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1779

Epidemia catarral en el Perú, llamada Quebrantahuesos, y que era grippe ó influenza (56). Quizá se debió á esto, que la mortalidad en el año de 1780, en la parroquia del Sagrario, fuera de 610, y la natalidad de 529: lo que da una diferencia de 81 individuos contra la población.

1781

Pequeña epidemia en el Callao de tifus icteroides, según el médico francés Lebland (57).

1784

Hubo este año en Lima, según el testimonio de Unanue, epidemia de sarampión.

En Quito, dice el Padre Velasco, que hubo epidemia el año 85, y que murieron, en cinco meses, de 25 á 30,000 per

sonas.

González Suárez refiere, que este año se experimentó en Quito una enfermedad maligna, de la que sucumbieron en pocos meses más de ocho mil personas, entre niños y adultos. "Calificóse, dice, de escorbuto y sarampión por las irritaciones que, como síntoma característico, se notaron en la piel, hinchada, entumecida y roja de los enfermos" (58).

1786

Desde la mitad del año de 86 hasta igual fecha del siguiente de 87, con ocasión de la plaga de garrotillos y sarampiones, que tanto cundió en el pueblo, se curaron mil quinientos ochenta y dos pacientes en el hospital de la Caridad de Lima (59).

(56) Salas Olano.-Historia de la medicina en Chile: págs. 106 á 118. (57) Mc Nulty. La fiebre amarilla.

En La Prensa de 119 de abril de 1912, no 4528.

(58) Historia del Ecuador, t. V, pág. 348.

(59) Mercurio Peruano, no 2, del 6 de enero de 1791: t. 1o, pág. 12.

El 1.° de junio de este año se dirigió el Virrey al Arzobispo, con el fin de que los eclesiásticos y comunidades religiosas hicieran en privado, sin alarmar, oraciones ó rogativas, para aplacar la indignación de Dios, y mitigar la peste de sarampión que había en Lima; y que se decía existir en Guayaquil, Trujillo y otros varios pueblos. El Virrey añade: “aunque no sea la epidemia tan cruel, como se ha dicho, no carece de algún fundamento la noticia".

1788

Se presentó en el Perú una epidemia de sarampión que causó muchas muertes; la que Unanue pone en 1787; y que se propagó desde Bogotá.

En la parroquia del Sagrario aquí, en el año 1789, hubo 569 nacidos y 608 muertos: resultando 39 individuos en contra de la población.

1790

En la Descripción del Perú, atribuída á don Tadeo Haënke, se dice: "Todos los años se experimentan (en Lima) unas enfermedades epidémicas de garrotillos, sarampiones, tercianas &., á las cuales suele darle el vulgo apelativo particular; como el de Abrazo del Gigante, ó Despedidas de las Corbetas, con cuyo nombre distinguieron el año 90 á las que padecían entonces, con alusión á las Corbetas Descubierta y Atrevida que acababan de salir del Callao en continuación de su viaje" (60).

Esto recuerda lo escrito por Juan y Ulloa:

"Las enfermedades más comunes, que allí molestan la Naturaleza (en Lima), son Fiebres Malignas, Intermitentes, y Catarrales; Pleuresías; Constipaciones, y por este término otras; pero son tan frequentes, que continuamente está la ciudad infectada de ellas. Las Viruelas se padecen co

(60) Página 81.

mo en Quito, que no son anuales, pero causan gran mortandad, quando reynan" (61).

1795

Otra epidemia de sarampión se presentó este año en el territorio nacional causando muchas muertes. La recuerda Unanue en El Clima de Lima.

El Dr. D. José Manuel Valdez dice:

"En el año de 1795 se padeció en esta ciudad (Lima) una epidemia de escarlata maligna, de la que murieron muchos. Los enfermos tenían entre otros síntomas el de una inflamación erisipe!atosa en la garganta, sin tumor ni úlcera en dicha parte: la fiebre aparentaba en el principio el carácter inflamatorio, y después de tres ó cuatro días se manifestaba pútrido-espasmódica. Los médicos de más reputación ordenaron la sangría y el emético al principio; y después la quina; y otros confiaron á esta sola la curación de tan funesto mal. Observando yo la inutilidad de estos auxilios, y lo que exasperaba á todos los enfermos el emético, receté limonadas bien frías de nieve á la última enferma que tuve á mi cargo, y sauó con ella” (62).

