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a las ciudades de Chile, i me habria evitado a mí el de tener que rectificar hechos que por su mucha notoriedad no debian haber sido ignorados.

De lo que precede resulta que el conquistador Valdivia, léjos de haber limitado por los Andes los territorios de las poblaciones que fundó en este suelo, estendió esos territorios al otro lado de la cordillera. Así la primera de last aseveraciones del doctor Velez es un error que nada justifica, i que aun cuando hubiera sido una verdad, de nada le habria aprovechado.

El segundo punto de la proposicion es tan falso como el que dejo refutado. Lo que el señor Velez llama Chile propiamente dicho no tenia por límites al oriente los Andes i al sud la boca del estrecho, sino que se estendia hasta el mar del norte.

El señor Velez da por fundamentos de su opinion acerca del particular el equivocado concepto de que Valdivia consideraba dividida su gobernacion en dos porciones distintas, i el tenor de los títulos otorgados a este mismo conquista dor i a Hurtado de Mendoza. Esos títulos, dice, espresan que los límites australes de Chile llegaban hasta el estrecho de Magallanes. Claro es entonces que «solo se estendia la jurisdiccion de

estos gobernadores a la costa marítima de la cordillera hasta la boca del estrecho o cabo de Victoria. La provincia de Cuyo que formaba parte del reino de Chile era la que se estendia por la parte oriental de los Andes hasta Magallanes.>>

He refutado, me parece sin dejar lugar a réplica, la falsedad del primer fundamento de la estraña opinion que ha avanzado el señor Velez, i he manifestado con documentos auténticos que los territorios de la Serena i Santiago llegaban hasta el Tucuman.

La estension de la jurisdiccion de esas dos ciudades está indicando, no solo que la gobernacion de Chile no estaba dividida en dos rejiones distintas, como se le ha antojado suponerlo al señor Velez, sino que los límites de lo que él llama Chile propiamente dicho se internaban hasta mucho mas allá de la cumbre de los Andes. En una palabra los límites de Chile propiamente dicho i los de la gobernacion de Chile eran los mismos, porque ni en la práctica ni en la lei existia esa division de países que ha soñado el señor Velez.

El segundo argumento sacado de los títulos de los gobernadores chilenos es orijinalísimo, i prneba precisamente lo contrario de lo que se pretende hacerle probar.

El señor Velez confiesa, no puede ménos de confesarlo, porque es una cosa que saben los

niños, que desde Pedro de Valdivia hasta don Agustin de Jáuregui en 1776 los gobernadores de este país han gobernado a uno i otro lado de la cordillera, es decir para emplear el lenguaje del señor Velez, han gobernado a Chile propiamente dicho i a la provincia de Cuyo.

El rei, al espedirles el respectivo nombramiento, no hace la menor alusion a esa separacion de provincias independientes que el señor Velez ha venido a descubrir solo en el año de 1854. En los primeros tiempos de la conquista, decia simplemente que los gobernadores de Chile estenderian su jurisdiccion hasta el estrecho de Magallanes inclusive; despues se limitaba a espresar que el gobernador entrante ejerceria la suya en la misma forma i dentro de los mismos límites que su antecesor. No hai en dichos nombramientos una sola palabra que presente a Chile dividido en dos comarcas, ni mucho menos ninguna que le fije por límite oriental la cordillera.

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En qué parte de esos documentos ha visto el señor Velez lo que asevera? Ahí están; los he copiado mas arriba; cada uno puede leerlos i palpar por sí mismo hasta qué punto el patriotismo i el deseo de inventar argumentos en una mala causa han podido cegar al autor de la memoria que critico.

Los títulos de Jerónimo de Alderete i de García Hurtado de Mendoza a que se refiere el se

ñor Velez no contienen otra disposicion sobre límites, sino la de que la gobernacion de Chile se estienda desde los confines del Perú hasta el estrecho de Magallanes inclusive. Nada dicen sobre los límites orientales i occidentales de la gobernacion; mucho menos sobre los de las pretendidas provincias de Cuyo i Chile propiamente dicho.

¿Sabe el señor Velez lo que signífica ese silencio? Significa que la corte daba a Chile por límite occidental la mar det sur i por límite oriental la mar del norte.

Basta poseer una lijera tintura de las piezas oficiales i costumbres de la época para dar el sentido mencionado a la fijacion de límites que nos ocupa, como puede aprenderlo el señor Velez en la pájina 45 de esa Memoria histórica, tan alabada por él, que don Pedro de Angelis ha trabajado sobre esta misma cuestion.

Pero si no quiere molestarse en rejistrar ese opúsculo, reflexione únicamente, para convencerse de lo que afirmo, que los gobernadores de Chile se consideraban autorizados, sin mas que los despachos mencionados, para ejercer jurisdiccion a uno i otro lado de los Andes. Supongamos por un momento que el título de Alderete, Hurtado de Mendoza o sus sucesores se refiriera solo a Chile i fijara los límites orientales de este país en la cumbre de la cordillera, como lo cree

el señor Velez. Alderete, Hurtado de Mendoza i sus sucesores habrian necesitado en esta suposicion de un segundo título para gobernar en la provincia de Cuyo. ¿Ha descubierto el señor Velez que a alguno de ellos se le espidiera ese segundo título? Sin embargo, tiene que conceder que por lo menos hasta 1776 han gobernado a uno i otro lado de los Andes. De esto se deduce la cima de la cordillera es una línea divisoria entre Chile propiamente dicho i la provincia de Cuyo trazada por la imajinacion del señor Velez en el siglo actual, i no por la corte de España en la época deł coloniaje.

que

Despues de lo que he manifestado, me parece que sería cerrar los ojos a la evidencia negar que Chile en los primitivos tiempos de la conquista tenia por límites al norte los confines del Perú, al sud el estrecho de Magallanes, al orien→ te el mar del norte i al occidente el mar del sur, i pretender que ese territorio no formaba una gobernacion una e indivisible.

La primera de las cuatro proposiciones del señor Velez debe agregarse al catálago de errores históricos que ya le dejo apuntados.

No quiero pasar a otra cosa sin hacer una observacion que creo curiosa.

El señor Velez ha incurrido en las equivoca

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