Antología de prosistas españoles

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Imp. de la Lib. y casa edit. Hernando (s.a.), 1928 - 383 páginas
 

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Página 222 - Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso (que eran los más del año), se daba a leer libros de caballerías con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda...
Página 171 - El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada. Salinas, cuando suena la música extremada por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino mi alma que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino, y memoria perdida de su origen primera esclarecida.
Página 144 - ... en la forma del decir, y en la pureza y facilidad del estilo, y en la gracia y buena compostura de las palabras, y en una elegancia desafeitada que deleita en extremo, dudo yo que haya en nuestra lengua escritura que con ellos se iguale.
Página 220 - EN UN LUGAR de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.
Página 100 - ... mejor aparejo por ser mejor la vianda y menos mi hambre. Quiso Dios cumplir mi deseo y aun pienso que el suyo; porque como comencé a comer...
Página 307 - Traía un bonete los días de sol, ratonado con mil gateras y guarniciones de grasa; era de cosa que fue paño, con los fondos de caspa. La sotana, según decían algunos, era milagrosa, porque no se sabía de qué color era. Unos, viéndola tan sin pelo, la tenían por de cuero de rana; otros decían que era ilusión; desde cerca parecía negra y desde lejos entre azul; llevábala sin ceñidor.
Página 72 - ¿Cómo sentirá el armonía aquel que consigo está tan discorde; aquel en quien la voluntad a la razón no obedece; quien tiene dentro del pecho aguijones, paz, guerra, tregua, amor, enemistad, injurias, pecados, sospechas, todo a una causa?
Página 222 - Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años: era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza.
Página 309 - Repartió a cada uno tan poco carnero, que en lo que se les pegó a las uñas y se les quedó entre los dientes, pienso que se consumió todo, dejando descomulgadas las tripas de participantes. Cabra los miraba, y decía: "Coman; que mozos son, y me huelgo de ver sus buenas ganas.
Página 99 - Dios place, presto nos veremos sin necesidad. Aunque te digo que después que en esta casa entré, nunca bien me ha ido. Debe ser de mal suelo. Que hay casas desdichadas y de mal pie, que a los que viven en ellas pegan la desdicha. Ésta debe de ser sin duda de ellas; mas yo te prometo, acabado el mes, no quede en ella, aunque me la den por mía.

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