Imágenes de páginas
PDF
EPUB

venir por cierto declive á parar á una zanja | tierras desaguadas, bien para la fundacion de abierta, á la cual, sin arrastrar tras si la tierra molinos harineros, y establecimiento de saltos del campo se dirigirá toda la humedad. Si se de agua, siéndole favorables la posicion del carece de piedras, échense en las zanjas sar- terreno y las demas circunstancias requeridas mientos, paja ó matas, de cualquier especie al efecto. que sean.»>

Asi, pues, drainage por medio de zanjas cubiertas de tierra y rellenas con materias permeables, como las piedras ó ramas, etc., es una invencion que ningun autor moderno puede reclamar en justicia. Y bien que el drainage, tal como lo describen Columela y Paladio, se practique en muchos puntos de Francia, ha querido Inglaterra atribuir al capitan Walter Blight la idea de las zanjas hondas; pero no falta quien asegure que Walter Blight no ha tenido mas mérito que el de reproducir preceptos aplicados por otros antes que por él, y perfectamente indicados por el antiguo agrónomo francés Olivier de Serres.

>>Es indispensable que el fondo de las zanjas esté en declive, sin cuyo requisito, no podrian correr las aguas. Esto asi, fácil será la escavacion de una gran zanja principal, que atraviese todo el campo, y segun lo exijan la abundancia de aguas y demas circunstancias particulares, la de otras zaujas pequeñas y laterales, que vayan á desaguar en la principal. Las zanjas serán tanto mas largas y mas anchas cuanto mas estenso y mas llano sea el terreno. Pero no sucede lo mismo respecto á la profundidad, pues cualquiera que sea el terreno, es preciso que tenga sobre unos 4 pies para coriar y recoger como conviene los ramales de agua que corren por debajo de la superficie. La disposicion de la zanja depende de la del terreno,

»La zanja principal deberá tcaer 5 pies de profundidad, y 3 las otras, sobre una anchura y un declive proporcionados á las circunstancias arriba indicadas del terreno en que se opere. Tanto la zanja grande como las pequeñas se rellenarán, husta la mitad de su altura, de piedras pequeñas, yel todo se cubrirá con la tierra sacada de la misma zanja; hecho lo cual se nivelará el terreno de tal manera, para la comodidad de las labores, que ni vestigio quede de la operacion. En caso de no poder, para el rellenamiento de las zanjas, echar mano de otros materiales que piedras grandes y planas, rómpalas el operario y colóquelas de punta, procurando que su disposicion sea tal, que no impida el paso del agua.

En la obra publicada por Walter Blight, cuya tercera edicion se imprimió en 1652, se lee lo siguiente. «Haz la zanja de drainage bastante honda, para que à su fondo vaya a parar á el agua fria que filtra y que corrompe. Si de tu operacion deseas buen resultado, da á tu zanja de 3 à 4 pies de profundidad. Y de nuevo, en llegando al agua, profundiza ademas un espacio equivalente al largo del hierro de tu laya, cualquiera que sea la profundidad á que ya hayas llegado.... Pero respecto á las zanjas ordinarias que con frecuencia se hacen á uno ó dos pies de profundidad, digo que es una solemne locura, y un trabajo perdido, que desco evitar al lector.» Cierto que estos preceptos son justos, y que aun en el dia pueden servir de norte; pero no se debe, sin embargo, concluir de ellos, como se ha hecho, que á Ingla- »Los trabajos se empezarán siempre por la terra pertenece todo el mérito de la propaga- parte mas baja del terreno que se quiera descion de las regueras cubiertas. Olivier de Ser-aguar, á fin de que las aguas empiecen tambien res, mas antiguo que Walter Blight, y cuyo á correr desde luego, lo cual no sucederia si Teatro de agricultura se imprimió por los años de otro modo se procediese. Las obras, de tode 1600, hace una completísima descripcion de dos modos, deberán ejecutarse con esmero, se las zanjas subterránes, cuyo empleo recomien-ñalando ante todo la línea que debe seguir la da con instancia.

