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dad; á fuera preocupaciones indignas del hombre que piensa. Recorramos las consecuencias de los disturbios de los pueblos; pero para horrorizarnos, escarinentar y aprender; ¿qué no son leccion bastante las recient's trágicas escenas de Europa? Sabed que en aquel antis guo mundo, el fuego y el acero, es decir, el fermento de las pasiones, ha destruido en veinte siglos mas hom bres, que los que habitan hoy su superficie: ¡que horror! reprimimoslas en beneficio del estado La América cons vida á la felicidad: aceptémos tan alhagüeña oferta, adoptando unanimemente la Carta Constitucional y cumphiendo sus leyes, El Americano.

En uno de los antiguos Redactores é periódicos que sq❤ lieron bajo este título el año de 12 se balla el siguiente

SONETO.

?

No cantarán su triunfo los tirancs
De sangre liberal siempre sedientos
No ocuparán jamás altos asientos
Débiles hombres, déspotas insanos ;
No burlarán decretos soberanos
Vil porcion de egoistas avarientos,
Ni pisarán injustos ni opu'entos
Los derechos de libres Ciudadanos.

¡Libertad santa! ¡libertad querida!
De cuyo templo beso los umbrales,
No serás, nó, de hipócritas vencida,
Vuelvan esas serviles infernales
Furias á combatir...... Tú engrandecid
Hay Córtes, die y hay Patria, hay liberales.

Errata,

En el núm 13 pág. 112 lin. 28 dice: mayor que puede tener un bonor es confesar. Lease

mayor que puede tener un hombre de bonor &c.

Imprenta de Ontiveros, año de 1820,

EL CONDUCTOR ELECTRICO.

PAÑO DE LAGRIMAS

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Para un doliente de la Inquisicion y afecto de la obra del duelo. (*)

No nos hemos propuesto analizar los papeles que salgan á la luz pública; pero hemos jurado estar alerta sobre cuantos se escriban y publiquen con ánimo de subvertir la opinion y sorprender á los incautos. El atacar estos disfrazados enemigos del órden, lo consideramos muy útil y como una sagrada obligacion del escritor que quiera desempeñar su digno título.

Muchas y buenas cosas se han impreso en nuestra época feliz; pero entre ellas han corrido algunas producciones nada sanas, que si circularan sin ninguna oposicion, confundirían las conciencias timoratas y preo cupadas, malquistarían nuestra preciosa carta, dividirían la opinion, minarían el sistema sordamente, y acaso bas tarían para trastornar las cabezas, alarmar las manos y sumergirnos en un piélago incalculable de desgracias.

(*) Un perverso y follon malandrin con el título del Aviso amistoso escribió un papel en que censuró el gran libro del Duelo de la Inquisicion escrito por el M. R. P. Fr. Josef de San Bartolomé, religioso Carmelita, y á mas de esto, mofa altamente la santa Inquisicion, y á todos los amo ló, como que es amolador. Contra este papelucho miserable salió el 2 de Agosto un papelote titulado el Duelo de la Inquisicion vindicado. A éste se le cojen ahora las alforzas,

En el número de estos papeles miserables cabé muy bien el Duelo de la Inquisicion vindicado, que acaba de salir en nuestros dias.

Desde luego protestamos nuestra buena fe al au. tor, á quien no conocemos: nos persuadimos á que será muy cristiano, muy piadoso y muy amigo de la paz; pero sería lisongearlo con descaro si creyéramos que es muy sabio ni despreocupado, que es cuanto favor podemos hacerle para que parezca su papel menos odioso. Comienza con la pueril reconvencion de que el amolador solo llama al primer doliente Fr. fulano de tal, suprimiéndole los honoríficos títulos de Reverendo y Padre, siendo lo mas gracioso que el mismo reclamante solo le dice, el P. San Bartolomé.

Desde aquí se conoce cual será el nérvio de la vindicacion. Toda ella está tan fria y abunda de tales candideces que sería perder el tiempo el refutarlas. Hay escritos que ellos solos se hacen sus apologías ó sus des precios, y el Duelo defendido con la vindicacion son unos de ellos.

Barre el vindicador con todos los papeles y los autores del dia, cuando dice: esa runfla de papeles, que á manera de diluvio llueven sobre nuestras cabezas sin otro fruto, que denigrar la fama agena, propagar la impiedad, excitar la detraccion, habituarse sus auto. res á derramar impunemente las calumnias y las imposturas, pecando de varios modos y maneras contra la mis. ma Constitucion con que se abrigan. ¿No es este un bello modo de criticar? al menos cuesta poco trabajo.

