Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de la gente de Jacob en una entrada que hicieron por tierra de christianos, se metieron μοι las comar cas de Plasencia y de Avila; y dada la vuelta ácia tierra de Talavera, como por todas partes hobiesen puesto espanto, cargados dè despojos se volvian á Mérida. En esto las gentes de Avila y sus capitanes Sancho y Gomez hijos de don Ximeno, que eran de la mas principal nobleza de Avila, los alcanzaron, y en una batalla que les dieron en un lugar que se llama Siete vados, los vencieron y desbarataron: quitáronles otrosí toda la presa y cautivos que llevabau. Diestros y grande capitanes en este tiempo fueron los ya dichos Sancho y Gomez, pues quatro años adelante con una entrada que hicieron por aquella parte de Estremadura en que estan los campos de la Serena, tierra de abundosos pastos, robaron muchos ganados y vencieron en un encuentro los moros que salieron contra ellos: con que truxeron a sus casas muy grandes despojos. Del linage destos capitanes vienen los señores de Villatoro, y los marqueses de Velada, caballeros en riquezas, aliados y deudos, demas desto en la privanza de los príncipes, esclarecidos y señalados, en especial en nuestra era y la de nuestros padres. El Rey don Sancho quando estaba á la muerte, encomendó su hijo don Alonso que era de quatro años, a don Gutierre Fernandez de Castro que otro tiempo fue su ayo: los demas señores mandó que tuviesen en su poder las ciudades y castillos que á su cargo estaban, hasta tanto que el Rey fuese de quince años cumplidos: acuerdo y consejo en lo uno y en lo otro poco acertado; pero la prudencia humana es corta para prevenir los inconvenientes todos, y muchas veces lo que parecia estar saludablemente determinado, reveses que suceden lo desbaratan. Dióse sin duda con esto ocasion y fuerzas para revolver el

hato á los que mal pensaban. Los demas señores no menos nobles que don Gutierre, llevaron mal.que el peso del gobierno fuese puesto en los hombros de uno solo, y que en su poder quedase el Rey en aquella edad flaca y deleznable.

CAPITULO

VIII.

De nuevos movimientos que se levantaron en Castilla.:

por

Entre los grandes y ricos hombres de Castilla este tiempo dos casas se aventajaban a las otras, las mas principales en estados, riquezas y aliados, los Castros y los de Lara. Estos tuvieron por largo tiempo la primera voz y voto en las cortes del reyno. Entre los Castros don Gutierre, á quien se encomendó la crianza del Rey, alcanzaba grande autoridad, que le daba su larga edad y la grandeza de las cosas que por él pasaron. Carecia de hijos y sucesion: su hermano menor por nombre don Rodrigo tenia quatro, que eran don Fernando, don Alvaro, don Pedro y don Gutierre; y una hija por nombre doña Sancha, que casó con don Alvaro de Guzman, por donde era de poco menos autoridad y poder que su hermano. Los de Lara eran tres hermanos don Enrique, don Alvaro y don Nuño: á las riberas del rio Duero tenian grandes heredamientos y lugares. Fue padre de todos estos el conde Pedro de Lara, de quien arriba se ha hecho mencion, y diximos fue muerto en el cerco de Bayona madre de los mismos era una señora llamada doña Aba, que estuvo casada la primera vez con don García conde de Cabra; y por haber nacido deste matrimonio don García Acia, heredero de aquel estado, era ocasion que el poder de los tres hermanos

se aumentase mucho mas. Estos mostraron llevar mal que siéndoles antepuesto por juicio del Rey don Sancho don Gutierre de Castro, se hobiese escurecido el lustre y resplandor de su casa. Estrañabanlo en público y en secreto: decian que los Castros quedaban por Reyes: que esto solamente entre las cosas que el Rey don Sancho mandó, no se debia executar; ni sufririan ellos que al albedrio de uno se revolviese el estado del reyno, ni otro alguno reynase fuera de aquel que era Rey natural. Esto decian con tanta porfia, , que mostraban desco de llevar el negocio por las armas y llegar á las puñadas. Don Gutierre con deseo del bien comun, y con exemplo señalado de modestia mas que de prudencia, facilmente se dexó persuadir que entregase el Rey en poder de don García Acia, hombre sin duda templado, pero de mas sencillo ánimo que parece requeria el estado de las cosas, en tanto grado que con escusa de los gastos que le era forzoso hacer en la crianza del Rey, por no estar las ren.as reales del todo desembarazadas, entregó el Rey niño á don Manrique de Lara su hermano de madre para que él le criase; que era concederle todo lo que en esta porfia pretendia y deseaba. Quexábase don Gutierre que con esto le quebrantaban la palabra ; y por el testamento del Rey don Sancho pretendia tornarse á encargar de la crianza del Rey. Burlábanse los contrarios; y claramente por esta via se tramaban alteraciones y bullicios de guerra. Don Fernando Rey de Leon movido por esta discordia, con que todo el reyno se dividia en parcialidades, y pretendiendo se le hizo injuria en no le nombrar crianza de su soel gobierno del reyno y para brino, tomadas las armas entró por las tierras de Castilla muy pujante, principalmente hacía mal y daño en aquella parte por do corre Duero, y donde la casa

