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cordias civiles. Tenia el Rey don Jayme de dona Violante su muger estos hijos: don Pedro, don Jayme, don Fernando, don Sancho: otras tantas hijas doña Violante, doña Constanza, doña Sancha, dona María, La Reyna estaba apoderada del Rey, y asi le persuadió que dividiese los estados del reyno entre sus hijos: consejo muy perjudicial á la república por enflaquecerse por esta manera las fuerzas, y muy pesado en particular á don Alonso su hijo mayor, en cuyo perjuicio se enderezaban estas prácticas. Por esta causa los mas de los grandes siguieron la voz del infante, y por su autoridad públicamente se apartaron del Rey. Con cuidado de componer estas diferencias males, que amenazaban mayores por el mes de febrero se tuvieron cortes generales en Alcañices pue blo de Aragon. Señalaronse jueces sobre el caso, personas principales, eclesiásticas y seglares: dieron por sentencia que el hijo debia obedecer a su padre., De ningun provecho fue esta diligencia, por estar los vasallos mal contentos, y el Rey constante en su parecer y propósito, tanto que en vida hizo donacion al infante don Pedro del principado de Catalu→→

ña

; con que la otra parte se desabrió mucho mas. Esto en Aragon. Las cosas del Rey don Fernando se hallaban muy en mejor estado, porque compuestas y asentadas las cosas en Sevilla en que determinaba hacer su asiento, acometió á Xerez, y ganó de los moros a Medina Sidonia, Begel, Alpechin, Aznalfarache; fuera desto a la ribera del mar, en parte abatió, en parte tomó muchos castillos de moros. Pretendia que los demas escarmentados con aquel daño y castigo se rindiesen ó reprimiesen. Hiciéronse correrías por los campos de Nebrixa: algunos pocos pueblos de moros por estar fortificados de sitio ó de murallas se atrevían y estaban determinados de sufrir el cerco

no solo como cosa mas honesta, sino tambien como

mas segura, ni por el daño de los otros se movian a rendirse. Tratóse de pasar la guerra á Africa, y con este intento en las marinas de Vizcaya por mandado del Rey don Fernando se apercebia una nueva y mas gruesa armada, cuando una recia dolencia le sobrevino, de que finó en Sevilla a treinta de mayo el año 1252.que se contaba de mil y docientos y cincuenta y dos.

Reynó en Castilla por espacio de treinta y quatro
años, once meses, veinte y tres dias, én Leon vein-
te y do's años poco mas ó menos. Fue varon dótado
de todas las partes de anima y de cuerpo que se po-
dian desear, de costumbres tan buenas que por ellas
ganó el renombre de Santo, título que le dió no mas
el favor del pueblo que el merecimiento de su vida
y obras excelentes: muchos dudaron si fuese mas
fuerte o mas santo, ó mas afortunado. Era severo
consigo, exôrable para los otros, en todas las partes
de la vida templado, y que en conclusion cumplió
con todos los oficios de un varon y príncipe justo y
bueno. En ningun tiempo dió mayor muestra de san-
tidad que a la muerte. Comulgóle don Ramon arzo-
bispo de Sevilla. Al entrar el Sacramento por la sala še
dexó cacr de la cama, y puestos los hinojos en tierra,
con un dogal al cuello y la Cruz delante, como reo
pecador pidió perdon de sus pecados á Dios con pa-
labras de grande humildad; ya que queria rendir el
alma, demandó perdon á cuantos alli estaban: espec
táculo para quebrar los corazones, y con que todos
se resolvian en lágrimas. Tomó la candela con amé
bas las manos, y puestos en el cielo los ojos: El rey'
no (dixo) Señor que me diste, y la honra mayor que
yo merecia, te le vuelvo: desnudo salí del vientre dé
mi madre, y desnudo me ofrezco á la tierra: recibe;
Señor mio, mi ánima; y por los méritos de tu santí