Y he aqui en que términos se esplica sobre lo mismo el patriarca de la agricultura francesa Olivier de Serres.

zanja, y cuidando, al abrirla, de echar toda la tierra á un lado, con el objeto de dejar libre el otro para ir poniendo en él las piedras destinadas al rellenamiento, el cual se hará inmediatamente despues de concluida la escavacion, procurando sobre todo, dejar bien espeditas las entradas del agua. Lo contrario inutilizaria todo lo hecho al cabo de poco tiempo. Las zanjas, en la parte mas alta del terreno, no deberán ser tan anchas como en la parte inferior, por la sencilla razon de que en esta última se recoge mas agua.

«Para quitar, dice, á las tierras las aguas que las perjudican, es conveniente abrir zanjas, las cuales sirven tambien para cercar las propiedades. El limo que de la limpieza de las zanjas resulte, servirá de abono para las tierras. Si en el interior de estas hay manantiales, no bastan las zanjas que las rodean para su completo saneamiento, á cuyo efecto se aumentarán los trabajos en proporcion á la abundan- >>Si para el rellenamiento de las zanjas cia de aguas escedentes: teniendo presente falta piedra ó es necesario traerla de muy leque mas fértiles suelen ser, una vez desagua- jos, lo cual ocasionaria gastos considerables dos, aquellos terrenos que mas aguas corrom- de acarreo, reemplázase con paja, prefiriendo pidas contenian. Ademas de esta ventaja, las la de centeno, y en caso de no haber de esta, aguas esparcidas por los campos pueden reu-la de trigo. En la zanja, para ello, coloquense nirse y utilizarse, bien para el riego de los pra- unas tablas sobre un pie de paja, y rellenense dos que estén á un nivel mas bajo que el de las con tierra.>>

Con motivo del empleo de la paja que para | vas, tile en inglés. El tile drainage parece haformar el fondo de las zanjas aconseja Olivier berse ejecutado por primera vez en Netherby de Serres, Mr. Victor Ivart, en una nota de la (en el Cumberland), en la propiedad de sir edicion de las obras del ilustre agrónomo, pu- James Graham. «Una teja cóncava colocada soblicada en 1804 por la Sociedad de agricultura bre otra llana, con una pequeña porcion de del departamento del Sena, dice lo siguiente: piedra, he aqui el nec plus ultra de esta ope«Mas prudente y mas económico seria en racion» se lee en una Memoria publicada en el caso de que venimos tratando, emplear fa- 1844 en el Diario de la Sociedad de agricultura ginas de aliso, que es madera que se conserva de Inglaterra. perfectamente en el agua, y en su defecto otros ramages, que colocados en el fondo de las zanjas, dejan, entretegiéndose, libre paso à las aguas, y tienen todas las ventajas de la paja sin ofrecer ninguno de sus inconvenien

tes.»

De donde se deduce que al cabo de treinta años, no se pensaba que se pudiese adelantar un paso en el método inaugurado en 1840. Mas durante este tiempo, dióse, merced en parte á los descubrimientos del escocés Smith, considerable estension á los trabajos de que Por la importante cita que acabamos de venimos hablando. Admirado de la infertilidad hacer se patentiza que la invencion de las re- de un terreno, llegó Smith á fuerza de exactas gueras subterráneas para el saneamiento de observaciones, á reconocer que de aquel delas tierras arables no puede considerarse como fecto era causa su escesiva humedad; y aunque perteneciente á un autor inglés, ya sea Walter poco al corriente de los trabajos de los antiguos Blight, ya Elkington. Era este un arrendatario cultivadores, imaginó las zanjas subterráneas del condado de Varick, que dotado de gran para sanear el suelo arable. Del buen éxito que talento de observacion, y teniendo mucha per- tuvo, se habló mucho por el país, y en 1833 severancia en sus trabajos, se ocupó, en el salió á luz un folleto titulado Smith's remarks último tercio del siglo pasado, del drainage de on thorough draining: con él, Smith, aunque los terrenos infestados por la abundancia de no fué en realidad el primer inventor de aquel sus manantiales. El buen éxito que tuvo lla- procedimiento, hizo á Inglaterra y á Escocia mó la atencion del parlamento, el cual le con- el servicio de inducirlas á emplear uno que cedió una multitud de recompensas. Pero el aumenta en grandes proporciones los producmétodo seguido por este agricultor, muy se-tos de la tierra de la Gran Bretaña. Preciso es, mejante al procedimiento descrito por Olivier de Serres, se diferencia de él principalmente en que el método de Elkington no conduce las aguas fuera del campo por medio de una zanja principal, en términos de poderlas utilizar para usos diferentes. Tres son los sistemas que se siguen en el empleo de este método.