de Lara tenia muy grande señorío. Don Manrique y sus hermanos por miedo de don Fernando llevaron el Rey á Soria, para que estuviese muy lexos y mas seguro del peligro de la guerra. Falleció a la sazon don Gutierre de Castro: sepultáronle en el monasterio de Encas, que tiene nombre de San Christóval. Don Manrique de Lara hecho mas insolente con el poder requirió a los herederos del difunto, sobrinos suyos, le entregasen las ciudades y castillos que tenian encomendadas. Escusábanse ellos con el testamento del Rey don Sancho: decian que antes de la legítima edad del Rey niño no podian lícitamente hacer lo que les demandaban. Con esto el cuerpo de don Gutierre por mandado de don Manrique fue desenterrado, como de traydor y que habia cometido crímen contra la Magestad. Nombráronse jueces sobre esta diferencia, que dieron sentencia en favor de don Gutierre, por şer cosa inhumana embravecerse y mostrar saña contra los muertos: asi por su mandado fue vuelto á la sepultura y á enterrar. Entretanto que esto pasaba, las armas de don Fernando Rey de Leon volaban libremente por toda la provincia, sin que se juntase para resistir algun exército señalado en número ó en esfuerzo, por no tener capitan y estar el reyno dividido en bandos. No se puede pensar género de trabajo que los naturales no padeciesen, cansados no mas con el sentimiento de los males presentes que con el miedo de los que amenazaban, en tanto grado que el mismo don Manrique, perdida la esperanza de poderse defender, y movido por el peligro que sus cosas corrian, fue forzado hacer homenage al Rey don Fernando que le entregaria el gobierno del reyno, y las rentas reales, que las tuviese por espacio de doce años juntamente con la crianza del Rey. Para que esto se confirmase con comun consentimiento del

reyno, llamaron cortes para la ciudad de Șoria do guardaban al Rey niño. En este peligro que amenazaba mayores males, la resolucion y esfuerzo de un hombre noble llamado Nuño Almexir sustentó y defendió el partido de Castilla. Este viendo llevar el niñé á su tio, le arrebató á los que le llevaban, y cubierto con su manto le llevó al castillo de San Estevan de Gormaz, con la qual diligencia quedaron burlados los intentos del Rey don Fernando, porque los tres hermanos de Lara, con muestra de querer seguir y alcanzar al niño Rey despedidos de don Fernando, hicieron para mayor seguridad fuese el niño llevado

Atienza plaza muy fuerte. Segun esto arrepentidos del consejo y asiento que tomaran, últimamente andando con él huyendo por diversas partes, pararon en Avila ciudad' muy fuerte. Alli con grande lealtad los ciudadanos le defendieron hasta el año onceno de su edad. Por este hecho los de Avila se comenzaron a llamar vulgarmente los Fieles. El Rey don Fernando, burlada su esperanza con que se prometia el reyno de Castilla, y por esta razon movido á furor acusó primero á don Nuño de Lara, despues á don Manrique su hermano de habelle quebrantado la fé y palabra: envió para esto Reyes de armas para desafiallos; la revuelta de los tiempos no dió lugar á que fendiesen por las armas su inocencia, ni se purgasen en el palenque de lo que les era impuesto, como era de costumbre. Recelábanse que si les sucedia alguna desgracia, se pondria en cuentos y peligro todo el reyno; solamente respondieron á don Fernando que la conciencia de lo hecho, y lealtad que guardaran con el Rey niño, si no á los otros, á lo menos á sí mismos daban satisfaccion bastante. Era grande el regocijo que tenia todo el reyno por ver el Rey niño escapado de las asechanzas de su tio; pero en breve

pero

de

« AnteriorContinuar »