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doña Leonor, reina que era propietaria de Navarra ; decia que por su muerte debia él ser antepuesto á los nietos, que era grado mas apartado, pleito tantas veces ventilado. Por otra parte, el conde de Lerin, condestable de Navarra, con los de su valía traia desasosegado aquel reino, en que estaba apoderado de la ciudad de Pamplona, y poco adelante tomó la villa de Olite, sin otras plazas que tenia á su mano. Acudieron de todas partes al rey don Fernando, como á príncipe á quien tanto tocaban las cosas de aquel reino, para alegar cada cual de las partes de su derecho y valerse de las fuerzas del rey de España. En lo del Vizconde el Rey declaró que asistiria á aquellos reyes, y no permitiria se les hiciese fuerza ni agravio, como á los que tenian su derecho mas fundado. Con esta respuesta el de Narbona acudió por una parte á las armas, y en el condado de Fox se apoderó de algunos lugares; por otra seguia su pleito en el parlamento de Paris; pero finalmente se vino á concierto, y desistió por algun tiempo de aquella demanda. Cuanto á lo del conde de Lerin, el mismo rey don Fernando interpuso su autoridad, y en cierto asiento que se tomó con aquellos reyes, entre otras condiciones se puso una que el Conde restituyese las plazas que tenia usurpadas, y nombradamente la villa de Olite, y juntamente saliese de Navarra desterrado por toda su vida, junto con don Luis y don Fernando, sus hijos. Para facilitar este acuerdo se le dió en recompensa la villa de Huéscar en el reino de Granada con título de marqués, sin otras ventajas y vasallos que para adelante le promelieron; concierto que se trató el año siguiente, y se ejecutó tres años adelante. Volvamos á lo que queda atrás.

CAPITULO III.

Del descubrimiento de las Indias Occidentales:

La empresa mas memorable, de mayor honra y provecho que jamás sucedió en España fué el descubrimiento de las Indias Occidentales, las cuales con razon por su grandeza llaman el Nuevo Mundo; cosa maravillosa y que de tantos siglos estaba reservada para esta edad. La ocasion y principio desta nueva navegacion y descubrimiento fué en esta manera. Cierta nave desde la costa de Africa, do andaba ocupada en los tratos de aquellas partes, arrebatada con un recio temporal aportó á ciertas tierras no conocidas. Pasados algunos dias y sosegada la tempestad, como diese la vuelta, muertos de hambre y mal pasar casi todos los pasajeros y marineros, el Maestre con tres ó cuatro compañeros últimamente llegó á la isla de la Madera. Hallábase acaso en aquella isla Cristóbal Colon, ginovés de nacion, que estaba casado en Portugal y era muy ejercitado en el arte de navegar, persona de gran corazon y altos pensamientos. Este albergó en su posada al maestre de aquel navío, y como falleciese en breve, dejó en poder de Colon los memoriales y avisos que traia de toda aquella navegacion. Con esta ocasion, ora haya sido la verdadera, ó sea por la astrología, en que era ejercitado, ó como otros dicen, por aviso que le dió un cierto Marco Polo, médico florentin, él se resolvió en que de la otra parte del mundo descubierto y de sus términos hácia do se pone el sol habia tierras muy grandes y espa

