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rus, acanthodactylus, scapteirus y eremia. | en el reino de Nápoles. Aunque los agricultores Todos esto géneros se distribuyen en dos gru- sacan partido de todo el terreno que no está pos especiales, el de los autosauros ó lacertios ocupado por la lava, la cosecha anual no escepleodontos y el de los autosauros celodontos. de en año comun de 10,000 botellas; no direEn cuanto à la distribucion geográfica de mos por eso que no pase de esta cantidad el los reptiles que nos ocupan puede decirse que consumo. Hay lacrima-Christi rojo y blanco; todos los pleodontos son propios del Nuevo este es el preferido, asi es que la especulacion Mundo, mientras que los celedontos pertene- se entrega activamente á su falsificacion. El cen sin escepcion à los antiguos continentes, precio de cada botella varía de 4 á 6 francos. pues ningun verdadero lacertio se ha encontrado hasta ahora ni en la Nueva Holanda ni en la Polinesia.

LACRE. Todos saben la aplicacion que tiene esta sustancia para sellar cartas, paquetes, etc. Se compone esencialmente de goma laca mezclada con trementina. Para los lacres rojos ó poco teñidos, se usa laca muy baja de color, al paso que para los lacres negros se emplea la goma laca oscura, que es mas ba

rata.

El mejor lacre encarnado se prepara del siguiente modo. Se derriten cuatro partes de goma laca en una cápsula de hierro colocada sobre ascuas, se añaden despues una parte de trementina de Venecia y tres de bermellon, revolviendo sin cesar.

Cuando la materia colorante está bien incorporada, se pesan unos trozos de 250 gramos que se arrollan sobre un mármol calentado por debajo y luego se bruñen sobre otro mármol con una tablita de madera dura, provista de mango, y que se llama bruñidor. Cuando la masa está arrollada en cilindros de suficiente grueso, se colocan entre dos hornillos, para que derritiéndose ligeramente la superficie, adquieran brillo; se dividen despues en barritas, y se funden los cabitos de cada una en una lámpara de espíritu de vino, aplicándoles al mismo tiempo un sello que indique la fábrica y la calidad del lacre.

Las barritas acanaladas, y aun á veces las lisas, se vacian en moldes de acero bruñido.

El lacre fino se aromatiza algunas veces con bálsamos, tales como el benjuí, el estoraque, el del Perú, etc.

LACRIMALES. (VIAS) (Anatomia y fisiologia.) Bajo la denominacion génerica de vias lacrimales, se entiende el conjunto de los órganos cuyas funciones son segregar las lágrimas, verterlas sobre el globo del ojo y trasportarlas á las cavidades nasales. Estos órganos son: la glándula lacrimal, los puntos lacrimales, los conductos lacrimales, el saco lacrimal, el canal lacrimal ó nasal, y la carúncula lacrimal.

La glándula lacrimal, órgano secretor de las lágrimas, ocupa la parte anterior y esterna de la órbita: está formada de granulaciones redondeadas, grisáceas, cubiertas de una capa celulosa, blanquizca y muy compacta: su volúmen es á corta diferencia como el de una almendra pequeña. La glándula lacrimal da nacimiento à siete ú ocho conductos excretores, muy finos, que se abren despues de un corto trayecto, en la superficie interna del párpado superior, por varios pequeños orificios de los cuales rezuman continuamente las lágrimas. Estas son estendidas sobre el globo del ojo por el movimiento de los párpados, y al propio tiempo son dirigidas hacia el ángulo mayor del ojo por el movimento del músculo orbicular.

Llegadas alli las lágrimas son absorbidas por los puntos lacrimales, que se distinguen en superior ó inferior, segun el párpado á que corresponden. Estos puntos lacrimales son unos pequeños poros, situados en el centro de un tubérculo redondeado, que se encuentra á cosa de línea y media de la comisura de los párpados, y forman los orificios, siempre abiertos, de los conductos lacrimales.

