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El General Vaca de Vega contrajo matrimonio con doña Ana de la Cadena y Carvajal, hija legítima del Capitán Pedro de la Cadena, vecino asimismo de Loja. Este último es el efectivo autor del poema "Los Actos y Hazañas valerosas del Capitán Diego Hernández de Serpa", manuscrito hasta hoy en la Biblioteca del Monasterio del Escorial (62). Hijos de don Diego Vaca de Vega y su referida consorte fueron: Pedro Vaca de la Cadena, nacido en Loja en 1594; Diego Vaca de Vega, nacido también en Loja en 1601, Colegial del Colegio de San Martín; y Juan Mauricio de Vaca, que igualmente vino al mundo en Loja, en 1612 (63). Como los restantes, también Vaca de Vega contribuyó con un soneto a elogiar la obra de su amigo:

Si El lauro deue justamente

al que pretende con la insigne historia
hazer firma y eterna la memoria
de algun Valor Heroico o Eminente
Si con Diuino ingenio y llama Ardiente
librandole del tiempo, le da gloria
haziendo de finita y transitoria

que Sea infinita y dure eternamente

de ciertas cláusulas de la mencionada declaración de última voluntad Archivo General de Indias. Patronato, 148, N.o 1. R. 3.

(62) Para desvanecer de una vez por todas las diversas opiniones expuestas con relación a la fecha de redacción de este centón, apun to aquí la importante advertencia de que el códice aparece ya regis trado en un Inventario de la Biblioteca de El Escorial, compuesto en 1576, bajo el número 309 (Zarco Cuevas, Catálogo de Manuscritos castellanos del Escorial (Madrid, 1924), I, p. 121). Se desploman así las suposiciones de haber compuesto el poema uno de los hijos del General Vaca de Vega o aun él mismo. No es éste el lugar de entrar en disquisiciones sobre este poema, cuya signatura es: d. III. 25, ff. 221-246, cuya paternidad corresponde sin lugar a dudas al suegro del sonetista Vaca de Vega.

(63) Catálogo de los Colegiales de San Martín, asientos 990, 991 y 1675, Archivo Histórico Nacional. Madrid. Códices, 164.

A Vos Se os deuen tres (sin otros ciento)
Vno, por este libro tan famoso

El otro, porque a Vuestra Patria a dado
inmortal gloria Vuestro fundamento
otro A Vuestro Discurso milagroso

a quien el mundo esta tan obligado. (64).

Figuran también entre estos versos laudatorios otros dos sonetos. Uno lo escribió un religioso que quiso mantenerse en el anónimo; el segundo fué redactado por Gregorio de Herrera Villasante. Acerca del primero sólo cabe echarse por el cómodo camino de atribuir la paternidad de esa composición a cualquier tonsurado de la época que hubiese vivido en el Perú; sobre el segundo, nadie ha podido adelantar noticia alguna de índole biográfica de su autor. He aquí ambos sonetos, en el orden enumerado.

Prodigamente El Marañon ofreSce
al Sacro Bethis SuS Arenas de oro
porque no solo El, mas todo El Coro
del Pindo en sus corrientes se engrandesce.
El Claro Mincio, en suVigor descrece
y El Tajo Rico Rinde su Thesoro
suspendidos deVn son Dulce Canoro
que El de sus limpias Aguas enronquece
Aguila, que tan alto leuantaste

con dulce estilo el caudaloso Buelo

que Vn hombre infame ya por ti es famoso
Pues con tu Vista El Cielo Penetraste
déte El deuido lauro, sólo El cielo

q. hizo El indo Aluergue, en ti dichoso.

(64) Este soneto se puede leer también en Menéndez Pelayo, His. toria de la Poesía Hispano-Americana (Madrid, 1913), II, p. 143, y lo reproduce Jos en Revista de Indias, IV (1943), núm. 12, p. 259, en facsímile.