ciosas. Este pensamiento suyo comunicó primero con el rey de Portugal, despues con Enrique VII, roy de Ingla terra; pero como al uno y al otro pareciesen sueños ló que decia, con todo esto no desistió de su empresa; antes se fué á la corte del rey de España don Fernando. Allí como no le diesen mas oidos que los demás, con sufrimiento que tuvo de siete años, últimamente alcanzó al mismo tiempo que el reino de Granada se acababa de conquistar que á costa del Rey le armasen tres navíos conque hiciese prueba si salia verdadero lo que prometia. Escosa notable que con solos diez y siete mil ducados, que por estar los reyes tan gastados tomaron prestados, se emprendió una cosa tan grande y que habia de ser de tanto interés. Hizose pues Colon á la vela á 3 de agosto de Palos de Moguer, do se aprestaron las naves, y vencidas las olas del mar Atlántico, primero aportó á las islas Canarias; desde allí, tomando la derrota del poniente, á cabo de muchos dias y de grandes dificultades que pasó, descubrió ciertas islas, que llamó las islas del Príncipe. Reparó por aquellas partes algunos dias, y dejados en un castillo que hizo allí algunos compañeros de los suyos, y por capitan á Diego de Arana, dió la vuelta con las nuevas y muestras de las riquezas que dejaba descubiertas, y fué muy bien recebido en España. Prosiguió en descubrir con nuevas navegaciones que hizo los años siguientes otras muchas islas; entre las otras, las mas principales y mayores fueron la Española y la Cuba. Demás desto costeó gran parte de la tierra firme que corre el polo Antártico y el polo Artico desde el estrecho de Magallanes hasta el cabo de Bacallao, con marinas y riberas que se extienden por espacio de mas de cinco mil leguas. Verdad es que las dichas marinas con una grande ensenada que hacen, como á la mitad de todas ellas se ciñen de tal manera, que desde el puerto del Nombre de Dios, que está en nuestro mar, hasta Panamá, puerto del mar opuesto, que llaman del Sur, apenas hay distancia y camino de diez y ocho leguas, y bien que las riberas del uno y del otro mar bácia la parte del septentrion por grande espacio con diligencia increible de los nuestros han sido descubiertas, hasta ahora no se ha podido entender bastantemente si la India Occidental se continúa con la Oriental, ó si mas arriba del Catayo, puerto de la China, y mas arriba del Japon, isla que algunos llamaron Cipangri, haya algun estrecho de mar con que se aparten la una de la otra. Falleció Colon el año de nuestra salvacion 1506; varon digno de inmortal renombre. Fué hecho almirante de las Indias y duque de Veraguas, merced debida á sus grandes méritos y servicios. Continuaron otros estas navegaciones, así en vida de Colon como principalmente despues dél muerto, y á su ejemplo descubrieron al poniente diversas islas y riberas. Entre estos Americo Vespucio, de nacion florentin, por mandado del rey de Portugal don Manuel, el año de 1500, primeramente descubrió todo el Brasil, parte sin duda del Nuevo Mundo y de aquella tierra firme. Despues de corridas casi todas las riberas lácia nuestro mar del Norte con diversas navegaciones que se emprendieron por personas diferentes, entre ellas Vasco Nuñez Balboa, natural de Badajoz, varon de gran corazon, fué el primero que descubrió el estrecho que bay de

tierra, á causa de aquella grande ensenada que hace el mar desde el puerto del Nombre de Dios hasta Panamá, y halló el mar del Sur el año de 1513 para grande honra y provecho de nuestra España. Resultó de las navegaciones de Colon y de Americo cierta diferencia entre Castilla y Portugal, á causa que el Portugués pretendia pertenecelle por concesion de los pontifices, y en particular de Eugenio IV, todo el descubrimiento del Nuevo Mundo. El rey de Castilla en contra alegaba una bula de Alejandro VI, en que el año de 1493 le concedió que tirada con la imaginacion una línca de polo á polo, cien leguas mas adelante de las islas Hespérides, que hoy se llaman del Cabo Verde, todo lo que desde aquella línea se descubriese hacia el poniente fuese suyo, y que al Portugués quedase todo lo demás. La cual concesion poco despues modificó con otra nueva bula, en que mandó que la dicha línea de la demarcacion se señalase otras trescientas y setenta leguas mas adelante hacia el poniente, y esto para efecto que el Brasil de nuevo descubierto se comprehendiese dentro de la conquista de Portugal. Jerónimo Osorio, obispo de Silves, en la vida del rey don Manuel afirma que la dicha lí-nea se señaló por la imaginacion treinta y seis grados al poniente mas adelante del meridiano de Lisboa. Lo cier-to es que deste asiento que tomaron resultó otra nueva contienda, porque los castellanos pretendian que las islas Malucas, de donde viene la especería, se comprchendian en la mitad del mundo que les fué consignado en aquel repartimiento. Los portugueses niegan todo esto, y por los eclipses de la luna, que es el solo camino que hay para medir la longitud de la tierra, dicen estar observado que la boca del rio Indo dista de Lisboa por espacio de noventa grados y no mas, desde do hasta el meridiano, que se señala con la imaginacion por lo postrero de las Malucas, hay cuarenta y dos grados. A la cual suma, si añadimos los treinta y seis grados mas adelante de Lisboa, principio de la conquista de Portugal, aun no vendrémos á cerrar con los ciento y ochenta grados que tiene la mitad deste grande globo y mundo; cuya longitud se divide en trecientos y sesenta grados. Y consta que Fernando de Magallanes, de nacion portugués, por queja que tuvo de su rey de no le haber recompensado bastante los servicios hechos en la India Oriental en que estuvo largo tiempo, despues de la muerte del rey don Fernando el Católico persuadió al rey don Carlos, su nieto, que siguiendo la derrota entre poniente y mediodía, se podria pasar á las Malucas por diferente camino. Ofreció su industria para ejecutar este aviso, y con cinco naves que le dieron se lrizo á la vela desde Sevilla, año de nuestra salvacion de 1519. Aportó primero á las Canarias; desde allí á la vista del Brasil, costeadas todas aquellas riberas, halló un estrecho de mar cincuenta y tres grados mas adelante de la equinoccial, el cual de su nombre llamaron el estrecho de Magallanes. A la entrada de aquel Estrecho una de las naves dió en ciertos riscos y se abrió; otra cansada de aquella tan larga y tan pesada navegacion de noche alzó las velas y dió la vuelta á Sevilla. Con las otras tres naves pasó el Estrecho, y despues de muchos dias en una isla que descubrieron, llamada Zubu, fué muerto alevosamente por los bárbaros con algunos otros