Los conductos lacrimales se distinguen tamLos lacres de colores se fabrican, mezclan-bien en superior é inferior, y están separados do en lugar de bermellon otras sustancias co- por la carúncula lacrimal. Estos dos conductos lorantes, tales como el cardenillo, el cromato están juntados de modo que se reunen mas de plomo, el índigo, el negro de humo, etc. allá del ángulo interno del ojo, en un solo caLos lacres jaspeados se hacen incorporan- nal, de cosa de una línea de largo, que abriendo pastas de distintos colores; en su fabrica- dose en el saco lacrimal, desagua o vierte en cion se necesita alguna práctica. este las lágrimas.

Los lacres dorados se obtienen mezclando pajitas de mica amarilla en la pasta cuando está derretida.

Para los lacres ordinarios se pone minio en lugar de bermellon, y parte de la goma laca se sustituye con pez colofana y creta ó yeso, para corregir la fragilidad de la masa. En lugar del yeso es mejor emplear el subcloruro de bismuto.

LACRIMA-CHRISTI. Vino moscatel que se coge sobre el monte Somma, cuyo cráter volcánico apagado, está situado cerca del Vesubio

El saco lacrimal es una bolsita membranosa, oblonga, alojada en un pequeño canal óseo formado por el hueso unguis y por la apófisis ascendente del hueso maxilar superior. Remata superiormente en un cabo sin salida, se angosta poco a poco hácia la parte inferior, y acaá ba por formar un todo continuo con el canal lacrimal, que se dirige oblicuamente hácia abajo, á lo largo del borde interno de la fosa orbitaria, para ir abrirse en el meato inferior de las fosas nasales.

La carúncula lacrimal, pequeño cuerporo

jizo y aparentemente carnoso, se halla en el ángulo interno del ojo; está formada por una reunion de foliculos mucosos, cubiertos por un repliegue de la conjuntiva, y sus funciones son segregar un humor mucoso que lubrifica los puntos lacrimales.

Las lágrimas facilitan los movimientos del globo del ojo y de los párpados, manteniendo el pulimento y la trasparencia de la córnea. Constituyen las lágrimas algunas subsales de sosa y de cal, moco y agua en abundancia. En el estado ordinario son alcalinas; pero cuando el ojo está irritado, se vuelven ácidas.

El aparato lacrimal existe, mas o menos modificado, en los animales vertebrados, esceptuando, sin embargo, los peces, que carecen de él, asi como todos los animales de las clases inferiores. Por lo demas es claro que semejante aparato les seria del todo inútil en razon del medio en que viven.

Las vias lacrimales están sujetas á diversas enfermedad: tales son el tumor y la fistula lacrimales. La fistula lacrimal proviene ordinariamente de la obliteracion del canal nasal, ỏ de la atonía del saco lacrimal, lesiones que se oponen á que las lágrimas lleguen hasta la nariz. La fistula va ordinariamente precedida del tumor lacrimal, y éste consiste en una tumefaccion blanda, circunscrita, indolente, situada debajo del ángulo mayor del ojo, y formada por la dilatacion del sacro lacrimal, dilatacion que tiene por causa la inflamacion y el espesamiento de la membrana mucosa del canal nasal. Cuando el tumor lacrimal se ulcera, resulta una abertura por la cual saltan las grimas corriéndose por la megilla.

rillento que se llama calostro. La cantidad de esta secrecion puede ya de antemano darnos á conocer la leche que tendrá la madre despues del parto; pero lo que sobre todo nos ayudará á resolver con algun grado de certeza nuestras dudas es la calidad.

