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H,

Le puesto al presente periódico el altisonante ti tulo de Conductor eléctrico, porque asi como este ins trumento sirve para recibir el fluido igneo y con ducirlo adonde se quiere; asi yo deseo que este perió dico sea un conductor por donde se comuniquen mu chas verdades importantes al Gobierno y al Pueblo cor. la misma violencia, si es posible, que el fluido eléc trico, y hé aquí el motivo porque le he puesto un tí tulo tan análogo á su objeto y á la sinceridad de mis deseos.

Procurarémos que las materias que contenga sean interesantes, útiles, y por lo menos, divertidas. Todo lo que pertenezca al órden público y al beneficio de la sociedad será digno objeto de nuestra atencion y nuestra pluma.

A consecuencia de esta obligacion. que reputamos por sagrada, instruirémos á los lectores (1) en algunos elementos del derecho público, cuya ciencia se hizo inaccesible en estos reinos, en tiempo de los gobiernos desgraciados, en los que se prohibieron las cá tedras establecidas en muchas partes, para enseñarlo, y las mejores obras de los celebres, publicistas, sin advertir que es, una heregia politica el persuadit sé á que puede florecer un reino, mantenerse sujeta una colopia, pi progresar ninguifa, mourarquia a favor de la 1gnorancia y day miseria. Maxina: detestable del com.

la

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(1) Se entiende á los que necesiten de nuestras dé. biles instrucciones

denado Maquiavelo, que no pueden leer sin horror los sábios y sensibles!

Todo lo contrario debe esperarse bajo tan bárbaro sistema. El pueblo sumergido en la ignorancia y en la inercia, como ni sabe cuales son sus deberes, y por otra parte, se vé estrechado de la miseria, des confia del gobierno que lo ha criado, lo juzga tiránįco y hace por substraerse de su dominacion siempre que puede.

Pero un pueblo seguro de que se le conservan sus derechos, de que no se atacan las propiedades del ciudadano, de que no se le cierran las puertas al mérito legítimo y no fingido, de que no se atan las ma nos á la industria personal, de que los arbitrios comunes no se han de estancar con los privile gios exclusivos: en una palabra: un pueblo libre y por otra parte instruido en los derechos que debe reclamar para sí y pagar al rey, á la patria y á los diversos miembros de ella, es como imposible que pien se en separarse de un yugo tan dulce, equitativo y paternal.

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En tal época, me parece, que vá á entrar este reino que trescientos años há se llora esclavo de la tiranía y el despotismo de los gobiernos malhadados, lo mismo que se ha llorado por mas tiempo la Penín la, pues en todos hemos sido completamente herma nos. Cuando hemos tenido buenos reyes, buenos ministros y buen gobierno, hemos disfrutado estas ventajas; cuando los hemos tenido Godoyanos, por ejem plo, hemos sufrido la mas vergonzosa servidumbre. Estos agentes hicieron nuestra ruina: estos trastornaron el órden del estado: estos derramaron la sangre de nuestros padres: desfiguraron nuestras leyes y nos sumieron en el profundo de los males.

Para negar estas verdades es necesario no tener gota de conocimientos políticos: es preciso que

mar todas las historias de España y de sus Indias jun tamente con las obras de los Quevedos, Macanazes, Jovellanos, Valladares y otros muchos que en diversas épocas se han quejado públicamente de los abusos in. troducidos en el antiguo gobierno...

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No es un espíritu maldiciente el que dirige mi pluma al escribir estas verdades: es muy noble el objeto con que las escribo; es muy noble, repito, y no titubeo para decirlo.

Siendo innegable que ha habido varias épocas de mal gobierno, si no se quiere decir que siempre fue malo, ya mas, ya menos, pregunto: ¿sobre quien re caian sus resultados? claro es que sobre el pueblo, es. to es: sobre la Nacion Española en sus dos mundos. Paces mal rotas, guerras peor sostenidas, alianzas perniciosas, gavelas infinitas, opresion, espionage, estan cos, abandono del mérito, públicas infracciones de las leyes, &c, &c., fueron siempre las consecuencias de la ambicion, despotismo y tiranía de un Duque de Olivares, de un Padre La Croy, de un Esquilache, y para venir mas cerca de un Godoy.