4. Uno de ellos tiene por objeto hacer que las aguas vayan á perderse por medio de un pozo que se llena de piedra seca.

2. Otro cuando la profundidad del pozo debe esceder de 5 varas á 5,, consiste en reemplazar este pozo por una perforacion hecha con la sonda, y profundizar hasta encontrar un terreno absorbente.

3. Otro, en fin, dar salida á las aguas por la parte superior, como sucede en las fuentes ascendentes ó artesianas, á favor de perforaciones convenientemente dispuestas para que las aguas puedan salir por medio de tubos de descarga.

ademas, añadir en honra de este pais, que tanto sus grandes propietarios, cuanto sus gobernantes se apresuraron á dar el ejemplo. Citaremos con particularidad á sir Roberto Peel, que en 1840 hizo drainar por el mismo Smith una parte de su propiedad de Drayton en el condado de Stratford.

Las primeras tejas fabricadas para esta operacion, se hicieron á mano; pero ¿cómo era posible que el genio de los ingleses, tan inventor en mecánica, dejase por mucho tiempo sin perfeccionar tal procedimiento? Tan luego, pues, como este empezó á generalizarse, debieron las máquinas reemplazar la mano del hombre en la fabricacion de las tejas. La primera de aquellas, que á la vez amoldaba las tejas cóncavas y las llanas, fué inventada en 4812 por Irving. Inmediatamente despues, el marqués de Tweeddale, Mr. Ransom y luego Mr. Etheredge, imaginaron otras máquinas para el mismo objeto. Pero hacer los tubos sub«Este método, dice Elkington. que consis- terráneos de dos piezas era evidentemente imte en el empleo simultáneo de las zanjas cu- ponerse un doble é inútil cuidado. Sustituir á biertas y de los pozos, exige que se tomen las tejas tubos cilíndricos, fue idea que por disposiciones especiales que solo cierta confi- aquel tiempo ocurrió á Mr. John Read. Este guracion del terreno permite adoptar.» Pero en fabricante, por consiguiente, ha añadido á los este método no vemos aun nosotros el draina- antiguos procedimientos la última mejora, que ge tal como lo hemos descrito, y tal como nos da este método de saneamientos de las tierparece que en la actualidad se debe consi-ras el carácter que actualmente tiene. En el derar. concurso de la Sociedad de agricultura que tuHasta el año de 1840, poco mas menos, vo lugar en Derby el año de 4843, fué donde no se pensó en reemplazar los materiales em-se presentaron las primeras máquinas de este pleados en las zanjas subterráneas; y aun género y dieron lugar á un detallado informe esto se hizo primero con tejas planas y cónca- de Mr. Josiah Parkes, el cual, comprendiendo 4662 BIBLIOTECA POPULAR.

T. XXV. 35

toda su importancia, hizo que á los inventores | por medio de los tubos subterráneos: el prise concediese una medalla de plata. Desde en- mero de aquellos folletos salió á luz en 1846. tonces, hasta hoy, no hay año en que no se hagan importantes y felices modificaciones en la construccion de dichas máquinas.

