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que la una de las partes, juntados con los navarros, no le diesen en que entender. Esta fue la causa de tomar asiento con Navarra; y aun otro cuidado le aquexaba mas, de volver las fuerzas contra los moros, de donde una cruel tempestad se aparejaba para España, si no se acudia al remedio con tiempo, como los hombres prudentes lo sospechaban, y comunmente se decia no sin causa.

CAPITULO XXII,

El Rey don Alonso partió para tomar posesion del imperio.

Ardia el Rey don Alonso en deseo de ir á Alemaña á tomar la corona y insignias del imperio: tanto mas y con mayor priesa que por autoridad del Papa Gregorio Décimo los señores de Alemaña cansados de los males que en aquella vacante se padecieron, muchos, muy graves y muy largos, y porque de años atrás era muerto Ricardo el otro competidor, se aparejaban para hacer nueva eleccion sin tener cuenta con el Rey don Alonso. Alterado él con esta nueva, como era razon, pretendia recompensar la tardanza pasada con abreviar; y por esto aunque muy fuera de sazon, comenzó á tratar muy de veras de su ida á Alemaña. A las personas prudentes parecia se debia anteponer a esto el sosiego y el cuidado de la república. Los hombres mas livianos y de poca experiencia hinchados de vana esperanza le exhortaban á la jornada, sin faltar quien blasonase y dixese era bien aparejar armas, caballos y las demas cosas necesarias para hacer la guerra en Alemaña, y para sugetar á los que contrastasen á sus intentos. Algunos tomaban por mal agüero que tantas veces se le hobiese

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al Rey don Alonso desbaratado aquel viage que tanto deseaba. Era este Rey de su natural irresoluto y tardo, las cosas del reyno embarazadas ; y si hallára algun buen color, de buena gana desistiera de aquella pretension; pero por miedo de la infamia y mengua de reputacion se resolvió pasar adelante. Čon este intento procuró con qualquier partido apaciguar los de Granada y los grandes. En esto el Rey de 1273. Granada Alhamar falleció al principio del año mil Ꭹ docientos y setenta y tres. Fue hombre atrevido, astuto, y muy contrario á nuestras cosas. Hobo diferencia sobre la sucesion: prevaleció aquella parcialidad con la qual se juntaron los foragidos y grandes de Castilla, y diéronse las insignias reales á Mahomad por sobrenombre Miralmutio Leminio hijo madel difunto. Este príncipe puesto que era de suyo contrario á nuestras cosas, y muchos le movian á hacer guerra; porque las fuerzas de su nuevo reyno andaban en balanzas el Rey don Alonso entendia que se inclinaba á la paz, y que facilmente se podria efectuar. Demas desto algunos de los grandes se reducian á mejor partido y mas sanos propósitos; en particular don Fernando de Castro y Rodrigo de Saldaña sobre seguro vinieron á verse con él á Avila, do se hacían cortes del el mismo tiempo que reyno, por en Alemaña procedieron á nueva eleccion apresuradamente, en que Rodulfo conde de Ausburg por voto de todos los electores fue nombrado por Rey de romanos: señor, bien que de poca renta y estado pequeño, pero que descendia del nobilísimo linage de los antiguos Reyes franceses, y era en todas virtudes acabado. Los embaxadores del Rey don Alonso, que se hallaron á la sazon en Francfordia, aunque hicięron contradiccion y sus protestaciones, no fue de efecto alguno: la aficion de antes la tenian ya tro,

cada en desabrimiento y odio que todos le cobráran. Despedidas las cortes de Avila, se fue el Rey á Requena para tomar acuerdo con el Rey su suegro en presencia sobre la guerra de los moros. Alli por el trabajo del camino, ó por el desabrimiento y desgusto con que andaba, adoleció de una enfermedad no ligera. Y porque las demas cosas no sucedian á propósito, y la misma priesa por el gran deseo le parecia tardanza, juzgó sería lo mejor intentar de hacer las paces por industria de la Reyna y por la autoridad del primado don Sancho. Ellos para tratar desto sin dilacion se partieron para Córdova. Al Pontífice Gregorio Décimo despachó á Aymaro frayle Dominico, que despues fue obispo de Avila, y á Fernando de Zamora canónigo de Avila y chânciller del Rey. Estos en Civitavieja en que á la sazon estaba el Pontífice, en consistorio declararon las causas porque la eleccion de Rodulfo pretendían ser inválida. Que no debia el Pontífice moverse por los dichos de aquellos que ponian asechanzas y redes á sus orejas, y con engaños pretendian ganar gracia con otros, sino conservarse neutral como lo pedia la persona y lugar saerosanto que representaba, y con esto ganar ambas las partes á exemplo de sus antecesores Urbano y Clemente, que con igual honra y título por no perjudicar a nadie dieron á Ricardo y a don Alonso título de Rey de romanos (1). A los electores de.Alemaña fue don Fernando obispo de Segovia para ponellos en razon, y procurar repusiesen lo atentado. Con estas embaxadas no se hizo efecto alguno por estar todos cansados de tan larga tardanza. Solo el año siguiente de mil y docientos y setenta y quairo 1274. desde Leon de Francia, donde presente el Pontífice