Si fama, gloria, y honra an alçancado
los que celebran caSos milagrosos

de Varones q. an hecho VenturoSoS
mil Siglos, y este nuestro auentajado.
No con menos Razon sera loado
quien los estraños hechos, y espantosos
de Marañones fieros aleuosos

con estilo tan graue A celebrado

Y asi no ay en el Siglo ningun hombre
que sea reua a loar tan alta Suma

q. a de quedar muy corto aunque mas diga
Si desta Aguila Ilustre El Claro Nombre
Aliento no le da y corte a la Pluma

q. a loar tal ingenio esto le obliga.

Madrid, Otoño de 1946.

Guillermo Lohmann Villena.

Don Carlos Inca (*)

La descendencia de Paullu Inca, ese tránsfuga perpetuo que vivió entre el trajín de las batallas y en continuos tratos y regateos con los distintos caudillos españoles, siguió líneas de actuación completamente divergentes pero atávicamente fieles a las principales directivas que informaron la vida de su antecesor.

Los numerosos vástagos de D. Cristóbal heredaron la huidiza condición espiritual de su progenitor y se caracterizaron también por un acentuado y persistente españolismo y por su rechazo sistemático de todas las veleidades de rebelión o de protesta de sus hermanos de raza, representando así esta estirpe incásica la fusión hispano-aborigen con prevalencia decisiva del elemento alienígeno.

Las respectivas estirpes de Manco y Paullu continuaron

(*) Este trabajo, inédito hasta ahora, forma parte de la monografía "La descendencia de Huayna Capac', cuyos dos primeros capítulos se publicaron en esta misma Revista (cf. Revista Histórica, Tom. XI, ent. I, II y III, Lima, 1937; Tom. XII, Lima, 1939; Tom. XIII, Lima 1940). Esta indicación explica algunas referencias necesarias para coordinar este capítulo con el resto de la monografía.

las opuestas direcciones seguidas por estos dos hermanos rivales de la conquista: la de Manco, con actitud incitadora de heroísmos, siguió enfrentándose a los conquistadores, en tanto que la de Paullu adoptó la misma mercenaria posición de sometimiento de este Inca.

En la descendencia de Paullu no se siente ni la melancólica nostalgia de Sayri Túpac, cuyos últimos años son una verdadera elegía del esplendor frustrado y de la añoranza de la perdida Vilcabamba, ni mucho menos la fuerza pujante de Titu Cusi Yupanqui, cuyas aparentes contemporizaciones con los gobernantes españoles eran meras tretas políticas que no desvirtúan en modo alguno su actitud de decidido anti-españolismo y de rebeldía. Hombres de reto, rotundos y definidos, Manco y sus hijos y más tarde su presunto descendiente José Gabriel Condorcanqui-se resignaron al sino heroico que presidió sus vidas y que en ningún momento trataron de eludir. Los hijos y nietos de Paullu, en cambio, al igual que éste, vivieron sordos a los reclamos raciales y no sintieron la fuerza de clamorosa llamada que representaba la dramática, resistencia de Vilcabamba, prefiriendo acordar sus vidas al ritmo de la de los conquistadores, ritmo vital al que consiguieron, sumisamente, identificarse.

D. Cristóbal Paullu Inca fué casado legítimamente con Mama Ussica o Doña Catalina, llamada también en otros documentos y crónicas de la época, Catalina Toctoc Oxica, Tocto Ussca o Tocto Sisa. Doña Catalina no fué hija de Huayna Capac, como afirma Means, ni tampoco prima de Paullu, como pretende sostener Markham, (1) porque los nobiliarios iné

(1) La Declaración de los Quipocamayos, Catalina Toxtoc Oxica; Sarmiento de Gamboa, Catalina Usica; Cabello Balboa, Mama Ussica, más tarde Doña Catalina: Ocampo Conejeros, Catalina Oeseca Coya; Huamán Poma, Ozcca; Vásquez de Espinoza, Toto Usica, descendien

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