Siempre que la Nacion estuviese bajo el antiguo sistema de gobierno, quedaba expuesta á ser atormentada cada rato por un favorito ambicioso, déspota y tirano como los que acabamos de nombrar, y de consiguiente à padecer los mismos males que aquellos le hicieron sentir en los tiempos de su dominacion. ¿Y qué remedio para ocurrir á semejante daño, para res tituirle al pueblo sus derechos y ponerlo á cubierto del enjambre de males que lo amenazaban sin cesár? No otro que variar el antiguo sistema de gobierno, qui tándole lo que tenia de malo y poniéndole lo que le faltaba de bueno.

Esto es lo que hizo la Nacion Española representada por sus Córtes el año de 812, sancionando la sábia Constitucion que acaba de jurar nuestro Monarca.

Cuando todo ciudadano llegue a entender que mediante este precioso código, es hombre libre, que se le han restituido sus derechos, y puesto á cubierto de la tirania y despotismo de los que otras veces habian abusado de su autoridad, y en su perjuicio: cuando todo ciudadano, vuelvo a decir, esté convencido de esta verdad, entonces en la efusion de su alma rendirá al Ser supremo millones de gracias por

apreciable beneficio, y colmará de bendiciones al mas generoso de los pueblos y al mayor de los Monarcas de la Europa.

3

Nadie puede apreciar el bien que no conoce, ni temer el mal que no adviertes de aqui es que el comun del pueblo, ó á lo menos, su parte plebeya, mientras ignore el bien que le trae la Constitucion, y el mal de que lo libra, se manifestará con una indiferencia ó una apatía grosera que se acercará mucho álun desagradecimiento criminal,

Por eso importa tanto que los sábios escritores, desde los principios se empeñen en demostrar estas verdades al pueblo rudo é ignorante, que conozca lo que se le debe para que lo reclame, y lo que el debe para que lo pague justamente, y cuando se halle empapado en estos conocimientos saludables, resonară en las bocas de todos el lisongero grito que diga: Viva la union, la paz, el Rey y la sabia Constitucion.

Con el objeto dicho, haremos por explicar algunos artículos de la Constitucion, no por que este sábio código carezca de la necesaria claridad; sino por que aun teniendola, no basta para que la comprendan algunas cabezas enfermas por la preocupacion ó la 6 ignorancia.

c.1

nuestras

Copiarémos las cosas particulares, útiles y dig nas de saberse, ora lleguen manuscritas á anos, ora se impriman en otros periódicos, con encidos de que asi se sirve mejor al público, pues no

todos tienen proporcion de comprar cuanto papel salga, y se alegrarán de tener en este lo mas selecto y digno de saberse que tengan todos.

No se quedarán sin lugar las bellas letras, y se lo harémos muy distinguido á las poesías sobresalientes.

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Nuestra intencion es que este papel sea para todos útil y agradable; mas necesitándose para llevar al cabo nuestros buenos deseos, hombros mas robus tos y luces mas claras que las nuestras, convidamos desde luego a todos los sábios que existen en el reino para que nos ayuden con sus preciosas producciones.

Por tanto: sábios conciudadanos, que vivis en estos climas, que respirais el aire que respiro, y que os sentís movidos del dulce amor à vuestros semejan, tes: derramad el saludable fuego de vuestra ilustracion en este Conductor que se os franquea, para que por él se comuniquen á todo el pueblo en general.

El gobierno necesita de vuestras luces: el pueblo os la reclama Aquel para proceder con acierto, y este para contenerse en sus deberes.

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Acordaos finalmente, que sois deudores de vues tros talentos á los sábios y á los ignorantes, y que, como decia Ciceron, no hemos nacido para nosotros, sino para servir á la república. Non nobis, sed reipu. blicae nati sumus.

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