Pero todo este movimiento, que se produjo en Inglaterra con motivo de la operacion alli llamada drainage; la acalorada polémica que sostienen los señores Smith y Parkes respecto á la profundidad que deben tener las zanjas de desagüe, y los votos del parlamento, que conceden centenares de millones por via de estímulos, de premios y de recompensas, algun eco debian necesariamente tener fuera de Inglaterra.

La agricultura francesa permaneció por muchos años indiferente al ruido que á la otra parte del estrecho se hacia. Decoufiábase de lo que en Europa se suele llamar escentricidades inglesas, y el gasto de algunos centenares de francos que costaban los primeros trabajos de aquel género parecia un lujo permitido tan solo á ciertos lores millonarios, poseidos de la manía de tirar el dinero por la ventana. La voz empleada para definir la nueva operacion, era de por sí una dificultad, pues no por todos se entendió bien desde un principio. Los franceses, ademas, leian poco en aquella época, y las publicaciones en lengua estrangera no llegaban sino muy lentamente, rara vez, y por medio de trozos de traducciones á los hombres mas deseosos de saber cosas nuevas. Solo asi puede esplicarse como hasta el año de 4846 no se agitó en Francia esta importante cuestion.

He aqui en que términos se esplica sobre el particular Mr. Moll en su informe al jurado de la esposicion de los productos de la industria nacional de 1849.

«Mr. Thackeray, de origen inglés, pero residente en Francia desde hace veinte y siete años, ha querido, segun sus espresiones, pagar la buena y cordial hospitalidad que ha recibido de nosotros, utilizando en favor de nuestra agricultura sus conocimientos en la materia y las relaciones que ha conservado en su pais.

»Esplicaciones de nuevos procedimientos, máquinas aratorias, y semillas de variedades perfeccionadas de plantas, han sido nuevamente importadas por él, y comunicadas con la mayor liberalidad á muchos agricultores distinguidos con los cuales se ha puesto en relacion. Por una singularidad, de que, sin duda, no se debe acusar mas que á las circunstancias, jamás á dicho señor ha cabido la menor parte de los elogios y de las recompensas á que con frecuencia han dado lugar sus importaciones. Mr. Thackeray ha sido uno de los primeros que en Francia han hecho conocer las inmensas ventajas obtenidas en Inglaterra para el desagüe de los terrenos húmedos por el método conocido bajo el nombre de drainage, método practicado, á la verdad, aunque de una manera imperfecta en ciertas localidades de nuestro pais (en los departamentos del Isere y de los Altos Alpes), pero desconocido en los demas. No contento con hacer conocer este método por medio de artículos en los periódicos y de buen número de folletos que ha publicado, trajo á su costa de Londres, en 1846, 6,000 tubos y dos trabajadores, para hacer un esperimento de saneamiento en las tierras de Forges, cerca de Montereau, pertenecientes á Mr. du Manoir. Inútil es añadir que este esperimento tuvo un éxito completo, y que, á consecuencia de él, importó là máquina de Ainslie para la fabricacion de tubos, y los planos y el modelo del horno para el económico cocimiento de los mismos.

Hasta mayo del citado año de 1846, no publicó el Journal d'agriculture practique, su primer artículo sobre esta materia, debido á Mr. Jules Naville, de Ginebra. Por entonces tambien empezó el público agrícola á preocuparse de algunos ensayos que no lejos de París se hacian en la propiedad de Mr. du Manovir (Forges, cerca de Montereau, departamento de Seine et Marne) y por inspiracion de Mr. Thackeray, que se empeñó en hacer conocer en Francia los mejores procedimientos adoptados en Inglaterra para la ejecucion de los trabajos del drainage. En marzo de 1846, se drainó un campo de algo mas de cuatro fanegas con seis mil tubos, que á su costa mandó Los folletos publicados por Mr. Thackeray Mr. Thackeray llevar de Inglaterra el mes an- no han podido tampoco contribuir á dar á coterior. En junio del mismo año, importó para nocer la operacion y sus buenos efectos. El la fabricación de los tubos, una máquina lla- principal de estos folletos, publicado en 4849, mada de Ainslie, que se presentó en el con- ileva el título de Filosofia y arte del drainacurso del comicio del departamento de Sein-ge, y está dividido en dos partes: en la pri

et-Marne.