Cuando sobre el octavo mes del embarazo la cantidad de calostro es escasa, y este, al depositarlo en un cristal de reloj ú otro cuerpo trasparente, aparece como una agua ligeramente gomosa sin presentar estria alguna blanquecina, puede casi asegurarse sin recelo que la madre tendrá escasa y poco nutritiva leche. Aun cuando la cantidad de aquella secrecion sea abundante, tampoco auguraremos muy bien de la suficiencia nutritiva de la futura leche, como no manifieste mas o menos aproximadamente las calidades que caracterizan la escelencia de esta secrecion. Pero si á una cantidad regular de calostro se une el que este líquido contenga una materia amarilla, mas o menos espesa, que forme contraste manifiesto con todo el líquido tanto por su color como por su consistencia, presentándose bajo la forma de estrias, es seguro que, aparte los trastornos fortuitos que puedan sobrevenir, la madre tendrá buena y abundante leche. El exámen microscópico acabará de convencernos, porque podremos observar con él los glóbulos lácteos y los cuerpecillos granulosos de que abunda.

De suerte que el conocimiento prévio de la calidad del calostro nos permitirá formar una idea de la clase de lactancia con que se alilá-mentará el recien nacido, y podremos de antemano tomar las oportunas disposiciones, ya para que sea materna, ya por nodriza, ya artificial, que son las tres clases de lactancia que se conocen.

La epifora ó lagrimeo es un fenómeno que se presenta en el estado fisiológico siempre que las lágrimas segregadas en demasiada abundancia se acumulan delante del ojo y fluyen involuntariamente sobre la megilla. A menudo tambien es la epifora uno de los sintomas de alguna enfermedad de las vias lacrimales, y se manifiesta cuando las lágrimas no pueden atravesar libremente los canales destinados á llevarlas á las fosas nasales. Asi es que la epífora ó el lagrimeo acompaña siempre la reversion de los párpados, la atonia y la ulceracion de los puntos lacrimales, el tumor y la fistula lacrimales, etc. Por consiguiente, para remediar esta incomodidad es fuerza combatir la afeccion de la cual se origina.

LACTANCIA.(Fisiologia é higiene.) Con esta voz se designa aquel periodo durante el cual el niño provee á su subsistencia mediante la leche que le facilita el seno materno. Para que haya lactancia debe haber lactacion, es decir; secrecion láctea. Diremos, pucs, de ella dos palabras.

Lactancia materna. Sabido es que, en cuanto quepa, la madre debe ser la nodriza de su hijo, no solo porque tal es su mision sobre la tierra, sino porque es el alimento mas adecuado al nuevo ser que durante nueve meses ha estado nutriéndose de su sangre. Para éste es mas ventajosa la leche mediana de su madre, que la mas escelente de una nodriza; y tal muger criará robusto y rollizo á su hijo, al paso que, con los mismos o mayores cuidados, no podrá impedir que se desmejore y ahile lá mejor criatura de otra madre.

Hay, no obstante, circunstancias en que, aun teniendo la madré buena y abundante leche, no debe amamantar á su hijo, y una de ellas es el estado de su salud. Dificil es asignar las condiciones de salud que debe tener la madre para exigir de ella el cumplimiento de esta obligacion, ni qué enfermedades la imposibilitan completamente de verificarlo, puesComienza la lactacion casi al propio tiem-io que no es tanto la aparente fuerza y robuspo que el embarazo; ó por lo menos al poco tez esterior la que debe guiarnos, como su tiempo de efectuado éste, sufren las glándu- buena constitución, es decir, la seguridad de las mamarias una modificacion tal, que las que no está inficionada su naturaleza con ninobliga á segregar un líquido blanquecino ama- I gun maligno gérmen hereditario, ó que pueda

ser trasmitido con la leche, ó que pueda desarrollarse, bajo el influjo de la lactancia, de un modo tal, que comprometa la salud ó la vida de la madre.

El sueño tranquilo, profundo y suficientemente prolongado, es tanto mas necesario que la misma alimentacion para reanimar las fuerzas: esta es tal vez una de las causas no despreciables que influyen en las grandes poblaciones para impedir que las madres se mantengan convenientemente, y que sus hijos se desarrollen á proporcion. Esa funesta costumbrc de negar al cuerpo el descanso de toda la noche, degenera las constituciones, predispone á los accidentes nerviosos y altera el buen órden de todas las funciones; si á esto añadimos que algunas madres, en su exagerado cariño, se creen que debeu dar de mamar á cada mo

velan y no descansan con el temor de que estos sufran, fácilmente concebiremos los estragos que tan desarreglado método debe causar en su naturaleza y en su leche, y en el niño que de ella se alimenta.