1800

Según acta del Cabildo de Trujillo, del 18 de abril de 1800, publicada por Luis A. Chávez Velando (63), hubo epidemia por entonces en Trujillo que causó muchas muertes; y para evitar se repitiese, ó se propagase más, se acordó desecar las lagunas y pantanos formados por la abundancia de aguas, incinerar los muladares, limpiar la población hasta las murallas, cuidar de la sepultura de los cadáveres; acordándose por los médicos las medidas que debían adoptarse en defensa de la salud pública.

(61) Relación de viaje; t, III, pág. 115.

(62) Memoria de las enfermedades epidémicas que se padecieron en Lima el año de 1821-Lima, 1827: pág. 5, nota 7.

(63) La Prensa de Lima, no 2986, 2a ed., del 18 de agosto de 1908,

Se prohibió el uso de la chicha, y se mandaron formar fogatas de maderas, que desprendían humo cerca del hospital de la ciudad, como para purificar el aire.

Dice Mendiburu: "En 1802 la viruela se generalizó como una verdadera epidemia que hizo perecer á muchos pacientes, los más de la clase de indígenas" (64).

Siendo Gobernador Intendente de Huancavelica don Juan María de Gálvez, hubo en el pueblo de Huando una epidemia mortífera, desde mediados de mayo de 1802: de la que hasta el 6 de agosto de id. murieron 33 entre párvulos y adultos. Tan violenta llegó á algunos la muerte, que á las veinticuatro horas estaba corrompida la sangre. El cura del pueblo don Mariano Olano, dió parte de la epidemia al Intendente, que el 2 de agosto mandó á combatirla al Cirujano del Hospital real de Huancavelica, don José María del Pilar, que rápidamente terminó su comisión el 6 del propio mes.

1803

El Cosmógrafo Doctor don Gabriel Moreno escribe: "Por agosto comenzó (en Lima) un catarro epidémico, que fué universal en la ciudad y en todo el valle, y aunque benigno, su entrada y síntomas asustaban mucho: los dolores de cuerpo y apretura de pecho, y cargazón de cabeza duraban algunos dias. Los diluentes pectorales hechos con las yerbas emolientes y diaforéticas, agregándoles las violetas y quinua, cocían el material que fluía al pecho, y promovían su expectoración. Fué preciso en los más practicar y repetir la sangría. Los que le desatendieron en principio tuvieron que padecer más, sufrieron varias recaídas y al cabo se suje taron á una curación muy penosa. Las emulsiones y otros atemperantes perjudicaron emperezando la cocción; vimos uno que otro daño hecho con el cocimiento del Cestro nocturno de Linneo ó hierba hedionda, muy usada en Lima para la fiebre intermitente; y en Chile bajo el nombre de Palqui para el Causón ó Chabalongo" (65).

(64) Diccionario: t. 1°, pág. 427.
(65) Almanaque Peruano para 1804.

El Cha valongo, que aquí mienta Moreno, dice el doctor José Gregorio Paredes, en su Almanaque para 1815: que es una fiebre ardiente inflamatoria, que afecta la cabeza, ocasionando delirio, con la lengua seca, áspera, encarnada, v en el último período de anhelación, sopor, tremores y convulsiones; significando su nombre "calor en la cabeza".

1806

Este año cundió en Lima la epidemia de viruelas, concluída ya el mes de octubre. La combatió con la vacunación el cirujano español don Pedro Belonio, residente aquí desde 1760, y que se disputaba el crédito con el francés don Felipe Bosch. Abascal quiso premiar á Belonio, haciendo que la Universidad de San Marcos le confiriese gratuitamente el tí tulo de Doctor en Medicina; á lo que se opusieron dificultades, alegando el mal estado rentístico de dicha Universidad.

1807

Cuenta Córdova Urrutia que: "En este año se experimentó por primera vez en el Perú el Mal de rabia. Comenzó por el estío en los perros, y después se propagó á otros cuadrúpedos. De la mordedura de aquellos se asistieron dos hombres en el hospital de San Andrés: presentaban los síntomas de hidrofobia, y no pudo salvarlos la prolija curación que se hizo en ellos (66).

El Gobernador Intendente de Arequipa, don Bartolomé María de Salamanca, en su Relación de gobierno de 1812, trata de la epidemia de hidrofobia que allí hubo, en 1807, con extraordinarios síntomas, y de la que murió mucha gente. Salamanca cree, que la peste provino de la mordedura de perros y gatos, y dice que se mataron millones de animales. La epidemia fué combatida por don José Salvani, vice Director de la Junta de Vacuna, y por el Teniente del Protomedicato en Arequipa Dr. D. José Antonio Yoldi Rosas.

Según el Dr. Paredes: "Se experimentó el mal de rabia, (66) Tres épocas del Perú: hoc anno.

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