Imágenes de páginas
PDF
EPUB

del rey procedió de causas enteramente distintas de las que señalan los parciales y agentes del partido opresor. Una rara combinacion de circunstancias favorecía aquel atentado, el cual solo prueba la ingratitud y la perfidia de los que le cometieron. Pero esto corresponde á otra época, y á otro lugar.

CAPÍTULO XII.

ELECCION DE DIPUTADOS PARA LAS CORTES ORDINARIAS. ACTIVOS ESFUERZOS DEL CLERO PARA INTRODUCIRSE ENTRE LOS CANDIDATOS. ESPÍRITU CONSTITUCIONAL EN LAS CLASES ILUSTRADAS Y LABORIOSAS. TENTATIVAS DE LOS ENEMIGOS DE LA REFORMA CONSTITUCIONAL PARA

TRASLADAR LA RESIDENCIA DE LAS CORTES Y EL GOBIERNO Á PUNTO MAS FAVORABLE Á SUS DESIGNIOS. BATALLA DE VITORIA, Y ADJUDICACION QUE HICIERON LAS CORTES

AL LORD WELLINGTON DEL SOTO DE ROMA. PLAN DE LA REGENCIA SOBRE EL PRESUPUESTO DE GASTOS Y PAGO

DE LA DEUDA PÚBLICA. LAS CORTES ESTRAORDINARIAS CIERRAN SUS SESIONES. CONCLUSION DE ESTE EXAMEN.

La toma de Ciudad Rodrigo y Badajoz, la batalla de los Arapíles, la libertad de Madrid, el mando de todas las fuerzas en España confiado á un solo gefe, hicieron concebir las mas lisongeras esperanzas de ulteriores triunfos, no obstante la inesperada retirada de los aliados á las fronteras de Portugal sin haber podido rendir el castillo de Búrgos. A pesar de este contratiempo, la ofensiva que habían tomado los ejércitos daba á

la guerra un carácter muy diverso del anterior. Toda esta gloriosa campaña coincidía con la invasion de Bonaparte en Rusia; y los desastres que esperimentó aquel guerrero, desde que se vió obligado á abandonar á Moscow, aumentaban las probabilidades de llevar la guerra á la fron-tera de los Pirineos, y libertar á la desventurada península del cruel azote de una ocupacion militar en el centro de sus mejores provincias.

Aunqué la situacion de los españoles había variado considerablemente comparada con el triste y lamentable aspecto que presentaba su causa ántes de los sucesos militares que acaban de indicarse, no por eso la halagüeña perspectiva que tomaba de nuevo podía tranquilizar á los hombres públicos encargados y responsables de la direccion de los negocios. Verdad es que la Francia se veía ahora en la posicion mas crítica en que se había hallado desde muchos años, abandonada del rey de Prusia, que acababa de unirse con el emperador Alejandro, y cuyo ejemplo imitaba el nuevo rey de Suecia. Es verdad que el emperador de Austria, á pesar del enlace de su hija con Napoleon, se creía que no resistiese el atractivo de una liga, que jamas se formó semejante, bajo auspicios mas faustos y seductores. Es

verdad que Bonaparte había perdido el prestigio de invencible, y aun se había desvanecido mucho el encanto de sus anteriores triunfos: que había síntomas de descontento dentro de Francia y de conjuraciones entre algunos gefes militares: pero la prevision y la prudencia resistían que se confundiesen esperanzas de esta, especie con hechos, ó á lo ménos, con probabilidades fundadas en consideraciones muy graves y dignas de aten

cion.

Este hombre á quien empezaba á abandonar la fortuna había vuelto á Paris á mediados de diciembre de 1812, y había conseguido levantar trescientos mil conscriptos para emprender una nueva campaña. Su prodigiosa actividad triunfó de todos cuantos obstáculos le opusieron los diferentes partidos que resucitó su mala suerte en la guerra, y á mediados de abril había comenzado las operaciones otra vez, con éxito feliz á la verdad, atendidas las enormes fuerzas que ya le presentó reunidas la liga del Norte. Ademas, su suerte estaba demasiado unida á la de los mariscales y gefes de su inmenso ejército; á la de tantos hombres de estado y administracion como había producido una revolucion irreconciliable con los soberanos de Europa, para esperar

entónces que su persona quedase separada, y se pudiese aislar el verdadero orígen de su poder y su influencia. Por tanto no se podía dudar con fundamento que la Francia dejase de sostenerle con teson ántes de correr los riesgos de una reaccion política, que, empezada, no era fácil dirigir segun la voluntad de ningun partido.

Las Córtes desde luego se penetraron, de lo crítico de aquestas circunstancias, y de que la guerra en la península era, cuando ménos, una diversion demasiado poderosa, para que dejase de constituir parte esencial del plan general contra el enemigo comun. Por tanto se ocuparon con ardor en proporcionar á la regencia, ántes de cerrar sus sesiones, todos los auxilios que pudiese necesitar para dar el mayor impulso á las operaciones militares. Antes de examinar esta parte tan importante de sus últimos trabajos conviene hacer algunas advertencias indispensables para la mejor inteligencia y claridad de la materia.

La grande estension de territorio que empezó á libertarse en el interior del reino con la retirada hacia el Ebro de los enemigos, facilitó á varias provincias, representadas en las Córtes

« AnteriorContinuar »