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Pero es ya tiempo de tratar del Precursor inmediato de Colón, si lo hubo.

Varios autores respetables aseguran, que las noticins sobre el Nuevo Continente las comunicó á Colón, en la isla de Madera, en 1484, el piloto Alonso Sánchez de Huelva que fué allá lanzado por una tempestad; y que regresó muy enfermo y fué acogido por Colón; á quien dió su derrotero y diario náutico en gratitud al hospedaje.

Bernardo José de Alderete dice de modo terminante: "Siendo cierto que el primero que dió noticia á Cristóval Colón del Nuevo Mundo fué Alonso Sánchez Huelva, que con gran tormenta pasó el Océano. Hizo memoria de esto el P. Joseph de Acosta, aunque no puso su nombre, el qual le dice el inca Garcilazo de la Vega; fué esto tan notorio en toda Andalucía, que más debiera haberse dejado de escribir por nuestros historiadores" (3).

Son exactas las citas de Acosta (4) y Garcilaso (5) que hace Alderete.

Es conveniente reproducir la narración de Garcilaso, por su sencillez y pormenores. Dice así textualmente:

"Cerca del año de mil y quatrocientos y ochenta y qua. tro, uno mas, ó menos, un Piloto, natural de la Villa de Huelva, en el Condado de Niebla, llamado Alonso Sánchez de Huelva, tenía un Navío pequeño, con el qual contratava por la Mar, y llevava de España á las Canarias, algunas mercaderías, que allí se le vendían bien; y de las Canarias cargaba de los frutos de aquellas Islas, y las llevava á la isla de la Madera, y de allí se bolvía á España, cargado de Açucar, y Conservas. Andando en esta su triangular contratacion, atravesando de las Canarias á la Isla de la Madera, le dió un temporal tan recio, y tempestuoso, que no pudiendo resistirle, se dejó llevar de la tormenta, y corrió veinte y ocho, ó veinte y nueve días, sin saber por donde, ni á donde, porque en todo este tiempo, no pudo tomar la altura, por el Sol, ni por Norte. Padescieron los de el Navío grandíssimo trabajo en la tormenta, porque ni les dejava comer, ni dormir; al cabo deste largo tiempo, se aplacó el viento, y se hallaron cerca de una Isla, no se sabe de cierto qual fue, mas de que se sos

pecha, que fué la que aora llaman Santo Domingo; y es de mucha consideración, que el viento que con tanta violencia. y tormenta llevó aquel Navío no pudo ser otro, sino el Solano, que llaman Leste, porque la Isla de Santo Domingo está al Poniente de las Canarias; el qual viento en aquel viage, antes aplaca las tormentas, que las levanta. Mas el Señor todo poderoso, quando quiere hacer misericordias, saea las mas mysteriosas y necesarias, de causas contrarias; como sacó el agua, del pedernal, y la vista del Ciego, del Lodo, que le puso en los ojos, para que notoriamente se muestren ser obras de la miseración, y bondad Divina, que también uso desta su piedad, para enbiar su Evangelio, y luz verdadera á todo el Nuevo Mundo, que tanta necesidad tenía della; pues vivian, ó por mejor decir perescían en las Tinieblas de la Gentilidad, é Idolatría, tan bárbara y bestial, como en el discurso de la Historia veremos. El Piloto saltó en tierra, tomó el altura. y escribió por menudo todo lo que vió, y lo que le sucedió por la Mar, á ida, y á buelta; y aviendo tomado agua, y leña, se bolbió á tiento sin saber el viage tampoco á la venida como á la ida; por lo qual gastó mas tiempo del que le convenía; y por la dilación del camino, les faltó el agua, y el bastimento; de cuya causa, y por el mucho trabajo, que á ida, y venida avían padecido, empeçaron á enfermar, y morir de tal manera, que de diez y siete hombres, que salieron de España, no llegaron á la Tercera, mas de cinco, y entre ellos el Piloto Alonso Sánchez de Huelva. Fueron á parar á casa del Famoso Christoval Colón, Ginovés, porque supie ron que era gran Piloto, y Cosmógrapho, y que hacía Cartas de marear. El qual los recibió con mucho amor, y les hiço todo regalo, por saber cosas acaescidas en tan estraño y lar go naufragio, como el que decían aver padescido. Y como llegaran tan descaecidos del trabajo pasado. por mucho que Christóval Colón les regaló, no pudieron bolver en sí, y mu rieron todos en su casa, dejándole en herencia los trabajos, que les causaron la muerte: los quales aceptó el gran Colón con tanto animo, y esfuerço, que aviendo sufrido otros tan grandes, y aun mayores (pues duraron mas tiempo) salió con la empresa de dar el Nuevo Mundo, y sus riquezas á Es.