Despues hace cargo de conciencia á los autores é impresores, y les afirma que pecan de mil modos; pero ya sabemos bien lo que es pecado, cuando se infringe la ley de libertad de imprenta, cuando no, y cuando nos estrecha la responsabilidad que nos acusa, sin que creamos otra cosa por mas que se apure y desgañite el Doliente en persuadirnos lo contrario.

¿Pero por qué está este buen señor tan enojado con esa runfla de papeles? Claro es que el perverso amo, lador tiene la culpa. El con su maldito aviso amistoso ha puesto de mal talante á nuestro ilustrador y con ra zon, pues habló contra la Inquisicion de quien es hijo predilecto, y con esto lo ha herido en las niñas de sus ojos.

El doliente adora en este lóbrego tribunal; acaso habrá subsistido á sus espensas, acaso habrá adornado su pecho con la placa de la paz y la justicia, y por eso es su acérrimo defensor y su panegirista eterno. Mas debería advertir dos' cosas: la una que se engaña demasiado en el concepto que ha formado de tan odioso establecimiento, y la otra, que se hace sospechoso del mas negro servilismo con su impolítica vindicacion, poniéndose de camino en riesgo de que alguna mano mas pesada que la del amolador lo mortifique por enemigo declarado de la sábia Constitucion.

Concluye su famosa vindicacion con este apóstrofe : " ¡Que desgracia la tuya, ó santo y rectisimo "tribunal de la Inquisicion! Tú celabas como nadie la

prohibicion de los libelos infamatorios, como especial" mente perturbativos del buen órden ! Y ahora que sa» len tantos contra tí, nadie se mueve á defenderte de " su ira! Buena prueba (excelente!) de que ya caido, "ya levantado, te lleva Dios por el camino de sus Justos. Méjico y Julio 28 de 1820. Un doliente de » la Inquisicion, y afecto á la obra del Duelo."

No se puede dar mayor candidez ó malicia que la que incluyen estos pocos renglones. Conque el tri bunal de la Inquisicion es justo, santo y rectísimo? lue. go las leyes que lo han demolido son injustas, perversas, inicuas. Vd. es, señor Vindicador, un doliente de la Inquisicion, luego es un enemigo declarado de nues tra sabia Constitucion. Esto se llama atacar la ley fun damental con desverguenza: así se escriben papeles sediciosos y así se hacen sus autores responsables á la

Junta de Censura de sus extravagancias, siempre que se denuncien judicialmente.

¿Qué me hubieran hecho á mí ahora seis años si hubiera impreso un papel en que rajara á los que hablaban entonces contra la Constitucion, y hubiera dicho: ¡0 santo y justísimo Código! Tú fuiste sancio» nado para hacer la felicidad del pueblo español, y abora este mismo pueblo ingrato que te abandona, es el que aun no se cansa de baldonarte por cuantos modos puede? ¿Qué hubiera hecho el gobierno, repito, en ese caso con. migo? La prision y la muerte hubieran sido castigos moderados. Pues la comparacion es bien igual en su sentido.

No queremos, ni Dios lo permita, que al Vindi. cador se castigue como se me hubiera castigado; pero sí queremos que se desfascine y despreocupe: que entienda que la obra del Duelo es una obra de fanatismo, que abunda en despropósitos y equivocaciones, que fué generalmente despreciada, y lo será siempre que se lea, que sabemos bien que no se costeó la impresion y que se quedaron sin vender (no sin regalar) los mas ejem plares, y que siempre que el Vindicador nos incite, sacaré. mos á la palestra algunos despilfarros del Duelo bien criti cados, para que no diga que no lo conocemos ni por el forro.

Ultimamente para que sepa lo legal y rectisimo del santo Tribunal por quien aboga, le copiarémos una carta que acabamos de recibir, y con cuya firma cubro la responsabilidad que me queda de imprimirla. Así dice la carta ni mas ni menos,

Señor Pensador público, político y patriótico de Mejico Muy señor mio: sirvase vd. tener la bondad y bacerme el beneficio de insertar en sus loables pensa mientos periódicos el que a mí como espuesto y paciente me acompaña. Al Illmo Sr. Arzobispo reclamo desde mi última y envejecida prision de dos años y medio por la finada Inquisicion, con catorce anteriores que me ba becko padecer este señor desde que era Provisor, con

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