Como es imposible encontrar madres con toda la robustez que se exige á las nodrizas, pues si tal optimisino pretendiéramos, deberíamos renunciar á que los mas de los hijos fuesen criados por sus madres, es de aqui que nos bastará, para que no les pongamos impedimento á que lo verifiquen, el estar seguros de que ni la familia de la madre ni esta padecen ningun vicio herpético, ni escrofuloso, ni se sospecha disposicion á la tisis; que su temperamento no es muy linfático y que no hay ten-mento á sus hijos; que por lo mismo se desdencia á ninguna afeccion crónica; que la madre está dotada de una mediana fuerza y de unas carnes regulares; que el apetito es bueno, y que las funciones digestivas se desempeñan bien; que las fuerzas se reparan á proporcion del alimento y del sueño; que este es completo y reparador, y que la leche es buena y abundante. No deben las madres hacerse ilusiones acerca de las calidades futuras de su leche porque vean que esta al principio es abundante, y su hijo se da por satisfecho con ella, puesto que rara será la muger que en los primeros tiempos despues del parto no tenga hasta exagerada la secrecion láctea, al paso que las necesidades del niño se dan por satisfechas con una leche serosa y escasa de principios nutritivos. Al cabo del mes ó seis semanas es cuando se echan de ver tan quiméricas ilusiones, es cuando la madre al observar que se marchitan sus pechos y que desaparece su leche, al contemplar el rápido desmedro de su hijo que á pasos agigantados se muere de inanicion tiene que confesar, con dolor suyo, su impotencia.

No bastan, no, los buenos deseos de la madre, si no se ven secundados por las buenas disposiciones de su naturaleza, y estas pueden llegar á pervertirse si no se guardan las debidas consideraciones y se tienen los indispensables cuidados que exige su situacion. Un celo mal entendido es causa de que las fuerzas de la naturaleza se agoten antes de tiempo, de que se pierdan las madres y pierdan á sus hijos. No es teniendo de estos un asiduo cuidado, velándoles noche y dia, cercenando el sueño y el descanso, descuidando su alimentacion y reparacion de fuerzas, etc., como cumplen mejor sus deberes; no es sacrificándose por sus hijos como serán mejores madres, sino conservándose para ellos.

Téngase sentado por base general, que toda madre ó nodriza que quiera conservarse y conservar al niño confiado á su cuidado, tiene que reparar convenientemente las pérdidas de cada dia, lo cual solo el alimento y el sueño se lo pueden proporcionar, porque no basta comer, y comer bien, para que las fuerzas se repongan, sino que es necesario descansar, es indispensable dormir.

En las grandes ciudades, cuando la madre no goza de aquella envidiable robustez de las montañesas, debe abstenerse todo lo posible de dar de mamar á su hijo durante la noche: es decir, que solo le dé una ó dos veces en las largas noches de invierno, y una, todo lo mas, en las de verano: en una palabra, debe partir del principio que necesita dormir tranquilamente y sin recelo seis ó siete horas todas las noches.

Viven muy equivocados todos los que creen que este régimen no puede convenir á los niños; y de su utilidad se convencerian si reflexionasen que el niño, mas aun que la madre, necesita tambien descansar; que durante el sueño la digestion es mas lenta y por consiguiente menos imperiosa la necesidad de alimento, y sobre todo, que es muy conveniente acostumbrar á los niños á que duerman seguidamente algunas horas.

Es indudable que en los primeros tiempos despues del nacimiento ni el niño puede coger sueños tan largos, ni su estómago pasar tantas horas sin recibir alimento; pero este inconveniente se remedia atendiendo de vez en cuando á sus necesidades con alguna cantidad de leche debilitada con agua de cebada que puede administrarle cualquiera niñera ó criada.

