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Entró su Excelencia é Ilustrísima á la Iglesia Seráfica, reconoció la partícula, y para mayor seguridad en quan. to su adoración no peligrase llamó Filósofos, y hombres peritísimos en la sagrada Teología, de que se determinó, se consagrasen formas, y se pusiesen dos de ellas en el Vaso, las quales se llevaron prosesionalmente á la Santa Iglesia Catedral, yendo las Sagradas Religiones, los Párrocos con sus cruces altas, el clero con sobrepellices, gran copia de caballeros, todos enlutados, con profundo silencio con los Gefes, y cavos más principales de la milicia con sus insignias boca avajo, Pifanos y Bucinas detempladas, con sus cajas de Guerra enlutadas, y los señores de la Real Audiencia y Tribunales con el Señor Obispo-Virrey todos de luto, y los Señores del Cavildo Eclesiástico sede vacante con sus capuzes, y lobas.

Colocadas estas dos Santas Formas en el Sagrario Parroquial de esta catedral se hizo, y celebró la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, sin Música. ni lo sonoro del acorde acompañamiento de sus instrumentos. Todo fué tristeza, y sentimiento, llorando todos sin consuelo.

Dejaron los Alcaldes criminales á su Excelencia é Ilustrísima en su Palacio y pasando á su cárcel de corte, hallaron en ella al Padre Eustaquio Alvarado de la compañía Jesuítica, quien no pudo conseguir del reo le manifestase la parte donde había arrojado las Santas formas, y hallando imposible su manifestasión, después de mucho travajo se fué desconsoladíssimo. Los Jucces viendo su pertinacia negativa, trataron de darle tortor, y aún se discurrió pasar á más. Confirmóse ésto con haber enbiado á la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados á llamar un confesor que fué el Padre Christóval de Cuba, y Arze, quien con su persuasiva eficacia consiguió lo que ya nos tenía impacien

te.

Cansados los Jueces estavan reposando, ya en sus casas quando é aquí sale dicho Padre Chirstóval diciendo Bendito sea nuestro Dios y Señor que ya me declaró este reo como en la Alameda de esta ciudad escondió en vn abujero que hizo al pié de vn Naranjo en su zequia, embuelto en vn papel las Sagradas formas.

No lo hubo bien pronunciado quando el Alcayde Diego Sáenz mandó á la pluma lo referido, y por su prolija formalidad va según se puso en el Villete, escrito al Senor Doctor Juan Fernando Calderón de la Barca Oydor de Valladolid y Alcalde más antiguo de esta Real Sala: Señor, Señor acaba Fernando de declararle al Padre Chirstóval de Cuba haber enterrado las Santíssimas Formas en la Alameda. Con esto partió dicho Señor Togado donde el Señor Obispo-Virrey, á quien halló confiriendo el caso con su Asesor doctor don Andrés de Munive, Canónigo Penitenciario de la Santa Iglesia de Quito, y el Reverendísimo Padre Luis de Andrade Provincial Jesuítico, quien había ya hido á la Alameda en la estufa de dicho Asesor, y en su compañía, y con el deseo de hallar el Tesoro perdido, no advirtió en el compañero Religioso, que dejó en el Palacio, hasta que descendió á buscar la parte, que sin fixesa dixo el reo, y por que no se escandalisasen, los que podían estar viendo, que un Jesuíta iba solo, empezó á abrir las cortinas que antes iban cerradas, para que constase ir con tan honrado compañero, mas no hallando las Santísimas formas se bolvieron.

Vista la variabilidad del reo en las señas que dava, las quales siempre salían falsas, determinan llevarle en vna caleza con dos pares de grillos á cortina cerrada yendo con el Señor Doctor Juan Fernando Calderón, con una dozena de cavallos, que circundavan su persona, quien al pasar por la casa profesa de Nuestra Señora de Desamparados, llamó al M. R. Padre Alonso Mesía de la compañía Jesuítica para en caso de hallarse las dichas Santas Formas las cogiese, y tragese con la solemnidad devida.