de sus compañeros. Los demás por falta de marineros y jarcias, puesto fuego á la una de las tres naves, con las otras dos últimamente aportaron á las Malucas. Hicieron su carga en la isla de Tidor para muestra de las riquezas que allí hallaron; y porque la una de las dos naves hacia agua, se perdió. La otra sola que quedaba, por diferente camino que habia traido, pasado el cabo de Buena Esperanza, llegó á Sevilla tres años despues que de allí partiera. La nave se llamaba Victoria; el maestre Juan Sebastian Cano, vizcaíno de nacion ó guipuzcoano, natural de un pueblo llamado Guetaria; que por su grande constancia y dicha nunca oida 'de haber rodeado todo el mundo, merece que su nombre quede inmortalizado. Probaron otros los años siguientes una, segunda y tercera vez á hacer aquella navegacion; pero porque el provecho no era conforme al trabajo, últimamente desistieron della, especial que el rey don Juan de Portugal prestó al emperador don Cárlos trecientos y cincuenta mil ducados con condicion que así él como sus descendientes se apartasen de aquella demanda hasta en tanto que hobiesen restituido aquel empréstido. En este tiempo del todo se ha sosegado esta contienda por haber toda España reducídose debajo del poder y mando de un monarca y señor universal. Pasado aquel estrecho de tierra que dijimos hácia el mar del Sur, á la mano derecha está situada la Nueva España con su ciudad de Méjico, asentada á la sazon en una laguna y cabeza de aquellas provincias. Donde y en las provincias comarcanas era muy poderoso y muy gran señor de muchos y de muy grandes reinos el emperador Motezuma, al cual Hernan Cortés el año de 1520 prendió dentro de su mismo palacio; notable resolucion. Y muerto que fué por los suyos con una piedra que acaso le tiraron á una ventana á que se asomó para apaciguallos, sujetó aquellas muy anchas provincias al emperador don Cárlos; para si ganó inmortal renombre, á sus descendientes los marqueses del Valle dejó en aquellas partes de Méjico aquel muy rico estado. A mano izquierda del Estrecho y de Panamá Francisco Pizarro el año 1525 descubrió el Perú, y seis años adelante con prision y muerte que dió á Atabalipa, señor de aquellas tierras, le sujetó, que es la mas rica provincia de minas de oro y de plata de cuantas se han descubierto, en tanto grado, que todo el menaje de las casas hasta las ollas y las calderas eran destos ricos metales. El despojo, que fué muy grande, y la presa dividió Pizarro con Diego de Almagro, su principal compañero en aquella conquista, y con los deniás no como fuera razon, y sin embargo, á cada uno de los soldados ordinarios cupieron nueve mil ducados, que fué la mayor presa y botin que jamás se ganó. Los soldados eran como trecientos, que en una batalla vencieron á mas de cien mil indios. De la abundancia nació la soberbia y demasías, ca Hernando Pizarro, hermano de Francisco Pizarro, por entender quc Almagro públicamente se quejaba del agravio y trataba de vengarse, le dió la muerte. Un hijo de Almagro, habido fuera de matrimonio en una india, por nombre don Diego, acometió en Lima las casas en que Francisco Pizarro posaba, y dentro dellas le mató en venganza de su padre. Fué este atrevimiento muy grande. Por vengalle se juntaron el gobernador Cristóbal Vaca de Cas