Mr. du Manoir es, pues, el primer propietario que haya ensayado en Francia lo operacion de que vamos hablando por los nuevos procedimientos de que fué introductor Mr. Thackeray.

Este, ademas, ha publicado varios folletos y una multitud de articulos en los periódicos para vulgarizar el saneamiento de las tierras

>>Esta máquina figuró en la esposicion francesa, donde ha funcionado de la manera mas satisfactoria en presencia de la comision.»

mera trata el autor de la influencia del agua en la temperatura del suelo; y en la segunda manifiesta los procedimientos puestos en uso en Inglaterra para drainar las tierras.

Mr. Thackeray atribuye á esta operacion, no tan solo la accion de quitar á los terrenos la humedad escesiva y perjudicial al desarrollo de los vegetales, sino tambien la de permitir que el sol dé á las plantas la cantidad

549

LABORES

de calor necesario para la realizacion de los | cir, de que calidad es el subsuelo, si es ó no
diferentes trámites que sigue la vegetacion: pingüe; por que, si lo primero, de la mezcla
atribuyele tambien la de favorecer la pulveriza- resultará un abono; y si lo segundo, como de
cion del suelo, la de poner á este en disposi- mezclarla se perjudicaria, conviene que á las
cion de ser penetrado por las raices y por el operaciones que se hacen con el arado se pro-
aire; y, en fin, la de conservar precisamente ceda superficialmente. Por regla general, lo
la cantidad de humedad necesaria al desar-que arada la tierra conviene, es romper los
terrones con la grada y dejar la tierra muy
rollo de las plantas.
desmenuzada, y mullida por lo menos hasta
un pie de profundidad.

Los terrenos húmedos, los pantanosos y los fuertes y arcillosos, han de labrarse de manera que dirigiendo los surcos por su mayor pendiente, se dé salida á las aguas:

A esta operacion se ha procedido, pues, y se está procediendo en varios puntos de Francia. Los señores Lupin, Gareau de Cauville, Dufour y otros muchos propietarios ó arrendatarios han cedido en esta parte á las indicaciones de Mr. Thackeray, y es probable que no tarde en haber en aquel pais suficiente núme-para esto, conviene que dichos surcos sean ro de hombres instruidos en este nuevo arte, para que no sea necesario recurrir á los estrangeros.

En resumen: de los pormenores históricos en los cuales nos ha parecido deber entrar, podemos concluir.

4. Que el empleo de las zanjas subterráneas, con el fondo rellenado de piedras ó de ramas, era conocido de los romanos.

hondos, y altos los caballones ó lomos. En las viene que los surcos estén juntos y sean poco tierras enjutas y secas, por el contrario, conhondos. En todo caso, siempre ha de empearado los lomos ó caballones hechos del año zarse la labor, rompiendo por medio con el anterior; y las labores siguientes atravesadas mullida. Esta operacion se repite mas o menos para asegurarse de que la tierra queda bien A las tierras areniscas y cascajosas les per 2.° Que la reunion de una porcion de zan- veces, segun lo exija la calidad de la tierra. jas cubiertas, que sanean una vasta estension de terrenos, y que se desaguan en una zanja judican las labores frecuentes, porque hacen principal, ha sido descrita por Olivier de Ser-que se evapore mas pronto su humedad: á las res, y empleada en Francia antes que en inglaterra se pensase siquiera en ello.