Puesto Fernando ya en la Alameda, y desmontado de la Estufa todo atónito, y sin poder acertar vagaba, señalando ya en vn árbol, ya en otro sitio mintiendo á cada palabra. Mas el cielo permitió, que al andar errante sin hacer reminicencia del lugar de su oculto rovo vn Sambito de edad de siete á nueve años poco más o menos, nombrado Tomás de Moya, con gran viveza, y presteza Dixo, A ese Señor vi yo en aquella scquiesita junto á aquellos árboles (señalando siempre vn Naranjo, y vn Sauce), y por que yo

no viese lo que estava haciendo me tiró de piedras (1). Buscóse con profundo celo, y en breve se halló el Divino Maná, Maná abscondituz incap. Corporeuz et incapitulo revera de consecreta dist. 2 embuelto en vn papel en el qual se hallaron todas las formas menos vna que quedó sin unirse integra. Alborotáronse todos, y con p ofunda reverencia á vista de los Juezes fué el Reverendísimo padre Alonso Mesia á escudriñar con averiguación que hizo con el Reo, quien sub juramento confesó ser ellas las formas que enterró, y escondió en el papel, cuya letra conocia por suya y estavan húmedas. Arrodilláronse todos con gran júbilo, y adorando á su Divina Magestad, partiéronse los Juezes con su Reo á continua:le en su calab oso infernal.

El padre Cristóval de Cuva levantó el grit pidiendo la libertad para el Parbulo descubridor aquien su Excelencia é Ilustrísima se la mandó. Dibulgóse tan feliz noticia por toda la ciudad, pedíanse unos á otros las albricias, y resíprocamente se daban los paravienes, siendo ya más de la vna del día, quál salía dejando lo apetitoso de sus manjares, quál sin sombrero, y muchos sin espada salían inquiriendo dónde estava su Dios, y Señor. Encontrávase los Cavalleros ya sin Peluca vnos; y otros sin capa: Los Señ、res Canónigos á pié según la priesa les dava lugar, las comunidades sin orden, más corrían que caminavan, quienes luego que hallaron al Señor que estava ya en la Igle. sia Farroquial de Señor San Lázaro, traído en manos del Reverendo Padre Alonso Mesia con Sobrepelliz, Estola, y Muzeta, que le dieron en la cercana frontera Capilla de Nuestra Señora del Patrocinio le entonavan el Te Deum Laudamus. Su Excelencia é Ilustrísima sin atender á lo rigoroso del ardiente sol, que reberbera más en el Puente de este

(1) A f· 53 del Libro donde se asientan las partidas de Baptismo de Esclavos se halla en San Lárazo asentada vna en 18 de Enero de 695 de Tomás de año y vn mes hijo de Juana de la Cruz Negra Esclava del Lizenciado Doctor Francisco Sánchez Heresuelo, y de Padre no conocido, fué su Madrina Doña Luisa Ochoa. Ien los Libros funeral s de la misma Parroquia, consta fué enterrado en ella el dicho Tomás en 24 de Abril de 765, á los 71 años de edad, quien se ocupó en el oficio de Zapatero con Tienda pública en la Esquina de Esplana

Río Rímac, ni reparando en lo fatigado, y sudoso que estava gozando del reposo de su Palacio sin dar parte á la fami lia se salió dando voces le guiasen á la parte donde se había hallado al Señor, yendo sin su Episcopal galero, el qual le dió después en el camino vno de sus familiares, que también corrieron muchos sin él, y aún sin Manteos hasta que llegaron á la Santa Iglesia Parroquial de Señor San Lázaro, donde fué tanto concurso que hubo así en su Iglesia, Semeterio, y calle principal que se temió con la mucha presión qualquier desgracia, y más quando anegados en alegría, gustosos arrojaban muchos al Ayre sus sombreros, y esparcían plata á puñados, y los más reportados sacavan los pañuelos, victoreando, y diciendo VIVA, VIVA EL SEÑOR SACRAMENTADO.