tro y Gonzalo Pizarro, otro hermano de Francisco, y con sus gentes vencieron en batalla y dieron la muerte al dicho don Diego. Con esta victoria y por sus muchas riquezas quedó Gonzalo Pizarro tan ufano, que pretendió hacerse señor de aquella tierra. Acudió desde España por mandado del Emperador primero Blasco Nuñez Vela, con nombre de virey, al cual prendieron y mataron en el Perú los mismos españoles. Despues el licenciado Pedro de la Gasca, dado que era clérigo de profesion y del consejo de la general Inquisicion, sosegó aquellos movimientos, mas por maña que con fuerzas; castigó é hizo morir á Gonzalo Pizarro y las demás cabezas principales de aquellas revueltas. Hecho esto, volvió á España, donde fué obispo, primero de Palencia, y despues de Sigüenza hasta lo postrero de su edad, que fué muy larga. Hernando Pizarro, que solo de los tres hermanos quedaba vivo, estuvo mucho tiempo preso en España, ca antes que su hermano se levantase, vino para dar razon de la muerte de Almagro, primera ocasion de aquellas revueltas. Por esta manera castigó Dios la muerte dada contra razon al emperador Atabalipa, sin dejar ninguno de sus enemigos que no fuese castigado, y las riquezas mal ganadas perecieron juntamente con sus dueños. Las costumbres de todas estas gentes que descubrieron en aquellas partes eran extrañas, y todas las mas cosas muy extraordinarias. Los animales, las aves, que se crian de muchas raleas y muy vistosos colores; los peces, los árboles, las yerbas, todo extraño y de lo de acá diferente. No tenian letras, notable mengua. No usaban de moneda ni de peso. No sabian fabricar naves con sus jarcias, velas y gobernalle; solo navegaban en barcas como artesas, cavadas en un solo madero, que llaman ellos canoas. Para el vestido y arreo no tenian lino, lana ni seda; sus telas y ropa de algodon, que se da muy bien en la tierra sin teñillo, de diferentes colores. Carecian del uso del hierro, de las armas y herramientas que dél se forjan; de trigo y de molinos para moler su maíz, que es el grano de que se sustentan. Faltábales aceite y vino de uvas, si bien las producia de suyo la tierra, y ellos usaban de otros brebajes de diversas maneras para sus borracheras, á que son muy dados. Del sebo y de la cera no sabian hacer candelas para alumbrarse. Ningunas` bestias de carga ni para cabalgar, no carros ni literas. Sacrificaban hombres cautivados en guerra y esclavos en número tan grande, que se tiene por cierto en sola la ciudad de Méjico pasaban de veinte mil por año, cuya carne comian sin asco ninguno. Pasaban con muchas mujeres, y sin escrúpulo usaban del pecado nefando; tan sucios y deshonestos eran. Su traje muy diferente, y por la mayor parte desnudos. Gran bien les hizo Dios y gracia en traellos á poder de cristianos, y para que los buscasen y conquistasen, repartir con ellos con larga mano el oro y la plata en tanta abundancia, cebo para codiciosos. Sobre todo dalles su conocimiento para que dejada la vida de salvajes viviesen cristianamente. Mas merced fué sujetallos que si continuaran en su libertad. Adelante se descubrió el Chille hácia el mar del Sur y polo Antártico, do hallaron indios belicosos y malos de sujetar, y hácia nuestro mar, pasado el Brasil y el rio de la Plata, el Paraguay y el Tu