3. Que la sustitucion de las tejas, y luego de los tubos, á los materiales empleados antiguamente para rellenar el fondo de las zanjas de saneamiento, es la sola invencion que justamente puede reclamar la Inglaterra.

lo contrario. Es siempre muy útil dejar cierto arcillosas, por consiguiente, les conviene todo espacio de tiempo desde una á otra labor, á fin de que la tierra que sale á la superficie, pueda aprovecharse del influjo de la atmósfera; cuando el terreno esté muy seco en la superno debiendo labrarse, por regla general, ni Conocida la naturaleza del terreno, y sabi4.° Que esta sustitucion, y el empleo de ficie, ni cuando esté muy empapado de agua. las máquinas para la fabricacion de los tubos han asegurado el buen éxito de la operacion, dos los efectos de las labores, fácil será al labray permiten ejecutarla pronta y económicamen- dor determinar el número de las que deben te, sobre todo, si se compara con el tiempo y dársele, su forma, y aun la época en que lo el dinero que costaban los procedimientos an-ha de hacer, sin que sea posible establecer tiguos, el tiempo y el dinero que cuestan los empleados hoy.

los terrenos. El que fuere ligero no necesita aqui una regla general que convenga á todos Como quiera que sea, de la invencion del tantas labores como el que es compacto y duro, drainage, o mejor dicho, de los instrumen- pues con menor número de ellas se le proportos para facilitar y llevar á cabo esta operacion, ciona la movilidad y la soltura necesaria: dar ha sacado Inglaterra ya grandes ventajas. En mas labores que las que se necesitan para loeste pais y en todos los naturalmente húme-grar este fin, seria inútil y hasta perjudicial, dos, el drainage se considera como la primera de las preparaciones, como la mas esencial de las labores preliminares á que, en vista del cultivo, hay que someter las tierras.

Rolas estas, desmontadas y conveniente-
mente desecadas, ora sea por el método que
acabamos de describir, ora por otro cualquie-á
ra, empiézase naturalmente á pensar en las la-
bores conducentes á disponer la tierra á re-
cibir la simiente que en ella medita echar el
labrador. La profundidad y demas circunstan-
cias podrán por consiguiente y hasta deberán
variar en este caso en razon á la naturaleza
de la planta que se cultive. Por esto conviene
examinar cuidadosamente que clase de tierra
es la que está debajo de la superficie, es de-

como que daria por resultado resecar el terreno y hacerlo cálido y duro. Cuando el objeto de la labor es sembrar alfalfa, por ejemplo, hácese necesario dar mayor profundidad á los surcos que cuando se labra para sembrar trigo, porque las raices de aquella profundizan

muchos pies, mientras que las de este solo lo hacen hasta unas seis pulgadas. Cuando la capa superior del terreno tiene poco espesor, y debajo hay tierra estéril, no convienen las labores hondas; pero cuando por el contrario, el suelo tiene gran espesor, cuanto mas profunda la labor se haga, tanto mejorefecto se producirá. Si la cantidad de abonos que se trata de enterrar es corta, cubrirlos con labor honda es un desacierto; pero si la canti

dad es considerable, entonces son de absoluta | rojado sus semillas: lo segundo, porque el terprecision las labores profundas.

Esceptuando los casos particulares, en que conviene hacerse del modo mas adecuado y segun los principios que dejamos establecidos, por regla general los surcos han de ser hondos, estrechos y juntos; hondos para que los efectos de la labor sean mayores; estrechos, para que sean menores los terrones que levante el arado, y juntos, para que nada quede por desmenuzar ó revolver: los terrones grandes son muy perjudiciales, porque no penetrando ni el sol ni el aire en su interior, queda mucha tierra sin recibir el benigno influjo de la at mósfera. Esto se evita rompiéndola y desmenuzándola bien, con una grada, un rodillo, y mejor aun una rastra de puas.

Si el terreno estuviese espuesto á humedades considerables, especialmente en invierno, conviene atravesar el terreno labrado con algunos surcos abiertos, lo mas anchos que sea posible y en la oportuna direccion, para facilitar por este medio, tan sencillo como eficaz, el desvio de la humedad. Fuera de este caso, el campo debe quedar lo mas llano posible para que toda el agua lo penetre y humedezca por igual.

Las rejas deben siempre cruzarse para que se corten los surcos unos á otros, pues de esta manera se consigue mejor el efecto tan esencial de desmenuzar y revolver.