La cofradía del Señor de dicha Parroquia sacó su Palio Guión, Mazas, y Cirios de á libra que repartieron para venir en procesión hasta el Sagrario de la Parroquial de esta Santa Iglesia Catedral donde se admiró ver tanta copia de clérigos con Sobrepellizes que se juntaron procesionalmente desde la Santa Iglesia de nuestra Señora de Copacavana todos con sus Estolas, aiternándose á incensar al Señor hasta que el Señor Obispo llegó, quien estando genuflexo, adoró, hirío su pecho, y tributando con viva fee su devoción en continua incensación, se le dió vna hacha de las que su prevenida familia previno se puso tras del Palio, y junto con los Ministros de la Real Audiencia y Tribunal en orden, y los Señores Canónigos con su Venerable Deán sede vacante, llevaron sus cirios, y á todos prefirió incesando de dos en dos, y siempre con el Divino Sacramento el Reverendo Padre Alonso Mesía, quien lleva en la Palma de la diestra mano la Santa Forma que vnica fué hallada íntegra, la qual como estava húmeda, y no se halló tan presto Patena, á poca deligencia se pegó en dicha mano, y como todos saven son las manos de qualquier Sacerdote Aras consagradas llevábanse también en vnas hermosíssimas Fuentes de plata las yervas, y gramas con alguna tierra, y agua de la parte en que estavan las formas por si hubiese quedado alguna Partícula.

Pasó el Señor Sacramentado por la Iglesia de Nuestra Señora de Desamparados en donde con repique de sus sonoras campanas, y tronantes cohetes, que rasgaban la región

Aérea alborosaron más los afectos, y corazones ensendidos en amor de su Señor Sacramentado aquienes los padres Jesuítas querían que dexase en el Sagrario de dicha de su Santa Iglesia por haber sido ellos los descubridores, y lo hubie ran conseguído á no haber este Venerable Deán y Cabildo Eclesiástico sede vacante obiádolo.

Las tres de la tarde eran ya quando dió vista su Divina Magestad por la Esquina de Cabildo de esta Plaza mayor en cuya Esquina yacía María Angola nuestra Campana quebrada quien á estar sin lesión, y en su pristino lugar hubiérase hécho lenguas regosijando la funsión, más los mu. chachos impacientes por repicar con piedras la repicaron, y aún estando muda se hizo lenguas en su festejo.

I por que en acto tan serio no faltase un Bufón iba por delante vn pobre llamado Caga-leche cofradre antiguo de Baco quien con su Váculo iba expeliendo la gente que presurosa á Cavallo venía, y diciendo mil gracias pedia victores, y viva Jesús, y el Corazón Sacramentado.

No ignora la curiosidad prolija que nuestra Plaza mayor es bastantemente capaz, y de proporcionada magnitud (pues no parece hypérbole) el concurso no cavía en ella, nien las achurosas espaciosas naves de nuestra Santa Iglesia Catedral, y nos aseguran ancianos, profesores de la verdad, y tenidos por verdaderos Padres de la Patria que en funciones grandes de fiestas especialíssimas que antiguamente se han celebrado en ella, ya Regias, ya de Canonisación ó Beatificaciones de Santos no se ha visto semejante concurso tan apiñado, y montonado.

Los repiques de todas las campanas de la ciudad fueron vniversales, resonando todo consonancias.

Asomó el Señor Sacramentado por la Plaza mayor, y apenas le vieron en la Santa Iglesia Catedral quando de sus Torres y portadas, arrojaron los paños negros, que en sentimiento del rovo de su Esposo había enlutado, y de su Altar mayor se corrió el velo morado, con que estava cubierto, y ya todo era alegría.

Llegó el Pan Eucarístico, y entre el ruido de los Victoreos y clamores con lágrimas, que cauzó el sumo gozo, se apropinquó su Excelencia é Ilustrisima al Altar mayor

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