cuman, que se extiende hasta el estrecho de Magallanes. Las Filipinas, islas no léjos de la China, con diversas ocasiones se descubrieron, y llamaron así del nombre de don Filipe II, rey de España. La de Luzon, que es la cabeza, con su ciudad Manila conquistó el adelantado Miguel Lopez de Legaspi á 18 de mayo, año de 1572. Ultimamente, el año 1598, de Méjico salió un buen número de soldados, y su general el adelantado don Juan de Oñate á la conquista del Nuevo Méjico. Cae esta provincia hácia nuestro polo en altura de mas de treinta grados; la tierra fértil, la gente mas política que lo demás de las Indias, las casas de tres, cuatro y siete sobrados. Teníase della noticia desde el tiempo de Hernan Cortés, y di versas veces acometieron á conquistalla, pero esta fué la de mas consideracion. Del suceso della y todo el efecto que se hizo, que para tanto ruido fué corto, el capitan Gaspar de Villagra, que se halló presente, escribió un libro en metro castellano. De la conquista toda de las Indias han resultado provechos y daños. Por lo menos las fuerzas flaquean por la mucha gente que sale y por estar tan derramadas; el sustento que la tierra nos da➡ ba, y no mal con sus frutos, ya todos los años le espe ramos en gran parte de los vientos y de las olas del mar; el príncipe mas necesidades que antes, por acudir forzosamente á tantas partes; la gente muelle por el mucho regalo en comidas y trajes.

CAPITULO IV.

De la restitucion que se hizo de Ruisellon.

Ardia Carlos VIII, rey de Francia, en un vivo deseo de acometer la conquista del reino de Nápoles, para lo cual pretendia tener derecho muy fundado, sin otras causas diferentes que á ello le movian. No le faltaban gentes ni riquezas para llevar al cabo una empresa tan grande; solo se recelaba por una parte del Rey de romanos, que le tenia malamente agraviado con quitalle su esposa la duquesa de Bretaña, y dejar á su hija Margarita, con quien estaba concertado. Por otra temia al rey don Fernando no le acometiese por la parte de España en defensa de los reyes de Nápoles, que eran de la casa de Aragon. Por esta causa le pareció en primer lugar de hacer confederacion con el dicho rey de España; y para este efecto se trataba muy de veras por comisarios que de una y otra parte se nombraron de restituir los estados de Ruisellon y Cerdania, que tenia en su poder el Francés por empeño que se hizo los años pasados. Apretábase muy mucho este tratado, tanto, que los reyes don Fernando y doùa Isabel para estar mas cerca y procurar la conclusion de cosa que tauto deseabau, con dejar á don Iñigo Lopez de Mendoza, conde de Tendilla, por alcaide del Alhambra y capitan general de aquel nuevo reino, por principio del mes de junio partieron de Granada la vuelta de Aragon. Llevaban en su compañía sus hijos el Príncipe y las infantas. Entraron en aquel reino por la parte de Borgia, para donde tenian concertada la junta de la hermandad. De alli pasaron á Zaragoza, donde dieron órden que los jurados y otros oficiales del regimiento fuesen puestos en aquellos oficios, no por eleccion de los ciudadanos, como autes se acostumbraba, sino por nombramiento

