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INVESTIGACIONES HISTÓRICAS

INPORME SOBRE EL COMBATE DE ABTAO

Lima, Febrero de 1912.

Señor Presidente del Instituto Histórico.

S. P.

El Secretario de la Sociedad de Historia y Geografía de Santiago de Chile, señor Ismael Gayardo Reyes, pide á nuestro Instituto, por intermedio de nuestro Secretario, la absolución de cuatro interrogaciones destinadas al esclarecimiento de detalles del combate de Chayahué, más conocido con el nombre de combate de Abtao, tomando este último de la isla que cierra la bahía de Chayahué, que ocupó durante el combate la escuadra aliada. En ese combate representaban al Perú la fragata APURIMAC y las corbetas UNIÓN Y AMÉRICA y á Chile la goleta CoVADONGA, tomada á los españoles frente á Papudo, pocos días antes. 55 cañones de nuestras naves y dos de la COVADONGA hacían los 57 que los aliados opusieron en Abtao á los 90 de la flota de Alvar González.

Esclarecer los detalles de esa acción de armas es, por consiguiente, asunto de interés histórico propio en Chile y en el Perú.

La Sociedad de que aparece personero el señor Gayardo encuentra, en la documentación de que dispone, contradie ciones que procura eliminar comparándola con la nuestra.

Usted me hace el honor de encomendarme la información que se nos solicita y yo acepto y agradezco la designación, no sólo por cumplir deber de asociado, sino además, para satisfacer mi constante deseo de ser número en la falanje de quienes anhelamos servir ideales de solidaridad americana; aún á pesar del embate de conflictos difíciles por resolver, pero de fuerza insuficiente para alejar el desarrollo incontenible de esa solidaridad.

No es esta la primera vez que se apartan prejuicios para servir intereses permanentes, ni en solicitarlo ha sido la primera una institución chilena: hace algunos años que la Sociedad Geográfica de Lima propuso á la oficina Hidrográfica de Chile acometer juntos el estudio de las corrientes en la costa occidental de Sud América, especializándose la de Humboldt.

El jefe de la oficina chilena invitada correspondió á la invitación muy cortesmente, como era de esperarse que lo hiciera, y fué hasta insinuar la forma en que, á su juicio. podría emprenderse obra de tanta magnitud, la misma que, en gran parte, ha realizado después el gobierno de Washington.

El cambio de informaciones científicas no riñe con situatuaciones antagónicas en otro terreno, y es en este concepto que estimo muy satisfactoria la ocasión de contribuir con mi escaso bagaje á establecer comercio de ideas, con carácter de acercamiento internacional, aunque sea entre instituciones de países que en otras materias distan desgraciadamente de la cordialidad

El señor Gayardo hace á nuestro secretario las cuatro interrogaciones que siguen, y de las cuales nos ocupamos en el orden que las formula, copiándolas literalmente:

1-"¿Cuál de los dos informes considera Ud. más ajustado á la verdad: el del comandante Alvar González, de la VILLA DE MADRID 6 el del teniente Hudson, jefe chileno de las baterías de la isla de Abtao, que adoptó como suyo el comodoro Rebolledo?"

Para satisfacer esta pregunta es necesario rememorar algunos hechos y anotar ciertas prácticas. Según el pacto

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de alianza chileno-peruano, debía mandar la flota aliada el jefe de superior gerarquía militar y en igualdad de gerarquía el de la nación en cuyas aguas estuviese la flota aliada. Conforme á este acuerdo, en el caso que nos ocupa correspondía el mando superior al capitán de navío chileno don Juan Williams Rebolledo, jefe superior de las naves chilenas, con retención del mando de la corbeta ESMERALDA. Por esta circunstancia, las versiones oficiales entre las cuales debía deducirse la verdad, debieron ser respectivamente las de los comodoros Rebolledo y Alvar González. como personeros de las flotas aliada y española. Pero el 6 de febrero, vís pera del combate, Rebolledo abandonó Chayahué con la Corbeta ESMERALDA, y fué á fondear en Ancud, puerto en el que permaneció hasta la mañana del 9 de febrero. Como el combate ocurrió el 7 y en este día no hubo en Cayahué jefe militar de igual y menos de gerarquía superior á la del comodoro peruano y comandante de la APURÍMAC, capitán de navío don Manuel Villar, á éste cupo legalmente el mando, y á él debieron dirigirse los partes de los subalternos, pues eran síntesis de verdad los de los comodoros Alvar González y Villar.

