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fue á ver con la Reyna su hermana en Santo Domingo de la Calzada, donde estaba la corte. Pretendia con esto recoger las reliquias del naufragio de su casa. Hizo tanto, que con sus lágrimas y á ruego de la Reyna se amansó el Rey para que no despojase á su hijo del señorío de Vizcaya, como lo pretendia hacer; y ya por fuerza se habia apoderado de la villa de Haro y del castillo de Treviño. Demas desto con deseo de sosiego y de apaciguallo todo la Reyna prometió á su hermana que si su hijo don Diego de Haro, como era forzoso, llevase en paciencia la muerte de su padre, y se pusiese en manos del Rey, le haria dar el lugar autoridad que su padre tenia. Doña Juana como muger inconstante pensó que estas promesas procedian de miedo: asi mudó luego de parecer y trocó la humildad pasada en cólera, tanto que con deseo de vengarse atizaba á su hijo, y le aconsejaba que renunciada la fé y lealtad que al Rey tenia prometida, se desnaturalizase, y se pasase a Aragon. Doña María muger del infante don Juan que tenian preso, se pasó á Navarra, cerca de la qual estaba. En su compañía se salieron otrosí de Castilla muchos de sus aliados, dado que la mayor parte (como suele acontecer en estas revueltas) dudosos y suspensos se estuvie. ron en sus casas para tomar consejo conforme al tiempo y como las cosas se rodeasen. Gaston vizconde de Bearne, sabido lo que pasaba, vino á gran priesa á Aragon en favor de sus deudos, resuelto de poner á qualquier riesgo su persona y estados por los amparar. A instancia de todos estos señores el Rey de Aragon puso en libertad á los hermanos Cerdas. Y para hacer mayor pesar al Rey don Sancho por el mės de setiembre en Jaca donde hizo traer a los infantes, nombró á don Alonso el mayor dellos por Rey de Castilla y de Leon, de que resultaron nuevas guerras

y grande ocasion para discordias; y es cosa forzosa que los grandes reynos sean muchas veces combatidos de nuevas y grandes tempestades. Por medio de los Cerdas y con el favor de los aragoneses se movió guerra á Castilla. El pueblo estaba no mas deseoso que medroso de cosas nuevas. Los caballeros principales de Castilla no eran de un mismo parecer: los mas prudentes con deseo de sosiego seguían el partido del Rey don Sancho, y querian agradalle a él, pues tenia el mando y señorío. El en aquellos dias fue á Victoria, que es en Alava: alli la Reyna parió un hijo que se llamó don Enrique. La ida se enderezaba asi para verse en Bayona con el Rey de Francia, segun que lo tenian determinado por sus embaxadores, como para acabar de conquistar los lugares y tierras de Vizcaya y ponellos debaxo de su señorío. Esta guer ra fue mas dificultosa de lo que se pensó, por la aspereza de los lugares, la falta de bastimento, y la condicion de la gente, constante en guardar la fé y lealtad a sus señores. Teníase esperanza por medio del maestre de Calatrava don Ruy Perez Ponce de poder ganar á don Diego de Haro hermano de don Lo

al qual antes deste tiempo el Rey hizo capitan de la frontera, y al presente le ofrecia mucho mayores honras y premios, hasta dalle intencion que le daria el señorío de Vizcaya ; pero él sin hacer caso de todo esto quiso mas irse desterrado á Aragon. Decia no se debia confiar de quien so color de amistad maltrató de tal manera a tales príncipes sus parientes y'amigos. Asi se partió determinado de favorecer y amparar con su consejo y hacienda y diligencia a su sobrino. Todo parecia estar á punto de romper: los pueblos resonaban con aparatos y pertrechos de guerra, quando al mismo punto que querian acometer las fronteras de Castilla, falleció de enfermedad don Diego

de Haro hijo de don Lope en gran pro y beneficio del Rey don Sancho y de sus cosas. Con su muerte se resfriaron las voluntades de los que seguían su bando; y Vizcaya que hasta entonces hacía resistencia,' toda ella vino en poder del Rey por el esfuerzo y valor de Diego Lopez de Salzedo, a quien se cometiera todo el peso de aquella conquista, y de quien asi en guerra como en paz se hacía mucho caso.

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CAPITULO XIII.

De algunas hablas que tuvieron los Reyes.

