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ningun individuo de su libertad, ni imponerle por sí pena alguna::: En una palabra: no puede hacer mal aun que quiera y aunque se lo aconsejen; porque la Dipu tacion permanente de Córtes estará en atalaya sobre la observancia de la Constitucion: será un fiscal perpetuo de cuantos rodearen al Rey, y si advirtiere que alguno ó algunos tratan de extraviarlo del camino recto del la justicia, los perseguirá como á traidores hasta exterminarlos si asi lo requieren el escarmiento público, el mejor decoro del Monarca y la felicidad de la Nacion.

Vea vd. ahora, amigo mio, que es lo que se le quita al Rey con esta nueva forma de gobierno y digame si le parece que se le quita mucho, ó si se le in-. fiere algun agravio, obstruyendole todos los conductos por donde podian atacarlo el egoismo, la ambicion, la mala fé, la intriga y todo el chubasco de vicios palaciegos?

Un poder, pues, que no es poder, sino abuso del poder legítimo es el que al Rey se la restringe, dándo le en cambio mil ventajas. Oiga vd. y compare entre lo que la Constitucion quita al Rey y lo que le da, y haga despues el juicio que quisiere.

Primeramente: lo conserva en la primacia de la suprema autoridad, reconociendo su persona inviolable. Le dá una completa seguridad, indemnizando sus acciones, de suerte que no tiene ninguna responsabili dad de lo que haga en órden al gobierno legislativo y judicial, pues todo lo ha de sancionar y decretar de conformidad con las Córtes.

¿Y le parece á vd. que esto es poco? pues es indeciblemente mucho; porque el Rey Constitucional no es responsable á Dios ni á la Nacion de los yerros que hubiere en el gobierno.

Un Rey de esta clase dormirá tranquilo, seguro de ser asesinado alevosamente, ni arrastrado á un cadalso cuando menos lo piense; porque como no puede

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hacer quejosos, no teme ningunos enemigos. El vivirá contento entre sus súbditos con la misma confianza que un tierno padre, rodeado de sus queridos hijos.

No solo se le dá al Rey esta seguridad respecto á la Nacion, sine tambien respecto á Dios, á quien será responsable de su conducta privada; mas no de sus públicas resoluciones, pues estas casi siempre, deben ser dictadas por las Córtes.

Aqui tiene vd. un Monarca verdaderamente feliz, que no tendrá que vivir angustiado por los hombres, ni que mezir oprimido por la responsabilidad que . lleve ante el Rey de los reyes. Responsabilidad terrible, que apenas podemos concebir, cargos tremendos tendrán que escuchar los soberanos absolutos de la tierra en el último dia de los tiempos.

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Si un padre de familia tiene sobre si tanto car. go, ¿cual será el de un Rey que ha gobernado, ó que ha permitido que gobiernen mal en su nombre? Si hues. tras casas no las podemos muchas veces gobernar bien, componiéndose de cinco ó seis personas, ¿como será posible que un hombre solo gobierne con acierto una vasta Monarquía dividida por dos mil leguas de agua. Necesita valerse de muchos que le ayuden. Y si estos muchos son, ó los mas, perversos y malintencio nados, si el Rey los ha colocado en los empleos sin el exámen necesario de su virtud, sino por empeño, por falsos informes, por rutina ó por predileccion, ¿que será de los pueblos y que será del Rey en su última hora? ¡Tristes de los reyes! ¡Cuantos estarán en los infiernos, no por sus pecados, sino por los agenos, no por sus culpas que ellos saben han cometido, sino por las que tienen ocultas. De estas pedia el Santo Rey Da vid al Señor lo purificara: ab ocultis meis munda me, et ab alienis parce servo tuo. Limpiame, Señor, decia, de miş defectos ocultos, y perdoname los pecados agenos. ¿Conque los reyes tienen pecados agenos? Sí, Señor.

¿Y cuales son estos? Los de sus favorecidos y privados, Jos de aquellos en quienes ha descansado su confianza. Y no será el infierno mas duro el que padezca el que se condena por otro? Seguramente.

Sabido es que tanto se peca por comision como por omision. Lo mismo es matar á un hombre, que no embarazar, pudiendo, que otro lo mate. De estas omisiones tienen los reyes infinitas, y estas les preparan el juicio mas terrible.