del Rey, órden que no durò mucho tiempo. Llegaron á Barcelona por el mes de octubre. Allí sucedió un caso atroz; tenia costumbre el rey don Fernando de dar audiencia pública por lo menos un dia en la semana; sucedió que un viérnes, á 7 de diciembre, se entretuvo en ella mas de lo acostumbrado. Al salir de la audiencia, un hombre, llamado Juan Canamares, catalan de nacion, natural de Remensa, sin ser sentido se llegó al Rey, y con la espada desnuda le tiró un golpe para matalle, del cual quedó herido debajo de la oreja. Fué grande la turbacion de la ciudad; prendieron al malhechor por saber si alguno se lo habia aconsejado. Averiguóse que estaba loco y que acometió aquel caso por haber soñado que muerto el Rey, le sucederia en la corona; sin embargo, le atenacearon vivo, y despues de muerto le quemaron. Tenia el Rey grande deseo de concluir el asiento que se trataba con Francia. Juntáronse los comisarios diversas veces, que eran los principales, por Francia Luis de Amboesa, obispo de Albi, y por España el secretario Juan de Coloma. Tratóse de las condiciones, primero en Figueras en los confines del Ampurdan y Ruisellon, despues en la ciudad de Narbona. Allí últimamente, á 18 del mes de enero del año 1493, se asentó amistad entre España y Francia, y della excluian á todos los demás príncipes, excepto solo el Pontífice romano. Las condiciones fueron que el rey don Fernando no pudiese casar sus bijas con ningun Príncipe sin consentimiento del rey de Francia, y que con esto el Francés le restituyese lo de Ruisellon y Cerdania. Sin embargo, en la ejecucion hobo algunas dificultades, y se entretuvieron algunos meses antes que se efectuase. Restaba solamente al Francés concertarse con el rey de romanos Maximiliano de Austria, que aunque con dificultad, al fin se hizo con restituille á su hija Margarita, que todavía se la cutretenian en Francia, y el condado de Artoes, dote de aquella señora, y con seguridad que le dieron de volvelle el condado de Borgoña y lo demás del ducado que por fuerza y contra razon le tenian usurpado; cosa muchas veces tratada y concertada, pero que nunca se cumplió de todo punto. Concertóse esta paz en sazon que el emperador Federico se hallaba muy al cabo, de una pierna que se le encanceró y al fin fué menester cortársela, de que en breve murió á 19 del mes de agosto. Por su muerte le sucedió en el imperio y en los demás estados su hijo Maximiliano, que ya era rey de romanos. Luis Esforcia, duque de Bari, tio de Juan Galeazo, duque de Milan, con increible tiranía é inhumanidad por apoderarse del estado de su sobrino, trataba con el nuevo César que casase con Blanca María, hermana del dicho duque Juan Galeazo, con tal que le diese para él y sus sucesores la investidura de Milan y de todo aquel estado; ambicion ciega y perjudicial que fué ocasion de revolver á toda Italia. Por esta investidura y por el dote se obligó Luis Esforcia, y lo que mas es, hizo obligar al Duque, su sobrino, contra quien se enderezaba toda esta trama, de dar cuatrocientos mil ducados al emperador Maximiliano. El color que se tomó para cosa tan exorbitante fué que ni Francisco Esforcia ni Galeazo, su hijo, fueron por los emperadores investidos de aquel estado, y por tanto,

como vaco le daba al dicho Ludovico. Entreteníase en este tiempo el rey don Fernando en las partes de Aragon y Cataluña hasta tanto que, como tenian asentado, le restituyeron por el mes de setiembre lo de Ruisellon y Cerdania, y las gentes francesas que tenian de guarnicion, salieron de aquellos estados. Resolucion que dió á muchos que decir, y que los historiadores extranjeros, y particularmente los franceses, nunca acaban de reprehender, que aquel Rey por esperanza incierta se desposeyese de aquellos estados. Muchos cargan al obispo de Albi que se dejó cohechar con el oro de España.

CAPITULO V..

Que los tres maestrazgos militares se incorporaron en la corona real de Castilla.

