á la isla de Cádiz el nombre que antiguamente se tiene por mas probable es que, ordenadas las cosas á tuvo de Eritrea. El postrero en el cuento destos reyes su voluntad, primero en Sicilia, y despues en Italia, mo- es Melicola, que por otro nombre se llamó Gargoris; vió con sus gentes la vuelta de Toscana con intento de mas deste en particular hace mencion el historiador hacer rostro y allanar á Dardano, su sobrino, que en la Justino. Todo esto y los nombres destos reyes, tales guerra que traia contra su hermano se hallaba acompa- cuales ellos se sean, ni se debian pasar en silencio, coñado de un poderoso ejército de aborigenes. Pero él, vis- mo quien rodea algun foso ó pantano que no se atreve to que no podria resistir al poder de Siculo, de corazon 6 á pasar, donde no solo gente ordinaria, sino personas fingidamente, dejadas las armas, se puso en sus manos, muy doctas han tropezado y caido, ni tampoco era confiado, segun él decia y daba á entender, en la jus- justo aprobar lo que siempre hemos puesto en cuento ticia de su querella, y persuadido no permitiria su mis- de hablillas y consejas. A Siculo entiendo yo que llama mo tio le quitasen por fuerza lo que, demás de ser he- Justino Sicoro. Esto se avisa porque á ninguno engañe rencia de su padre, habia adquirido por su valentía y por la diferencia del nombre para pensar que Siculo y Silas armas. Sin embargo, se tomó asiento entre los dos coro sean dos reyes diversos y distintos. hermanos, cual á Siculo pareció mas conveniente para sosegar aquellos bullicios, con que las cosas parecia comenzaban á tomar mejor camino. Aseguróse con esto Siculo, y descuidóse Jasio, entendiendo habia llaneza en aquel trato; pero Dardano, luego que halló ocasion para ejecutar su mal propósito, dió la muerte á su hermane, que confiado en el concierto estaba seguro, y en ninguna cosa menos pensaba que en semejante traicion. Siculo, como era razon, tomó esta injuria por suya, acudió á las armas, y en una batalla famosa que se dió, venció á Dardano, y le puso en necesidad de desamparar á Italia. Pasó con grande acompañamiento de aborigenes á Samotracia, de donde, pasado que hobo el Hellesponto, que hoy es el estrecho de Gallipoli, fué el primero que en la provincia de Asia la menor y en la la Frigia fundó la muy nombrada ciudad de Troya. Quedó de Jasio un hijo, por nombre Coribanto, al cual, en lugar de su padre, hizo Siculo rey de Italia. Compuestas las cosas desta manera, dió Siculo la vuelta para España, donde no se sabe ni el tiempo que adelante vivió ni otra cosa ni hazaña suya de que se pueda hacer memoria. Si ya no queremos, en lugar de historia, publicar los sueños y desvaríos de algunos escritotores modernos, que de nuevo tornan á forjar otros nuevos nombres de reyes de España sin mejor fundamento que los de arriba. Estos son Testa, que hacen fundador de cierta poblacion llamada ansimismo Testa, autor y principio de los contestanos, gente muy conocida en España; dicen otrosí fué natural de Africa, y llegó no sé por qué caminos á ser rey y señor de España. Otro es Romo, al cual hacen fundador de Valencia, nombre que en latin significa lo mismo que en griego Roma; el cual nombre de Roma dicen tambien tuvo aquella ciudad antiguamente, á la manera que la ciudad de Roma, segun lo que dice Solino, se llamó antiguamente Valencia, y Evandro le mudó el nombre y apellido en el que al presente tiene de Roma. El tercero rey que nombran es Palatuo, de quien dicen se llamaron los pueblos Palatuos, y tambien la ciudad de Palencia tomó este nombre del suyo, dado que muy distante de donde era el asiento de aquella gente dicha

Dificultosa cosa seria querer puntualmente ajustar los tiempos en que florecieron los reyes de España que de suso quedan nombrados, los años que reinaron y vivieron, y en particular señalar el año de la creacion del mundo en que sucedió cada cual de las cosas ya dichas; no faltaria diligencia y cuidado para rastrear y averiguar la verdad, si se descubriese algun camino seguro para hacello. Contentarnos hemos con conjeturas, por las cuales, sin mas particularizarlas, sospecho que los Geriones poseyeron á España, y en ella reinaron la cuarta ó quinta edad despues del diluvio. Siculo floreció mas de doscientos años antes de la guerra de Troya, en cuyo tiempo, ó no muchos años despues, una gruesa flota partió de Zacinto, isla puesta en el mar Jonio al poniente del Peloponeso y de la Morea; y tomado que hobo tierra en aquella parte de España, donde al presente está asentada la ciudad de Valencia, los que en aquella armada venian, tres millas de la mar levantaron un pueblo, que del nombre de su tierra llamaron Zacinto, y adelante, mudado el apellido algun tanto, se llamó Sagunto, hoy Monviedro. Pretendian que aquel castillo principalmente les sirviese de fortaleza para contrastar á los naturales, si se alborotasen contra ellos, y recoger en él la gran suma de oro y de plata que por bujerías de poco precio y quinquillerías rescataban de los españoles, gente simple y ignorante de las grandes riquezas que en aquel tiempo poseia. Confiados en la seguridad que aquella fuerza les daba, se atrevieron á entrar mas adelante en la tierra y calarla y á descubrir las riberas y marinas comarcanas, donde algunos años despues se dice que, sesenta millas lácia el poniente, en un sitio muy á propósito se determinaron de levantar un templo á la diosa Diana, el mas famoso que hobo en España, del cual el promontorio Dianio, que es donde al presente está la villa de Denia, tomó aquel nombre. Este templo, conforme á la costumbre y supersticion de los griegos, adornaron eilos con ido

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