¿Que importa que el Rey no robe, que no mate, que no sacrifique los pueblos, que no profane las leyes, &c. si lo hacen aquellos en quienes ha depositado su confianza? No sabia yo, Señor, que eran perversos. No es disculpa esa para Dios Debias saberlo les dirá; pero si la verdad te ofendia, si el decirtela con rebozo reputabas por un atentado punible, quien te habia de advertir los crímenes de tus favorecidos? Los Pueblos han sido vejados impunemente, el vicio ha triunfado, la virtud y la inocencia han sido confundidas por las hechuras de tus manos. No lo sabias; pero la culpa de no saberlo es tuya. Tú obstruiste los caminos á la verdad, ofendiendote de quien te la manifestaba francamente.

De estos estos terribles cargos está libre nuestro amado Monarca, porque no tiene pecados agenos ni ocultos, despues que juró nuestra sábia Constitucion, la que no solo lo hace feliz en esta vida, sino que le · prepara el camino para que pueda serlo en la otra.

A mas de esta felicidad imponderable, le proporciona la Constitucion una ventaja que envidiarán los Monarcas absolutos de la Europa, y esta es la confianza y amor de sus pueblos Confianza y amor que no tiene su asiento en las bocas, sino en los corazones de sus súbditos: que no la arranca el temor de las bayonetas, sino la satisfaccion en que vivimos de nuestra seguridad individual. Siempre será amado sincéramente un Rey en quien los pueblos no

vean la

magestad amenazadora, sino el aspecto de un padre amoroso y compasivo. Fernando VII. absoluto era mas temido que amado de la Nacion, no por el mal que podia hacer, sino por el que podian hacer á su nombre, y bajo su real firma; pero Fernando VII constitucinal es absolutamente amado, venerado y servido de sus pueblos. Estos á una voz lo llaman padre y él se recrea en apelli darnos hijos. Reinar por amor es la mayor delicia: impe rar sobre los corazones es la satisfaccion mas seductora Digame ahora el señor D. Marcos Martin Mo. reno si ha ganado ó perdido el Rey en esta mutacion de gobierno. Yo apuesto á que ya quisiera vd. conocerlo para ainarlo con ese nuevo motivo.

Desengañese vd. amigo: los que hablan mal de la Constitucion, no es por el amor que le tienen al Rey, sino por el que se tienen así mismos. Sienten como he dicho, no elfmal que fingen que le trae al Rey ese precioso Código, sino el que les trae á ellos que no es fingido.

Tenga vd. cuidado con los que sienten mal de la Constitucion, examine su modo de vivir, y verá como son ó han sido dependientes del antiguo sistema de gobierno; les tocan las generales de la reforma y por eso gritan. ¿No ve vd. como lo siente y se queja el cura, el subdelegado, el alcabalero y el comandante de Tontonatepeque ? asi tambien mahullan los gatos cuan do les quitan la presa le las uñas.

Pasemos á examinar la segunda preocupacion maliciosa queja con que se quiere malquistar el libro de oro. Esta es :

2a. Que quitada le Inquisicion se abre la puerta á la

beregia.

Nadie ba tratado esta materia con la solidez, juicio y asierto que el nunca bien alabado Ruiz Padron, léalo vd por au vida, con una ú otra nota que me ha parecido añadirle

Mejico: Imprenta de Don Mariano Ontiveros año de 1820.

EL CONDUCTOR ELECTRICO.

DICTAMEN

DEL DOCTOR DON ANTONIO JOSEF RUIZ

DE PADRON,

MINISTRO CALIFICADO DEL SANTO OFICIO,

ABAD DE VILLAMARTIN DE VALDEORRES,

Y DIPUTADO. EN CORTES D

POR LAS ISLAS CANARIAS.

QUE SE LEYÓ

EN LA SESION PÚBLICA DE 18 DE ENERO

SOBRE

EL TRIBUNAL DE LA IN QUISICION.

Con algunas notas añadidas por el Pensador Mejicano,

MÉJICO ANO DE 1820.

Imprenta de Don Mariano Ontiveros.

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