El Rey don Sancho dado que hobo fin á las cosas de Vizcaya, y que las vistas con el Rey de Francia se remitieron para otro tiempo, dexó á su hermano el infante don Juan con buena guarda preso en el alcázar de Burgos, y despues le pasaron a Curiel; él con el cuidado que tenia de la guerra de Aragon y de su reyno, que de nuevo andaba en balanzas, se partió para Sabugal, que es una villa á la raya de Portugal. Alli se juntaron el y el Rey de Portugal para tratar entre los dos de sus haciendas: hicieron liga contra los aragoneses y los desterrados de Castilla, que se apercebian para la guerra so color de poner en posesion á don Alonso de la Cerda, que ya se intitulaba Rey de Castilla, en el reyno de su abuelo. Apartados los Reyes, y vueltos destas vistas, don Sancho recogidas sus fuerzas por todas partes y la gente de guerra que tenia, se fue a encontrar con los aragoneses á la villa de Almazan. En el mes de abril del año del Señor de mil y docientos y ochenta y 1289. nueve se juntaron los dos campos, mas no sucedió cosa digna de memoria; solo la villa de Moron -fue tomada por los aragoneses por fuerza de armas, y Al

mazan fue cercado. De la otra parte el Rey don San> cho con una entrada que hizo por las fronteras de Aragon, destruía la campaña, robaba ganados, y ponia á fuego villas y lugares. Don Diego Lopez de Haro de la misma manera con sus correrías talaba todos

los campos y términos de Cuenca y Huete, demas de un esquadron de enemigos con quien se encontró, y los venció y puso en huida junto a la villa de Pajaron. En esta refriega murió Rodrigo de Sotomayor capitan de los castellanos. Las vanderas que les tomó, envió don Diego á la ciudad de Teruel. La estrechu ra del lugar fue causa deste revés: los aragoneses peleaban mejorados del lugar, y por todas partes estaban sobre los enemigos. En ninguna parte podian reposar, unos daños sucedian a otros, como si anduvieran en rueda: los que con su daño pagaban las discordias de los príncipes, eran los inocentes. Verdad es que las mas eiudades y villas tenian la voz de don Sancho unas por miedo, otras por voluntad. Solo en Badajoz se encendió una revuelta muy grande: estaban aquellos ciudadanos de tiempo antiguo divididos en dos bandos, es á saber los bejaranos y los portugaleses. Fueron los bejaranos despojados de sus haciendas por los contrarios; y forzados á ausentarse de la ciudad. Hicieron recurso al Rey para que deshiciese el agravio. Mandólo asi: los dañadores no quisieron obedecer a este mandato. Acudieron los bejaranos á las armas , y con gente que tenian apercebida, mataron gran número del otro bando, y echaron los que quedaban, de la ciudad. A este atrevimiento de quererse vengar por sus manos añadier on otro mayor, y fue que como se hobiesen fortificado en lo mas alto de la ciudad, apellidaron por Rey á don Alonso de la Cerda. Dió esto grande pesadumbre al Rey don Sancho: el daño que resultó á aquella ciudad, fue

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notable. Grande es la furia del pueblo puesto en armas, las fuerzas de los Reyes son mayores: vióse por experiencia, que luego que el Rey envió su campo sobre ellos, la osadía se les trocó en miedo. Rindiéronse á partido, salvas las vidas. No les guardaron el concierto: todos los bejaranos fueron pasados á cuchillo en número de quatro mil entre hombres y mugeres. El mismo trabajo corrió Talavera villa principal en el reyno de Toledo: por seguir la voz de don Alonso de la Cerda hasta quatrocientos de los mas nobles fueron justiciados y desquartizados públicamente á la puerta que desde aquel tiempo comenzó el vulgo á llamalla la puerta de Quartos. Asi lo testifican los de aquel lugar como cosa recebida de mano en mano de sus antepasados, sin que haya autor ni testimonio mas bastante. Lo cierto es que con el castigo destos dos pueblos quedaron avisados los demas para no se desmandar; y es asi que todo grande exemplo y hazaña es casi forzoso tenga mezcla de algunos agravios; pero lo que se peca contra los particulares, se recompensa con el provecho y sosiego comun. El año próximo siguiente de mil y docientos y noventa se trató 1290. de nuevo que los Reyes de Francia y de Castilla se viesen y hablasen, Acordado esto, llegaron en un mismo dia a Bayona pueblo de la Guiena señalado para esta junta. Lo mas principal que entre los Reyes se resolvió, fue que el de Francia alzó la mano de ayudar a los hermanos Cerdas: renunció otrosí el derecho, si alguno tenia, al reyno de Castilla como bisnieto de la Reyna doña Blanca, que no faltaba quien le pusiese en seguir esta demanda; demas desto se resolvió de hacer por ambas partes la guerra al reyno de Aragon. Al mismo tiempo Tolosa, Segura y Villafranca, que se comenzáran á edificar en la parte de Vizcaya en tiempo del Rey don Alonso, se acabaron.

TOMO III.

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