Escusado es añadir que este método exige la separacion del niño de la cama de su madre, pues que de otro modo no se lograria el principal objeto, que es facilitar el sueño de aquellà; pero como aquel necesita de un calor que ayude al suyo, insuficiente por sí solo para resistir á las injurias atmosféricas, se procurará escoger una persona de confianza, de salud bien cimentada, que se encargue de prodigar al niño, durante el descanso de la madre, los cuidados que éste necesita. Se nos objetará, tal vez, el temor materno, la dificultad que hay en separarse del tierno fruto de sus entrañas, el recelo de que no le cuiden bien; recelos muy fundados, temores justos y atendibles i

la organizacion de la sociedad no nos obligara | conservada, se demacró visiblemente, su piel å prescindir de ellos mas tarde ó mas tempra- adquirió habitualmente un calor incómodo, no. ¿Acaso los peligros que corre el niño contrajo tos, se declaró una fuerte opresion en cuando ya mayorcito se confia á una niñera, el pecho, se presentaron sudores vespertinos, son menores de los á que se ve espuesto al y en menos de quince se declararon todos los nacer depositado en manos de una persona es- síntomas de una tisis confirmada. Hubo neceperimentada? ¿Y puede prescindir una madre sidad de suspender la lactancia, y en su conde familia, á cuyo cargo corre el cuidado de la secuencia se trató de suprimir la lactacion. casa; la muger de sociedad que tiene que cum- Conseguido esto, desaparecieron todos los acplir con los deberes que esta le impone, puede cidentes, y se restableció su salud, sin que en prescindir de confiar su hijo á una niñera? Y el trascurso de tres años que van pasados hasi esto exige y á esto se allana, porque por ya reaparecido ningun síntoma sospechoso. su posicion no puede evadirlo, ¿por qué no allanarse desde luego cuando lo exige la naturaleza, cuando lo exigen la conservacion del individuo en su salud y la conservacion de la especie en su hijo?

No basta que las madres tengan suficiente y buena leche, que disfruten de buena salud, para poder criar á sus hijos; sino que se necesita tambien voluntad decidida para ello, inclinacion natural al desempeño de este deber. Por esto debe dejarse á las madres, hasta cierto punto, en completa libertad de dar ó no de mamar á sus hijos: enhorabuena que se les hagan las reflexiones oportunas, que se las convenza moralmente para que ellas por un acto espontáneo acepten su santa mision, pero evítese toda coaccion física ó moral; que para nada entre en su resolucion el temor de la amenaza ó de incurrir en el desagrado de una persona querida. Todas nuestras acciones necesitan vocacion, si se quiere que su desempeño sea cual corresponde; para esto la naturaleza nos induce á ellas; si esta se mantiene sorda á nuestra voz, no la forcemos, porque serán incompletos los resultados.

Una muger de cuarenta años, portera de una casa, habiendo perdido sucesivamente todos los hijos que dió á criar á varias nodrizas, se resolvió á amamantar por sí al último que tuvo en la edad indicada: esta muger vigorosa y bien constituida, se dedicó con ardoroso celo y maternal cariño á la empresa que se propusiera; á los nueve meses daba aun de mamar á su hijo quince ó veinte veces al dia, pero llegó á un estremo tal de enflaquecimienio, cayó de improviso en una debilidad tal, que no hubo medio de reponerla; dos dias despues murió esta infeliz muger completamente estenuada..

Finalmente, una muger, jóven aun, despues de haber dado sucesivamente á luz cinco hijos y dádoles de mamar á todos sin el menor inconveniente, mientras amamantaba al sesto se vió acometida de accidentes nerviosos, de síncopes y de una debilidad general tan grande, que llegó á temerse por su vida. En vista de su fatal estado destetó al niño, pero difícilmente, y solo á espensas de mucho cuidado y esmero, pudo despues de mucho tiempo recobrar las fuerzas y la salud.