Pero ni el comandante de la COVADONGA, Thompson, ni el jefe del apostadero, capitán de corbeta Juan E. López, ni el de la batería emplazada en Epeuque con los cañones de la náufraga AMAZONAS, teniente Hudson; elevaron sus partes al jefe de la función de armas á que se refieren, y por tal motivo no nos son conocidos. Sin tenerlos auténticos á la vista, sería ocasionado á errores cualquier informe, por mu. cho que lo nutrieran los recuerdos y apuntes de los sobrevivientes que hay en Lima y los documentos que se conservan aquí.

Admitida la trasmisión necesaria de esos partes, se dejó lugar, desde el primer momento, á que surgieran afirmaciones antojadizas y absurdas, como las que motivaron la solemne visita que en Chayahué mismo hizo al COVADONGA nuestro malogrado oficial de marina teniente Felipe Pardo.

El parte de Rebolledo á su gobierno ha debido basarse en el de Villar, quien ocupó el lugar que hubiera correspon

dido á Rebolledo si, en vez de hallarse el día del combate en Ancnd, hubiera permanecido ocupando su puesto en Chayahué; pero desde que lo abandonó, por razones que debo suponer justificadas, al regresar debió recordar á sus connacionales y subordinados el deber elemental de pasar esos partes, evitándose así emitir opinión, al adoptar cualquiera de los que éstos le presentaran, sobre hechos que no había presenciado.

Si es cierto que Hudson estuvo más cerca de los buques enemigos que los buques aliados y que la inactividad de la batería permitía á ese oficial hacer observaciones aproximadas de distancia, es también cierto que el proceso militar está cartaboneado por reglas que nadie tiene derecho de desatender.

Si el parte de Hudson, después parte de Rebolledo, está fielmente reproducido por Novo y Colson en su “Historia de la guerra de España en el Pacífico", resultarían las afirmaciones de ese parte en completa contradicción, siendo una de ellas apenas intento de disculpa: uno afirma que los buques españoles no regresaron el d, y otro que cada uno de los dos se estacionó en una de las dos entradas de Chayahué. ¿Dicen realmente eso los partes? Antes de tomar la palabra precisa saber bien qué es lo que se ha de esclarecer y de ahí la necesidad de tener esos partes á la vista, antes de pronunciarse sobre ellos.

Debemos admitir previamente que los indicados partes chilenos se conservan archivados en la oficina respectiva, en donde le sería fácil á la Sociedad investigadora tomar las co pias auténticas necesarias y remitirlas para hacer factible la verificación de hechos que se nos solicita.

Desde el 6 se supo y propagó la noticia de hallarse naves españolas en los canales y mucho antes que empezaran á verilear los arrecifes de Carva y Lami se avistaban de Chayahué. ¿Quién las avistó el 6? Deben decirlo los partes.

La segunda pregunta dice:

2.-"Cree Ud., como asegura el teniente Hudson, que las fragatas españolas no volvieron á presentarse en la mañana del 8 de febrero ante el apostadero de Chayahué "enteras

f

y verdaderas" sino en la imaginación del comandante Alvar González?"

También aplazamos la respuesta categórica á esta pregunta, aunque queda absuelta en la forma velada que es posible, hasta ver los partes auténticos indicados. Teniéndolos á la vista, ya será posible controlarlos con los documentos que hay aquí y las tradiciones verbales de los sobrevivien

tes.

La tercera pregunta dice:

3.- Estima Ud. exacto el dato que figura en el parte oficial del actual contralmirante don Juan E. López, entonces capitán de corbeta y comandante del apostadero de Chayahué, de que las naves españolas jamás estuvieron á menos de 3.000 metros de distancia de la escuadra aliada?"

Para juzgar de esta afirmación precisa saber desde dónde y con qué instrumentos medía las distancias en 1866 el entonces jefe del apostadero, señor López,

Corre impresa afirmación distinta del comodoro Villar, por lo que la pregunta del señor Gayardo, que debe conocerla, pudiera cambiar esa forma por esta otra: ¿Cuál de estas dos afirmaciones merece más crédito: la del jefe que mandó la escuadra aliada en Chayahué ó la de uno de sus subordinados en esa brillante acción de armas?

Siendo lo principal al establecer cualquier comercio de ideas apartar cuantas puedan revestir forma ingrata á quienes lo establezcan y apuntando el señor Gayardo, al hacer esta pregunta, medidas geográficas que ha tomado é importan su opinión favorable al jefe peruano, es necesario corresponder á su fineza buscando en el parte auténtico del comandante López la explicación del desacuerdo.

La cuarta pregunta es ésta:

4.-"Es exacto lo que dice el comodoro peruano Villar, jefe accidental de las fuerzas aliadas, de que las embarcaciones de ronda hallaron después del combate un trozo del mas carón de proa de la "BLANCA", que después fué enviada al Museo Histórico de Lima?"

Contiene esta pregunta dos partes: de la que pide rectificación de algo que ha afirmado un alto jefe de nuestra ma

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