Por el mismo tiempo que el rey don Fernando recobró lo de Ruisellon, en la otra parte opuesta y mas distante de España se apoderó de la isla de Cádiz con su puerto, que es uno de los mas señalados del mundo. El rey don Enrique el Cuarto los años pasados con la facilidad que tenia en hacer mercedes, la habia dado con título de marqués á don Juan Ponce de Leon, conde de Arcos. Por cuya muerte, que sucedió algunos meses despues de la toma de Granada, quitaron aquella isla á don Rodrigo Ponce, su nieto, que le sucedió en sus estados, y volvió á la corona real, si bien en recompensa le dieron la villa de Casares en Africa, y que en lugar de conde, de allí adelante se intitulase duque de Arcos. Asimismo la isla de Palma, que es una de las Canarias, ganó Alonso de Lugo que enviaron los reyes á aquella conquista. Pero la cosa de mayor consideracion que en este año sucedió fué apoderarse el Rey de los maestrazgos de las tres órdenes militares de Castilla. Eran los maestres exemplos de la juridiccion real; tenian tanto poder y parte en el reino á causa de sus muchas riquezas y aliados, que se hacian temer de los mismos reyes. Por esto el papa Inocencio VIII concedió al rey católico don Fernando que tuviese en administracion aquellos maestrazgos Ganóse esta bula por el mismo tiempo que don García de Padilla, maestre de Calatrava, pasó desta vida, que fué el fin del año 1487; y porque en el presente falleció el maestre de Santiago don Alonso de Cárdenas, tomó asimismo posesion de aquel maestrazgo; y por concluir luego el año siguiente se negoció y acabó con el maestre de Alcántara don Juan de Zúñiga que renunciase en favor del Rey, y permutase aquella dignidad con el arzobispado de Sevilla. Con esto el Rey quedó maestre de aqueHlas tres órdenes por todo el tiempo de su vida; y aun el papa Alejandro le dió por compañera y con derecho de suceder en esta administracion á la reina doña Isabel. Ultimamente, el papa Adriano los años adelante, por contemplacion del rey don Cárlos, su discípulo, le concedió á él y á sus sucesores autoridad de presentar los obispos de España, que antes se proveian á suplicacion de los reyes; asimismo sin limitacion de tiempo les concedió perpetuamente la dicha administracion de los maestrazgos, que fué una notable resolucion. A este maestre postrero de Alcántara, que fué despues

cardenal, dedicó su diccionario el maestro Antonio de Nebrija, varon de inmortal renombre, y digno que quede su memoria en las historias de España, así por el principio que dió á todo lo que en su tiempo de la lengua latina se supo en España como por los muchos libros que escribió llenos de erudicion y doctrina. Entre otros dejó escritas en latin dos guerras, la de Granada y la de Navarra, que sucedió algunos años adelante, si bien en las dichas historias usó de mas diligencia y verdad que elegancia. Al mismo tiempo que fallecieron el marqués de Cádiz y el maestre de Santiago, murieron don Enrique de Guzman, duque de Medina Sidonia, y don Pedro Enriquez adelantado del Andalucía. Al Duque sucedió su hijo don Juan; poco antes al condestable Pero Hernandez de Velasco habia sucedido su hijo Bernardo de Velasco, que casó con doña Juana de Aragon, hija bastarda del rey don Fernando.

CAPITULO VI.

Del principio de la guerra de Nápoles.

Ninguna cosa por estos tiempos sucedió mas notable ni que en mayor confusion pusiese las cosas de Italia y aun de toda la Europa que la guerra muy famosa de Nápoles, que emprendió Cárlos VIII, rey de Francia, con los preparamentos que arriba quedan apuntados. De la cual será bien declaremos de raíz por qué vias se haya encaminado. El papa Urbano VI desde Hungría hizo pasar en Italia con gentes á Cárlos, príncipe de Durazo, contra Juana, reina de Nápoles, que habia favorecido la eleccion de Clemente VII, su competidor, con que en gran manera se perturbó la paz de la Iglesia. Ella para su defensa llamó desde Francia á Ludovico, duque de Anjou, hijo menor de Juan, rey de Francia. Para esto le adoptó por hijo para que le sucediese en aquel estado. Hijo deste Ludovico fué otro de su mismo nombre, que hizo guerra con Ladislao, rey de Nápoles, hijo del sobredicho Cárlos, pero no con mayor ventura que su padre, ca el uno y el otro fueron en aquella guerra desgraciados. El nieto, que asimismo se llamó Ludovico, fué llamado por el papa Martino V contra Juana, la mas moza, hermana de Ladislao y reina de Nápoles. Este Ludovico echó de aquel reino á don Alonso, rey de Aragon, al cual la dicha Juana habia primero adoptado por hijo, y despues, arrepentida de lo hecho, revocado aquella adopcion. A Ludovico por fallecer sin hijos sucedió Renato, su hermano, con quien el rey don Alonso por largo tiempo tuvo guerra con mejor ventura que la pasada, tanto, que forzó á su contrario á que se volviese en Francia. Hijo deste Renato fué Juan, duque de Lorena, el que despues que en la guerra de los Barones revolvió grandemente el reino de Nápoles y puso en gran aprieto al rey Fernando de Nápoles, adelante en la guerra de Cataluña fué capitan de los catalanes alzados contra el rey de Aragon don Juan, y por su muerte, que sucedió en Barcelona, como queda dicho, vino á suceder en los estados de Renato Cárlos, sobrino suyo, hijo de su hermano. Carlos en su testamento nombró por su heredero á Ludovico XI, rey de Francia, por parecelle que Renato, duque de Lorena, sobrino suyo, y nieto

