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Chagres, para impedir el tráfico ilícito que por allí se fomentaba. En cumplimiento de ésto cubrió de baterías la bahía de aquel puerto y la boca y la longitud de ese río, aumentó á 865 las plazas del batallón que guarnecía esos fuertes y que solo contaban con 300, mejoró la artillería y allegó considerable número de pertrechos, de modo que pudo sostener se con éxito reñido combate con los enemigos en Chagres el 31 de enero y en Portobello el 2 de agosto de 1744.

Estableció vigías debidamente resguardados y vigilados para impedir el contrabando, lo que se logró casi en general, pues por las acertadas medidas de Alcedo cayeron en comiso en los cuatro primeros años de su gobierno, mercaderías por valor aproximado de medio millón de pesos. La intransigencia con que Alcedo quizo cumplir las reales disposiciones le concitó la animosidad de algunos elevados personages, perjudicados en sus intereses con la vigilancia y rectitud del Gobernador. Alcedo fué acusado por el Oidor don Juan Pérez García ante el Virrey del Nuevo Reino, don Sebastián de Eslava, y como éste desatendiese á las acusaciones, porque conocía su origen, las presentó ante el Supremo Consejo, de las Indias. A su vez Alcedo, por ante el mismo Consejo denunció al citado Pérez García como cómplice de los contrabandistas y por otras faltas graves en el desempeño de su cargo. El Consejo dispuso entonces que ambos fuesen pesquisados; lo que se actuó de orden del Virrey del Nuevo Reino, don José Alfonso Pizarro Marqués del Villar, por haberse negado á hacerlo su antecesor Eslava, por una comisión compuesta del Coronel don Fernando Morillo Velarde, como juez, el Licenciado don Eusebio Sánchez Pareja, Oidor honorario de la Audiencia de Santo Domingo, y Teniente gobernador de Cartagena, como asesor, y de don Francisco Damián de Espejo, Escribano Real por secretario. Tramitado el juicio se sentenció absolviendo á Alcedo y declarando que había obrado como buen ministro, amante y fiel servidor de su Majestad, celoso de sus reales intereses, y que había cumplido exactamente las obligaciones de los empleos de presidente, gobernador y comandante general. Remitidos los autos al Consejo en 1752 en apelación, se confirmó por sentencias de vista y revista lo resuelto por el juez

pesquisidor, y habiéndose consultado la determinación real al respecto se conformó con la confirmación del Consejo, mandando que se publicase.

Estos incidentes obligaron á Alcedo á dejar el gobierno de Tierra-firme el 24 de diciembre de 1749, cuando aún le faltaban dos años de los ocho porque había sido designado.

En España Alcedo desde 1752 se dedicó á escribir diver. sas obras de que le tenía encargado desde mucho antes Felipe V. Publicó la Descripción de los tiempos de España en el presente décimo octavo siglo, con las memorias del glorioso reinado del señor don Felipe V, y su continuación en el del señor don Carlos III el Feliz, libro del que solo se tiene noticias por tradición, pues no se conoce ejemplar alguno de él. Publicó otras varias, de las cuales, con algunas de las antes citadas, ha hecho una esmerada edición en Madrid en 1883, don Justo Zaragoza en un volumen en 4°.

Falleció don Dionisio en 1777, de 87 años de edad, dejando de su matrimonio contraído en 1721 con doña María Luisa Bejarano y Saavedra, natural de Sevilla, y que falleció en Madrid en 1755, á don Ramón y don Antonio, quienes el 9 de abril de 1744 sentaron plaza de cadetes supernumerarios y llegaron á tener el mando del regimiento de Reales Guardias españolas; doña Gertrúdiz de Alcedo, que fué casada con don Nuño Apolinar de la Cueva, Marqués de Santa Lucía de Conchán, doña Luisa que parece no tuvo sucesión y doña Leonor, esposa de don Juan de Valparda, Fiscal de Quito.

Las obras de Alcedo publicadas por el señor Zaragoza lo han sido con el título de Piraterías y agresiones de los ingleses y de otros pueblos de Europa en la América Española, desde el siglo XVI al XVIII. Va precedida de una erudita y extensa introducción que comprende 130 páginas y consta de tres partes: I.-Los piratas en América; II.-Piraterías y agresiones contra la América española y III.-Genealogía y apuntes biográficos de don Dionisio de Alcedo y Herrera. Las obras de éste que le siguen son: Proemio a registro hidrográfico de ambas Américas septentrional y meridional por las costas de los mares Norte y Sur. Lleva los folios I á LII y va colocada como preámbulo de lo que

el sigue y es: Aviso histórico, político, geográfico con las noticias más particulares del Perú, Tierra-firme Chile y Nuevo Reino de Granada, con la relación de los sucesos de 205 años, por la cronología de los adelantados, presidentes, gobernadores y virreyes de aquel reino meridional, desde 1535 hasta el de 1740, y razón de todo lo obrado por los ingleses en aquellos reinos, por las costas de los dos mares del Norte y del Sur, sin diferencia entre los tiempos de la paz y de la guerra, desde el año 1567 hasta el de 1739.