Tambien imposibilitan la lactancia materna En el artículo INFANCIA indicamos ya la las consecuencias á que á veces da lugar. Al-educacion que en cierto modo debe darse á los gunas madres ó nodrizas engordan y disfrutan niños desde que vienen al mundo; y aqui dede mas apacible bienestar mientras crian que bemos recomendar de nuevo á las madres la en las demas épocas de la vida; al paso que necesidad de que se atemperen á nuestros presus hijos se mantienen tambien frescos y ro- ceptos. En prò de sus intereses y en el de sus llizos; estas son las nodrizas por escelencia, hijos se lo aconsejamos; entrambos reportarán estas reunen todas las cualidades que se pue- provecho de su observancia. Verdad es que la den exigir de una muger para que pueda ama-educacion fisica de los niños, asi como su edumantar á su prole: pero otras, sin dejar de criarles sanos y robustos, decaen en su naturaleza, languidecen y se deterioran; es decir, que sus hijos viven á espensas de su propia vida, á la cual consumen y aniquilan á medida que ellos engordan, verdaderos vampiros que solo viven de la vida de los demas. La madre que tenga esta desgracia, debe dejar de amamantar á su hijo en cuanto eche de ver su deterioro, y antes de que sea imposible la reparacion. Varios casos podriamos citar en apoyo en nuestra opinion, pero de entre ellos entresacaremos tres como tipo de los demas. Una señora muy rubia, de buen talante y mejor constitucion, aunque algo linfática, amamantaba su tercer hijo, que no podia estar mejor. Casi repentinamente llegó un dia en que se sintió debil; y esta muger, antes tan fresca y bien

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cacion moral, exige continuados sacrificios, pero menos aun de los que se cree: no son precisamente el reposo, los placeres, la libertad y los goces sociales lo que debe sacrificárseles, sino las inclinaciones, los primeros impulsos del corazon, tan dificiles de reprimir en un alma tierna y en una organizacion nerviosa. Es tambien necesario saber regularizar los cuidados maternos para dotarle de un buen temperamento y de una buena salud, como dirigir sus instintos y gobernar su voluntad para formar su carácter y desarrollar en él los buenos sentimientos; para esto es preciso ante todo amarle solo por él mismo, por el interés de su porvenir mas aun que por el de su presente; evitar los peligros de una sensibilidad escesiva, y no ceder á esas debilidades que tan grato es satisfacer, y que tan peligrosas

son para el niño, ó bien comprar su reposo á costa de una indiferencia cuyos funestos efectos recaen sobre él mismo.

adelantando en edad, solo en las primeras seis semanas deben ser cortos; mas adelante basta con que sean de tres horas para que pueda quedar satisfecho; si la nodriza es buena, y la leche es abundante, no hay inconveniente en que sean mas largos.

Es preciso que la madre sepa resistirse á los caprichos que en edad temprana se manifiestan, evitar los malos hábitos, y que cuando esté cierta de que su hijo tiene todo lo que necesita, que ha mamado lo bastante y que nada

La madre debe tener la suficiente serenidad para conservar el mayor órden en el desempeño de sus funciones, sin agitarse ni inquietarse por las ocurrencias que sobrevengan. La lactancia exige cierto método, y que se regularicen todo lo posible los intérvalos, á fin de que estas especies de comidas guarden entre si la debida proporcion. Les aprovecha mas á las criaturas esta distribucion metódica delle duele, sepa distraerle y hasta soportar sus alimento, que una alimentacion irregular, que ora deja pasar mucho tiempo sin alimentarse al niño, ora sobrecarga su estómago con repetidas cantidades de leche sin darle tiempo para digerir la introducida anteriormente. Todos los observadores están acordes sobre este punto, y es tan cierto que la organizacion se aviene perfectamente con la regularidad, como que lo atestigua por la regular repeticion de sus actos y por los hábitos que contrae en muchas funciones.

