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riadores orientalistas, gravadores, litógrafos y pintores. El naturalista sin salir del Museo de Madrid, podrá hacer interesantes estudios de metalurgía y de anatomía comparada; sin que falten objetos que dibujar y escribir. Para las cuestiones geológicas, el suelo de España es seguramente uno de los mas preciosos para consultar; y con respecto á la botánica, es indudable, que ademas del jardin especial de Madrid, todas las provincias, con especialidad las de la zona meridional suministrarian un estenso contingente de observaciones y descubrimientos. Solo en Sierra Morena, en esa cadena frontera del norte y del mediodia que separa el espino majuclo del alóe, y el roble de la palma, podria hacerse una flora.

El arqueólogo desde luego podria servirse de esa inmensa coleccion de medallas de cuya desordenada riqueza ya hice mérito, de las ruinas de todas las edades, y de todos los pueblos que han brillado en la antigua Europa, de algunos restos célticos, fenicios y griegos, de los toros cartaginenses de Gui. sando, del aqueducto romano de Segovia ó los vestigios de Itá liea, de la fortaleza Arabe de Alcalá de Guadaira, ó el palacio morisco de Granada. El arquitecto no seria menos favor ccido. Remontando el curso de la ciencia podria pasar del Cas tillo de Aranjuez al convento del Escorial, y de alli á las catedrales góticas de Toledo, Burgos y Santiago; podria tambien comparando al arte cristiana la musulmana, y buscando en esta el origen de aquella, trasladarse del palacio Moro de la Alhambra, al Arabe de Sevilla, en seguida á la mezquita de Córdova, primera importacion, y_modelo sublime del esti to bisantino, es decir, del arte Europeo renovado por el Oriental.

Al historiador se le abririan depósitos preciosos: los archivos del cabildo de Toledo, en donde se han conservado piezas originales desde los concilios de los Godos; los archivos de Simancas en donde se reunen todos los actos públicos y privados de la Monarquía Española, desde la fundacion del Reino de Castilla; los archivos de Indias en Sevilla en donde se han recogido y clasificado metódicamente todos los documentos de la historia de las Américas, desde el título espedido por los Reyes Católicos á Cristobal Colon. El orientalista podria por su parte encerrarse en la soledad del Escorial, arrojarse al des

eubrimiento entre muchos miles de manuscritos árabes, y continuar por último esplotando esa mina preciosa que apenas abrieron superficialmente Casiri y Condé.

En cuanto al gravador y al litógrafo, no necesito decir que se verian embarazados para elegir. El Museo cuyos tesoros intenté á lo menos enumerar, les suministraria materiales para ocuparse no durante su viaje, sino toda su vida, y la de veinte artistas mas. Resta el pintor, ó mejor diré el aficionado á la pintura, que tampoco estaria ocioso. Desde luego querria que estuviese comisionado de proponer, de arreglar algunas permutas entre nuestro Musco y el de Madrid, pero con el bien entendido de reservar, como una garantía constitucional,, la ratificacion parlamentaria á nuestros tres poderes. Quisiera tambien que estuviese encargado de comprar algunos cuadros. El momento es favorable y la ocasion oportuna. Todas las grandes familias de España están arruinadas; apenas les queda do, su antiguo esplendor, mas que una turba de criados con andrajosas libreas, y unas galerias de cuadros, que presto estarán espuestos á la intemperie, por carecer de techo que los cubra. Por otra parte los conventos se hallan amenazados; no, puede estar lejos el dia de entregar á la agricultura las hacien das de esas manos muertas, sus vastos edificios á la industria, y sus reclusos á la poblacion: entonces todo el espolio se sacará á pública subasta. Seguramente que con los nobles y re ligiosos, hay, como suele decirse bucnos negocios que hacer, y mucha seria la torpeza, si volviéndose á enagenar en Francia, no se cubriesen con su producto los gastos del viaje, com, prendiendo en él, los de la gran obra que reuniendo los trabajos de sus miembros, perpetuase on un libro monumental, la memoria de la espedicion.

¿Qué obstáculo puede pues oponerse, á esa pacífica esplo racion de la España, á esa visita de amigos esclarecidos? Se teme acaso la desconfianza del gobierno, ó la envidia de los sábios y de los artistas nacionales? Es preciso desengañarse; nuestros sábios y artistas hallarian en todas partes proteccion y buena acogida; podrian entregarse con entera libertad á los trabajos, pero desconfiando siempre de los sétos de los caminos reales. ¿Se dudará acaso que pueda formarse por medio de un alistamiento voluntario, una compañía completa, inteligen

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te, y que estuviese convencida de que el ecsito habia de ser feliz ? Eso seria injuriar al ardor y á las luces de nuestra estudiosa juventud: en verdad que no habria mas obstáculos que vencer, que elegir con justicia entre la multitud de aspirantes. Se objetaría por último la dificultad de la anticipacion del dinero?¡Valgame Dios! Todos los gastos de la espidicion se cubrirían con la centésima parte de los fondos secretos.

Por lo demas, solo anhelo que el gobierno favorezca en beneficio de las ciencias y de las artes una espedicion de descubrimientos en España, ó que algunos sábios artistas dirijan ⚫á ella, aunque aislados, interesantes y fructuosas peregrinaciones, y me contemplaré feliz, si de algun modo he contribuido á su decision, bien persuadido de que no se arrepentirán, ni tendrán el menor sentimiento por haber acometido esa empresa. Al compilar esta parte de mis memorias, al intentar hacer esta incompleta descripcion del Museo de Madrid, no he llevado otro objeto, que el de provar, por medio de un ejemplo, la importancia de las riquezas intelectuales que encierra la España, y el de inclinar hácia esa tierra, todavia virgen, el gusto de las esploraciones y de los estudios. Con este voto emprendí mi trabajo, y con el mismo concluyo.

FIN.

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