Esta fué antes publicada en Madrid, en la oficina de don Diego Miguel de Peralta. Está fechada la presentación que Alcedo hace en dicha obra al Rey, el 20 de febrero de 1740. En el tomo formado por Zaragoza las dos primeras páginas corresponden á la portada, que es la de la primera edición, y las siguientes desde la 3 n. c. hasta la 270 ocupa el texto. En la 271 está la portada: Incursiones y hostilidades de las naciones extranjeras en la América Meridional con las providencias de España para defender y guardar el paso de la mar del Sur por el estrecho de Magallanes, y Comento anual geográfico é histórico de las guerras del presente siglo XVIII en la Europa y en la América. En ésta van comprendidas tres obras escritas en diversos tiempos por Alcedo: I.-Incursiones y hostilidades de las naciones extranjeras en la América Meridional por la banda del Sur. De las páginas 273 á 276. II.—Provi lencias de España para defender el paso de la mar del Sur, por el estrecho de Magallanes. Lleva de las 277 á la 310 y relaciona lo acontecido de 1730 á 1768. III.-Co nento anual geográfico é histórico de las guerras del presente siglo en Europa y en América. Tratados de paz en los congresos de Utrech el año 1714, en el de Aquizgran 1748, y en el de Versalles 1763, y diferencia de su práctica en la Corte de España. Va fechada en Madrid el 30 de julio de 1770, y ocupa de las páginas 310 á 379. IV.-Continuación del Comento anual histórico, político y geográfico de la América septentrional distinguida con el nombre de Nueva España, América septentrional por la banda del Norte. Abraza las páginas 381 á 404 y discurre por los años 1739 á 1765; tiene fecha Madrid 5 de enero de 1771, V.-Descripción y analogía de los nombres de

Falklany Malvinas, de la 405 á 420, tiene igual fecha del anterior, la que también lleva la siguiente: VI-Estado que manifiesta el número de clase y goces de las personas existentes en las Malvinas, 421 á 436. Después con especial portada se encuentran: VII-Presupuestos y consecuencias de la extinción de galeones para los puertos de Tierrafirme y retardación de las flotas para los de Nueva España, y de la continuación de los registros de los particulares en los tiempos de la paz como en los de la guerra; desde la página 437 á la 525.

Al fin van 5 fól, n. c. con índice, con carátula especial y después tres mapas correspondientes á las obras insertadas en el tomo y son: Carta geográfica del istmo de Panamá; carta geográfica é hidrográfica de la parte de la América Meridional que confina con las tierras australes y derrota de Anson por aquellos mares y plano particular de las islas de Juan Fernández; mapas llenos de advertencias y curiosas observaciones que por completo satisfacen el propósito con que se levantaron.

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Hijo de Don Dionisio de Alcedo y Herrera y de Doña Ma. ría Luisa Bejarano y Saavedra, Don Antonio de Alcedo y Herrera nació en Quito el 14 de Marzo de 1736, en cuyo día se le bautizó por el Capellán de la Real Audiencia, Doctor Don Miguel Marino de Lobera, sirviendo de madrina Doña Leonor de Alcedo Bejarano, hermana del niño, en represen tación de su tío paterno Don José de Alcedo y Herrera, Mar. qués de Villa Jormada, caballero de Calatrava del Consejo de S. M. y Alcalde de Casa y Corte de la villa de Madrid, en donde residía. Cuando apenas contaba un año Don Antonio, terminó su padre en el gobierno de la Presidencia de Quito y entonces éste se trasladó á España llevando en su compañía á la familia; mas como en 1743, se le confiriera Ja Capitanía General de Tierrafirme, regresó á América á desempeñar ese empleo. En Panamá encargó á los jesuítas de la educación de Antonio, quien permaneció bajo la dirección de esos religiosos hasta 1752, que se restituyó á la península nuevamente Don Dionisio.

Allí prosiguió Antonio sus estudios como cadete supernumerario, cuyo nombramiento había obtenido en 9 de Abril de 1744, y cuando hubo terminado los de matemáticas se incorporó en el regimiento de Reales guardias de infantería española, en el que, por Junio de 1773, fué ascendido á primer teniente de fusileros. En esta clase tuvo parte en el heroico ataque de Gibraltar en 1779, á órdenes de su hermano Don Ramón, Capitán por aquel tiempo del expresado cuerpo de Reales guardias. Don Antonio llegó á alcanzar este grado, y por tanto el de Coronel de ejército, que conforme á las leyes de la época, era el correspondiente á los capitanes de dicho regi. miento. En 1792, se le elevó al cargo de Brigadier, y á poco fué nombrado Gobernador político y militar de la villa y par tido de Alcira, en la provincia de Valencia, de donde se le promovió á Gobernador militar de la Coruña en 1796, conce diéndosele la alta clase de Mariscal de Campo. El comportamiento de Alcedo en los empleos indicados en una época de grande agitación en Europa, fué tal, que se hizo digno de la confianza de los peninsulares. Así es que cuando en 1808, por indisposición del General Vilangluese hubo que nombrar en la Coruña un Presidente de la Junta Revolucionaria contra la invasión francesa, mereció Alcedo que se le concediera esa dignidad. A pesar del tino con que desempeñó tan comprometido puesto, no pudo librar á aquella población de los franceses. El 19 de Enero de 1809, tres días después de la derrota del General inglés Moore en las cercanías de aquella, se vió obligado Alcedo, que estaba de Gobernador, á entrar en capitulaciones con el Mariscal francés Soult, y franquearle las puertas de la ciudad. Dada la situación de Alcedo no era posible otro procedimiento, y así se ha reconocido por todos los historiadores peninsulares, que uniformes reconocen la lealtad é hidalguía del capitulado. Cuando los franceses comandados por el General Ney evacuaron la Coruña, Alcepo por los achaques consiguientes á su edad, se vió privado de tomar parte activa en los posteriores acontecimientos que libertaron á España de la dominación extrangera. Falleció en 1812, á los ochenta y seis años de una vida agitada y laboriosa y de suma utilidad para la ciencia. No solamente fué Alcedo un militar valeroso é ilustrado; fué aun más,

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