de parte de madre de Renato, duque de Anjou, no tenia bastantes fuerzas contra los aragoneses y su poder. Este fué el primer principio de la guerra de Nápoles. Allegóse otra segunda causa, y fué que por la muerte de Galeazo Esforcia, duque de Milan, que le mataron sus vasallos los años pasados, Luis Esforcia, su hermano, se apoderó del gobierno de aquel estado con color que Juan Galeazo, hijo del muerto, por su pequeña edad no era bastante para gobernar. Estaba casado Luis Esforcia con Beatriz, hermana de Hércules, duque de Ferrara. Item, don Alonso, duque de Calabria, hijo del rey de Nápoles, tenia por mujer á Hipólita, hermana del susodicho Luis Esforcia; del cual matrimonio nacieron don Fernando y doña Isabel; don Fernando fué rey de Nápoles despues de su abuelo y padre; doňa Isabel casó con Juan Galeazo, verdadero duque de Milan. Esta señora por ver á su marido desposeido, dado que ya tenia dos hijos en ella, por sus cartas persuadió á su padre que fuese parte para que, quitado aquel estado al tirano, su marido tomase la posesion de aquel señorío de sus antepasados. Luis Esforcia, vista la tempestad que desde Nápoles se le armaba, por sus embajadores y cartas convidó á Cárlos VIII, rey de Francia, para que tomase aquella empresa del reino, que decia pertenecelle de derecho. Ayudaba á esto Estéfano de Vers, gran privado de aquel Rey, que le hizo senescal de Belcaire, y Guillen Brisoneto, obispo de San Maló; allegábanseles muchos barones de Nápoles, que, desterrados de su patria por la crueldad de Fernando, rey de Nápoles, buscaban algun remedio para volver á sus casas y estados. Eran los principales Antonelo y Bernardino de Sanseverino, príncipes de Salerno y de Bisiñano. Fué así, como lo testifica Filipe de Comines, que aunque aquellos señores fueron bien vistos y recogidos en Francia, el tratamiento no fué tal que no pasasen muchas necesidades y menguas; por donde fueron forzados á hacer tambien recurso á España para supliear al rey don Fernando tomase aquella empresa por ser su derecho mas cierto á causa de la bastardía de los que poseían aquel reino de Nápoles; pero el Rey, por entender que aquellos barones pretendian solamente sus particulares, y que acudirian con sus fuerzas al que primero llegase, no quiso por entonces embarazarse en aquella guerra; solo pretendia con buenos medios y sin rompimiento divertir al Francés de aquella conquista; mas teníanla tan adelante, que con gran dificultad se pudiera volver atrás. Acudieron de una y de otra parte á buscar valedores é ayudas. El Francés y el de Milan para ofender se confederaron con todos los demás potentados de Italia, fuera de los florentines, que al principio estuvieron de parte de los aragoneses, y los venecianos que, conforme á su costumbre, quisieron mas estarse á la mira que mostrarse por ninguna de las partes. Asimismo el pontífice Alejandro, si bien al principio se mostró averso de aquellos reyes de Nápoles, últimamente con intencion que se le dió y concierto que se hizo poco adelante de heredar á sus hijos en aquel reino y acudir al mismo Papa con cierta pension cada un año, acordó mudar partido y mostrarse por los que le tenian tan obligado. Por otra parte, los reyes de Nápo

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