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ñarle, suministrando indicios del hurto?. Hay cosas en que no cabe evidencia, pero en que casi llega á producirla la verosimilitud moral; y de éstas es la buena fé de Garcilaso res. pecto de Valera. No puede decirse en ningún caso que lo pla. gió: lo copió, sí, lo utilizó, declarándolo siempre que lo hacía; se sirvió de él como se sirvió de la Crónica del Perú de Cieza, y de las historias de Acosta, el Palentino y Gómara. El que cita no plagia. Para afirmarlo habría que desconocer el valor de los vocablos.

Por último, no es cierto que Garcilaso sólo pensara en escribir la historia del Perú después de haber leído los papeles de Valera. En la dedicatoria de la traducción de León el He

breo (1586) promete escribirla. Probablemente ya la pre paraba. Valera no ha sido, pues, su inspirador; y no hay motivo racional para dudar de las relaciones que del Perú le mandaron sus parientes indígenas, de las cuales varias veces habla.

Desearía que me convencieran las razones de Vd.; pero hasta ahora no las creo bastantes. Ojalá lo fueran, para redimir de un olvido injusto á un ilustre y estudioso compa. triota de la primera generación criolla.

Disimule mi franqueza; acepte mi caluroso agradecimien to, y téngame como á su verdadero amigo y servidor.

JOSÉ DE LA Riva Agüero.

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LOS ALCEDO Y HERRERA

DATOS BIOGRÁFICOS

DON DIONISIo de ÁlcedO Y HERRERA nació en Madrid el 8 de abril de 1690 del matrimonio del Secretario del Consejo de Italia don atías de Alcedo y Herrera, y doña Clara Teresa de Ugarte, natural de Bilbao, ambos de conocido linage enlazado con títulos de Castilla y personas notables de España. En 1706, siendo aún muy joven y estando de oficial de la tesorería de Cruzada del arzobispado de Sevilla y obispado de Cádiz, se dirigió al Perú con la familia del Virrey Marqués de Castell-dos-ríus, á quien le recomendó para una buena colocación el Marqués de Mancera, Presidente del Consejo de Italia. Atacado en Cartagena de Indias de las fiebres endémicas en esa población, tuvo que permanecer allí, y como el Virrey prosigiese su viaje á Lima, resolvió Alcedo regresar á España en la armada que lo había conducido y estaba á órdenes del onde de Casa-Alegre. Apenas comenzaba la navegación fueron los galeones atacados por una escuadra inglesa mandada por el Almirante Carlos Wager, y después de un reñido combate quedó Alcedo herido y prisionero. Se le condujo á Jamaica, en donde permaneció hasta 1710, que, cangeado, regresó á Cartagena. Emprendió entonces viaje á Lima en busca del Virrey, pero á su arribo á Quito se impuso de que el Obispo don Diego Ladrón de Guevara se preparaba á marchar á Lima con el fin de encargarse del gobierno del Virreinato, que había recaído en él por fallecimiento de Castell-dos-ríus.

Alcedo se presentó entonces al Obispo, quien ‹nterado de sus circunstancias, en obsequio á la memoria de su antecesor y reconociendo las cualidades y aptitudes de Alcedo, á pesar de sus pocos años, le nombró Oficial de su Secretaría de Cá mara. Este empleo lo desempeñó Alcedo desde el 10 de junio del dicho año 1710, que salió de Quito el Obispo, hasta el 12 de enero de 1712, que se le nombró Contador orde nador del Tribunal de Cuentas de Lima, á cuyo cargo se agregó el de Contador general del derecho de sisa en el Virreinato y el de Visitador de las tesorerías del Reino. En 1718 que cesó en el mando Ladrón de Guevara, se dirigió Alcedo en su compañía á España, por la vía de México; pero de aquí, por orden del Obispo, se adelantó á la Corte para representarlo en el juicio de residencia. El Virrey de México Marqués de Valero, le concedió la autorización necesaria para el viaje en 3 de julio de 1718.

A poco de estar en la Corte se tuvo noticia de la muerte del Obispo-Virrey, y entonces Alcedo, dando por terminada su comisión, hizo ante el Consejo Supremo de Indias información de sus servicios, reclamando ser remunerado. Se le otorgó la gracia de ser nombrado Corregidor de Canta, en el Perú, y habiendo jurado el cargo ante dicho Consejo el 21 de abril de 1721, se dirigió á su destino en los galeones que en ese año salieron de Cádiz al mando del Teniente General don Baltazar de Guevara.