El recien nacido necesita mamar con frecuencia, no á cada instante y desmedidamente como les dejan algunas madres y nodrizas, sino á intervalos aproximados, con aquellas modificaciones que en casos raros exigen la fuerza y el apetito de los niños. En los primeros dias de su existencia debe dársele á mamar cada dos horas, y mas á menudo aun si el niño es débil ó está hambriento; asi es que puede fijarse el máximum de intérvalo, en las circunstancias ordinarias, en tres horas, y el minimum en hora y media. Por lo que respecta á la cantidad de leche, no hay inconveniente en dejarles satisfacer su apetito.

Esta regularidad no debe tampoco ser tan absoluta, que si el niño duerme en un sueño profundo se le vaya á despertar solo porque es ya la hora de darle á mamar, pues seria un absurdo querer guardar en esto una precision matemática. Hay, no obstante, casos en que este sueño se prolonga mas allá de lo regular; cosa que acontece á los niños bien constituidos, robustos, y sin ningun sufrimiento, á quienes satisface completamente la leche que maman: pero tambien sucede que niños débiles y mal nutridos caen en un prolongado sueño cuando no hallan en la leche una alimentacion bastante sustanciosa, ni bastante abundante, como si de este modo quisiera la naturaleza compensar la insuficiencia del alimento. Asi es que el sueño prolongado, tanto podra ser signo de una buena y abundante leche, como del estremo contrario; la aclaracion de esta disyuntiva la encontraremos, ya en el exámen de la leche, ya en lo que aproveche al niño; este debe aumentar sucesivamente en peso y volúmen. Calcula se en una libra cada mes (hasta la edad de seis) lo que pesa de mas el alimentado por una leche mediana.

Los intervalos en que se dé de mamar deben ser mas largos à medida que el niño va

gritos sin ceder á nuevas exigencias; esto es tan esencial que debiera sentarse como un axioma: que toda madre que no sepa hacerse indiferenie á los lloros de su hijo, es incapaz de darle una buena educacion.

Al principio los lloros del niño son una funcion cuyo ejercicio le es tan necesaria, de vez en cuando, como el de cualquiera otra; y puede asegurarse que desde el momento en que no tiene la madre bastante dominio sobre sí misma para oir sus gritos sin impacientarse, ni alterarse, ni asustarse, sin quererlos acallar á todo trance, por todos los medios posibles, dándole el pecho cuando sin necesidad lo pide, y mas adelante, concediéndole todo lo que pide, desde aquel momento pierde sobre él toda la autoridad que tanto necesita conservar; ya no hay que esperar que pueda dirigir debidamente su educacion física, y mucho menos su educacion moral: ya no es la madre la que gobernará al hijo, si no éste el que dominará á la madre. Tambien es tan imposible, por no decir nocivo, tratar de consolar todos los dolores de la infancia y evitarle todos los disgustos, como querer prevenir ó curar inmediatamente todas sus incomodidades, todas las pequeñas indisposiciones á que es tan propensa. La prudencia y la calma son tan necesarias en un caso como en otro; se puede hacer mucho daño, sin que se les facilite nunca ninguna ventaja positiva, cuando se intenta hacer resistencia á esta ley de la naturaleza, pues que se trata de emprender una obra imposible: bay en la infancia ciertas penas, como ciertas enfermedades, que es mas peligroso quererlas curar que saber hacerlas conllevar.

Cuando, ya por las circunstancias espresa. das anteriormente, ó por otras especiales, renuncia la madre al grato placer de criar su hijo, es preciso recurrir ó á nodrizas ó al biberon. Mas antes de descender al exámen de estos dos medios de lactancia, bueno será hacer entender à aquellas madres que se resisten al cumplimiento de su deber solo por las penalidades que este lleva consigo, que aquellas no son menores cuando se da á una nodriza, lo cual envuelve tambien la responsabilidad de los perjuicios que innecesariamente se causen al tierno niño, y que son harto frecuentes con esas mugeres mercenarias. Al parecer, nada mas sencillo que entregar el niño á una nodriza, y se acabaron los cuidados, los que

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