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>>originales muy enmendados, y con grande utilidad para con>>firmacion de nuestra fee, como podrá ver el curioso en lo que >>dicen los autores de la márgen de esta Biblia Complutense. >>El sexto tomo es muy curioso, que se da título de Dicciona>>rio Griego, y en él se halla un Vocabulario hebraico de todo >>el Testamento Antiguo, con todas las dicciones chaldaicas. >>del mismo Testamento: una interpretacion de los nombres >>hebreos, caldeos y griegos de ambos á dos Testamentos, en >>todo alphabético: una introduccion de la gramática hebrea, >>para saberla leer y pronunciar, y por fin de la obra otra in>>troduccion de las letras griegas que, aunque brevissima, es »muy del intento.

>>Alvar Gomez y todos nuestros autores, ponderando los >>gastos de quince años contínuos del sustento y premio de los >>hombres doctos, copias de los originales traidas de todas las >>partes del mundo, impressores y dificultad de los nuevos cha>>ractéres, dicen que toda la obra costó más de cincuenta mil >>>escudos de oro...»

La autoridad que tiene en el orbe la Biblia Complutense, la dice ella misma. «La censura y licencia de la Santa Sede. »>Apostólica, en el breve que la misma Santidad de Leon Dézi>>mo despachó en 22 de Marzo año de 1520, dice:- Vnde nos »indignum existimantes, quod hujusmodi Opus amplius cum pu»blicae vtilitatis jactura lateat; et pia tam imitabilis viri vo»luntas diutiùs debita exequutione frustretur: et vtrique damno »nostrae provisionis ope subvenire volentes; motu proprio, et ex »certa scientia nostra, Opus praefatum comprobantes; et vt tale »in lucem per doctorum, et aliorum manus libere de caetero veni»re possit concedentes, etc.»

No contento con esto pensó hacer una edicion poliglota de las obras de Aristóteles, en que trabajó mucho Herrera y tambien su discípulo Santo Tomás de Villanueva. Hizo imprimir tambien las obras de Avicena para fomentar el estudio de la medicina, en lo que se mostró muy celoso (1). Ni se debe omitir tampoco en prueba de lo mucho que trabajó para fomentar los estudios religiosos, la edicion de las obras del Tostado, que

(1) En la Biblioteca de Jurisprudencia de la universidad de Madrid se conserva un ejemplar de aquella edicion en vitela.

hizo á su costa, y no habiendo lugar en Alcalá para imprimirlas, comisionó al maestro Alonso Polo, Canónigo de Cuenca, para que pasara á Venecia con el fin de darla á la estampa, como lo verificó (1).

(1) Habiendo naufragado el buque en que iba el maestro Polo, y llegado la tripulacion con mucha dificultad á tierra, vieron venir sobre las aguas el cajon en que estaban los manuscritos, único objeto que se salvó del naufragio. Hízose informacion, en que depusieron diez y seis testigos: Gil Gonzalez Dávila dice haberla visto original en el archivo del Colegio de San Bartolomé. Como cási toda la riqueza de los archivos y bibliotecas de los Colegios mayores se ha perdido, no he podido ver este curioso expediente.

CAPITULO VI.

REGENCIA DE DON FERNANDO.

§. 34.

Locura de Doña Juana: vuelve à Castilla D. Fernando.

La grosera sensualidad del flamenco Felipe I había excitado violentos celos en el ánimo de su pobre mujer Doña Juana de Aragon, ciegamente enamorada de él, que no la merecía. Felipe era uno de esos hombres á quienes gustan todas las mujeres ménos la suya, y les produce aversion el cariño de la mujer legítima y honrada. Las noticias que hoy nos quedan de su lubricidad no son para referidas en esta obra.

La pobre Doña Juana era mujer de talento: sabía el latin perfectamente, y respondía de corrido á las arengas que se le dirigían en aquel idioma (1). Cuando regresó á España en 1504 echó de ver su cariñosa madre la perturbacion de su hija, y no pudo desconocer las causas.

Con harto sentimiento dispuso Doña Isabel en su testamento que gobernase en Castilla su marido D. Fernando. Mas esto no convenía á los grandes ambiciosos, los cuales, en inteligencia con el flamenco, no pararon hasta echar ignominiosamente á D. Fernando, abandonado de todos ménos del leal Cisneros, que valía por todos ellos, y mucho más (2).

(1) Así lo dice Luis Vives, en su libro de Institutione christianæ fœmina.

En 1869 Bergenroth, el belga Altmeyer y otros varios racionalistas, pretendieron que su padre la había hecho pasar por loca, porque era protestante. Esta suposicion, que de absurda rayaba en estúpida, tuvo eco entre los racionalistas de Europa. Con ese motivo hube de publicar el opúsculo titulado: Doña Juana la Loca vindicada de la nota de herejía: un folleto en 8.o marquilla, de 40 páginas. Madrid: 1870.