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sima pasion ten por bien de la colocar entre los tus siervos. Dicho esto, mandó a la clerecía cantasen las Letanías, y el Te Deum laudamus, y rindió el espíritu bienaventurado. A su hijo don Alonso que nombró por heredero, poco antes de morir dió muchos avisos y juntamente le encomendó con mucho cuidado a la Reyna doña Juana y sus hijos, de los quales se hallaron á su muerte don Fadrique, don Enrique y don Phelipe que era electo prelado de Sevilla, y don Manuel; don Sancho electo de Toledo no se halló por estar en su iglesia. Luego el dia siguiente le hicieron el enterramiento y honras con aparato real (1). Su cuerpo fue sepultado en la iglesia mayor de Sevilla. Dicese que este Rey inventó é introduxo el consejo real, que hoy en Castilla tiene la suprema autoridad para determinar los pleytos. Señaló doce oydores a cuyo conocimiento perteneciesen los negocios mayores, y los pleytos que en los otros tribunales se tratasen, por via de apelacion con las mil y quinientas doblas que deposita el que apela, y las pierde en caso que se dé sentencia contra él. Como las cautelas y engaños poco a poco iban creciendo, y los pleytos eran muchos por la malicia del tiempo, fue necesario establecer este nuevo tribunal; que antes las ciudades contentas con los juicios y sen. tencias que sus jueces daban, y con apelar á las audiencias de su distrito, tenian por cosa fea y sin propósito pasar adelante y implorar el auxilio real. Demas desto encargó a personas principales y doctas el 'cuidado de hacer nuevas leyes, y recoger las antiguas en un volúmen que hoy se llama vulgarmente las Partidas, obra de inmenso trabajo, y que se comen

á

(1) Coron. del Rey don Fernando, cap. 76.

zó por este tiempo, y últimamente se puso en perfeccion y se publicó en tiempo del Rey don Alonso hijo deste don Fernando. Hasta la muerte del Rey don Fernando llegó don Lucas de Tuy con su historia.

CAPITULO IX.

De los principios de don Alonso el Décimo Rey de Castilla.

El reyno de don Fernando por derecho de hereneia vino al Rey don Alonso Deceno deste nombre, cuya vida y obras pretendemos declarar, ilustres sin duda por la variedad de los sucesos y juego de la fortuna variable; pero que tienen mas de maravilla que de honra y loa. Qué cosa mas maravillosa que un príncipe criado en la guerra y exercitado en las ar mas desde su primera edad haya tenido tanta noticia de la astrologia, de la philosophía y de las historias quan grande apenas los hombres ociosos y ocupados solamente en sus estudios pocas veces alcanzan? Sus libros que publicó y sacó á luz de astrología, y de la Historia de España, dan muestra de su grande ingenio y estudio increible. Qué cosa eso mismo mas afrentosa que con tales letras y estudios, con que otro particular pudiera alcanzar gran poder, no saber él conservar y defender ni el imperio que los estraños le ofrecieron, ni el reyno que su padre le dexó? Vió aquella edad y siglo hasta dónde podía Ilegar la libertad y arrogancia del pueblo, pues reduxo un Rey tan poderoso casi a vida particular: vió él mismo lo postrero de la desventura, que fue ser despojado de sus riquezas y mando. Qué juegos hace la fortuna ó poder mas alto! Cómo parece que

gusta en burlarse de las cosas humanas! El sobrenombre de Sabio que ganó por las letras, ó por la injuria de sus enemigos, ó por la malicia de los tiempos, ó él por la floxedad de su ingenio parece le amancilló; pues con el crédito que tenia de ser tan sabio, no supo mirar por sí y prevenirse. En Sevilla do se halló á la muerte de su padre, le alzaron por Rey. Lo primero que hizo despues desto, fue renovar el concierto con Alhamar Rey de Granada, demas que le hizo suelta de la sexta parte del tributo que tenia costumbre de pagar; en que se tuvo respeto a los buenos servicios que hiciera, y á despertalle para que de nuevo hiciese otros, que sin duda por algun tiempo fueron muy grandes y señalados. Era tanto lo que este príncipe amaba al Rey don Fernando, y érale tan agradable su memoria, que con ser moro, todos los años enviaba á Sevilla buen número de los suyos con cien antorchas de cera blanca para que se hiciesen al Rey las exequias y aniversarios. La falta que tenian de dineros era grande por estar gastados todos con las guerras de tantos años. Tratóse de buscar algun camino para allegar moneda y remediar este daño: pareció lo mas a propósito que en lugar de los Pepiones, que era cierta moneda asi llamada de buena ley, se usase de Burgaleses, moneda muy baxa mezelada de otros metales. Era cosa injusta abaxar de quilates la moneda, y que fuese del mismo valor la de anque tes: desorden por donde las cosas encarecieron, y no se remedió la necesidad del Rey; porque cesario aumentar los salarios de los jueces y de los demas oficiales con tanto mayor indignacion del pue

blo

á

fue ne

que poco despues se inventó otro género de moneda que se llamaba Negra, es á saber, por tener mucho cobre. Quince monedas deste género valian tina dobla ó escudo: un Burgales valia dos Pepiones:

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