paña, como lo puso por blasón en sus Armas, diciendo: A Castilla y á León, Nuevo Mundo dió Colón. Quien quisiere ver las grandes haçañas deste Varón, vea la Historia General de las Indias, que Francisco López de Gómara escrivió, que allí las hallará, aunque abreviadas; Pero lo que más loa y engrandece á este Famoso sobre los Famosos, es la misma obra de esta conquista, y Descubrimiento. Yo quise añadir este poco, que faltó de la Relación de aquel Antiguo Historiador, que como escrivió lejos de donde acaecieron estas cosas, y la Relación se la daban yentes y vinientes, le digeron muchas cosas de las que pasaron, pero imperfectas, y yo las oí en mi Tierra, á mi padre y á sus contemporáneos, que en aquellos tiempos la mayor, y más ordinaria conversación que tenían, era repetir las cosas más hagañosas, y notables que en sus Conquistas avian acaescido, donde contavan lo que hemos dicho, y otras, que adelante diremos, que como alcançaron á muchos, de los primeros Descubridores, y Conquistadores del Nuevo Mundo, huvieron dellos la entera relación de semejantes cosas, y yo, como digo, las oí á mis maiores (aunque como muchacho) con poca atención, que si entonces la tuviera, pudiera aora escrevir otras muchas cosas de gran admiración, necesarias en esta Historia: diré las que hubiere guardado la memoria, con dolor de las que he perdido. El muy R. P. Joseph de Acosta toca también esta Historia del Descubrimiento del Nuevo Mundo, con pena de no poderla dar entera, que también faltó á su Paternidad parte de la Relación en este paso, como en otros mas modernos, porque se avian acabado ya los Conquistadores antiguos, quando su Paternidad pasó á aquellas partes, sobre lo qual dice estas palabras Libro décimo, Capítulo diez y nueve: Aviendo mostrado, que no lleva camino pensar, que los primeros inoradores de Indias, ayan venido á ellas con navegación, hecha para esse fin, bien se sigue, que si vinieron por Mar, aya sido a caso, y por fuerça de tormentas el aver llegado á Indias; lo qual, por inmenso que sea el Mar Occeano, no es cosa increible. Porque pues assí suscedió en el Descubrimiento de nuestros tiempos, quando aquel Marinero (cuyo nombre aun no sabemos, para que negocio tan grande no se atribuya á

otro Autor, sino á Dios) aviendo por un terrible, é importuno temporal, reconocido el Nuevo Mundo, dejó por paga del buen hospedage á Christóval Colón, la noticia de cosa tan grande. Assí pudo ser, etc. hasta aqui es del P. M. Acosta sacado á la letra: donde muestra aver hallado su Paternidad en el Peru, parte de nuestra Relación, y aunque no toda, pe ro lo mas esencial della. Este fue el primer principio, y origen del Descubrimiento del Nuevo Mundo, de la qual grandeza podía loarse la pequeña villa de Huelva, que tal hijo crió, de euya Relación certificado Christóval Colón, insistió tanto en su demanda, prometiendo cosas nunca vistas, ni oidas, guar. dando como hombre prudente el secreto dellas, aunque debajo de confiança dió cuenta dellas á algunas personas de mucha autoridad, acerca de los Reyes Católicos, que le ayudaron á salir con su empresa, que si no fuera por esta noticia, que Alonso Sánchez de Huelva le dió, no pudiera de sola su imaginación de Cosmographia, prometer tanto, y tan certificado como prometió, ni salir tan presto con la empresa del Descubrimiento; pues según aquel Autor, no tardó Colón más de sesenta y ocho días, en el viage hasta la Isla Guanatianico, con detenerse algunos días en la Gomera, á tomar refresco, que sino se supiera por la Relación de Alonso Sánchez, qué Rumbos avía de tomar, en un Mar tan grande, era casi milagro aver ido allá en tan breve tiempo".

Oviedo refiere, sin creerlo, el hecho de una tempestad que arrojó á un piloto ó mareante andaluz, vizcaíno ó portugués, en una carabela cargada de vinos, bastimentos y otras mercaderías, de Lisboa á las Indias Occidentales (6); y el cronista añade: "aquesta novela assí anda por el mundo entre la vulgar gente".

Cuenta lo mismo Fr. Bartolomé de las Casas, en su Historia de las Indias, publicada por el Marqués de la Fuensanta y don José Sancho Rayón (7).

Dice Castellanos sobre Colón, refiriéndose á don Gonzalo Jiménez de Quesada:

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"Aquella con sus tratos frecuentaba
Allí lo más del tiempo residía,
Y dicen que doquiera que moraba
Su vida por buen modo componía:
A pobres peregrinos hospedaba,
Dándoles de lo poco que tenía,
Y entre ellos hospedó con pía mano
Una vez un piloto castellano".

"El cual era también gran navegante;
Pero (según entonces se decía)
Tempestuoso viento de Levante
Lo hizo navegar do no quería,
Forzándolo pasar tan adelante,
Que de poder volver duda tenía,
Corriendo hasta ver tierras no vistas,
Ni puestas por algunos coronistas".

"El cual hombre llegó de estas regiones,
Con gran enfermedad debilitado,
Y ansí murió con los demás varones,
Que de la mar habían escapado;
Pero dejó cumplidas relaciones
Del prolijo discurso navegado,

Las cuales, como cosa de su ciencia,
Colón notó con suma diligencia" (8).

Sin embargo, el mismo Castellanos opina, fuese Colón el que hubiera sufrido esto en sus viajes; y alega lo que él dice en su Diario al hablar con los suyos.

Gómara coincide con Alderete en la fecha y en el nombre del piloto; y refiere, que éste fué obligado por una tempostad á llegar en su carabela, en 20 días, á las costas deAmérica: y que al regreso murieron todos los tripulantes, menos el piloto Sánchez que, débil y exánime, fué acogido por Colón, que casado con una portuguesa residía en la isla de Tercera (9).

Mariana dice lo mismo (10), con ligeras variaciones; y otro autor antiguo serio, á quien no perdonó la Inquisición

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