(2) Cisneros metió á D. Fernando en un mal paso, cual fué el que se viera con su yerno en Villafafila. Lo decoroso hubiera sido el irse á Ara

Muerto Felipe, y vista la imposibilidad de que reinara su hija, cuya locura se aumentaba á la vista del insepulto cadáver de aquel, hubieron de llamar al mismo que tan villana Ꭹ traidoramente habían ultrajado. ¡Y aún se quejaban de que tardaba en venir de Nápoles y no abandonaba los asuntos de su casa! D. Fernando supo disimular. En Villafafila, al abrazar á los grandes de Castilla, sus primos, y tocar las armaduras que llevaban ocultas debajo de sus ropas, le decía con aire socarron y risueño á uno de ellos, como quien lo dice á todos, ¡que había engordado mucho!

§. 35.

Conquista de Oran (1508).

Si los Arzobispos de Toledo tenían grandes rentas, en verdad que casi todos ellos las emplearon en bien de la patria, casi tanto como de la Iglesia; pero desde la muerte de D. Rodrigo Jimenez de Rada, nadie como Cisneros. Él amplió la catedral de Toledo, que aquel comenzó: él llevó el pendon arzobispal á las playas de Africa, como aquel lo metió y sostuvo en el corazon de Andalucía.

Corría el año 1508, cuando Cisneros propuso al Rey Católico la conquista de Oran, albergue de los piratas que más infestaban las costas de España. Queria aquel que se pusiese el Rey al frente y convocara á las Órdenes militares: ofrecíale subsidios y ciertas iglesias y conventos, desde donde saliesen á ejercer su belicoso noviciado, á fin de que la falta de actividad no matase su espíritu, como la mató. Los cortesanos, cuya tacañeria generalmente mide los corazones ajenos por los suyos, sugirieron al Rey que Cisneros quería alejarle para mandar en su lugar. El Rey, que tenía pocas ganas de aquella empresa, hizo como que se dejaba engañar, pues era más ladino que ellos para que pudieran engañarle de véras. Con fecha 20 de Agosto expidió la Real Cédula, autorizándole como Capitan general para aquella empresa.

gon, y desde allí haber tratado con aquel de poder á poder. Pero D. Fernando era padre: deseaba ver á su pobre hija, y ni áun este consuelo tuvo.

Quería Cisneros llevar al Gran Capitan, con quien se entendía muy bien, pues la magnanimidad galante del uno se avenía con la austera grandiosidad del otro. El Rey, siempre suspicaz, le dió á Pedro Navarro; buen soldado, pero mal caballero, que dió muchos pesares al Cardenal y malogró sus grandiosos proyectos. El Rey le había hecho Conde, pero sin lograr hacerlo noble. Pasaron de 20.000 hombres los que levantó, equipó y sostuvo á sus expensas (1): los bajeles de la expedicion eran 150 y 10 galeras. Lo de ménos fué el gasto en todo esto, pues necesitó gastar el mayor caudal de su humildad y paciencia para sufrir los desaires de la corte y de los jefes militares de la expedicion (2).

Dia de la Ascension, 14 de Mayo de 1509, dieron vista á Oran. No dirigió la batalla ni se halló en la pelea, pero dirigió el desembarque de la caballería, que habían descuidado los jefes, y que llegó á tiempo, cuando cejaba parte de la infantería acosada por los moros.

A vista del pronto y feliz éxito de la empresa lo aclamaron por milagroso los que pocos dias antes se burlaban del fraile, como por burla le llamaban los jefes y soldados. El primer pendon que se vió sobre la muralla fué el del guion arzobispal, que llevaba Sosa, capitan de la guardia del Arzobispo (3). «Túvose en mucho esta victoria, dice Mariana, y casi por mi

(1) Eran 10.000 infantes armados de picas y coseletes: 8.000 escopeteros y ballesteros: 2.000 caballos, de ellos 500 hombres de armas y 200 escopeteros montados: y 200 gastadores: 4 cañones gruesos y 12 piezas menores. La escuadra se componía de 150 velas y 10 galeras. Las provisiones inmensas y para muchos meses; pero entre Navarro y el italiano Vianeli las robaron en poco tiempo.

(2) Pedro Martin de Angleria, periodista de aquel tiempo, y gran recogedor de chismes cortesanos, al estilo del bachiller de Cibdad-Real y otros gacetilleros antiguos, repite algunas de las calumnias, que por entónces circulaban en las antesalas entre los palaciegos haraganes.

(3) Se trajo de la universidad de Alcalá á la de Madrid, de donde se lo llevaron, en Abril de 1868, al Museo Arqueológico, con las llaves de la alcazaba de Orán y otros objetos de la conquista.

Alvar Gomez dice: Sosa, cohortis pontificiæ præfectus, fuit primus qui reptando in muros conscendit: nam Divum Jacobum et Ximenii auspicia inclamans e summis manibus Ximenii vexillum ostentans victoriam partam nuntiavit. Alvar Gomez, lib. IV, fól. 3.

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