Ejercía Alcedo este corregimiento cuando se acordó en junta del Virrey, Audiencia Real y Tribunal del Consulado, constituir una diputación de personas de idoneidad y confianza para que informara al Soberano, con toda exactitud lo res pectivo al aumento y conservación del comercio entre España é Indias, la manera conveniente de restablecer las armadas de galeones, suprimidas entonces, y de continuar los impuestos de avería, almojarifazgo y alcabalas. El 10 de enero de 1724, fué elegido Alcedo por dicha junta y en votación secreta para el desempeño de esa comisión. El 21 se otorgó á su favor los poderes competentes como diputado general del Reino, y el 5 de febrero salió del Callao para llenar su cometido. En Panamá se puso á órdenes del Marqués de Cas tell-fuerte que iba al Perú provisto por Virrey. Pasó á Por

tobello, se embarcó para la Habana, por el rumbo de Campeche, que tomó la armada para librarse de piratas, y de allí pasó por Canarias á Cádiz, en donde desembarcó en mayo de 1725, para dirigirse á Madrid.

Cuando se encaminaba á la Corte recibió una Real Orden comunicada por el Marqués de ......................................... del 17 de mayo de 1725, mandándole pasar á Aranjuez para entregar allí á la Reina las enunciadas alhajas. Obedecida esta orden fué á Madrid. Presentó al Consejo de Indias los poderes de su comisión, que dec'aró bastantes dicho tribunal el 20 de junio. Formó Alcedo entonces un Memorial informaticio, de 148 fojas en folio, comprendiendo en él quince capítulos que trataban los puntos más importantes de su comisión. Felipe V, á fin de resolver con maduro acuerdo las cuestiones allí presentadas, organizó una junta particular que se ocupase del asunto, compuesta del Secretario de la negociación de Marina é Indias, don José Patiño, como presidente, y de don José de Castro Araujo y don Rodrigo de Cepeda, consejero del Real de Castilla, don Juan José de Mutilva y Andueza y don José de Laysequilla, del de Indias, y del referido don Dionisio de Alcedo. Este sostuvo en la Junta las opiniones emitidas en su mencionada representación, y ade más las que aducía en un tratado que imprimió en fólio: De la justificación de los asientos de avería, almojarifazgos, alcabalas y emisión de armas; lo cual originó las reales cédulas que restablecieron las armadas de galeones, y otras en que se resolvían varios puntos tendentes al mejoramiento del comercio de la metrópoli con sus colonias.

Los meritísimos trabajos de Alcedo en esta ocasión á favor de las colonias, le hicieron acreedor á premios de significación. El 28 de marzo de 1728 recibió título de Gobernador y Capitán General de Quito y Presidente de su Real Audiencia.

Juró ante el Consejo de Indias en el 6 de abril, y dirigiéndose á su presidencia tomó posesión de ella el 30 de diciem bre. Gobernó Alcedo á Quito hasta el 28 de diciembre de 1736, que entregó el mando á don José de Araujo y Río.

En ese tiempo llegó á Quito la comisión científica encargada de medir el meridiano, presidida por el célebre Mr.

Godin, y de la que formaban parte, por España, los no menos célebres Jorge Juan y Antonio de Ulloa. Alcedo prestó á esa comisión toda clase de auxilios y facilidades, aun cuando no permitió á los franceses levantar planos corográficos. Absuelto Alcedo del juicio de residencia volvió á España por la ruta de Cartagena y la Habana, y llegó á San Andrés el 13 de agosto de 1739, á donde se dirigió la armada, que era la de los azogues, así llamada por el cargamento que conducía, á fin de evitar una sorpresa que en la recalada del cabo San Vicente le preparaba una armada inglesa.

Ya en la corte se dedicó á satisfacer una Orden Real comunicada por el Ministro don José Patiño, recién restituido de América, para que hiciese conocer el procedimiento de los ingleses en cuanto á la manera como habían cumplido el tratado de Utrech en el tráfico de negros, y otros puntos á aquellos súbditos relativos en su comercio con las colonias españolas. Alcedo publicó el Aviso histórico politico geográfico, de que se hizo una edición de un mil ejemplares; edición que desapareció casi sin ser conocida, porque los agentes de Inglaterra en España, la adquirieron en su mayor parte para evitar su circulación.

Se hizo nueva tirada en 1763, pero tuvo igual suerte que la anterior.

Publicó también Alcedo la información de sus méritos á que antes he aludido, y como premio de ellos se le nombró por Real Cédula de 15 de noviembre de 1741, Gobernador y Capitán General de la provincia de Tierra-firme y Presidente de la Real Audiencia de Panamá. Mientras se le presentaba ocasión para dirigirse á su destino publicó en Madrid en 1741 con licencia del Consejo concedida el 9 de octubre, el Compendio histórico de la provincia, partidos, ciudades, astilleros, ríos y puertos de Guayaquil, obra en que se relacionan muchos de los actos practicados por el autor en su presidencia de Quito, á cuya jurisdicción correspondía esa ciudad. En 1743 salió Alcedo de España nuevamente para América, y el 8 de marzo llegó á Cartagena. Se dirigió inmediatamente á Panamá y allí tomó posesión de la presidencia y capitanía general el de 8 de julio. Estaba Alcedo encargado de dirigir las fortificaciones de Portobello y río

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