(1). A este obispo Nauclero le llama bernardo.

se hacía concilio general de los obispos para refors mar la disciplina eclesiástica, renovar la guerra de Ja Tierra-santa, y unir la iglesia griega con la latina, Fredulo fue enviado por nuncio al Rey don Alonso para que le ofreciese los diezmos de las rentas eclesiásticas en nombre del Pontífice para la guerra contra moros, á tal que desistiese de la pretension y esperanza vana que tenia de ser Emperador: que parecia cosa injusta con deseo de imperio forastero alterar la paz de la iglesia que tan sosegada estaba. En este medio don Enrique Rey de Navarra, muy apesgado y disforme por la mucha gordura de su cuer po, falleció en Pamplona á veinte Pamplona á veinte y dos de julio. De su muger doña Juana hija de Roberto conde de Artesia y hermano del Rey San Luis dexó una hija, llamada tambien doña Juana, en edad apenas de tres años, que sin embargo fue heredera de aquellos estados asi porque el reyno la jurára antes, como por testamento de su padre que lo dexó asi dispuesto: de que resultaron nuevas diferencias y discordias, y el reyno de Navarra finalmente se juntó con el de Francia. La embaxada de Fredulo no fue desagradable al Rey don Alonso: respondió que se pondria á sí y toda aquella diferencia en manos del Pontífice para que él la determinase como mejor le fuese visto. Con esta respuesta el Pontífice sin detenerse mas aprobó en público consistorio la eleccion de Rodulfo á seis de setiembre, que hasta entonces por respeto de don Alonso se entretuvo: luego escribió cartas á todos los príncipes en aquella sustancia. Al mismo Rodulfo mandó que lo mas presto que pudiese, se apresurase á pasar en Italia para coronarse. Al concilio que tenia en Leon se partió don Jayme Rey de Aragon, aunque en lo postrero de su edad, por ser deseoso de honra y por otros negocios. Desde alli, sin baccr

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cosa de momento, dió la vuelta a su tierra, desabrido claramente con el Pontífice porque rehusó de coronalle, si no pagaba el tributo que su padre el Rey don Pedro concertó de pagar cada un año, en el tiempo que en Roma se coronó, como queda dicho en su lugar: al Rey don Jayme le parecia cosa indigna que el reyno ganado por el esfuerzo de sus antepasados fuese tributario á algun estraño. En este comedio el Rey de Granada y los grandes foragidos por diligencia de la Reyna se reduxeron al deber: para sosegar á los grandes les prometieron todas las cosas que pedian, el Rey de Granada quedó que pagase cada año de tributo trecientos mil maravedis de oro, y de presente gran suma de dineros en pena de los daños y gastos. Demas desto se concertaron treguas por un año entre los de Guadix y de Málaga con aquel Rey, por estar el Rey don Alonso encargado del amparo de aquellas dos ciudades. Fue en aquella edad hombre señalado en España Gonzalo Ruyz de Atienza privado del Rey, por cuya diligencia en gran parte y buena maña se concluyó aquel concierto. El Rey de Granada y los grandes desde Córdova partieron en compañía del infante don Fernando que se halló en todas estas cosas: llegados á Sevilla, el Rey don Alonso los acogió benignamente. Ellos, cotejado el un tiempo con el otro, juzgaron les estaba mas á cuento y mejor obedecer á su principe con seguridad, que la contumacia con peligro y daño. Concluido esto, las armas de Castilla debaxo la conducta del infante don Fernando, y por mandado de su padre se movieron contra Navarra para conquistar aquel reyno. Don Jayme Rey de Aragon envió al tanto á don Pedro su hijo mayor, al qual renunció el derecho que pretendia tener a aquel reylas voluntades de los navarros que de

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