Cuando el terreno es inclinado ó está en pendiente, debe empezarse á labrar por su parte superior, no de arriba abajo, sino cruzado, á fin de recoger la tierra hacia arriba. Hartas son ya las causas que la arrastran hácia abajo, descarnando la parte superior.

Acerca de la longitud de los surcos no puede darse una regla general, por cuanto las mas de las veces depende de la situacion y de la estension del terreno. No obstante, bueno es advertir que no conviene que los surcos sean demasiado largos para no fatigar mucho á los animales, los cuales descansan un momento á cada vuelta que dan, ni demasiado cortos por el mucho tiempo que en cada vuelta se pierde. Fuera de los casos en que la tierra está húmeda ó helada, se puede labrar en todo tiempo del año, logrando la movilidad que se desea; época, hay, sin embargo, en que esta operacion es mucho mas ventajosa que en otras.

reno que acaba de ser despojado de las plantas que lo cubrian, no se halla endurecido de modo que la labor le perjudique, y lo tercero, porque no conviene perder el tiempo cuando se trata de obtener productos del suelo.

El otoño es la estacion mas propia para hacer las labores, y en ella es comun que las hagan los labradores mas entendidos y mas prácticos.

Las labores de invierno siguen en utilidad á las de otoño, y las de primavera, no solo son utilísimas siempre, sino que son indispensables si se dejó de hacerlas en invierno.

Esto, no obstante, casos hay en que debe labrarse sea cual sea la época del año, sobre todo tratándose de terrenos arcillosos y compactos, para los cuales, si se han de labrar, es preciso aprovechar el instante en que se haIlan convenientemente humedecidos.

Bien que la concurrencia de otros trabajos autorice tal vez al labrador para diferir la labranza, no conviene, sin embargo, hacer lo que muchos, que labran cuando no tienen cosa mejor que hacer, pues téngase entendido que las labores son una operacion de que depende demasiado el buen éxito de las cosechas, para abandonarla ó diferirla bajo cualquier pretesto que sea.

Todo cuanto dejamos apuntado respecto de las labores de arado, es aplicable igualmente á las que se ejecutan con la azada, la laya y la pala; pero como estos instrumentos, aunque dan mejores labores, se emplean poco en el cultivo en grande, nos hemos circunscrito al primero.

Despues de terminada la labor deben desmenuzarse todos los terrones que haya levantado el arado y allanarse la superficie, sacando à las lindes las raices de las yerbas con la rastra ó el rodillo.

Y como quiera que por una parte el objeto de cubrir las semillas es preservarlas de los pájaros y de los insectos, resguardándolas de las inclemencias del tiempo, pues la sequedad las endureceria demasiado, y la lluvia las despojaría de la tierra fértil y necesaria para su vegetacion, y como quiera que por otra parte la esperiencia tiene demostrado que ninguna semilla fructifica si se la entierra tan bonda que no le alcancen las influencias de la atmósfera, debemos dejar aqui consignado que ninguna semilla debe enterrarse á mas de seis pulgadas de profundidad, y que bastan tres y aun menos para algunas.

Terminaremos estas ligeras indicaciones haciendo notar que los antiguos romanos araban mucho, sembraban poco y cogian grandes cosechas.

La estacion menos á propósito para esta faena, y hasta á veces perjudicial, es, sin contradiccion, la de verano, bien porque la fuerza del sol hace perder la virtud al principio húmico contenido en la tierra, bien por cualquiera otra causa hasta ahora desconocida. No obstante, si se trata, no de un terreno yermo ó de un barbecho, sino de un terreno en que acaba de cogerse una cosecha, y al cual se quiere con- LABRADORITA. (Mineralogia.) Esta piefiar otra, no debe repararse en labrar, aunque dra llamada tambien feldespato opalino, tiene sea en verano; lo primero, porque haciéndose por forma primitiva un prisma oblicuo no simeasi se entierran los restos de la cosecha ante-trico, es decir, con base de paralelógramo oblirior y las malas yerbas que todavía no han ar- cuángulo de 149° y 64°, cuyas bases están in

« AnteriorContinuar »